Sin abandonar nunca el periodismo ni la escritura para niños, Rodari retoma, en la década de los años sesenta, su vocación inicial, la de pedagogo, y comienza a visitar las escuelas italianas para trabajar con los niños. Este contacto directo con la visión infantil no sólo le da una fuerza imaginativa a su obra literaria, sino que lo lleva a consolidar su mayor aporte a la pedagogía para la infancia a través de su libro Gramática de la fantasía, que dio a conocer en 1973. Leer más
Fuente: http://cuatrogatos.org/
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