miércoles, 31 de mayo de 2023

"VISITA AL PURGATORIO". Un poema de Susana Cabuchi

El cartel anuncia
“El Paraíso”.
Aquí están
la directora del colegio,
la fundadora del Teatro Vocacional,
el carnicero,
el prestamista, el notario.
–Sí madre,
traigo galletas,
sacaremos una mesa,
jugaremos a la confitería,
tomaremos el té.
Las pequeñas carrozas
–trípodes, andadores,
sillas de ruedas–
giran.
Aferrados al pasamanos
los caminantes
repiten la peregrinación,
como antes en la plaza,
ahora a orillas de la ciudad,
a orillas de la vida,
con las máscaras de la vejez,
con los pesados trajes,
marchitos.
Sí madre,
soy la tía Emma
y también soy Susana.
Entre sombras
la comparsa emite
entrecortados llantos, gemidos secos.
–No madre, sus padres
no la olvidan,
están muy ocupados.
Cuando puedan
vendrán
con un ramo de rosas.


martes, 30 de mayo de 2023

El arte de leer ficciones. Un artículo de Alberto Manguel.

Una lejana tarde, hace más de cinco milenios, cierto inspirado antepasado nuestro tomó una invención burocrática —la escritura, empleada hasta entonces para contabilizar mercadería y ganado— y la utilizó para imaginar el mundo en palabras. La invención de historias, que hasta entonces había sido un arte oral, fue liberada así de los límites impuestos por el tiempo y el espacio, y nos permitió aquello que Quevedo llamó la “conversación con los difuntos”. Desde entonces, los lectores gozamos de esa generosidad que nos permite, a través de inspiradas mentiras, conocer (en parte, al menos) la verdad del mundo. Hoy se dictan cursos de ética a través de los dilemas propuestos por "Los hermanos Karamazov" y Madame Bovary, y los fisiólogos nos dicen que los caminos neuronales que nuestro cerebro forja para tomar decisiones morales se aprenden en la infancia leyendo Robinson Crusoe y los libros de Alicia. No sabemos qué pensaban los primeros lectores de sus novelas.

[...] Lo cierto es que, desde siempre, para incitar a los lectores a tomar parte en un juego literario en el que ellos pretenden creer en la mentira y la novela pretende decir la verdad, los autores han inventado un sinnúmero de ardides. Afirmar, por ejemplo, que el texto es un manuscrito perdido, la confesión de un testigo, o las memorias del protagonista; introducir personajes reales, eventos históricos, o mapas y documentos; mentir con la verdad: disfrazarse de ensayo crítico, de crónica verídica, o de informe policial. El proceso es interminable: cada vez que el escritor inventa una nueva trampa, el lector cae en ella, la reconoce y de inmediato exige otra. A esa sucesión de trampas y escapatorias le damos el nombre de literatura.

[...] En tal campo minado ¿cómo saber qué es una novela? Bajo la apariencia de una obra teatral (La Celestina de Rojas), de una abultada correspondencia (Las relaciones peligrosas de Laclos), de un álbum de fotos comentado (Austerlitz de Sebald), de un poema (Eugene Onegin de Pushkin), el mundo ha sido contado y vuelto a contar para nosotros por los novelistas y, con inagotable apetito, los lectores seguimos pidiendo que nos lo cuenten. Somos fieles a las palabras de Juan, y sabemos que en el principio fue (y sigue siendo) el Verbo.

Tres lectores ilustres, tres modos de leer el mundo. Hacer nuestro un texto querido, memorizándolo, para que forme parte de la biblioteca de nuestra memoria; dejarnos aplastar por una historia, para que se vuelva nuestra la emoción y la sabiduría que nos otorga; tener el coraje de decir que un libro nos gusta o no, aunque sea un clásico reconocido, modificándolo según nuestro criterio. Estos son los derechos, y tal vez las obligaciones, de todo lector de novelas.


Fuente:
Alberto Manguel (2012). El arte de leer ficciones. El país: Cultura.

lunes, 29 de mayo de 2023

"EL TERROR". Un cuento de Vladimir Nabokov

A veces me ocurría lo siguiente: después de pasar la primera parte de la noche trabajando en mi escritorio, esa parte en que la noche inicia su penoso ascenso, yo salía del trance en el que mi trabajo me había sumergido en el momento preciso en el que la noche alcanzaba su cima y se demoraba vacilante en su cumbre, dispuesta a emprender el descenso hasta el aturdimiento de la aurora; entonces, me levantaba de la silla, aterido y totalmente agotado, y al encender la luz de mi dormitorio me veía de repente en el espejo. Lo que pasaba era lo siguiente: durante el tiempo que había estado absorbido en mi trabajo, me había separado de mí mismo, una sensación semejante a la que se experimenta cuando te encuentras con un íntimo amigo después de años de separación: durante unos pocos momentos vacíos, lúcidos pero también detenidos, le ves bajo una luz totalmente diferente aun cuando te das cuenta de que el hielo de esta anestesia misteriosa se derretirá y la persona a la que miras revivirá, su carne se encenderá cálida, volverá a ocupar su lugar, y te resultará de nuevo tan próxima que ningún esfuerzo de la voluntad podrá hacer que vuelvas a captar aquella primera sensación fugaz de enajenamiento. Así, precisamente así, me sentía yo, contemplando mi figura en el espejo y sin lograr reconocerla como mía. Y cuanto más examinaba mi rostro —esos ojos extraños e inmóviles, el brillo de unos pelillos en la mandíbula, aquella sombra que recorría la nariz—, y cuanto más insistía en decirme a mí mismo: «Ése soy yo, ése es tal y tal», menos claro me parecía por qué aquél tenía que ser «yo», más difícil me resultaba conseguir que el rostro del espejo se fundiera con aquel «yo» cuya identidad no conseguía captar. Cuando hablaba de mis extrañas sensaciones, la gente se limitaba a observar que el camino que yo había emprendido acababa en el manicomio. De hecho, en una o dos ocasiones, ya muy avanzada la noche, me detuve a contemplar mi imagen tanto rato que se apoderó de mí un sentimiento espeluznante y tuve que apagar la luz corriendo. Y sin embargo, a la mañana siguiente, mientras me afeitaba, no se me ocurría en absoluto cuestionar la realidad de mi imagen.

Otra cosa más: por la noche, en la cama, recordaba de repente que era mortal. Lo que ocurría entonces en mi mente era muy parecido a lo que sucede en un gran teatro cuando las luces se apagan de repente y alguien se pone a dar gritos histéricos en la oscuridad de veloces alas, y se le unen otras voces, provocando una tempestad ciega, en la que el trueno negro del pánico crece imparable…, hasta que de pronto vuelven las luces y la representación retoma su curso suavemente. Del mismo modo se asfixiaba mi alma cuando tendido boca arriba, con los ojos completamente abiertos, trataba con todas mis fuerzas de conquistar el miedo, de racionalizar la muerte, de www.lectulandia.com - Página 175 enfrentarme a ella de forma cotidiana, sin apelar a credo o a filosofía alguna. Al final, uno se dice a sí mismo que la muerte está todavía lejos, que habrá tiempo suficiente para razonar sus términos, y, sin embargo, uno sabe que nunca llegará a eso, y, de nuevo, en la oscuridad, en los asientos más baratos, en el teatro privado de uno mismo donde los cálidos pensamientos vivos acerca de las queridas minucias terrenales han desaparecido presas del pánico, se produce un grito de terror que se apaga luego cuando uno se da la vuelta en la cama y se pone a pensar en un asunto distinto. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 28 de mayo de 2023

"MEDITACIÓN EN EL UMBRAL". Un poema de la poeta mexicana Rosario Castellanos

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.

Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.

Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser.

sábado, 27 de mayo de 2023

"Suecia considera a las pantallas las responsables del descenso del nivel de los alumnos y quiere volver a los libros de texto". Publicado en Le Monde

Estudiantes de jardín de infantes trabajan con
tabletas en una escuela de Estocolmo

Basándose en el consejo de los médicos, el gobierno de centroderecha quiere reducir el tiempo que los estudiantes pasan frente a las pantallas y traer los libros de texto de vuelta a las aulas.

¿Fuimos demasiado rápido, demasiado lejos, demasiado pronto? Desde hace unos meses, esta pequeña música ha ido en aumento en Suecia. Cuestiona el lugar de las pantallas y la tecnología digital en las escuelas del reino, cuestionada por los profesionales de la salud.

El 15 de mayo, la ministra de Escuelas, Lotta Edholm, reaccionó enterrando la estrategia de la agencia nacional para la educación escolar (Skolverket) a favor de la búsqueda de lo digital, presentada en diciembre de 2022. En ese momento, ya, la ministra había expresado sus dudas, en una columna publicada por el diario Expressen, el 21 de diciembre. Calificó el uso de la tecnología digital en las escuelas suecas como "experimentación" y se mostró molesta por "la actitud acrítica que consideraba, casualmente, como buena la digitalización, cualquiera que fuera su contenido" , lo que llevó a "la estantería" del libro de texto, que recordó que tiene "beneficios que ninguna tableta puede reemplazar".

Para remediarlo, el Gobierno de centroderecha ha anunciado que liberará 685 millones de coronas (60 millones de euros) este año y 500 millones (44 millones de euros) anuales en 2024 y 2025, para acelerar la vuelta de los libros de texto a las escuelas. “Esto es parte del regreso de la lectura a la escuela, en detrimento del tiempo de pantalla ”, explicó la ministra. Objetivo: garantizar un libro por alumno y por asignatura.

viernes, 26 de mayo de 2023

"CUERVOS SOBRE UNA CHIVA". Un cuento de María Teresa Andruetto

Cuando abrió los ojos, sin comprender todavía dónde estaba, creyó verse otra vez en aquella casa, tirada en el suelo con aquel peso encima y las rosas tan cerca de la nariz; pero estaba ahí, acostada en la cama, como está desde hace días. El hombre del sueño, como el verdadero, era viejo y gordo, y llevaba un reloj de cadena. La tarde en que lo vio por primera vez, aquel verano, tenía puesto un traje oscuro con chaleco. Ella lo ha seguido mirando como si un foco de luz, un círculo, lo hubiera acorralado hasta la muerte. Junto a la cama hay un velador, una lamparita con una pantalla de tela floreada que Ivonne le trajo ayer, para que lea fotonovelas por las noches, cuando el sueño se va sin que ella sepa adónde; pero ella no puede leer porque le da la fiebre.

Se acostó con el viejo muchos años, ya no recuerda cuántos, hasta que él no pudo más que tocarla; y si se quedó a su lado fue por no darle a su madre un disgusto. En ese tiempo, olía su perfume dulzón sobre la piel floja del cuello y sentía el peso de su vientre encima de ella, y miraba, como ahora mira, el techo, pero con él encima; y no estaban las manchas en la pared, sino una araña de caireles que sonaban con la brisa. Los hombres que vinieron después también la habían montado torpemente, pero a ella nunca le dieron asco. Eran hombres que eructaban cebolla, ajo, las comidas que cocinaba Eudora, y sin embargo a ella nunca le dieron asco. Algunos tenían unos espolones como de gallos bajo los dedos de las manos, de tanto tirar las sogas, de amarrar las barcas, y a ella le gustaba dejarse restregar los pezones con esas manos y le venía, por las mañanas, cuando lo recordaba, como una cosquilla allá abajo y la certeza de que se estaba mojando. Tal vez no le dieran asco porque eran jóvenes, hombres que tiran los tientos y se queman al sol y que luego en la noche necesitan, después de comer en lo de Eudora, una mujer para echarle todo, la bronca y todo también adentro. Le parece que aun a los que se le subieron nomás una vez, los ha querido un poco: hombres que trabajan toda la semana en los barcos trayendo la pesca y la única alegría que tienen es tomarse unas cervezas y pagarle a una mujer. Sabe que alguno le ha pegado la peste, la ha dejado podrida, sin poder trabajar, pero no lo culpa; no sabe quién es y si lo supiera no lo culparía. Ha disfrutado a su manera con esa vida que le tocó, ha tratado de sacarle el gusto. CONTINUAR LEYENDO


jueves, 25 de mayo de 2023

"12 DE JUNIO". Un poema de Susana Cabuchi

Esa mano que muere
no está sola.
El anillo dorado
la devuelve
a una danza de bodas
y a sus giros.
A una siesta
de parrales ardientes.
A los vinos
guardados
para las grandes fechas.
Está
el metal redondo
sosteniendo
que todo fue verdad.
El anillo de bodas
de mi padre,
en la mano, en la vida
de mi padre.
En el día de la muerte
de mi padre.

martes, 23 de mayo de 2023

"LOS GATOS DE ULTHAR". Un cuento de H. P. Lovecraft

Se dice que en Ulthar, que se alza más allá del río Skai, a ningún hombre le está permitido el matar un gato; y eso es algo que puedo muy bien creer cuando contemplo al que se enrosca ronroneando ante el fuego. Ya que el gato es un ser críptico, y está cerca de cosas extrañas que resultan invisibles para el hombre. Es el alma del viejo Egipto, el portador de cuentos sobre las olvidadas ciudades de Meros y Ofir. Es de la estirpe de los señores de la jungla y heredero de los secretos del África antigua y siniestra. La esfinge es su prima, y el gato habla su lenguaje; aunque el primero es más viejo que la segunda y recuerda cuanto ella ha olvidado.

En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran matar gatos, vivían un viejo campesino y su esposa, y disfrutaban tendiendo trampas y dando muerte a los gatos de sus vecinos. Por qué lo hacían no se sabe, excepto que hay quien aborrece los maullidos de los gatos durante la noche, y le enferma que merodeen por patios y jardines durante el crepúsculo. Pero, por lo que fuese, ese anciano y su mujer gozaban atrapando y matando a cualquier gato que se aproximara a su chabola; y a juzgar por algunos de los sonidos que se oían tras la caída de la noche, algunos ciudadanos suponían que el medio de muerte empleado debía ser sumamente peculiar. Pero la gente no discutía tales cosas con el viejo y su esposa; tanto por la expresión que se leía habitualmente en sus rostros marchitos como por el hecho de que su casa fuera tan pequeña y estuviera tan oculta en la oscuridad, bajo corpulentos robles, al fondo de un patio descuidado. Realmente, por mucho que los propietarios de gatos odiaran a esa gente extraña, aún los temían más, y en vez de encararlos como asesinos brutales se limitaban a cuidarse de que sus queridas mascotas, o sus cazadores de ratones pudieran extraviarse por la alejada chabola bajo los oscuros árboles. Cuando a causa de algún descuido inevitable se perdía un gato, y aquellos sonidos se alzaban en la oscuridad, el damnificado podía lamentarse impotente o consolarse dando gracias a la suerte de que no se tratase de uno de sus hijos el perdido, ya que la gente de Ulthar era sencilla y no conocía el origen de los gatos.

Un día, una caravana de extraños vagabundos del sur penetró en las estrechas calles adoquinadas de Ulthar. Oscuros viajeros eran, distintos a las demás gentes errabundas que pasaban por el pueblo un par de veces al año. En la plaza del mercado leían el porvenir a cambio de plata y compraban hermosas baratijas a los comerciantes. Nadie sabría decir cuál era la tierra natal de esos viajeros; pero se les había visto rezar extrañas plegarias y los costados de sus carros estaban decorados con exóticas figuras de cuerpo humano y cabezas de gatos, halcones, carneros y leones. Y el jefe de la caravana lucía un tocado con dos cuernos y un curioso disco entre ambos. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 22 de mayo de 2023

¿APOCALIPSIS O RENACIMIENTO? LA LECTURA EN LA DEFINICIÓN DE LA NUEVA CULTURA, un artículo de Juan Mata

Todas las mutaciones históricas generan incertidumbres y predicciones, y la actual, de una formidable magnitud, no podía escapar a ellas. Es probable que dentro de algunas décadas todas nuestras inquietudes sean enjuiciadas con asombro o jocosidad, pero las primicias tecnológicas nos imponen múltiples interrogaciones y conjeturas. Las controversias acerca del porvenir del libro y de la lectura oscilan entre los profetas del Apocalipsis, para los que el final de la "galaxia Gutenberg" provocará confusión y empobrecimiento intelectual, y los apóstoles de un nuevo Renacimiento, avivados por la incipiente y luminosa "sociedad de la información". He aquí una muestra de ambas posturas. La primera cita pertenece a Sven Birkerts y está tornada de su libro Elegía a Gutenberg. Elfuturo de la lectura en la era electrónica; la segunda procede de Socied@d digit@l, libro cuyo autor es José B. Terceiro.

Todo esto confirmó mi antigua sospecha de que, habiendo madurado en una cultura electrónica, mis alumnos de manera natural exhibirían determinadas habilidades y carecerían de otras. Pero las implicaciones, como empecé a darme cuenta, eran asombrosas, en particular si se las consideraba no como una carencia generacional temporal sino como un cambio permanente. [ ... ] Estrictamente, esto significaba: no sólo que una gran parte de nuestra población no era capaz de disfrutar de algunas obras 
literarias, sino que se estaba desarrollando una situación mucho más grave. De hecho, toda nuestra historia colectiva subjetiva -el alma de nuestro cuerpo social- se encuentra codificada en forma impresa. Codificada y transmitida durante incontables generaciones por medio de la palabra, sobre todo a través de los libros. No me refiero aquí a hechos e información, sino a datos intangibles algo más difíciles de captar: esas expresiones que nos dicen quiénes somos y quiénes hemos sido, que son el registro de los individuos que vivieron en distintas épocas y que, de hecho, constituyen reflexiones acumuladas de la especie. Si una persona se olvida de lo impreso -al hallarlo demasiado poco inmediato, demasiado complicado, irrelevante en comparación con la intensidad del presente-, entonces, ¿qué sucederá al sentido de continuidad y cultura de esa persona?

[ ... ] No es que esté a punto de sugerir que todo esto suceda por no leer a Henry James. Pero sí afirmo que de todo esto procede no poder leer a James o a cualquier otro mensajero de ese mundo reciente que se desvanece rápidamente. Nuestra repentina transición histórica hacia una cultura electrónica nos ha arrojado a un ámbito de ignorancia. Hemos sido despojados no sólo de las costumbres y maneras que nos eran conocidas sino, además, de los referentes morales y psicológicos que nos eran familiares. Al observar nuestra sociedad, ya no vemos líderes auténticos ni grandes sabios. No tenemos un gallardo Nuevo Mundo, sino un Nuevo Mundo terrorífico. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 21 de mayo de 2023

"EL ODIO". Un poema de Wislawa Szymborska

Ved cuan activo está
y qué bien se conserva
el odio en nuestro siglo.
Con qué ligereza salva obstáculos,
y qué fácil le resulta saltar sobre su presa.
No es como los otros sentimientos.
Más viejo y, a la vez, más joven.
Por sí mismo genera la causa
de su despertar a la vida.
Duerme a veces, pero jamás con un sueño eterno.
Y el insomnio no le resta fuerzas, se las da.
Buenas son las religiones,
con tal de estar en la línea de salida.
Buenas son las patrias,
con tal de lanzarse a la carrera.
Al principio, incluso la justicia funciona.
Después correrá solo.
El odio. El odio.
La faz se le retuerce en una mueca
de amoroso éxtasis.
¡Qué anemia y apatía
la de los otros sentimientos!
¿Desde cuándo la fraternidad
arrastra multitudes?
¿Ha llegado alguna vez la compasión
primera a la meta?
¿A cuántos voluntarios seduce la duda?
El odio sí seduce, ¡y cómo!, es perro viejo.
Avispado, listo, trabajador.
¡Cuántos cantares ha compuesto!
¡Cuántas páginas de la historia ha numerado!
¡Cuántas alfombras humanas ha desplegado,
en cuántas plazas, en cuántos estadios!
No nos engañemos:
sabe crear belleza.
Espléndidos son sus incendios en la negra noche.
Soberbias las humaredas de sus explosiones al alba.
Imposible negar el patetismo de sus ruinas
ni el humor chabacano
de la única columna que queda en pie.
Es maestro del contraste
entre silencio y estruendo,
entre sangre roja y nieve blanca.
Y nunca jamás se cansa
del leitmotiv del verdugo pulcro
sobre la inmunda víctima.
Siempre dispuesto a nuevas tareas.
Si es necesario esperar, espera.
Dicen que es ciego. ¿Ciego?
Tiene los ojos de lince del francotirador
y mira el futuro con denuedo.
Él, sólo él.

sábado, 20 de mayo de 2023

"MANUEL NO ES SUPERMAN". Un cuento de Paula Bombara sobre el secuestro de bebés durante la Dictadura Argentina

Manuel con su hija Martina y su abuela Matilde
¿Tu papá y tu mamá saben quiénes son? Manuel sí. Ahora sabe. No ahora ahora. Hace un tiempo que sabe. Pero no lo supo siempre. Yo tampoco lo supe siempre. Me enteré hace poco de la historia de Manuel. Me la contó mi amiga Martina. Y te la quiero contar porque... me sigue sonando adentro la voz de Martina. No sé bien por qué. Durante 19 años Manuel Gonçalves estaba seguro de que era Claudio. Claudio Novoa. Y una tarde le contaron que no, que no era Claudio Novoa, que era Manuel Gonçalves. Así nomás.

Paf.

Y se tuvo que hacer el documento otra vez. Y le preguntaron con cuál nombre se quería quedar. ¿Raro eso, no? Yo, entre Claudio y Manuel, también hubiera elegido Manuel.

Me gusta el nombre Manuel.

A Martina también le gusta. Y mientras me seguía contando yo pensaba en la historia de Superman.

Viste que Superman nació en otro planeta, uno que estaba por explotar. Kryptón, se llamaba. Entonces sus papás lo metieron en una cápsula espacial para salvarle la vida. Lo mandaron al planeta Tierra y cayó cerca de la casa de unos granjeros, los Kent. Ellos le pusieron el nombre Clark. Clark Kent. Y le dijeron que no era hijo de su sangre, que era adoptado. Claro, con los superpoderes que desarrolló no les quedó otra que decirle eso. Pero después, cuando pidió más detalles, se les complicó. “Caíste del cielo’’, le dijeron. Era la verdad. Después él averiguó que venía de Kryptón. Y que su nombre real era Kal-El. De más grande averiguó.

Bueno, Manuel no es Superman.

Pero su mamá lo envolvió en unas mantas para salvarlo. Y lo escondió en un placard, lleno de almohadas. Hizo eso mientras militares y policías lanzaban granadas y gases tóxicos adentro de la casa de San Nicolás donde estaban escondidos con unos amigos. Valiente, la mamá. Ana se llamaba. CONTINUAR LEYENDO


viernes, 19 de mayo de 2023

"JUAN JOSÉ MILLÁS: "LA LECTURA ES UN ESTUPEFACIENTE". Una entrevista realizada por Laura García Higueras y publicada en elDiario.es el 19 de marzo de 2023

El escritor publica su nueva novela, 'Solo humo'. Un libro en el que la biblioteca de un padre ausente se convierte en la puerta para conocer quién fue. “Al aprender a leer se aprende a leerse”, afirma

“Tu padre ha muerto”. Con esta noticia irrumpe la madre de Carlos en su habitación el día de su dieciocho cumpleaños. Un hombre al que, durante toda su vida, ella le había descrito como “turbio”. “Se desatendió de ti a los cuatro días de que nos separáramos”, había sido su otra frase favorita. El duelo de este joven recién entrado en la mayoría de edad es el hilo vertebrador de Solo humo (Penguin Random House), la nueva novela de Juan José Millás. Un texto que convierte la biblioteca de una figura paterna ausente en la puerta abierta para conocer quién fue.

Leer sus libros y examinar con ahínco el que se quedó en su mesilla de noche esperando a volver a ser manoseado se tornan en una especie de obsesión para el joven. “Se cae en los cuentos”, explica el escritor a este periódico sobre lo que supone para su personaje adentrarse en estos volúmenes recién heredados. Y es que, para el autor de títulos como Papel mojado y Los objetos nos llaman, “la lectura es una de las experiencias más perturbadoras que existen”. Darse cuenta de que, pese a ello, nadie lo había contado, prendió la mecha para embarcarse a contar esta historia.

Solo humo tiene tintes de homenaje al ejercicio de leer, al que erige como su verdadero protagonista. Millás reconoce que no le “preocupa” si se está o no perdiendo el hábito a la lectura; aunque sí reivindica su importancia durante la adolescencia, por su impacto positivo en la “construcción de la identidad”. CONTINUAR LEYENDO

jueves, 18 de mayo de 2023

"SOMOS SIETE". Un poema de William Wordsworth (1798)

Un niño ingenuo, querido hermano Jim,
Que percibe ligeramente su respiración,
Y que siente su vida en todos sus miembros,
¿Qué debe saber de la muerte?

Conocí a una niña pequeña en una casita,
Ella tenía ocho años, ella dijo;
Su pelo estaba lleno de muchos rizos
Estando agrupados aquellos entorno a su cabeza.

Tenía un rústico aire de bosques,
Y estaba vestida locamente;
Sus ojos eran justos, y muy bellos,
-Su belleza me hizo feliz.

"Hermanas y hermanos, pequeña doncella,
"¿Cuántos pueden ser?"
"¿Cuántos? Siete en total," dijo,
Y preguntando me miró.

"¿Y dónde están, te ruego dilo?"
Ella respondió: "Siete somos,
"Y dos de nosotros en Conway vivimos,
"Y dos se han ido al mar.

"Dos de nosotros yacen en el cementerio,
"Mi hermana y mi hermano,
"Y en la casita del cementerio, yo
"Moro cerca de ellos con mi madre."

"Dices que dos viven en Conway,
"Y dos se han ido a la mar,
"Sin embargo, ustedes son siete; os ruego que digas
"Dulce Doncella, ¿cómo puede ser?"

Luego la pequeña Doncella réplica,
"Siete niños y niñas nosotros somos;
"Dos de nosotros yacen en el cementerio ,
"Bajo el árbol del cementerio".

"Corre alrededor, mi pequeña doncella,
"Tus extremidades están vivas;
"Si dos se encuentran ubicados en el cementerio,
"Entonces, vosotros sólo sois cinco."

"Sus tumbas son de color verde, para ser vistas"
La pequeña Doncella respondió:
"Doce pasos o más desde la puerta de mi madre,
"Y ellos están uno al lado del otro.

"Mis medias allí a menudo tejo,
"Mi pañuelo allí doblo;
"Y en el suelo me siento-
"Me siento y canto con ellos.

"Y a menudo después de la puesta del sol, Señor,
"Cuando hay luz y es bella,
"Tomo mi escudilla,
"Y consumo mi cena allí.

"El primero que murió fue la pequeña Jane;
"En la cama gimiendo yacía,
"Hasta que Dios la liberó de su dolor,
"Y luego se fue.

"Así que en el cementerio, ella fue dispuesta,
"Y todo el seco verano,
"Juntos alrededor de su tumba jugamos,
"Mi hermano John y yo

"Y cuando el suelo estaba blanco de nieve
"Y pude correr y deslizarme,
"Mi hermano John se vio obligado a irse,
"Y él está a su lado."

"¿Cuántos son entonces", dije yo,
"Si ellos dos están en el Cielo?"
La pequeña Doncella réplica,
"¡Oh Maestro! Somos siete."

"Pero están muertos, ¡los dos están muertos!
"¡Sus espíritus están en el cielo!"
Fue lanzando palabras a distancia, porque todavía
La doncella tenía su voluntad,
Y dijo: "¡No, somos siete!"

miércoles, 17 de mayo de 2023

"ME AGREGÁS COMO AMIGA? Un cuento de Hernán Casciari

La arquitecta Candela Prieto estaba a punto de apagar la computadora de su oficina cuando recibió un mensaje en Facebook que decía así: «Hola, me llamo Candela Prieto y tengo diez años. Te escribo desde el pasado. Primero que nada, me alegra saber que en el futuro voy a ser flaca y linda. Tus fotos del muro me encantan. ¿Me agregás como amiga?».

A Candela Prieto no le causó gracia el mensaje. Salió de la oficina enojadísima y preguntó a sus empleados quién estaba haciendo ese chiste espantoso. Todos la miraron sin entender. Volvió a entrar, se sentó en la computadora y espió el perfil de la otra Candela. Había cinco fotos de su propia infancia, y entonces se asustó.

Esas fotos ya no existían, porque ella misma las había roto hacía mucho. En todas las imágenes estaba gorda, y tenía esos anteojos horribles, y el pelo de una escoba, y los dientes torcidos. ¡Ah, cómo odiaba esas fotos! Sobre todo una, en la que tenía una papada gigantesca... ¿Quién le estaba haciendo aquella broma de mal gusto?

Respondió el mensaje con rabia: «Seas quien seas, no tiene ninguna gracia. Sacá ya mismo esas fotos mías de internet. ¡Imbécil!».

La otra Candela respondió enseguida: «No te enojes... Solamente quiero ser tu amiga y que me cuentes cuándo empezaste a ser linda. ¿Ese chico que aparece con vos es tu novio? Está buenísimo».

Candela Prieto, la arquitecta, sonrió.

«¿Sos vos, Esteban? Cortála. ¿Dónde conseguiste esas fotos de cuando era chica?», escribió la arquitecta.

La nena tardó en responder. «No. Soy Cande, ya te dije. ¿Quién es Esteban? ¿Tu novio?».

La arquitecta estalló: «¡Lo que estás haciendo es un delito contra la privacidad! Si no me decís quién sos, llamo a la policía ahora mismo». CONTINUAR LEYENDO


martes, 16 de mayo de 2023

"‘SPEED READING’ (O LEER SIN ENTERARSE DE NADA)". Un artículo de Jorge Ratia publicado en Ethic el 21 de abril de 2023

En los últimos años ha crecido la oferta y demanda de cursos formativos que prometen multiplicar la velocidad de lectura sin sacrificar la capacidad de comprensión. ¿Hasta qué punto se puede confiar en ellos?

Pertenecemos a una sociedad que se desvive por el check, ese tick con el que tachamos quehaceres en listas interminables por el gusto de ver gráficamente objetivos cumplidos, incluso aunque en ocasiones ni siquiera recordemos por qué decidimos incluirlos entre nuestras prioridades. Prueba de ello son algunos reclamos publicitarios que invitan a descubrir 30 países en 30 días, aprender cinco idiomas en un año o leer un libro de 200 páginas en una hora.

Esta anécdota, en realidad, refleja una de las características de la cultura de la velocidad, en la que el valor que nos otorgamos a nosotros mismos ya no depende de la calidad, sino de la cantidad de experiencias que vivimos. Hoy por hoy, recorrerse un continente entero en un mes, con dinero y prisa, es posible. Sin embargo, llevar a cabo una lectura acelerada es ligeramente más complicado; aparentemente, es algo solamente apto para unos pocos: los llamados speed readers.

El speed reading abarca un conjunto de técnicas para leer más rápido de lo habitual, si bien manteniendo el nivel de comprensión del texto. El objetivo evidente de esta práctica es que las personas aprendan más rápido, sean más productivas y gestionen mejor su tiempo, lo que aparentemente guarda sentido. Tanto en un puesto de trabajo como en contexto educativo, un individuo capaz de comprender un texto en la mitad del tiempo tiene la otra mitad para llevar a cabo otras tareas.

A rasgos generales, el speed reading incluye estrategias que eliminan la subvocalización (la voz en nuestra cabeza que pronuncia cada palabra que leemos), estrategias de visión periférica para percibir varias palabras a la vez o, por ejemplo, estrategias que enseñan al lector a saltarse frases «innecesarias». Ahora bien, todas tienen que común la técnica de fragmentar el texto en bloques en lugar de entenderlo como palabras individuales. De este modo, el lector puede echar un ojo a estos bloques y rápidamente quedarse con el significado general, lo que le permite avanzar líneas a mayor velocidad.

Es un sistema perfectamente adaptado a la sociedad occidental, en la que la productividad es una de las capacidades humanas más valiosas. Debemos ser eficientes, pues el tiempo es dinero (y el dinero, tiempo). En este sentido, la habilidad de procesar información rápidamente otorga una ventaja competitiva al individuo capitalista, ya que le permite informarse, por ejemplo, sobre las últimas novedades del mercado y actuar en consecuencia más rápido que sus competidores.

¿Pero se puede afirmar que el speed reading funciona? Algunos estudios muestran que la velocidad de lectura puede mejorarse notablemente con la práctica y que lo que llamamos «lectura en diagonal» puede ser útil cuando solamente se requiere una comprensión básica. No obstante, según cuáles sean los propósitos de lectura, el speed reading puede no ser efectivo: el cerebro tiene un límite, y cuando se sobrepasa el número de palabras leídas por minuto, la capacidad de comprensión se colapsa y, por tanto, disminuye. Como en casi cualquier hábito, la utilidad reside en saber cuándo y cómo utilizarlo.

Por otra parte, acostumbrarse a leer a toda pastilla puede generar cierta presión en la que se priorice la cantidad sobre la calidad; es decir, puede alentar a las personas a usar el recurso del escaneo visual incluso cuando el texto contiene información con detalles imprescindibles. De este modo, si el speed reader no sabe cómo aplicar sus técnicas, podría tener consecuencias negativas en campos de conocimiento técnicos, como el derecho o las ciencias de la salud, en los que la precisión y atención son determinantes para el desempeño profesional.

En conclusión, todavía no existen estudios que demuestren la efectividad generalizada del speed reading. Los hay, eso sí, que sugieren sus ventajas en dos circunstancias concretas: si el lector solamente necesita entender el texto de forma superficial o si está obligado a terminarlo en muy poco tiempo. Si por el contrario se quiere comprender los detalles de un texto, lo más seguro es el tempo pausado, el estándar. Ese en el que una voz interior puede visitarte de vez en cuando para comentar: ¿a quién le importa que te leas 200 páginas en una hora?

lunes, 15 de mayo de 2023

"INVITACIÓN". Un poema de la poeta uruguaya Circe Maia

Me gustaría
que me oyeras la voz y yo pudiera
oír la tuya.

Sí, sí. Hablo contigo
mirada silenciosa
que recorre estas líneas.

Y repruebas, tal vez, este imposible
deseo de salirse del papel y la tinta.
¿Qué nos diríamos?

No sé, pero siempre mejor
que el conversar a solas
dando vuelta a las frases, a sonidos
(el poner y el sacar paréntesis y al rato
colocarlos de nuevo).

Si tu voz irrumpiera
y quebrara esta misma
línea… ¡Adelante!
Ya te esperaba. Pasa.

Vamos al fondo. Hay algunos frutales.
Ya verás. Entra.

IX

cómo duele el silencio cuando es hecho de voces
ausentes, de palabras
que nadie dice:
risas de sombra, voces,
conversaciones muertas.

Cuando duele el vacío y es un hierro
y pesa al corazón como un pájaro muerto.
Cuando la ausencia es dura presencia de la muerte,
dura presencia, muro para golpear llorando
y ensangrentar el puño y golpear todavía.
No abren, no se abre, no va a abrir más nunca.

Circe Maia (1932)

domingo, 14 de mayo de 2023

"LOS TRENES DE LOS MUERTOS". Un cuento de Sara Gallardo

El rápido a Bahía Blanca arrastró al hijo del capataz de la cuadrilla que reparaba las vías. Era un hombre triste desde la muerte de su mujer; con esto se dio a beber.

El hijo estuvo un mes como dormido. Cuando volvió a su casa no era el mismo.

Rengo. Pero sobre todo ausente.

Se entregó a encender pequeñas fogatas.

Las alimentaba de día, de noche.

A veces levantaba los brazos dando un grito.

Una tarde, su padre llegó del almacén y se puso a llorar. ¿Qué hacía con esos fuegos, por Dios Santo? Causaban la compasión de los vecinos.

A la hora del accidente, dijo el niño, vi los trenes de los muertos.

Cruzándose como rayos sobre el mundo. Unos venían y otros iban y otros subían o bajaban sin dirección y sin destino. Vio en las ventanillas las caras de los muertos de este mundo. Lívidas caras con sonrisa, caras dobladas. Caras sujetas por telas que asfixian, manos que cuelgan, pelos de colores, electricistas, amas de hogar, sacerdotes, presidentes de compañías. Muertos en vida. Pómulos cubiertos de polvillo de hueso. Zarandeándose.

Vio conocidos. Vecinos.

En trenes que refulgían como fantasmas que se levantan de pantanos. A cabezadas, rizos contra los vidrios, sin pedir ayuda, sin desearla. En una noche permanente, los trenes sin voz ni silbato, cruzándose. Sin señales, sin orden.

Se superponían, se sucedían, se cambiaban.

Nadie los oye ni los ve, volando en todas partes sobre el mundo.

El dolor que había visto era alegre junto al dolor en esos trenes. Vio, como si los tocara, que el frío congelaba a esos viajeros, igual que a los que duermen para siempre en los Andes. Y dentro de esos témpanos los ojos llamaban sin llamado.

Ponía señales para eso. Para los trenes de los muertos.


viernes, 12 de mayo de 2023

"PERTENENCIA". Un poema de Mariana Finochietto



Me declaro 
dueña
de todos mis lunares,
de una cicatriz
por donde
llegó la vida
y de otras
por donde
escapó la muerte.
Tengo,
en mi haber,
un tatuaje
de pájaros.
Soy poseedora
de una red
de hilos
blancos
que el tiempo
teje
día a día
en mi cabeza.
Suelo
andar acompañada
de un humor de perros
que a veces,
se distrae y me abandona.
Decreto
que estoy envejeciendo
y que estoy
llena de vida
mientras tanto.

jueves, 11 de mayo de 2023

"UN ÁRBOL DE LILAS". Un cuento de Mª Teresa Andruetto

UNO

Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas.
Pasó un señor rico y le preguntó:
—¿Qué hace usted, joven, sentado bajo este árbol, en lugar de trabajar y hacer dinero?
Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó una mujer hermosa y le preguntó:
—¿Qué hace usted, hombre, sentado bajo este árbol, en lugar de conquistarme?
Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó un chico y le preguntó:
—¿Qué hace usted, señor, sentado bajo este árbol, en vez de jugar?
Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó la madre y le preguntó:
—¿Qué haces, hijo mío, sentado bajo este árbol, en vez de ser feliz?
Y el hombre le contestó: Espero.

****
DOS

Ella salió de su casa dispuesta a buscar.
Cruzó la calle. Atravesó la plaza y pasó junto al árbol florecido de lilas.
Miró rápidamente al hombre. Al árbol. Pero no se detuvo. Había salido a buscar, y tenía prisa.
Él, con una sonrisa, la vio pasar. Alejarse. Hacerse un punto pequeño. Desaparecer.
Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.
Ella fue por el mundo a buscar. Por el mundo entero.
En el Este había un hombre con las manos de seda. 
Ella preguntó: ¿Sos el que busco? 
Lo siento, pero no, dijo el hombre con las manos de seda. Y se marchó.
En el Norte había un hombre con los ojos de agua. 
Ella preguntó: ¿Sos el que busco? 
No lo creo, me voy, dijo el hombre con los ojos de agua. Y se marchó.
En el Oeste había un hombre con los pies de alas.
Ella preguntó: ¿Sos el que busco? 
Te esperaba hace tiempo, ahora no, dijo el hombre con los pies de alas. Y se marchó.
En el Sur había un hombre con la voz quebrada. 
Ella preguntó: ¿Sos el que busco? 
No, no soy yo, dijo el hombre con la voz quebrada. Y se marchó.

****
TRES

Ella siguió por el mundo buscando. Por el mundo entero.
Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana. La gitana la miró y le dijo: El que buscas te espera en el banco de una plaza.
Ella recordó al hombre con los ojos de agua. Al hombre que tenía las manos de seda. Al de los pies de alas. Y al que tenía la voz quebrada. Y después se acordó de una plaza. Y de un árbol con las flores lilas.
Y de aquel hombre que, sentado a su sombra, la había visto pasar con una sonrisa.
Dio media vuelta y empezó a caminar sobre sus pasos. Bajó la cuesta. Y atravesó el mundo. El mundo entero.
Llegó a su pueblo. Cruzó la plaza. Caminó hasta el árbol florecido de lilas. Y le preguntó al hombre que estaba sentado a su sombra: ¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol?
El hombre que estaba sentado en el banco de la plaza le dijo, con la voz quebrada: Te espero.
Después levantó la cabeza. Y ella vio que tenía los ojos de agua. Le acarició la cara. Y ella supo que tenía las manos de seda. La invitó a volar con él. Y ella supo que tenía también los pies de alas.

FIN ◠‿◠


miércoles, 10 de mayo de 2023

"LA AUTORIDAD EN TIEMPOS EMOTIVOS". Un artículo de Gregorio Luri publicado en ACEPRENSA.COM el 2 de mayo de 2023

La autoridad no está de moda. Eso no significa que no la necesitemos, sino que no es de buen tono reivindicarla, no vaya a parecer que somos autoritarios. Lo que de verdad nos gustaría es ser obedecidos… sin necesidad de mandar.

El periodista británico John Langdon-Davis cuenta en su Behind the Spanish Barricades que los anarquistas españoles de los años treinta eran partidarios de sustituir su odiada coacción por “la persuasión forzosa”; por eso, aunque renegaban de la disciplina, exigían “una mejor organización de la indisciplina”.

“Maestra, ¿tenemos que hacer hoy, otra vez, lo que queramos?”, le preguntaba en una ocasión una alumna a una profesora decidida a imponer la no directividad, porque era partidaria de respetar el supuesto derecho del niño a conquistar la felicidad por medio de su libertad.

Quienes critican tanto la disciplina de la contención como las rutinas impuestas, suelen creer que hay algo así como una disciplina auténtica que brota espontáneamente del alma de quien reflexiona autónomamente sobre sí mismo. Deberían observar un poco más de cerca la realidad, porque la contención puede expresar un autodominio loable en una persona de cualquier edad y las rutinas (higiénicas, alimentarias, de sueño, etc.) contribuyen a la estabilidad psíquica y emocional del niño, al proporcionarle experiencias de orden contra el caos.

El amor es una moneda de dos caras. Una es la de la aceptación del ser amado por ser quien es. La otra es la de la exigencia al ser amado para que esté a la altura de quien es. Cada cara de la moneda corrige los excesos de la otra. No negaré que no siempre es fácil mantener la moneda en equilibrio sobre su canto. A veces cae de un lado y a veces de otro. Pero la aceptación del otro sin exigencia degenera fácilmente en indulgencia; así como la exigencia sin aceptación suele degenerar en frustración. El amor no se conforma con mensajes de autoayuda. Por eso admiramos a los padres que ayudan a sus hijos a crecer competentes frente al riesgo. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 8 de mayo de 2023

"EL INVITADO DE DRÁCULA". Un cuento de Bram Stoker

Cuando partí de excursión, Múnich se hallaba iluminado por un sol radiante, y el aire estaba lleno de la alegría de comienzos de estío. El coche se movía ya cuando Herr Delbrück (el propietario del hotel Las Cuatro Estaciones, donde yo me había alojado) corrió hacia mí para desearme un feliz paseo; luego, con la mano en la portezuela, se dirigió al cochero:

—Sobre todo, regresa antes del anochecer. Ahora luce el sol, pero tal vez el viento del norte nos traerá a pesar de todo una tormenta. Claro que es inútil recomendarte prudencia, amigo, puesto que tan bien como yo sabes que esta noche no hay que andar por los caminos. —Sonrió al pronunciar las últimas palabras—. Ja, mein Herr —asintió Johann con expresión de complicidad y llevándose dos dedos a la gorra.

Después, azuzó los caballos a toda velocidad. Cuando nos encontramos ya fuera de la ciudad, le pedí que parase.

—Dime, Johann —le pregunté—, ¿por qué el propietario del hotel se ha referido de forma tan especial a la noche que se avecina?

—Walpurgis Nacht! —respondió el cochero después de santiguarse.

Sacó un reloj del bolsillo, un enorme reloj alemán de plata del grosor de un nabo; lo consultó frunciendo el entrecejo y se encogió de hombros ligeramente, con un movimiento de contrariedad. Comprendí que aquella era su forma de protestar respetuosamente contra aquel retraso inútil, por lo que volví a dejarme caer en mi asiento. Al instante, el carruaje volvió a ponerse en marcha a toda prisa, como si deseara recobrar el tiempo perdido. De vez en cuando los caballos enderezaban bruscamente la cabeza, relinchando, como si un olor que solo ellos podían percibir les inspirase cierto temor. Cada vez que les veía asustados de ese modo, yo, bastante inquieto también, a mi pesar, contemplaba el paisaje que me rodeaba. El camino se hallaba batido por el viento, ya que desde hacía un buen rato estábamos ascendiendo por una ladera en dirección a una especie de meseta. Poco después distinguí una senda que parecía muy poco frecuentada y que, según creí vislumbrar, descendía hacia un estrecho valle. Sentí un vivo anhelo de seguirla y, aun a riesgo de importunar a Johann, le pedí de nuevo que se detuviese, y cuando frenó le anuncié mis deseos de continuar por aquella senda. Buscando toda clase de pretextos, me contestó que era imposible; y mientras hablaba se persignó varias veces. Despertada de este modo mi curiosidad, le formulé numerosas preguntas, a las que respondió con evasivas, sin dejar de consultar su reloj a cada instante, a guisa de protesta. Por fin, no pude más. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 7 de mayo de 2023

"MANIFIESTO". Una canción, un poema del chileno Víctor Jara

 

Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.

Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.

Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.

Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,

que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,

no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.

Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.

sábado, 6 de mayo de 2023

"EL MÓVIL DE HANSEL Y GRETEL". Un vídeo y un artículo de Hernán Casciari

 

Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: "No importa. Que lo llamen al papá por el móvil".

Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura —toda ella, en general— si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años. Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.

Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.

Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.

¿Ya está?

Muy bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.

¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?

La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las nuevas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 5 de mayo de 2023

MAFALDA Y EL APRENDIZAJE DE LA LECTURA

 

"REGRESO". Un poema de la poeta uruguaya Circe Maya

Estábamos tan acostumbrados
al ruido de los niños –gritos, cantos, peleas–
que este brusco silencio, de pronto…
Nada grave. Salieron.
Sin embargo
en pocos años será lo mismo
y no nos sentaremos a esperarlos.
Habrán salido de verdad.
Se saldrán del correr en escaleras.
¡No corran, niños! De sus cantos gritados
de su empujarse y su reír, habrán salido.

Volverán sólo en ráfagas-recuerdos,
en fotos alineadas.
Tiempo de mamaderas y pañales.
Tiempo de túnicas y carteras.
Tiempo quedado atrás de alguna puerta
que no será posible abrir. Habrán salido.

Por eso toco y miro, como de gran distancia
este cuarto en silencio
con juguetes tirados por el piso
con camas destendidas.

Me siento regresando.
Como quien ya se iba y se da vuelta.
Como alguien que olvidó despedirse.
Desde afuera, de lejos, he regresado
a la resbaladiza sustancia de la vida.

miércoles, 3 de mayo de 2023

"LA GALLINA DEGOLLADA". Un estremecedor cuento de Horacio Quiroga

Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta.

El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.

Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.

El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.

Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación? 

Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres.

Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre. CONTINUAR LEYENDO

martes, 2 de mayo de 2023

La mujer en los refraneros árabe y español. Un artículo de Daher Ababneh, Mohammad. The Hashemite University.

En el presente trabajo estudiamos la imagen de la mujer tanto en los proverbios árabes como su equivalente en los proverbios españoles y examinamos con detalle el reflejo de la mujer en distintas fases de su vida. El artículo comienza indagando en la reacción que tiene la familia con la llegada de un bebé del sexo femenino. Esta reacción viene muy bien expresada en algunos proverbios árabes, en los que vemos reflejadas las creencias pre-islámicas por las cuales prevalece la preferencia de la familia por los varones frente a las mujeres. Esta misma idea podemos encontrarla en los refranes españoles. El matrimonio, una fase importante en la vida de una mujer, también se investiga en este trabajo y vemos que la mujer considera el matrimonio un medio para escapar de la injusticia de la familia, y la familia lo ve como un medio para deshacerse de las hijas en determinados momentos. La imagen de la mujer como esposa es la imagen más prominente en los proverbios de ambas culturas por lo que también ha sido tratada en esta investigación. El estudio no sólo se ha concentrado en la visión negativa de la mujer, sino que también ha estudiado la positiva, que están mejor representada por la imagen de la mujer como madre. Por último, hemos aclarado el punto de vista del Islam con respecto a los proverbios con una visión negativa de la mujer, así como los proverbios de origen islámico que han sido mal interpretados o utilizados fuera de contexto.


Fuente: Revista Internacional de Culturas & Literaturas, 2015. ISSN: 1885-3625. Nº. 2, 2011

lunes, 1 de mayo de 2023

«Poemas sin nombre». Un poema de la poeta cubana Dulce María Loynaz

Necesito que me ayudes a dormir el corazón enfermo, el alma que no te supo encontrar, la carne herida que todavía te busca.
Necesito que me serenes, y que seas tú mismo, porque nadie más puede hacerlo.
Necesito que corras como agua sobre mí, y me apagues, y me inundes, y me dejes quieta, alguna vez quieta en este mundo.Tengo un gran deseo de dormir aunque sea en la tierra, si la tierra no se parece todavía a todo lo que sobre ella amé vanamente, si no sigo encontrando en la tierra el rastro de mi vida jadeante.
A nada temo más que a seguir siendo yo misma; a seguirme conociendo sin haberte conocido.
Y qué cansada estoy; parece que luché con el mar… Parece que el mar me golpeó el cuerpo y me empujó contra las piedras y que yo, enfurecida, cogí el mar y lo doblé en mis brazos.
Me duelen los huesos; me duele hasta la ropa que traigo puesta. Y me duele también la soledad
después que me dejaste encenderla con mi boca pegada contra ella.