viernes, 31 de diciembre de 2021

"FELIZ AÑO NUEVO / URTE BERRI ON".

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.

¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?

No puedes, por razones técnicas.

Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

Julio Cortázar. 31 de diciembre de 1951


miércoles, 29 de diciembre de 2021

"LIBERTAD". Un poema de Carolina Coronado escrito en 1846

El poema de Carolina Coronado recogía la pregunta que Olympe de Gougues lanzó a los revolucionarios franceses en 1791: “Hombre, ¿eres capaz de ser justo?, una mujer te lo pregunta”.

LIBERTAD
Risueños están los mozos,
gozosos están los viejos
porque dicen, compañeras,
que hay libertad para el pueblo.
Todo es la turba cantares,
los campanarios estruendo,
los balcones luminarias,
y las plazuelas festejos.

Gran novedad en las leyes,
que, os juro que no comprendo,
ocurre cuando a los hombres
en tal regocijo vemos.

Muchos bienes se preparan,
dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan
yo, por los hombres, me alegro;
Mas, por nosotras, las hembras,
ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden
para nosotras no hay fueros.

¡Libertad! ¿qué nos importa?
¿qué ganamos, qué tendremos?
¿un encierro por tribuna
y una aguja por derecho?

¡Libertad! ¿de qué nos vale
si son los tiranos nuestros
no el yugo de los monarcas,
el yugo de nuestro sexo?

¡Libertad! ¿pues no es sarcasmo
el que nos hacen sangriento
con repetir ese grito
delante de nuestros hierros?

¡Libertad! ¡ay! para el llanto
tuvímosla en todos tiempos;
con los déspotas lloramos,
con tributos lloraremos;

Que, humanos y generosos
estos hombres, como aquellos,
a sancionar nuestras penas
en todo siglo están prestos.

Los mozos están ufanos,
gozosos están los viejos,
igualdad hay en la patria,
libertad hay en el reino.

Pero, os digo, compañeras,
que la ley es sola de ellos,
que las hembras no se cuentan
ni hay Nación para este sexo.

Por eso aunque los escucho
ni me aplaudo ni lo siento;
si pierden ¡Dios se lo pague!
y si ganan ¡buen provecho!

martes, 28 de diciembre de 2021

"NUEVA SESIÓN DE LECTURA DIALÓGICA COMPARTIDA" en Peñascal-Bolutea

El pasado 16 de diciembre tuvimos otra sesión Tertulia Literaria en el Centro de Peñascal-Bolueta de Bilbao. Fue una sesión intensa dedicada a leer "LA POBREZA" de una forma compartida y, en algunos casos, sentida, porque los tertulianos que dejaron su país para venir aquí no lo hicieron para jugar en un equipo de futbol y ganar mucho dinero.

Empezamos la sesión con un poema del Arcipreste de Hita: LO QUE PUEDE EL DINERO. Y nos sorprendió que un poema escrito allá por el siglo XIII o XIV, fuese de rabiosa actualidad.

A continuación nos centramos en dos artículos de Irene Vallejo:  El color del dinero y Voces en la frontera. Del primero, destacamos el párrafo que dice; "Las sociedades prósperas abren sus puertas al triunfo, la belleza, la autosuficiencia. En cambio, sus imágenes perfectas ocultan las cicatrices de la enfermedad y la vejez, las vidas heridas por la penuria o la dependencia. “Respeto” es una palabra latina que significa “mirar dos veces, con atención”, es decir, valorar al otro sin importar trajes ni etiquetas". Y del segundo, entre otras, algunas frases como: "las maletas de los estereotipos no se facturan pero pasan factura". "Es fácil detectar la discriminación en el ojo ajeno sin ver la aporofobia en el propio. En este mundo del dar para recibir, molestan quienes en apariencia poco pueden ofrecer: refugiados, migrantes, sin techo." 

Luego nos detuvimos en un podcast de la Cadena Ser del programa de Nieves Coscortina, Acontece que no es poco, en el que habla sobre Haití en 10 años del terremoto de Haití. Es un relato que nos deja claro que en la mayoría de las ocasiones, por no decir en todas, el culpabilizar a los habitantes de los pueblos o las naciones de su pobreza, sin tener en cuenta la acción de otros países es un ejercicio de hipocresía y de lavado de conciencia por parte de los explotadores.

El cuento En el fondo del caño hay un negrito nos llevó, de la mano de José Luis González, a vivir una de las tragedias que suelen ocurrir con demasiada frecuencia en esos suburbios urbanos en donde las familias recién venidas a la ciudad malviven en condiciones infrahumanas.

El álbum ilustrado elegido para esta ocasión fue el de Los invisibles, de Tom Percival y editado por Andana. Es un álbum que nos habla de la invisibilidad de los más pobres y de los que hemos desplazado a los márgenes de la sociedad. Es una historia que encaja muy bien con el cuento y con el segundo artículo de Irene Vallejo.

En cuanto a la viñetas, esta vez compartimos aquellos que nos sugerían las dos de El Roto que aquí aparecen. Ambas son muy sugestivas y dan oportunidad de dialogar extensamente sobre ellas.

En fin, la sesión fue mu intensa y, según los participantes, demasiado extensa. Así que para la próxima vamos a reducir los materiales. Os tendremos informados.




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lunes, 27 de diciembre de 2021

"UNA TUMBA SIN FONDO". Un cuento de Ambrose Bierce

Me llamo John Brenwalter. Mi padre, un borracho, logró patentar un invento para fabricar granos de café con arcilla; pero era un hombre honrado y no quiso involucrarse en la fabricación. Por esta razón era sólo moderadamente rico, pues las regalías de su muy valioso invento apenas le dejaban lo suficiente para pagar los gastos de los pleitos contra los bribones culpables de infracción. Fue así que yo carecí de muchas de las ventajas que gozan los hijos de padres deshonestos e inescrupulosos, y de no haber sido por una madre noble y devota (quien descuidó a mis hermanos y a mis hermanas y vigiló personalmente mi educación), habría crecido en la ignorancia y habría sido obligado a asistir a la escuela. Ser el hijo favorito de una mujer bondadosa es mejor que el oro.

Cuando yo tenía diecinueve años, mi padre tuvo la desgracia de morir. Había tenido siempre una salud perfecta, y su muerte, ocurrida a la hora de cenar y sin previo aviso, a nadie sorprendió tanto como a él mismo. Esa misma mañana le habían notificado la adjudicación de la patente de su invento para forzar cajas de caudales por presión hidráulica y sin hacer ruido. El Jefe de Patentes había declarado que era la más ingeniosa, efectiva y benemérita invención que él hubiera aprobado jamás. Naturalmente, mi padre previó una honrosa, próspera vejez. Es por eso que su repentina muerte fue para él una profunda decepción. Mi madre, en cambio, cuyas piedad y resignación ante los designios del Cielo eran virtudes conspicuas de su carácter, estaba aparentemente menos conmovida. Hacia el final de la comida, una vez que el cuerpo de mi pobre padre fue alzado del suelo, nos reunió a todos en el cuarto contiguo y nos habló de esta manera:

-Hijos míos, el extraño suceso que han presenciado es uno de los más desagradables incidentes en la vida de un hombre honrado, y les aseguro que me resulta poco agradable. Les ruego que crean que yo no he tenido nada que ver en su ejecución. Desde luego -añadió después de una pausa en la que bajó sus ojos abatidos por un profundo pensamiento-, desde luego es mejor que esté muerto.

Dijo estas palabras como si fuera una verdad tan obvia e incontrovertible que ninguno de nosotros tuvo el coraje de desafiar su asombro pidiendo una explicación. Cuando cualquiera de nosotros se equivocaba en algo, el aire de sorpresa de mi madre nos resultaba terrible. Un día, cuando en un arranque de mal humor me tomé la libertad de cortarle la oreja al bebé, sus simples palabras: "¡John, me sorprendes!", fueron para mí una recriminación tan severa que al fin de una noche de insomnio, fui llorando hasta ella y, arrojándome a sus pies, exclamé: "¡Madre, perdóname por haberte sorprendido!" Así, ahora, todos -incluso el bebé de una sola oreja- sentimos que aceptar sin preguntas el hecho de que era mejor, en cierto modo, que nuestro querido padre estuviese muerto, provocaría menos fricciones. Mi madre continuó:

-Debo decirles, hijos míos, que en el caso de una repentina y misteriosa muerte, la ley exige que venga el médico forense, corte el cuerpo en pedazos y los someta a un grupo de hombres, quienes, después de inspeccionarlos, declaran a la persona muerta. Por hacer esto el forense recibe una gran suma de dinero. Deseo eludir tan penosa formalidad; eso es algo que nunca tuvo la aprobación de... de los restos. John -aquí mi madre volvió hacia mí su rostro angelical- tú eres un joven educado y muy discreto. Ahora tienes la oportunidad de demostrar tu gratitud por todos los sacrificios que nos impuso tu educación. John, ve y mata al forense. CONTINUAR LEYENDO

"EL ÚLTIMO SUEÑO DEL VIEJO ROBLE". Un cuento de Navidad de Hans Christian Andersen.

Había una vez en el bosque, sobre los acantilados que daban al mar, un vetusto roble, que tenía exactamente trescientos sesenta y cinco años. Pero todo este tiempo, para el árbol no significaba más que lo que significan otros tantos días para nosotros, los hombres.

Nosotros velamos de día, dormimos de noche y entonces tenemos nuestros sueños. La cosa es distinta con el árbol, pues vela por espacio de tres estaciones, y sólo en invierno queda sumido en sueño; el invierno es su tiempo de descanso, es su noche tras el largo día formado por la primavera, el verano y el otoño.

Aquel insecto que apenas vive veinticuatro horas y que llamamos efímera, más de un caluroso día de verano había estado bailando, viviendo, flotando y disfrutando en torno a su copa. Después, el pobre animalito descansaba en silenciosa bienaventuranza sobre una de las verdes hojas de roble, y entonces el árbol le decía siempre:

-¡Pobre pequeña! Tu vida entera dura sólo un momento. ¡Qué breve! Es un caso bien triste.

-¿Triste? -respondía invariablemente la efímera-. ¿Qué quieres decir? Todo es tan luminoso y claro, tan cálido y magnífico, y yo me siento tan contenta…

-Pero sólo un día y todo terminó.

-¿Terminó? -replicaba la efímera-. ¿Qué es lo que termina? ¿Has terminado tú, acaso?

-No, yo vivo miles y miles de tus días, y mi día abarca estaciones enteras. Es un tiempo tan largo, que tú no puedes calcularlo.

-No te comprendo, la verdad. Tú tienes millares de mis días, pero yo tengo millares de instantes para sentirme contenta y feliz. ¿Termina acaso toda esa magnificencia del mundo, cuando tú mueres?

-No -decía el roble-. Continúa más tiempo, un tiempo infinitamente más largo del que puedo imaginar.

-Entonces nuestra existencia es igual de larga, sólo que la contamos de modo diferente.

Y la efímera danzaba y se mecía en el aire, satisfecha de sus alas sutiles y primorosas, que parecían hechas de tul y terciopelo. Gozaba del aire cálido, impregnado del aroma de los campos de trébol y de las rosas silvestres, las lilas y la madreselva, para no hablar ya de la aspérula, las primaveras y la menta rizada. Tan intenso era el aroma, que la efímera sentía como una ligera embriaguez. El día era largo y espléndido, saturado de alegría y de aire suave, y en cuanto el sol se ponía, el insecto se sentía invadido de un agradable cansancio, producido por tanto gozar. Las alas se resistían a sostenerlo, y, casi sin darse cuenta, se deslizaba por el tallo de hierba, blando y ondeante, agachaba la cabeza como sólo él sabe hacerlo, y se quedaba alegremente dormido. Ésta era su muerte.  CONTINUAR LEYENDO



jueves, 23 de diciembre de 2021

Feliz Navidad y próspero año nuevo / Gabon Zoriontsuak eta urte berri on / Bon Nadal i feliç any nou

Queridos amigos y amigas:
Este año para mi felicitación navideña, a la que acompañan mis mejores deseos para el año que entra, he echado una mirada hacia atrás. Será que me voy haciendo mayor. Nada grave, por cierto. Así, el otro día, miré las primeras entradas que puse en el blog. Estamos hablando de 2012. Ya han pasado nueve años. Nuestras vidas son los ríos que van a parar a la mar... dice el poeta. Y encontré la felicitación de aquel año. Y cuando la leí, pensé que hay pensamientos y sentimientos por los que no pasa el tiempo. Además, hay una poesía que en aquella ocasión me atreví a recitar. No llego a ser ni un mediocre rapsoda, pero es una forma más de compartir lecturas, palabras y sentimientos

Un fuerte abrazo y mucha felicidad.
Miguel

Queridas amigas y amigos,
De nuevo, y afortunadamente, un año se nos escapa como arena de entre los dedos. Un tiempo que nos ha dado la oportunidad de construirnos y de crecer en humanidad con otras personas. Por eso, al final del camino o, como en este caso, al dar la vuelta a un recodo, suele ser un buen momento para parar, descansar y echar la vista atrás a fin de coger carrerilla para seguir saltando por la vida llenos de esperanza y de ilusión.
 Ese tiempo, como cualquier tiempo, está lleno de claroscuros: luces y sombras. Por una parte, oscuridad deshumanizadora que, por desgracia, se viene repitiendo desde los primeros albores de la humanidad. Por otra, la claridad del amor que, a pesar de las apariencias, viene desde siempre cegando con su luz esas tinieblas. Porque si abrimos bien los ojos veremos que por cada acto de violencia hay millones de actos de amor; por cada puñetazo hay millones de miradas tiernas; por cada insulto millones de caricias; y por cada agresión millones de besos. Lo triste es que una sola bala sea noticia y no lo sean los millones de miradas tiernas, de caricias y de besos. El mundo, la humanidad no ha sobrevivido gracias a los belicosos personajes que estudiamos en la Historia y que hoy en día inundan los titulares de los medios de comunicación. NO. Estos son los enemigos de la humanidad, los que hacen peligrar su supervivencia. El mundo, la humanidad ha sobrevivido gracias a la ternura, a las caricias, a los besos, a los abrazos, a los actos de solidaridad y de justicia. Y el mundo, si consigue sobrevivir y seguir siendo humanidad y no desaparecer, lo logrará a base de amor. Somos seres que necesitamos del cariño de las otras personas para crecer y vivir. Somos seres portadores de ternura porque estamos hechos de amor. Sólo la violencia ejercida voluntariamente por aquellas personas que renunciaron a ese manantial del que nacieron son las que ponen en peligro nuestra existencia y la de toda la humanidad.

Por eso este es mi deseo y mi compromiso para el año que viene: que sigamos siendo humanidad, que no perdamos nuestros sueños e ilusiones, que luchemos por ellos, que sigamos transformando este mundo, que no nos adaptemos, que no pensemos que lo que sucede pasa porque tiene que pasar, que descubramos que se nos abren trescientas sesenta y cinco oportunidades para seguir llenando este mundo de ternura, caricias,  besos y abrazos que alfombren nuestros días con actos de solidaridad y de justicia. Y para empezar a colmar este nuevo año de esperanza, contar con toda mi ternura, caricias, besos y abrazos, de la misma forma que yo cada noche me siento arropado por los vuestros.

Gracias por haber estado ahí un año más. Sed inmensamente felices.

Miguel

Una reflexión shakesperiana sobre el tiempo 
Año Viejo / Año Nuevo
De Troilo y Crésida III. III, WILLIAM SHAKESPEARE



martes, 21 de diciembre de 2021

"TUXPANGO". Un cuento de Berta Hiriart

-¡No se vayan a ir a la cascada! -gritaron los adultos como era su costumbre gritar en cuanto llegaban a Tuxpango. Cada año lo mismo. Primero la eternidad de siete horas de carretera, que sólo se aguantaban por la ilusión de bajar en el malacate hasta el corazón del valle. Horas que se iban en la pregunta “¿Ya vamos a llegar?” y la respuesta “Todavía no, canten algo”. A lo que seguía “La mar astaba sarana, sarana astaba la mar” y “Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas”. Hasta que por fin, ahí estaba Tuxpango con su malacate, su presa y demás maravillas. Era entonces, cuando los niños descargaban sus mochilas, que venía el recordatorio: “¡No se vayan a ir a la cascada!”

Los cuatro amigos rieron. “No, cómo creen”. Y se echaron a andar con sus pantalones cortos de niños de ciudad. Pasaron sin detenerse junto a la casa de máquinas. Ahí había que entrar con el papá de Isa. Escuchar sus explicaciones sobre cómo la fuerza del río se convierte en electricidad era tan fascinante como conocer los secretos de un mago. El truco estaba en la acción de unas palancas y tornillos gigantes. Y, bibidibabidibú: de agua a luz, de líquido transparente a foco que se enciende en el buró. Cada año se repetía la visita y los niños no acababan de entender. “Es que los muchachos de ahora ya no estudian a Galileo”, decía el ingeniero moviendo la cabeza de un lado al otro.

Por el momento, los cuatro siguieron adelante. El pasaje de árboles frutales les dio la bienvenida convidándolos a tomar un refresco natural. Andrés cortó unos limones reales con su navaja de siete gracias distintas. Las cáscaras volaron a mordiscos y un fuerte aroma se extendió por los aires. Isa espantó un insecto que se empeñaba en probar la sangre de sus mejillas regordetas. Aunque hacía tiempo que ya no le decía Mixpango a Tuxpango, aún conservaba algunos rasgos de niña pequeña.

-¿Están seguros de que vamos bien? -preguntó.

Rolo y Elena, que se habían rezagado hablando en voz baja, se acercaron a ella.

-No -bromeó Rolo, parece que nos estamos perdiendo en medio de la selva.

La brecha abierta en medio de la maleza había desaparecido, de modo que había que continuarla con el puro filo de los pasos. Un pájaro lanzó un graznido.

-¡Qué chistocito! -comentó Isa parada de puntas para alcanzar de un coscorrón la cabeza de Rolo-. En serio, ¿vamos bien?

Andrés intervino con su temple de persona mayor.

-Claro, ya se ve desde aquí la roca con cara de doña Josefa Ortíz de Domínguez.

Elena respiró a sus anchas. Algo tenía este lugar que le daba una sensación de libertad nunca repetida en la ciudad. Rolo se le aproximó con ganas de decirle algo, pero no supo bien a bien qué, y tampoco tuvo tiempo para encontrarlo porque ella de pronto echó a correr, gritando:

-¡Pamba a quien llegue último al despeñadero!

Y los cuatro galoparon entre la hierba cálida, confundidos con los miles de pequeños animales que hacían lo mismo en esas horas del mediodía. El aire puro los coloreaba con nuevos tonos, les sacaba la risa guardada a fuerzas en la escuela, se les metía en los ojos dándoles el brillo del buen humor. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 20 de diciembre de 2021

UN POEMA SOBRE LA ALEGRÍA (NO TITULADO) DE MIGUEL HERNÁNDEZ recitado por Almudena Grandes en el acto de desagravio a las víctimas del franquismo en el Cementerio de la Almudena.

Destrucción de placas con los nombres de los fusilados por el franquismo,
retiradas del Memorial histórico inacabado en el cementerio de la Almudena.
VÍCTOR SAINZ
Almudena Grandes recita “La alegría” (Vídeo)

Fue una alegría de una sola vez,
de esas que no son nunca más iguales.
El corazón, lleno de historias tristes,
fue arrebatado por las claridades.

Fue una alegría como la mañana,
que puso azul el corazón, y grande,
más comunicativo su latido,
más esbelta su cumbre aleteante.

Fue una alegría que dolió de tanto
encenderse, reírse, dilatarse.
Una mujer y yo la recogimos
desde un niño rodado de su carne.

Fue una alegría en el amanecer
más virginal de todas las verdades.
Se inflamaban los gallos, y callaron
atravesados por su misma sangre.

Fue la primera vez de la alegría
la sola vez de su total imagen.
Las otras alegrías se quedaron
como granos de arena ante los mares.

Fue una alegría para siempre sola,
para siempre dorada, destellante.
Pero es una tristeza para siempre,
porque apenas nacida fue a enterrarse.

Una pequeña librería de Leganés, La libre de Barrio, organizó un acto de desagravio a Miguel Hernández y a las víctimas del franquismo que fueron humilladas después de muertas, otra vez, por José Luis Martínez Almeida, el indigno alcalde de Madrid que rompió la placa con los versos del poeta y las de los nombres de los más de 3000 represaliados.

domingo, 19 de diciembre de 2021

"PETER PAN Y WENDY O EL DERECHO A LA FICCIÓN. Un artículo de MICHÈLE PETIT.

"No hemos nacido para permanecer en el suelo. Nacimos con alas para volar en muchas direcciones, a veces sin salir del lugar donde estamos". Según el ilustrador brasileño Daniel Munduruku, este descubrimiento él se lo debió a su abuelo y a su pueblo. En mi caso, se lo debo al personaje creado por James Barrie, que en un principio me llegó, como a muchos niños franceses, por medio del Journal de Mickey y de la película de Walt Disney. Decir que Peter Pan me gustaba, es poco. Cuando tenía siete años, literalmente me sostuvo, me liberó de los inviernos familiares, me abrió otro mundo que transfiguró lo cotidiano. Me dio ligereza y fuerza. Hay obras que despiertan las ganas de trepar a los árboles o de cruzar los mares. Peter Pan me animó a meterme de lleno en el espacio que me rodeaba para poner en escena mil fantasías renovadas día tras día."

Por esta razón, nunca he podido evitar cierta irritación al leer los juicios sobre alguien que tuvo en mí un efecto tan saludable: Peter Pan es un narcisista, un arrogante irresponsable, sin ninguna compasión, incapaz de amar; alguien con una negación feroz ante el paso del tiempo, ante nuestra finitud, ante la realidad toda; o un gran melancólico, un niño triste que trata de disimular su trágica historia detrás de su
chispeante movilidad.

Quizás sí.

O más bien, no. Llegó la hora de defender al personaje que me brindó tanta felicidad y exaltación. De expresarle mi gratitud a James Barrie por haberlo inventado y desplegado la geografía de sus aventuras.
Y a la empresa Disney, de la cual se han dicho horrores, pero que le dio la vitalidad, la gracia, la levedad de un Gene Kelly o de un Fred Astaire.

Por lo menos, así lo veía cuando era pequeña, y la fuerza del recuerdo es tal que me resulta difícil, muchos años después, al releer Peter Pan y Wendy en la versión de 1911, distinguir qué es lo que le debí a la obra de Barrie, qué a las adaptaciones que conocí de niña y qué a mí misma, pues mis juegos se inspiraron mucho en el periplo del chico que volaba. Pero ¿y eso, qué importancia tiene? No recuerdo quién dijo que, más que un libro, lo que importa es el recuerdo de un libro, cuando empezamos a cambiarlo, a modificarlo, a imaginarlo de otra manera. Cualquier narración continua se transforma, al paso de la lectura y del recuerdo, en fragmentos que adquieren vida propia. Tal vez, sobre todo, cuando se trata de un texto clásico que ha atravesado las épocas y se presta a todo tipo de apropiaciones, reinterpretaciones o asociaciones anacrónicas que son su vida misma. Hoy les daré libre curso. Una vez cerrado el libro, al cabo de unos días, ¿qué es lo que me queda? Veamos: un salto, la voluptuosidad del vuelo, espacios que encajan unos en otros, algunas escenas en la ventana y las voces que cuentan. CONTINUAR LEYENDO

sábado, 18 de diciembre de 2021

Sangre negra / O sangue negro. Un poema de Noémia de Sousa (Mozambique)


¡Oh mi África misteriosa y natural,
mi virgen violada,
¡mi madre!


Como yo andaba hace tanto desterrada,
de ti alejada
distante y egocéntrica
por estas calles de la ciudad!
embarazadas de extranjeros

¡Mi Madre, perdona!


Como si yo pudiera vivir así,
de esta manera, eternamente,
ignorando la caricia fraterna
de mi luna de miel
(mi principio y mi fin) ...
Como si no existiera más allá
de los cines y de los cafés, la ansiedad
de tus horizontes extraños, por desentrañar ...
Como si tus macizos cacimbados
no cantaran en sordina su libertad,
las aves más bellas, cuyos nombres son 
misterios todavía cerrados!

Como si tus hijos -regias estatuas sin par -,
altivos, en bronce tallados,
endurecido en el fuego infernal
de tu sol causante, tropical,
como si tus hijos intemeratos, sobre todo luchando,
a la tierra atados,
como esclavos, trabajando,
que, amando, cantando
¡mis hermanos no fueran!


¡Oh mi Madre África, Ngoma pagana,
En la actualidad,
mística, sortílega - perdona!

A tu hija trasbordada,
te abre y perdona.

¡Que la fuerza de tu savia vence todo!
Y nada más fue necesario, que el hechizo impar
de tus tantán de guerra llamando,
dundundundundun - tãtã - dundundundun - tãtã
nada más que la locura elemental
de tus batuques bárbaros, terriblemente bellos ...


para que vibre
para que yo grite,
para que yo sienta, funda, en la sangre, tu voz, Madre!

Y vencida, reconociera nuestros eslabones ...
y regresar a mi origen milenario.
Madre, mi Madre África
de las canciones esclavas a la luz de la luna,
no puedo, no puedo repudiar
la sangre negra, la sangre bárbara que me has legado ...
Porque en mí, en mi alma, en mis nervios,
es más fuerte que todo,
yo vivo, yo sufro, río a través de él, Madre!
 
O Sangue negro

Ó minha África misteriosa e natural,
minha virgem violentada,
minha Mãe!

Como eu andava há tanto desterrada,
de ti alheada
distante e egocêntrica
por estas ruas da cidade!
engravidadas de estrangeiros

Minha Mãe, perdoa!

Como se eu pudesse viver assim,
desta maneira, eternamente,
ignorando a carícia fraternamente
morna do teu luar
(meu princípio e meu fim)...
Como se não existisse para além
dos cinemas e dos cafés, a ansiedade
dos teus horizontes estranhos, por desvendar...
Como se teus matos cacimbados
não cantassem em surdina a sua liberdade,
as aves mais belas, cujos nomes são mistérios ainda fechados! 

Como se teus filhos – régias estátuas sem par –,
altivos, em bronze talhados,
endurecido no lume infernal
do teu sol causticante, tropical,
como se teus filhos intemeratos, sobretudo lutando,
à terra amarrados,
como escravos, trabalhando,
amando, cantando –
meus irmãos não fossem!

Ó minha Mãe África, ngoma pagã,
escrava sensual,
mística, sortílega – perdoa!

À tua filha tresvairada,
abre-te e perdoa!

Que a força da tua seiva vence tudo!
E nada mais foi preciso, que o feitiço ímpar
dos teus tantãs de guerra chamando,
dundundundundun – tãtã – dundundundun – tãtã
nada mais que a loucura elementar
dos teus batuques bárbaros, terrivelmente belos... 

para que eu vibrasse
para que eu gritasse,
para que eu sentisse, funda, no sangue, a tua voz, Mãe!

E vencida, reconhecesse os nossos elos...
e regressasse à minha origem milenar.
Mãe, minha Mãe África
das canções escravas ao luar,
não posso, não posso repudiar
o sangue negro, o sangue bárbaro que me legaste...
Porque em mim, em minha alma, em meus nervos,
ele é mais forte que tudo,
eu vivo, eu sofro, eu rio através dele, Mãe!

"PIEL/PELLEJO DE ASNO". Un cuento de Perrault

Érase un rey el más poderoso de la tierra, tan amable en la paz como terrible en la guerra. Sus vecinos le respetaban y temían y reinaba la mayor tranquilidad en sus Estados, cuya prosperidad nada dejaba que desear, pues con las virtudes de los ciudadanos brillaban las artes, la industria, y el comercio. Su esposa era tan cariñosa y encantadora y tantos atractivos tenía su ingenio, que si el rey era dichoso como soberano, más lo era como marido. Tenían una hija, y como era muy virtuosa y linda, se consolaban de no haber tenido más hijos.

El palacio era muy vasto y magnífico. En todas partes había cortesanos y criados. Las cuadras estaban llenas de arrogantes caballos y de bonitas jacas cubiertas de hermosos caparazones de oro y bordados; y por cierto no eran los caballos los que atraían las miradas de los que visitaban aquel sitio, sino un señor asno, que en el punto mejor y más vistoso de la cuadra erguía con arrogancia sus largas orejas. Bien merecía la referencia, pues tenía el privilegio de que lo que comía saliese transformado en relucientes escudos de oro, que eran recogidos todas las mañanas al despertar el asno.

Turbó la felicidad de los regios esposos una aguda enfermedad sufrida por la reina, que se fue agravando a pesar de haberse acudido a todos los auxilios de la ciencia y de haber llamado todos a los médicos. Comprendió la enferma que se aproximaba su última hora, y dijo al rey:

-Antes de morir quiero hacerte una súplica. Si cuando haya dejado de existir quieres volver casarte...

-¡Jamás! ¡Jamás! -exclamó el rey sollozando.

-Tal es tu propósito en este instante y me lo hace creer el amor que siempre te he inspirado; pero para que la seguridad sea mayor, quiero me jures que no has de volver a casarte a menos de hallar una mujer que me supere en belleza y en prudencia, la única a quien podrás hacer tu esposa.

Con los ojos llenos de lágrimas lo juró el príncipe, y poco después la reina exhaló en sus brazos el último suspiro, siendo grande la desesperación de su esposo. El dolor trastornó algo su razón, y a los pocos meses dio en mandar comparecer a su presencia a todas las jóvenes de la corte, después a las de la ciudad y luego a las del campo, diciendo que se casaría con la que fuera más bella que la reina difunta; pero como ninguna podía compararse con ella, todas eran rechazadas. El rey acabó por dar evidentes muestras de locura, y cierto día declaró que la infanta, que realmente era más bella que su madre, sería su esposa. Los cortesanos le hicieron presente que tal boda era imposible porque la infanta era hija suya, pero como es difícil hacer entrar en razón a un loco, el rey vociferó que querían engañarle pues él no tenía hijas.

La pobre princesita, al saber lo que ocurría, fuese llorosa a encontrar a su madrina, que era la más poderosa de las hadas, la que exclamó al verla:

-Sé lo que te trae a mi casa. Como tu padre desgraciadamente ha perdido la razón, no conviene que le contraríes abiertamente. Dile que antes de acceder a ser su esposa quieres un vestido de color de cielo, y no podrá dártelo. CONTINUAR LEYENDO

NOTA: La sexualidad y abuso han estado presentes en la LIJ desde sus orígenes. Ya la versión de Caperucita Roja —recogida de la oralidad popular y transcripta por Charles Perrault—, prevenía con explícita moraleja a las niñas sobre no dejarse seducir por “zalameros” que solo quieren llevarlas a la cama. Pero tal vez sea “Piel de asno” —también recopilado por Perrault e incluido en su célebre Cuentos de Mamá Oca (1697)—, uno de los primeros relatos para niños que toca el escabroso tema del incesto y la amenaza del abuso (un rey que halla en su propia hija la posibilidad de volver a casarse con alguien tan hermosa como su fallecida esposa y madre de la víctima). 

La letra invisible de un crimen: Abuso sexual y Literatura Infanto-Juvenil (LIJ), por Graciela Bialet.


viernes, 17 de diciembre de 2021

"CRECIENDO HACIA LA TIERRA". Un poema de Luis Rosales.

A José Coronel Urtecho

Cuando llegue la noche y sea la sombra un báculo,
cuando la noche llegue tal vez el mar se habrá dormido,
tal vez toda su fuerza no le podrá servir para mover sólo un grano de arena,
para cambiar de rostro una sonrisa,
y quizá entre sus olas podrá nacer un niño
cuando llegue la noche.
Cuando la noche llegue y la verdad sea una palabra igual a otra,
cuando todos los muertos cogidos de la mano formen una cadena alrededor del mundo,
quizás los hombres ciegos comenzarán a caminar como caminan las raíces en la tierra sonámbula;
caminarán llevando un mismo corazón de mano en mano,
y cuando al fin se encuentren
se tocarán los rostros y los cuerpos en lugar de llamarse por sus nombres,
y sentirán una fe manual repartiendo entre todos su savia,
y crecerán los muertos y los vivos,
unos dentro de otros
hasta formar un solo árbol que llenará completamente el mundo,
cuando llegue la noche.


jueves, 16 de diciembre de 2021

EL DÍA DEL SEÑOR REGINALD PEACOCK (1917). Un cuento de Katherine Mansfield

No había nada que odiara más que el modo en que ella lo despertaba de mañana. Lo hacía a propósito, por supuesto. Era su modo de arruinarle el día, y él no iba a permitirle que adivinara hasta qué punto tenía éxito. Pero verdaderamente, verdaderamente, despertar así a una persona sensible era absolutamente peligroso. Tardaba horas, horas, en recuperarse. Ella entraba al cuarto embutida en una bata y con un pañuelo atado en la cabeza –para demostrarle que desde el amanecer trabajaba como una esclava– y lo llamaba con voz fuerte y admonitoria:

—¡Reginald!

—¡Eh! ¿Qué? ¿Qué pasa?

—Es hora de levantarse, las ocho y media.

Y salía cerrando la puerta con suavidad, para irse a saborear el triunfo, suponía él.

Entonces él se daba vuelta en la enorme cama, con el corazón aún agitado y, con cada latido, sentía que su energía huía de él, que su... su inspiración para ese día se ahogaba en cada uno de esos palpitantes latidos. Parecía como si ella se regocijara malvadamente en hacerle la vida más difícil de lo que ya era –y Dios bien sabe que era–, en negarle sus derechos de artista, tratando de hacerlo descender a su nivel. ¿Qué le pasaba? ¿Qué demonios quería? ¿Acaso no tenía él tres veces más alumnos ahora que cuando se casaron, acaso no ganaba tres veces más y no había pagado hasta la última cosa que poseían, no se desangraba ahora para enviar a Adrián al jardín de infantes?... ¿Y acaso le había reprochado alguna vez que cuando se casaron ella no aportó ni un penique? Jamás le dije una palabra. ¡Jamás! La verdad era que cuando una mujer se casaba se volvía insaciable, y la verdad era que no había nada más fatal que el matrimonio para un artista, al menos mientras tuviera menos de cuarenta años... ¿Por qué se había casado con ella? Se hacía esta pregunta un promedio de tres veces al día, pero jamás había podido responderla satisfactoriamente. Lo había pescado en un momento de debilidad, cuando su primer contacto con la realidad lo había dejado perplejo y atontado por un tiempo. Mirando hacia atrás, él se veía como una criatura joven y patética, casi un niño, como un pájaro domesticado a medias, totalmente incompetente para hacer frente a deudas y acreedores y a lodos los sórdidos detalles de la existencia. Bien... ella había hecho todo lo posible para cortarle las alas, si es que eso le causaba alguna satisfacción, y bien que podía felicitarse por el éxito de su ardid matutino.

Uno, pensaba él, debería despertarse exquisitamente, resistiéndose, deslizándose de la cama tibia. Empezó a imaginar una serie de encantadoras escenas que culminaron cuando su alumna más atractiva le rodeaba el cuello con sus brazos desnudos y perfumados y le decía, cubriéndolo con su pelo largo: “¡Despierta, mi amor!”. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 15 de diciembre de 2021

PEQUEÑA GUÍA PARA ELEGIR UN LIBRO PARA UN NIÑO O UNA NIÑA. Carolina Martínez Arroyo

Escribí esta pequeña guía para elegir un libro para un/a niña/o pensando en las preguntas que nos hacen en @dondevivenloslibros
En esta guía trato de cambiar el concepto de elegir por la observación y respeto de los lectores y lectoras.
La dejo acá para poder charlar sobre estas ideas.
Espero que sean de ayuda.

Carolina Martínez Arroyo
  1. Elija una librería donde las personas que vendan sean libreros/as y no solo vendedores/as de libros. Lo puede hacer aún mejor aún si busca una librería especializada en libros para niños, niñas y jóvenes. En ellas seguro que va encontrar un librero o librera que sepa, conozca y maneje su catálogo va a poder ayudarles a escoger de la mejor manera.
  2. No regale un libro para “aprender” algo. Para aprender cosas están otras instancias, no es necesario buscar en un libro las respuestas de por qué se enoja o hace berrinches, ni regalar un libro para que aprendan a prestar, hacer pis o dejar de pegar. Los/as chicos/as se van a dar cuenta enseguida que más que un regalo es una trampa.
  3. No piense tanto en la edad una buena obra puede ser leída por niños y niñas de todas las edades. No importa si es corta o larga, si tiene muchas o pocas palabras o muchos o pocos dibujitos. La edad que figura en el libro solo es una indicación estándar y ya sabemos que lo estándar no existe.
  4. Si no conoce muy bien a la niña o al niño averigüe sus gustos, sus lecturas y RESPÉTELAS. Si lee cómics o manga o solo libros con “dibujos” y a usted no le parecen interesantes, se lo compra igual. Porque los/las nenes/as tienen derecho a tener sus propios gustos artísticos independientes de lo que los/as adultos/as consideremos.
  5. No se fije mucho en las novedades, no por nuevas son buenas. Busque librerías que tienen fondo, es decir los libros que tienen más de tres meses. Y un dato, en las librerías de cadena el tiempo de rotación es muy rápido y lo que más va a encontrar es la novedad y el best seller. Y para formar a un/a lector/a tenemos que ir siempre un poquito más allá.
  6. Vaya con tiempo, no el último día que todo el mundo está como loco. Y tómese un tiempo al elegir, comprar un libro es comprar lectura, un bien cultural. No da lo mismo cualquier libro.
  7. NO subestime al niño o a la niña, seguro que entienden, conocen y reflexionan mucho y sobre todas las cosas. No hay temas que no va a entender o que no va a querer leer o que lo/a van a asustar. Confíe.
  8. Y si al/la chico/a no le gusta el libro que eligió, dígale que puede cambiarlo por otro que elija él o ella. Es más puede regalarle un voucher o acompañarlo/a a la librería que elija ahí libremente. La autonomía forma lectores/as críticos/as e independientes.
  9. Leer es un acto que se construye, que es complejo, que tiene dificultades. Tenga paciencia y repita siempre TODOS Y TODAS SOMOS LECTORES/AS. Somos las historias que contamos y que nos cuentan. Somos seres hechos de palabras.

lunes, 13 de diciembre de 2021

LA CASA DE TOMASA RECOMIENDA 20 LIBROS PARA REGALAR EN NAVIDAD

20 cuentos para regalar en Navidad.
Hay para todas las edades y de todos lo géneros.

Ya está aquí la lista más famosa, la que esperan madres y padres, libreros, maestras y maestros, gentes en general ansiosas por saber qué libros recomienda La casa de Tomasa para pedir a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, a Olentzero o a Papá Noel. Aquí nos dejan el listado Navidad 2021 y las razones por las que los han elegido

Os dejamos el listadoNavidad2021 y las razones por las que los hemos elegido: argumentos 20paraNavidad2021. Hay para todas las edades y de todos los géneros: 5 álbumes ilustrados, 5 cómics, 2 libros informativos, uno de preguntas, respuestas y solapas, uno de poesía y 5 novelas (3 infantiles y 2 para adultos) y una recopilación de relatos cortos.

Ahora es el momento de encargarlos, sin esperar a última hora, para no caer en la improvisación, en la compra atolondrada. Mañana sábado 11 de diciembre los presentaremos oficialmente en el Ateneo riojano, si andas cerca ven tú también. ¡Pasa la lista! Esperamos críticas, sugerencias, comentarios. ¡Ojalá os gusten!

domingo, 12 de diciembre de 2021

ESTOS SON LOS 6 PRINCIPALES BENEFICIOS DE LA LECTURA PARA ADULTOS MAYORES.

Leer es una de las principales formas de ejercer la "neurobic" o gimnasia mental, actividades para mantener el cerebro joven y activo. Uno de los efectos de la lectura consiste en estimular la neurogénesis, el nacimiento de neuronas nuevas, algo que sucede no solo en los primeros años sino a lo largo de toda la vida.

Los beneficios de la lectura se pueden aprovechar, desde luego, a lo largo de toda la vida. Y cuanto antes se empieza a leer, tanto mejor. Es un ejercicio que, además de proporcionar placer, modifica las estructuras más profundas de nuestro cerebro.

Y, en concreto, para los adultos mayores -sobre todo a partir de los 65 años, cuando en general el cerebro comienza a dar algunas señales de deterioro cognitivo- leer puede ser una actividad de especial importancia y provecho, sobre todo por los beneficios que se detallan a continuación:

1. Mejora el rendimiento cognitivo

Las personas "con nivel de lectura bajo muestran un rendimiento cognitivo general inferior, disminución en la velocidad de procesamiento y déficits ejecutivos". A esa conclusión llegó una investigación realizada por científicos de Perú, con participación de la Universidad Complutense de Madrid.

El trabajo analiza las relaciones entre nivel de lectura y la reserva cognitiva en adultos mayores. ¿Qué es la reserva cognitiva? "La cantidad y la calidad de nuestro 'mobiliario intelectual’, según lo define la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (FGSR) en un documento titulado ‘La lectura desde la neurociencia’.

La reserva cognitiva, añade el texto, es "la mejor baza que tiene el cerebro para protegerse del declinar cognitivo que acarrea el paso del tiempo o sobrevenido por una enfermedad degenerativa". Es algo que se desarrolla a lo largo de toda la vida y que después de los 65 años se continúa reforzando. La lectura es, para tal fin, una herramienta vital.

2. Reduce el riesgo de padecer Alzhéimer y demencia

Un estudio publicado en 2018 comprobó que las personas mayores de 65 años que leen a diario presentan un riesgo menor de padecer Alzhéimer y demencia, o al menos contribuyen a retrasar su aparición. Un dato a tono, desde luego, con el mejor rendimiento cognitivo señalado en el punto anterior.

Este trabajo fue desarrollado por especialistas chinos, que analizaron los casos de más de 15.500 personas. Y confirmaron que los efectos beneficiosos de la lectura en esta etapa de la vida son independientes de la realización de otras prácticas saludables, como el ejercicio físico, una dieta equilibrada y no fumar.

Ya investigaciones anteriores habían concluido que una más frecuente actividad cognitiva (no solo leer, sino también la afición a los crucigramas y otros juegos) a lo largo de la vida "tiene una asociación con un deterioro cognitivo más lento en la vejez". Pero este trabajo pone énfasis en la importancia de seguir leyendo pasados los 65 años.

En relación con esto, la FGSR explica en su citado documento que "si una persona está predispuesta (naturaleza más ambiente) a sufrir demencia cuando llegue a los 80 años, a mayor reserva cognitiva más tarde comenzará con los síntomas, e incluso podrá alargar tanto ese momento que fallecerá antes de que aparezcan".

3. Favorece la memoria y la fluidez verbal

Científicos de Suecia e Italia determinaron que el hábito de la lectura entre los adultos mayores favorece la memoria episódica y la fluidez verbal, dos de las funciones cognitivas más vulnerables al deterioro neurológico.

La memoria episódica es la que permite recordar con nitidez emociones, lugares y otros detalles de contexto de ciertos momentos de la vida, y por lo tanto permite que los nuevos conocimientos se asienten sobre la base de experiencias anteriores. Por su parte, la fluidez verbal involucra procesos de agrupamiento y cambios de palabras al hablar.

De acuerdo con este estudio, desarrollado a lo largo de una década y media con personas que al comenzar tenían 55 años o más, los buenos niveles de memoria episódica y de fluidez verbal se asociaron con la lectura frecuente de libros, aunque no así la de revistas.

4. Reduce el estrés y mejora la salud mental

La lectura reduce el estrés más rápido y con mayor eficacia que otros métodos de relajación, como escuchar música o beber una taza de café, té u otra infusión. Esa fue la conclusión a la que arribó un estudio realizado por expertos de la Universidad de Sussex, en el Reino Unido.

Además, leer o escuchar una lectura -como sucede en el caso de los audiolibros- produce "una mejora significativa" en adultos mayores con problemas que pueden ir de ansiedad y depresión a distintas fobias, trastorno obsesivo compulsivo, psicosis e ideaciones paranoides. Así lo comprobó un trabajo realizado por científicos de Irán.

5. Combate la sensación de soledad

La sensación de soledad -es decir, la soledad no deseada- es un problema común en las sociedades desarrolladas: afecta a un tercio de la población, una de cada doce personas la sufre de forma grave, y es más común entre los adultos mayores.

No obstante, numerosos estudios han demostrado que las personas que leen por placer se sienten mucho menos solas que aquellas que no leen. "No estoy sola: tengo el mundo entero aquí a mi lado", fue la respuesta -citada en uno de esos trabajos- de una mujer de 86 años que, debido a sus problemas de salud, no podía salir casi nunca de su apartamento.

Además, la lectura también abre la posibilidad de socializar, gracias a los clubes de lectura y a la posibilidad de intercambiar opiniones y comentarios acerca de los textos. "La lectura comentada con otros aporta al lector individual muchos matices que de no haberlo hecho se le habrían pasado por alto", apunta la FGSR.

Las lecturas colectivas también permiten reforzar algunos de los ya citados beneficios, como el de la memoria. "Comentar la jugada refuerza el recuerdo -añade la fundación-. Es más fácil que recordemos un libro o una película si se hace en compañía. Es más emocionante y, a más emoción, mayor será la atención y mejor el recuerdo".

6. Ayuda a dormir mejor

Un último beneficio que, en realidad, muchos conocemos por experiencia propia: leer ayuda a conciliar el sueño. Así lo señalan los expertos de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, y también especialistas como Michael Breus, quien añade que lo mejor para leer antes de dormir es ficción, pues relaja más que los ensayos o textos más reflexivos.

La ayuda de la lectura para quedarse dormido puede ser de especial valor para los adultos mayores, pues es un hecho que dormir nos cuesta más a medida que envejecemos, tanto conciliar el sueño como dormir de corrido toda la noche.

En cualquier caso, un libro o una revista en papel siempre son mejores alternativas para ese momento del día que el teléfono móvil u otros dispositivos con pantallas, cuyo brillo logra el efecto contrario: hace que quedarse dormido cueste todavía más.


viernes, 10 de diciembre de 2021

LA MEMORIA EN LAS MANOS. Un poema de Pedro Salinas.

Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.
Recuerdo de una piedra
que hubo junto a un arroyo
y que cogimos distraídamente
sin darnos cuenta de nuestra ventura.
Pero su peso áspero,
sentir nos hace que por fin cogimos
el fruto más hermoso de los tiempos.
A tiempo sabe
el peso de una piedra entre las manos.
En una piedra está
la paciencia del mundo, madurada despacio.
Incalculable suma
de días y de noches, sol y agua
la que costó esta forma torpe y dura
que acariciar no sabe y acompaña
tan sólo con su peso, oscuramente.
Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.
¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!
Ella supo esperar sin pedir nada
más que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.
También recuerdan ellas, mis manos,
haber tenido una cabeza amada entre sus palmas.
Nada más misterioso en este mundo.
Los dedos reconocen los cabellos
lentamente, uno a uno, como hojas
de calendario: son recuerdos
de otros tantos, también innumerables
días felices
dóciles al amor que los revive.
Pero al palpar la forma inexorable
que detrás de la carne nos resiste
las palmas ya se quedan ciegas.
No son caricias, no, lo que repiten
pasando y repasando sobre el hueso:
son preguntas sin fin, son infinitas
angustias hechas tactos ardorosos.
Y nada les contesta: una sospecha
de que todo se escapa y se nos huye
cuando entre nuestras manos lo oprimimos
nos sube del calor de aquella frente.
La cabeza se entrega. ¿Es la entrega absoluta?
El peso en nuestras manos lo insinúa,
los dedos se lo creen,
y quieren convencerse: palpan, palpan.
Pero una voz oscura tras la frente,
-¿nuestra frente o la suya?-
nos dice que el misterio más lejano,
porque está allí tan cerca, no se toca
con la carne mortal con que buscamos
allí, en la punta de los dedos,
la presencia invisible.
Teniendo una cabeza así cogida
nada se sabe, nada
sino que está el futuro decidiendo
o nuestra vida o nuestra muerte
tras esas pobres manos engañadas
por la hermosura de lo que sostienen.
Entre unas manos ciegas
que no pueden saber. Cuya fe única
está en ser buenas, en hacer caricias
sin cansarse, por ver si así se ganan
cuando ya la cabeza amada vuelva
a vivir otra vez sobre sus hombros,
y parezca que nada les queda entre las palmas,
el triunfo de no estar nunca vacías.

 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

"Wakelfield". Un cuento de Nathaniel Hawthorne.

En el libro de Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte, aparece referido este cuento de Hawthorne en el siguiente párrafo:

"Y ahora dime: ¿No has sentido nunca la insidiosa tentación de dejar de ser quien eres? ¿De liberarte de ti mismo? Pero no hace falta ser tan drástico y tan loco como Wakefield: bastaría con ir soltando lastre. Con irse desnudando de las capas superfluas. Fuera la dictadura de #HacerLoQueSeDebe. Adiós a la #Ambición esclavizante y a la inseguridad torturadora (estas dos son pareja). Se acabó la #Culpabilidad y el ciego mandato de #HonrarALosPadres." (pág. 204)

Y si a alguien le deja intrigado este personaje, nada mejor que leer su historia.

Wakelfield

Recuerdo haber leído en alguna revista o periódico viejo la historia, relatada como verdadera, de un hombre -llamémoslo Wakefield- que abandonó a su mujer durante un largo tiempo. El hecho, expuesto así en abstracto, no es muy infrecuente, ni tampoco -sin una adecuada discriminación de las circunstancias- debe ser censurado por díscolo o absurdo. Sea como fuere, este, aunque lejos de ser el más grave, es tal vez el caso más extraño de delincuencia marital de que haya noticia. Y es, además, la más notable extravagancia de las que puedan encontrarse en la lista completa de las rarezas de los hombres. La pareja en cuestión vivía en Londres. El marido, bajo el pretexto de un viaje, dejó su casa, alquiló habitaciones en la calle siguiente y allí, sin que supieran de él la esposa o los amigos y sin que hubiera ni sombra de razón para semejante autodestierro, vivió durante más de veinte años. En el transcurso de este tiempo todos los días contempló la casa y con frecuencia atisbó a la desamparada esposa. Y después de tan largo paréntesis en su felicidad matrimonial cuando su muerte era dada ya por cierta, su herencia había sido repartida y su nombre borrado de todas las memorias; cuando hacía tantísimo tiempo que su mujer se había resignado a una viudez otoñal -una noche él entró tranquilamente por la puerta, como si hubiera estado afuera sólo durante el día, y fue un amante esposo hasta la muerte. CONTINUAR LEYENDO


INVENTARIO DE LUGARES PROPICIOS AL AMOR. Un poema de Ángel González.

Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al norte,
orillas de los ríos,
bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
temperaturas y los vientos húmedos
lo dificultan todo.
Las ordenanzas, además, proscriben
la caricia (con exenciones
para determinadas zonas epidérmicas
-sin interés alguno-
en niños, perros y otros animales)
y el «no tocar, peligro de ignominia»
puede leerse en miles de miradas.
¿A dónde huir, entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
córneas torturadas,
implacables pupilas,
retinas reticentes,
vigilan, desconfían, amenazan.
Queda quizá el recurso de andar solo,
de vaciar el alma de ternura
y llenarla de hastío e indiferencia,
en este tiempo hostil, propicio al odio.

martes, 7 de diciembre de 2021

Luisa Carnés. "Trece cuentos".

Acabo de leer este libro de cuentos de Luisa Carnés y me ha encantado. Luisa Carnés es otra de las escritoras olvidadas, otra de las "sinsombrero", otra de las que no salió en la foto de la Generación del 27". Y todo eso por ser mujer.

Hace poco se celebrara el 200 aniversario del fallecimiento de Jane Austin, una escritora a la que la mayoría considera como clásica. Esto es algo que siempre me ha llamado la atención: la novela rosa dentro de los clásicos. Claro, que hay una cuestión importante: es inglesa. Y los cánones literarios nunca han dejado de pecar de etnocentrismo. Reconozco el mérito de esta autora por las circunstancias en que tuvo que escribir, fundamentalmente por ser mujer, tal como lo reflejó tan magníficamente Virgnia Woolf en su libro "Una habitación propia".  Sin embargo, a la hora de ponderar las dificultades de una mujer para escribir, Virginia Woolf no tuvo en cuenta la dificultad añadida de, además de ser mujer, la de ser perseguida por sus ideales políticos, como es el caso de Luisa Carnés, amén de otras escritoras republicanas. Y esta distinción no es una cuestión baladí, ya que esa doble marginación, por su género y por sus ideas políticas, va a quedar reflejada en su obra literaria, dotándola de una fuerza y un significado a la que nunca pudo llegar, por ejemplo, Jane Austin.

No quisiera con esta líneas caer en un chauvinismo esclerotizante como el de los cánones literarios de carácter etnocéntrico. Tan sólo quisiera reivindicar figuras que se hacen universales no por donde han nacido, sino por la lucha que han mantenido en diferentes frentes y que ha quedado reflejada en sus obras.

He aquí uno de esos trece relatos:

LA CHIVATA

¿Quién era? No podía ser la madre del niño recién nacido, de aquel niño de piel rosada, llena de arrugas, cuyos puñitos apretados eran los únicos puños que podían cerrarse ante las miradas agudas de las celadoras. No podía ser la madre recién llegada, cuyo hijo acababa casi de abrir los ojos a la luz de aquellas galerías, cuya claridad no descubría graciosos pájaros, ni iluminaba un solo árbol, un árbol siquiera, que pudiera contar el paso de las estaciones con su desgranar de capullos en cada rama o su crujir de hojas secas bajo los invisibles dedos del viento. No podía ser aquella madre nueva, cuyos labios pálidos sellaban el camino de la libertad del marido («Podéis matarme, pero no diré por dónde se fue»). Su cabello apretado en rueda sobre la nuca todavía no encanecía. Sus manos alzaban al hijo para que recibiera el rayo de sol que paseaba despacio, de doce a una, por el patio, para que recibiera el aire delgado que a las oscuras celdas no quería pasar. 

No podía ser tampoco la madre del niño doliente, que no sabía lo que era un caballo, ni menos aún conocía la leche de la vaca mugidora, e ignoraba que dos hileras de casas formaban una calle, y varias casas puestas en rueda forman una plaza. El niño de piernas de alambre, que desconocía otras aves que no fueran aquellas que cruzaban por encima del penal, con un ruido que hacía temblar todos sus pequeños huesos.

No podía ser tampoco la maestra. La maestra no era joven ni bella. Sus manos se habían deformado con ropas ajenas. Había lavado en lavaderos públicos, en pilas frías, por las cuales pasaban ropas de todas partes, pero sobre todo señaladas con un signo (USA) que la maestra conocía muy bien; en lavaderos de hospitales, oscuros, húmedos, acompañada a veces de algún cadáver, en espera de la noche para ser rescatado por la tierra. Así se enclavijaron los dedos de sus manos, mientras los niños españoles no sabían que dos y dos son cuatro. CONTINUAR LEYENDO