domingo, 31 de julio de 2022

"RETRATO DE UNA LECTURA FAMILIAR"

 


"BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA". Un poema de la Premio Nóbel polaca Wislawa Szymborska.

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas y que me esfuerce
después para que parezcan ligeras.

sábado, 30 de julio de 2022

"PEDRITO Y EL LOBO". Cuento/Fábula popular

Había una vez, un pastorcillo que se llamaba Pedrito, que tenía unas cuantas ovejillas. Su madre lo mandaba todos los días al campo para que llevara a las ovejillas a pastar. Y la verdad es que a Pedrito no le hacía mucha gracia lo de llevar las ovejillas al campo, porque decía que se aburría mucho.

Entonces, un día, estaba allí sentado debajo de un árbol, viendo cómo las ovejas pastaban y oyó a lo lejos unas voces. Se asomó a ver qué era, y eran unos campesinos que estaban en sus campos labrando la tierra. Como estaba aburrido, pues pensó: “¿y si les gasto una broma?”.

Y entonces empezó a gritar: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo!”. Los segadores, al ver que estaba gritando, fueron corriendo en su ayuda, con los picos, con las palas, con las hoces, con todo lo que tenían. Y cuando llegaron al sitio, resulta que Pedrito estaba roto de la risa, porque claro, les había gastado una broma y se estaba burlando de ellos. Pues los campesinos se volvieron a bajar otra vez, y a la hora así, otra vez: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo!”. Y los campesinos otra vez subieron a ver qué le pasaba a Pedrito. Cuando llegaron, pues otra vez se encontraron con que Pedrito se estaba partiendo de la risa y era mentira. Entonces los campesinos ya se bajaron bastante enfadados para abajo, cuando al rato, volvieron a escuchar: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo!”. Y otra vez los campesinos para arriba corriendo; con las palas, con los picos, con las hoces. Y cuando llegaron allí, otra vez Pedrito estaba destornillado de la risa, tirado en el suelo. Pues ya, se bajaron bastante enfadados.

Cuando al cabo de unas horas, Pedrito oyó un rugido y cuando miró, vio que había un lobo atacando su rebaño. Y empezó a gritar: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!”. Los campesinos lo escucharon, pero ya no quisieron subir, porque pensaron: “Otra vez se está burlando Pedrito de nosotros. Pues esta vez no vamos a subir y no se va a reír de nosotros”. Y resulta, que esta vez era verdad y el lobo se comió a todas las ovejas de Pedrito y no le dejó ninguna, se comió todo su rebaño. Y ahí aprendió una lección: no se puede mentir, porque si no, cuando dices la verdad, nadie te creerá.

viernes, 29 de julio de 2022

"EL FORGES Y LA LECTURA"

 


"BOLSAS". Un cuento de Raymond Carver

Es octubre, un día húmedo. Desde la ventana del hotel veo demasiadas cosas de esta ciudad del Medio Oeste. Veo cómo se encienden las luces de algunos edificios, veo cómo el humo de las altas chimeneas se alza en columnas espesas. Me gustaría no tener que mirar.

Quiero contarles una historia que me contó mi padre cuando el año pasado pasé unas horas en Sacramento. Se refiere a ciertos hechos que le acontecieron dos años antes de aquel tiempo, entendiendo por aquel tiempo el inmediatamente anterior a que mi madre y él ser divorciaran.

Soy vendedor de libros. Represento a una firma muy conocida. Publicamos libros de texto y tenemos la sede en Chicago. Mi zona es Illinois, y partes de Iowa y de Wisconsin. Había asistido en Los Ángeles a la convención de la Western Book Plublishers Association cuando se me ocurrió visitar a mi padre unas cuantas horas. No lo había vuelto a ver desde el divorcio, ¿comprenden? Así que saqué su dirección de la cartera y le envié un telegrama. A la mañana siguiente facturé mis cosas hasta Chicago y me embarqué en un avión con destino a Sacramento.

Tardé un minuto en verle. Estaba en donde todo el mundo, es decir, detrás de la puerta de salida. Pelo blanco, gafas, pantalones marrones de tela indeformable. CONTINUAR LEYENDO

jueves, 28 de julio de 2022

"EL DOLOR ENVEJECE MÁS QUE EL TIEMPO...". Un poema de Gloria Fuertes

El dolor envejece más que el tiempo,
este dolor dolor que no se acaba,
y que te duele todo todo todo
sin dolerte en el cuerpo nada nada.

A tantos días de dolor se muere uno,
ni la vida se va,
ni el corazón se para,
es el dolor acumulado el que,
cuando no lo soportas,
él te aplasta.

Mi accidente será un buen epitafio:
Cuando una calle bajo el sol cruzaba,
de dolor – o de amor – es lo mismo,
murió desbaratada

Gloria Fuertes

Gloria Fuertes nació en el barrio de Lavapiés de Madrid, el 28 de julio de 1917.
Su poesía se encuadra en el llamado realismo crítico o social.
Aunque ella misma se definió como: «autodidacta y poéticamente desescolarizada», su nombre se asocia a dos movimientos literarios: la Generación del 50 y el postismo, grupo literario de posguerra al que se unió a finales de la década de 1940, y del que así mismo formaban parte Carlos Edmundo de Ory, Eduardo Chicharro Briones y Silvano Sernesi, y en el que también se vinculó, entre otros, Ángel Crespo.

Murió el 27 de noviembre de 1998, en su ciudad natal.


miércoles, 27 de julio de 2022

"MIS HABITACIONES". Un poema de José Agustín Goytisolo

En las noches sin sueño; en esa hora
de la rauda memoria
que precede al olvido
pasan por mi cabeza
─como ante la pantalla de un cine desbocado─
escenas gestos voces alegrías,
persecuciones, himnos;
pero de entre las cosas
que vuelven desde el fondo
sin límites del alma
asoman su contorno y surgen
las extrañas habitaciones
en las que yo he vivido.

A veces me contemplan los sillones
de la casa del padre y me preguntan
por mis zapatos nuevos
por aquella pelota que un día me quitaron
por el perro que murió.
También me observan
los espejos recordando mi rostro
cubierto de jabón: me saludan
y me encuentran más viejo.

Una silla otras veces
salta desde el rincón más alejado
de aquel cuarto que fue
mi residencia de estudiante
y desde allí me grita
me canta las virtudes de aquel vino
repite mis lecciones de memoria
y me despierta con una campana.

También llega un pasillo
que me conduce de la mano
hasta el cuarto encalado
de mis veranos libres:
me encierra allí y aguarda
la bienvenida del ropero;
y escucha ─agazapado tras la puerta─
nuestras conversaciones
hablando de la caza y de los higos
o de aquella camisa de soldado
que todavía guarda.

Están después aquellas
otras habitaciones silenciosas
que no preguntan nada; mas me miran
reprochando algo feo
que debió suceder y no recuerdo
y lanzan sus lavabos
como una acusación disparatada
dirigiéndome sordos
ruidos con sus desagües pecadores
para llamarme al arrepentimiento.

Así en las altas noches
me cercan y preguntan
estas habitaciones de mi vida
estos cuartos sus muebles sus dinteles
y en un agobio de percheros
de alfombras y de libros olvidados
me recuerdan el tiempo
que dejé como un trapo.
hecho jirones entre sus paredes.

martes, 26 de julio de 2022

"ASÍ VIVIMOS AHORA". Un cuento de Susan Sontag

Al principio solo perdía peso, se sentía un poco enfermo, le dijo Max a Ellen, y no pidió una cita a su médico, según Greg, porque lograba seguir trabajando más o menos al mismo ritmo, pero sí dejó de fumar, señaló Tanya, lo que sugiere que estaba asustado, pero también que quería, aún más de lo que sabía, estar sano, o más sano, tal vez solo recuperar algunos kilos de peso, dijo Orson, porque le dijo a ella, prosiguió Tanya, que suponía que iba a subirse por la paredes (¿no se dice así?), y, ante su sorpresa, descubrió que no extrañaba los cigarrillos para nada y que se deleitaba con la sensación de que sus pulmones no sentían dolor por primera vez en años. Pero tenía un buen médico, quiso saber Stephen, porque habría sido una locura no hacerse un examen médico general después de que pasó el susto y que había vuelto de la conferencia en Helsinki, aun cuando por entonces se sentía mejor. Y él le dijo a Frank que iría, aun cuando estaba de verdad asustado, como reconoció ante Jan, pero quién no se asustaría ahora, sin embargo, por extraño que parezca, no se había preocupado hasta hace poco, le confesó a Quentin, fue solo en los últimos meses que sintió en la boca ese gusto metálico del pánico, porque caer gravemente enfermo era algo que ocurría a otras personas, una ilusión corriente, le señaló a Paolo, si uno tenía treinta y ocho años y nunca había tenido una enfermedad grave; no era, como confirmó Jan, un hipocondríaco. Por supuesto, era difícil no preocuparse, todos estaban preocupados, pero de nada serviría ceder al pánico, porque como le señaló Max a Quentin, no había nada que se pudiera hacer salvo esperar y tener esperanza, esperar y empezar a ser cuidadoso, ser cuidadoso y tener esperanza. Y aun si se probaba que uno estaba enfermo, no debía desalentarse, había nuevos tratamientos que prometían detener el curso inexorable de la enfermedad, la investigación progresaba. Parecía que todos estaban en contacto con todos los demás varias veces a la semana, interesándose, nunca pasé tantas horas seguidas hablando por teléfono, le dijo Stephen a Kate, y cuando me siento exhausto después de las dos o tres llamadas que me hicieron, dándome las últimas noticias, en vez de desconectar el teléfono para darme un respiro marco el número de otro amigo o conocido para darle la noticia. No estoy segura de que pueda permitirme pensar mucho en el asunto, dijo Ellen, y sospecho de mis propios motivos, hay algo morboso a lo que empiezo a acostumbrarme, que me agita, esto debe de parecerse a lo que sintió la gente en Londres durante los bombardeos. Que yo sepa, no corro peligro, pero nunca se sabe, dijo Aileen. Esto no tiene precedentes, dijo Frank. Pero no crees que debería ver a un médico, insistió Stephen. Mira, dijo Orson, no puedes obligar a la gente a que se cuide, y qué te hace pensar lo peor, podría estar debilitado solamente, la gente todavía contrae enfermedades corrientes, algunas espantosas, por qué das por sentado que tiene esa enfermedad. Pero de lo único que quiero estar seguro, dijo Stephen, es que él entiende las opciones, porque la mayoría de la gente no las entiende, por eso no quieren ver a un médico o hacerse el análisis, creen que no se puede hacer nada. Pero quizá pueda hacerse algo, le dijo a Tanya (según Greg), quiero decir qué gano si consulto a un médico; si estoy realmente enfermo, se cuenta que dijo, pronto lo sabré. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 25 de julio de 2022

"CANTO PRIMERO". Un poema de Blas de Otero

Definitivamente, cantaré para el hombre.
Algún día —después—, alguna noche,
me oirán. Hoy van —vamos— sin rumbo,
sordos de sed, famélicos de oscuro.

Yo os traigo un alba, hermanos. Surto un agua,
eterna no, parada ante la casa.
Salid a ver. Venid, bebed. Dejadme
que os unja de agua y luz, bajo la carne.

De golpe, han muerto veintitrés millones
de cuerpos. Sobre Dios saltan de golpe
-sorda, sola trinchera de la muerte-
con el alma en la mano, ente los dientes

el ansia. Sin saber por qué, mataban;
muerte son, sólo muerte. Entre alambradas
de infinito, sin sangre. Son hermanos
nuestros. Vengadlos, sin piedad, ¡vengadlos!

Solo está el hombre. ¿Es esto lo que os hace
gemir? Oh si supieseis que es bastante.
Si supieseis bastaros, ensamblaros.
Si supierais ser hombres, sólo humanos.

¿Os da miedo, verdad? Sé que es más cómodo
esperar que Otro -¿quién?- cualquiera. Otro,
ser, si procuro ser quien soy. ¡Quién sabe

si hay más! En cambio, hay menos: sois sentinas
de hipocresía. ¡Oh, sed, salid al día!
No sigáis siendo bestias disfrazadas
de ansia de Dios. Con ser hombres os basta.

MUSEO DEL PRADO. AUDIOGUÍAS INFANTILES: LA SAGRADA FAMILIA DEL PAJARITO, DE MURILLO

 

viernes, 22 de julio de 2022

"ESPERANZA". Un poema de Ángel González

Esperanza,
araña negra del atardecer.
Tu paras
no lejos de mi cuerpo
abandonado, andas
en torno a mí,
tejiendo, rápida,
inconsistentes hilos invisibles,
te acercas, obstinada,
y me acaricias casi con tu sombra
pesada y leve a un tiempo.

Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada
es ya posible…
Mi corazón:
tu nido.
Muerde en él, esperanza.



jueves, 21 de julio de 2022

"LOS CLÁSICOS INFANTILES, ESOS INADAPTADOS DE SIEMPRE. ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA ADAPTACIÓN EN LA LITERATURA INFANTIL". Por Marcela Carranza

Podríamos definir a los clásicos infantiles como aquellos textos de los que todo el mundo tiene noticias, pero que casi nadie ha leído.

Si a un grupo de personas adultas de diversas edades se les pregunta si conocen al Pinocho, posiblemente dirán que sí; podrán incluso afirmar que la trama versa acerca de un muñeco que miente y que debido a eso le crece la nariz, un muñeco que luego de toda clase de aventuras, hacia el final del relato, es transformado por un hada en un niño de verdad. Ante la pregunta de si han leído el libro, la respuesta de la mayoría volverá a ser afirmativa, dirán que lo han leído de niños, o bien de adultos a sus hijos o alumnos. Si se les interroga sobre la extensión del libro que leyeron, posiblemente las personas entrevistadas hablarán de unas pocas páginas, y quizá algunos dirán que se trata de una novela de más de treinta capítulos. Pero este último grupo, será el de una minoría.

Puede que muchas de estas personas manifiesten su decepción al descubrir que lo que ellos habían tomado por Pinocho, un pequeño libro de una docena de páginas, no era sino una de las muchas adaptaciones que serruchan, podan y encastran fragmentos, hasta obtener esas malas copias que poco o nada tienen que ver con el texto original. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 20 de julio de 2022

"PRESIDENTE". Un poema de Luis García Montero

Experto en mercancías, miró y supo
qué se puede vender en política.
Conocía a su gente.
Desamparados con derecho a voto
rondaban en el suburbio de las dudas
en busca de algún líder para la incertidumbre.
Debilidad y odio
Formaron un buen cóctel con el miedo.
Hizo así su trabajo. Consiguió
la ayuda inestimable
de los más ricos y los ignorantes
que fueron de la mano en nombre de la patria.

Nos falta por saber en dónde estábamos
los sabios y los justos.
quizás en Harvard o tal vez en Princeton,
rama de estudios culturales.
Las futuras camadas del dinero
jugaban con Foucault y Derrida
a ser antisistema.

Rebeldías
propias para salir por la culata.
Quemar instituciones de la literatura
y perder la memoria
fue darles la razón a los que opinan
que un izquierdista es un payaso
y un rifle vale más que mil palabras.
 

martes, 19 de julio de 2022

"TESTIMONIO ANTE UN PRÓXIMO DESMANTELAMIENTO". Un cuento de Remedios Zafra.

Señor manijero:

Sí, es cierto que directamente nunca hice grandes cosas, ni tampoco he contribuido -indirectamente- a hacer grandes cosas. Me refiero, y usted ya me entiende, a cosas grandes, importantes, como trabajar para terminar con el hambre y la violencia en el mundo, ser voluntaria en una misión de paz o participar en una cadena de buenas acciones con objeto de que mi gesto sirviera de ejemplo a otros. Ni siquiera creo que no hacerlo y reconocerlo me sitúe en una posición preferente respecto a quien lo hace buscando sólo algún tipo de satisfacción personal. Nunca hice nada de esto, le digo, ni tuve intención de hacerlo, sobre todo porque ni supe que "yo" podía hacerlo, ni de saberlo habría podido.

Tampoco escribí un libro, ni planté un árbol. Bueno, esto último lo hice, sí. Al menos ayudé a hacerlo aunque fue mi marido quien cavó los hoyos e introdujo los plantones de olivo en la tierra. No obstante, de muchas maneras yo he contribuido a que él lo haga. De todas formas, usted me corregirá, pero creo que si es por trabajo no cuenta. Además no lo hicimos conscientes de la trascendencia que da a este acto quien planta un árbol para hacer "algo importante" en la vida. Igual que lo de los hijos. ¡Qué le voy a contar!

Al no hacer dichas cosas que, convencionalmente, me situarían en una posición privilegiada de felicidad por inversión de felicidad para otros, lógicamente, nunca he sentido esa plena sensación que narran los que protagonizan esas experiencias heroicas. Tampoco hice las propias de quien tiene mucho dinero y puede permitirse felicidad "pagada". Como ya sabe, no lo tengo y, según dicen en la iglesia (el cura, que es el que desde su púlpito y sin darnos derecho a réplica, presume de saber administrar nuestras aspiraciones inmateriales), la nuestra, a la que podíamos aspirar los de aquí era la primera, la felicidad medida en función de la felicidad generada. No dudo de que las posibles experiencias de este tipo de felicidad serán inigualables, únicas, más totales... más inolvidables que las mías, puesto que se cuentan y, cuando menos, resistirán a dos o más olvidos de los que escuchen atentos dichas hazañas. Con franqueza, me da un poco de apuro contarle las mías.

Porque... dice usted que no desmantelarán mi pueblo si encuentran gente feliz ¿no? Tengo que reconocer que a mí me parece algo inaudita la condición que nos ponen usted y aquellos para los que usted trabaja, pero que conste que yo no sé de casi nada y presupongo que, usted y ellos, sus razones de peso tendrán. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 17 de julio de 2022

"VOSOTROS QUE HABÉIS LLORADO DOS MIL AÑOS". Un poema de Charlotte Delbo

Vosotros que habéis llorado dos mil años
al que agonizó tres días y tres noches

qué lágrimas tendréis
para los que agonizaron
mucho más de trescientas noches y mucho más de trescientos días
cuánto
lloraréis
a los que agonizaron tantas agonías
y eran innumerables

No creían en la resurrección eterna
Y sabían que no lloraríais.

Charlotte Delbo. Auschwitz y después. I. Ninguno de vosotros volverá. Ediciones Turpial, 2004. Traducción: Mª Teresa de los Ríos 

Charlotte Delbo y su marido, Georges Dudach, pertenecientes al partido comunista francés, fueron detenidos el 1942. A él lo fusilaron, a ella la enviaron a Auschwitz, junto a otras 230 francesas. Solo sobrevivieron cuarenta y nueve.

sábado, 16 de julio de 2022

LIBRO PDF: "MIEDO Y OSADÍA". Paulo Freire, Ira Shor. La cotidianidad del docente que se arriesga a practicar una pedagogía transformadora

Este libro se ha escrito de la siguiente manera: primero, Ira propuso realizar un libro-diálogo en Amherst en febrero de 1984, donde Paulo hacía una residencia en la Universidad de Massachusetts. Nos reunimos de nuevo en Ann Arbor, en marzo, y en Nueva York en mayo, para repasar la agenda de las cuestiones sobre las que hablaríamos. Después, en julio, nos reunimos en Vancouver, donde Paulo dictaba un seminario sobre educación de adultos, en la Universidad de Columbia Británica. En Vancouver nos reunimos durante ocho días, en sesiones que duraban tres horas cada una y en las que grabábamos las conversaciones. Ira llevó las cintas a Nueva York y preparó la transcripción. Nos reunimos nuevamente durante dos fines de semana en Amherst, en febrero y en marzo de 1985, para editar el manuscrito y grabar algunas cosas más. Después, Ira realizó el esbozo de una transcripción y nos encontramos otras dos veces, en julio de 1985, en Massachusetts, para term inar de editar el manuscrito. Queremos manifestar nuestro agradecimiento a algunas personas que nos han am dado a escribir este libro. En Vancouver, Paz Buttedahl nos cedió valiosamente el espacio para realizar las grabaciones mientras transcurría el seminario que ella organizaba con Paulo. Yam-Tow Shamash, de la Universidad de Columbia Británica, nos proporcionó cintas, un magnetófono profesional y copias -realizadas durante la noche- de las cintas grabadas. Herb Perr, del Hunter College, fue nuestro fiel sonidista durante las grabaciones. Ya-Ya Andrade, de la Universidad de Columbia Británica, nos ayudó con las traducciones del ’ 16 Miedo y osadía portugués durante las sesiones. Cynthia Brown, Nan Elsasser, Patricia Irvine, Frances Goldin y Arthur Haznin leyeron los borradores de la transcripción y nos acidaron inmensamente con sus críticas. 

Ira Shor y Paulo Freire. Septiembre de 1985

ACCEDE AL LIBRO DESDE AQUÍ

jueves, 14 de julio de 2022

"HEME AQUÍ". Un poema de Sophia de Mello

Heme aquí
Habiéndome despojado de todos mis mantos
Habiéndome apartado de adivinos magos y dioses
Para quedarme sola ante el silencio
Ante el silencio y el esplendor de tu rostro
Mas tú eres de todos los ausentes el ausente
Ni tu hombro me sostiene ni tu mano me roza
Mi corazón desciende las escalas del templo que no habitas
Y tu encuentro
Son llanuras y llanuras de silencio
Oscura es la noche
Oscura y transparente
Mas tu rostro está allende el tiempo opaco
Y no habito los jardines de tu silencio
Porque tú eres de todos los ausentes el ausente

miércoles, 13 de julio de 2022

"EL SUEÑO". Un poema de Gerardo Diego

Apoya en mí la cabeza,
si tienes sueño.
apoya en mí la cabeza,
aquí, en mi pecho.
Descansa, duérmete, sueña,
no tengas miedo del mundo,
que yo te velo.
Levanta hacia mí tus ojos,
tus ojos lentos,
y ciérralos poco a poco
conmigo dentro;
ciérralos, aunque no quieras,
muertos de sueño.

Ya estás dormida. Ya sube,
baja tu pecho,
y el mío al compás del tuyo
mide el silencio,
almohada de tu cabeza,
celeste peso.
Mi pecho de varón duro,
tabla de esfuerzo,
por ti se vuelve de plumas,
cojín de sueños.
Navega en dulce oleaje,
ritmo sereno,
ritmo de olas perezosas
el de tus pechos.
De cuando en cuando una grande,
espuma al viento,
suspiro que se te escapa
volando al cielo,
y otra vez navegas lenta
mares de sueño,
y soy yo quien te conduce
yo que te velo,
que para que te abandones
te abrí mi pecho.
¿Qué sueñas? ¿Sueñas? ¿Qué buscan
– palabras, besos –
tus labios que se te mueven,
dormido rezo?
Si sueñas que estás conmigo,
no es sólo sueño;
lo que te acuna y te mece
soy yo, es mi pecho.

Despacio, brisas, despacio,
que tiene sueño.
Mundo sonoro que rondas,
hazte silencio,
que está durmiendo mi niña,
que está durmiendo
al compás que de los suyos
copia mi pecho.
Que cuando se me despierte
buscando el cielo
encuentre arriba mis ojos
limpios y abiertos.

Gerardo Diego

martes, 12 de julio de 2022

"AXOLOTL".Un cuento de Julio Cortázar

Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl. Iba a verlos al acuario del Jardín des Plantes y me quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl.

El azar me llevó hasta ellos una mañana de primavera en que París abría su cola de pavo real después de la lenta invernada. Bajé por el bulevar de Port Royal, tomé St. Marcel y L’Hôpital, vi los verdes entre tanto gris y me acordé de los leones. Era amigo de los leones y las panteras, pero nunca había entrado en el húmedo y oscuro edificio de los acuarios. Dejé mi bicicleta contra las rejas y fui a ver los tulipanes. Los leones estaban feos y tristes y mi pantera dormía. Opté por los acuarios, soslayé peces vulgares hasta dar inesperadamente con los axolotl. Me quedé una hora mirándolos, y salí incapaz de otra cosa.

En la biblioteca Saint-Geneviève consulté un diccionario y supe que los axolotl son formas larvales, provistas de branquias, de una especie de batracios del género amblistoma. Que eran mexicanos lo sabía ya por ellos mismos, por sus pequeños rostros rosados aztecas y el cartel en lo alto del acuario. Leí que se han encontrado ejemplares en África capaces de vivir en tierra durante los períodos de sequía, y que continúan su vida en el agua al llegar la estación de las lluvias. Encontré su nombre español, ajolote, la mención de que son comestibles y que su aceite se usaba (se diría que no se usa más) como el de hígado de bacalao.

No quise consultar obras especializadas, pero volví al día siguiente al Jardin des Plantes. Empecé a ir todas las mañanas, a veces de mañana y de tarde. El guardián de los acuarios sonreía perplejo al recibir el billete. Me apoyaba en la barra de hierro que bordea los acuarios y me ponía a mirarlos. No hay nada de extraño en esto porque desde un primer momento comprendí que estábamos vinculados, que algo infinitamente perdido y distante seguía sin embargo uniéndonos. Me había bastado detenerme aquella primera mañana ante el cristal donde unas burbujas corrían en el agua. Los axolotl se amontonaban en el mezquino y angosto (sólo yo puedo saber cuán angosto y mezquino) piso de piedra y musgo del acuario. Había nueve ejemplares y la mayoría apoyaba la cabeza contra el cristal, mirando con sus ojos de oro a los que se acercaban. Turbado, casi avergonzado, sentí como una impudicia asomarme a esas figuras silenciosas e inmóviles aglomeradas en el fondo del acuario. Aislé mentalmente una situada a la derecha y algo separada de las otras para estudiarla mejor. Vi un cuerpecito rosado y como translúcido (pensé en las estatuillas chinas de cristal lechoso), semejante a un pequeño lagarto de quince centímetros, terminado en una cola de pez de una delicadeza extraordinaria, la parte más sensible de nuestro cuerpo. Por el lomo le corría una aleta transparente que se fusionaba con la cola, pero lo que me obsesionó fueron las patas, de una finura sutilísima, acabadas en menudos dedos, en uñas minuciosamente humanas. Y entonces descubrí sus ojos, su cara, dos orificios como cabezas de alfiler, enteramente de un oro transparente carentes de toda vida pero mirando, dejándose penetrar por mi mirada que parecía pasar a través del punto áureo y perderse en un diáfano misterio interior. Un delgadísimo halo negro rodeaba el ojo y los inscribía en la carne rosa, en la piedra rosa de la cabeza vagamente triangular pero con lados curvos e irregulares, que le daban una total semejanza con una estatuilla corroída por el tiempo. La boca estaba disimulada por el plano triangular de la cara, sólo de perfil se adivinaba su tamaño considerable; de frente una fina hendedura rasgaba apenas la piedra sin vida. A ambos lados de la cabeza, donde hubieran debido estar las orejas, le crecían tres ramitas rojas como de coral, una excrescencia vegetal, las branquias supongo. Y era lo único vivo en él, cada diez o quince segundos las ramitas se enderezaban rígidamente y volvían a bajarse. A veces una pata se movía apenas, yo veía los diminutos dedos posándose con suavidad en el musgo. Es que no nos gusta movernos mucho, y el acuario es tan mezquino; apenas avanzamos un poco nos damos con la cola o la cabeza de otro de nosotros; surgen dificultades, peleas, fatiga. El tiempo se siente menos si nos estamos quietos. CONTINUAR LEYENDO 


sábado, 9 de julio de 2022

"ESTRATEGIAS DE MEDIACIÓN CULTURAL EN EMERGENCIAS: LECTURA Y ESCRITURA COMO REFUGIOS SIMBÓLICOS. TOMOS 1 Y 2

Estos documentos (Tomos 1 y 2) se dirigen a mediadores, agentes educativos y culturales y ONG, así como a funcionarios encargados de los programas y estrategias nacionales de lectura. Contiene las bases conceptuales, metodológicas y prácticas para la intervención cultural a través de la lectura, la literatura y la oralidad en situaciones de emergencia ocasionadas por desastres naturales y crisis sociales. Sus objetivos son recoger y sintetizar conceptos e información que sostienen las estrategias de intervención cultural y ofrecer herramientas puntuales y adecuadas a contextos de crisis y emergencia.

Autoría: Evelyn Arizpe; Mónica Zárate; Julie McAdam; Lavinia Hirsu

Editor: Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc)



viernes, 8 de julio de 2022

"VOCES DE LATINOAMÉRICA. ANTOLIGÍA, DE CANTOS, POEMAS Y CUENTOS". YBBI Latinoamérica y el Caribe

Con esta antología, abrimos los brazos a quienes deseen adentrarse en la magia que la oralidad tiene para ofrecer en el ámbito infantil, y con ella, recorrer las múltiples muestras de cultura que nos regalan Latinoamérica y el Caribe, que con arduo trabajo se recopiló en un compendio de historias que han sido contadas y que se están por contar.

El equipo de IBBY Chile consultó a varios expertos, académicos y recopiladores de la tradición oral del país, para realizar una selección que evidencie las distintas formas orales de relación con la palabra desde la primera infancia.
Consultamos a educadoras de párvulos insertas en contextos de pueblos originarios, donde pudimos conocer el trabajo de María Belén Montalva Redon con la comunidad Colla, presente en la región de Atacama al norte de Chile, quién ha adaptado algunos cantos con los niños y las niñas de su comunidad, según su cosmovisión.
Así mismo, la presencia de la oralitura del pueblo mapuche al sur del país, implicó el trabajo en conjunto con las académicas Carola Vesely y Marjorie Huaiqui Hernández. Esta última, además, es autora de obras para la infancia. Vesely, ha desarrollado investigación posdoctoral en torno a la poesía infantil en sus vínculos con los estudios intermediales y de memoria histórica en Chile, permitiéndonos acceder a su última publicación, donde recopila varias expresiones orales chilenas y mapuches.

Por otro lado, consultamos al recopilador e investigador Manuel Peña Muñoz quien además de ser autor de obras para la infancia, ha realizado varias antologías sobre la literatura infantil chilena.

Finalmente, decidimos incluir al poeta mapuche Elicura Chihuailaf considerado uno de los más importantes poetas del país quien ha dedicado parte de su obra a la infancia.

Al interior de la obra, encontrarán la recopilación oral con las voces de María Belén Montalva y Luz Yennifer Reyes.

martes, 5 de julio de 2022

"EL MUNDO SIN MÍ". Un cuento de la escritora argentina Ángeles Salvador

Reina el silencio final, es mi momento, antes de la estampida inversa y la noche cálida. A partir de ahora todo será pasado. En esos barcos, que adivino, llegó mi muerte. Peregriné hasta acá, un poco de las narices, un poco envalentonado, joven e insolente, creo que moriré humillado pero es necesario morir.

Ahora sé que en mi país hace frío, mucho frío. Que me tiren la bomba ya, que pegue justo sobre mi pecho, que reviente la bruma, que me ametrallen brazos y piernas, quiero dormir, y sentir el calor de la sangre. Mamá, no llores, no puedo oírte llorar. Tenés que ser más dura, ya estás en edad, te vas sentir cómoda, y vas a poder vivir el resto, como hice yo acá. Nunca te preguntes si sufrí porque ya sabés que sí, y mucho.

Sufren mucho los soldados, como las amas de casa, mamá, date una idea. Pregúntate si deseé, si amé, si encontré algo, si vi tu alma y la de papá, si realmente te quise. Y al no encontrar respuesta olvídate de todo, como hago yo ahora. Me llaman, mamá. Ya no hay continente para mí, ni contenido. Seré un casco verde entre el cielo y la tierra, y mi chapa que ahora beso guardará saludos de despedida para todos.

Pero ahora no les recuerdo los nombres, no les cuentes, por favor. Estamos perdiendo, pero no creas que éramos tan buenos. Es una pena. No tuve miedo en el avión, eras vos la que quería meterme ese miedo, lástima no subirme otra vez. Tuvimos un perro acá, y le pusimos Caza, era kellper, pero le tiraba nuestro idioma, entendía todo a la perfección y se murió de frío una noche, a mis pies.

No llores, mamá. Acá hay muchos perros, ladran a lo lejos. Hiciste bien tu trabajo conmigo, si te sirve saberlo. Fui un buen soldado, un buen alumno, nunca te levanté la voz ni la mano, nunca conté nada y mantuve la casa, fui el primer hombre de la familia en ponerse zapatos para ir a la guerra. No tuve sueños. Adiós mamá.

Ahora me vienen a matar, ya no hay avión de regreso, no hay baño caliente, ni almohada, ni el chiste imprudente de papá, ni desvirgar a Mercedes porque perdió la apuesta, ni el sueldo de ex combatiente que dicen que te pagan, ni rendir historia de 4º, ni ponerle el motor al Fiat de Claudio, ni coger con Melina en la playa si me invitaban los tíos otra vez, ni mi cuarto y el disco de Almendra que me pasó Martín que le tengo que devolver, ni mi viejo arreglando cocinas y calefones, ni ver al forro de Damián y enrostrarle la medalla, ni cazar codornices con Tato y reírnos del Tala, ni escucharte pegarle a mi hermana.

No hay avión de regreso flotando entre amaneceres torcidos. No hay prisión siquiera, no van a escucharme hablarles en inglés a los putos ingleses. Porque yo era el único que sabía hablar en inglés, el único de todos los que nos estamos cortajeando de frío acá, ni los milicos saben. Si no saben ni hacer un pozo ni hervir agua, si no saben mirar a los ojos.

Yo les iba a hablar en inglés: My beautiful country is a pain. Stop. Mercy. Y ellos, sorprendidos, seducidos por mi pronunciación británica de la Cultural Inglesa (no sirvió de nada, mamá) iban a parar con la tortura, a recibirme, a darme un plato de arroz con carne y una cerveza o un whisky (traen tanques llenos de alcohol para los oficiales contó Arienti), iban a hacer llamar al Marshal y él me iba a llevar aparte y yo le iba a pedir las islas, en inglés, marcándoles en el mapa la cercanía nuestra y la lejanía de ellos y después les iba a mostrar la foto de Melina tapándose las tetas. Y les iba a hablar de los Beatles, Dear Prudence para el final.

Creo que ya es martes y que le di mi último cigarrillo al bobo de Frías, que me daba lástima.

Queda un mundo sin mí, un mundo entero, no pasa nada. Soy el soldado de infantería Carlos Pita, clase 1965, batallón IX, combatiendo en Puerto Argentino, Islas Malvinas del Altlántico Sur, por caer en batalla, a manos de los endemoniados ingleses, bajo su gélido fuego, rendido, rendido junto a mis compañeros, Acuña, Gaitán, Soria, Ríos, Arienti, el Chino Frías y Angel Bartolomé. Buena gente, tanto más valientes y rudos que yo, no puedo tenderles la mano, pero sí nombrarlos, ya se acaba, ya está. Se nos terminó el cuento.

¿Dónde están todos, boludo? Desabróchense el alma que nos matan, están cargadísimos.

FIN

lunes, 4 de julio de 2022

"LOS PORNO LIBROS DEL PP". Por Elisa Beni, elDiario.es, 3 de julio de 2022

¿A QUÉ EDAD DEBE PODER ESTAR SOLO UN NIÑO EN LA BIBLIOTECA? 
MADRID ELEVA DE 8 A 11 AÑOS EL MÍNIMO LEGAL.

 ¡Dejen que los niños se acerquen a los libros! Esa es la libertad que debemos darles y no la de las tabernas

Veo a una niña de 7 años a lo sumo, en un estío tenaz, con verano y tiempo por delante y el veneno de los libros ya en la sangre. Una niña de finales de los 60 engarfiada a Enyd Blyton y a Verne y con lo que fuera que se pudiera echar a los ojos y la imaginación. La paga no daba para el ritmo y ni los trucos más ocurrentes para conseguir pesetas –un libro infantil y juvenil debía costar 15 pesetas– funcionaban todos los días, así que la niña se acercaba a la Librería Maiso, en la calle General Franco de Logroño, a engolosinarse en los escaparates y, con un poco de desparpajo, en las propias estanterías del interior. Ver los libros, aún de lejos, era una especie de promesa dilatada que ayudaba a sobrellevar la espera. La Maiso la regentaban dos hermanas con una bata guardapolvo azul de Vergara y las gafas colgando de una cadenita sobre el pecho, solteronas según la nomenclatura de la oscura época, que contemplaban con interés y luego con ternura a la niña que no podía separarse de aquel paraíso de golosinas hechas de letras y de papel. Hasta que un día le ofrendaron a la niña la posibilidad de leer en la propia librería, sentada en una escalerita de tres peldaños que tenían para alcanzar la zona alta, y dejar una mini señal en el libro hasta el día siguiente. La niña era cuidadosa y los libros quedaban intocados, sin otra mácula que los ojos que ya habían recorrido sus líneas y que los futuros compradores no podrían intuir.

Esos ojos eran los míos y esa niña con trenzas era yo.

Además de una imagen, lo que me ha asaltado es esa sensación de paraíso secreto y de libertad –a la librería iba yo sola, entonces los niños podíamos explorar un cierto entorno– cuando he leído el artículo que en este medio firmaba Diego Casado. Puede que no hayan reparado, es una cosa de Almeida y de Madrid, pero me ha parecido tan relevante que creo que su reflexión se merece un domingo de julio como este. Les resumo: el Ayuntamiento de Madrid ha decidido recientemente que los niños de 8 años, que hasta ahora estaban habilitados para entrar en sus bibliotecas, ya no puedan hacerlo sin compañía de un adulto y han elevado la edad hasta los 11. Dicen que lo hacen “por seguridad”, por si los niños “exploran el centro para divertirse sin que sus progenitores lo sepan”. ¿Se puede ser más melón? ¿Puede haber mayor demostración de ranciedad, de restricción absurda, de cortedad de miras? ¿Y qué peligro hay en que los niños se diviertan explorando una biblioteca? No respondan sin pensar, las bibliotecas tienen salas de lectura específicas infantiles y juveniles, no se trata de que molesten a los adultos. Y aun si así fuera. Explorar una biblioteca, vaya pecado, es que lo oigo y se me licúa la morriña de una infancia feliz, como seguro que a muchos de ustedes. Yo exploraba también la biblioteca de mi casa. Así llegué a ver a esa edad uno de los libros que mi padre traía escondidos desde París en el forro de la maleta –y sí, yo sabía que había libros prohibidos en España– en el que por primera vez vi imágenes de los campos de concentración nazi y de los cuerpos exánimes amontonados y de aquellos esqueletos que andaban hacia sus liberadores [Los olvidados. Los exiliados españoles en la II Guerra Mundial. Antonio Vilanova. Ruedo Ibérico (1969)] Ahora es mío, lo heredé. Me marcó, ya se lo digo. Nunca he podido ver ni en ficción torturas o tratos degradantes. ¿Tuvo algo de malo que me marcara? ¿Fue terrible que leyera el Informe Hite a escondidas? Nada grave. Pero yo tenía amiguitos y amiguitas en cuyas casas no había estanterías que trepar o que explorar y entonces no había bibliotecas para niños.

Parece que la risa va por barrios y que fuentes municipales madrileñas dicen que tal regresión está pactada con la Comunidad. Me temo que pueda ser exportada. En un mundo en el que, según Save de Children, el 53% de los niños acceden por primera vez al porno en la red entre los 6 y los 12 años, los nuevos guardianes de las formas quieren asegurarse de que los niños que ven solos cómo mujeres son maltratadas y violadas no puedan explorar solos una biblioteca. Supongo que corren el gran riesgo de encontrar ideas que sus padres no hayan inculcado en su mente e incluso de admitirlas como algo probable o como poco respetable. ¿Se les ocurre mayor riesgo para un menor?

¿Por qué tus padres siempre y hasta dónde? Me pasma esa necesidad que tienen las personas, y sobre todo las muy conservadoras, de que sus hijos sean una proyección al futuro de su propia ideología. Es castrador a la par que estúpido. No hay reacción más natural ni más plausible que la del hijo que le sale rana a unos padres dictatoriales respecto a las ideas o al estilo de vida. ¡Déjenles explorar el mundo y si el mundo les lleva a una biblioteca, bendito sea! Déjenles osar. Déjenles que se adentren solos y sin más compañía que un criterio que se ha ido formando, y el recurso a preguntarles todo y siempre, en los procelosos mares de las historias, de las vidas, de los mundos y de las ideas. ¡Ojalá el mayor problema de Almeida fueran las nubes de chiquillos que se amontonaran solos en las bibliotecas para someterlas a una exploración alegre y reverencial!

Porque hay niños cuyos padres no les acompañarían al interior de una biblioteca ni muertos. Porque hay padres que acompañarían a los niños para imponerles su criterio. Porque los niños tienen que ir conquistando espacios de independencia funcional y también intelectual y al parecer algunos no quieren hacerlo sólo pegados a una pantalla. Porque los niños tienen derecho a ejercer sus gustos y hasta a equivocarse en ellos y una biblioteca es probablemente el espacio menos peligroso para hacerlo.

Porque, como dijo Borges, no somos lo que escribimos, sino lo que leemos.

O en palabras de Larbaud, porque la lectura es ese vicio sin castigo.

¡Dejen que los niños se acerquen a los libros!

Esa es la libertad que debemos darles y no la de las tabernas.

domingo, 3 de julio de 2022

"EL ODIO". Un poema de la polaca Wisława Szymborska Premio Nobel de Literatura

Miren qué buena condición sigue teniendo
qué bien se conserva
en nuestro siglo el odio.
Con qué ligereza vence los grandes obstáculos.
Qué fácil para él saltar, atrapar.

No es como otros sentimientos.
Es al mismo tiempo más viejo y más joven.
Él mismo crea las causas
que lo despiertan a la vida.
Si duerme, no es nunca un sueño eterno.
El insomnio no le quita la fuerza, se la da.

Con religión o sin ella,
lo importante es arrodillarse en la línea de salida.
Con patria o sin ella,
lo importante es arrancarse a correr.
Lo bueno y lo justo al principio.
Después ya agarra vuelo.
El odio. El odio.

Su rostro lo deforma un gesto
de éxtasis amoroso.

Ay, esos otros sentimientos,
debiluchos y torpes.
¿Desde cuando la hermandad
puede contar con multitudes?
¿Alguna vez la compasión
llegó primero a la meta?
¿Cuántos seguidores arrastra tras de si la incertidumbre?
Arrastra solo el odio, que sabe lo suyo.

Talentoso, inteligente, muy trabajador.
¿Hace falta decir cuantas canciones ha compuesto?
¿Cuántas páginas de la historia ha numerado?
¿Cuántas alfombras de gente ha extendido,
en cuántas plazas, en cuántos estadios?

No nos engañemos,
sabe crear belleza:
espléndidos resplandores en la negrura de la noche.
Estupendas humaredas en el amanecer rosado.
Difícil negarle patetismo a las ruinas
y cierto humor vulgar
a las columnas vigorosamente erectas entre ellas.

Es un maestro del contraste
entre el estruendo y el silencio,
entre la sangre roja y la blancura de la nieve.
Y ante todo, jamás le aburre
el motivo del torturador impecable
y su victima deshonrada.

En todo momento, listo para nuevas tareas.
Si tiene que esperar, espera.
Dicen que es ciego. ¿Ciego?
Tiene el ojo certero del francotirador
Y solamente él mira hacia el futuro
con confianza.

sábado, 2 de julio de 2022

"SILENCIOS Y RUIDOS EN DIVERSAS MEDIACIONES SOBRE LIBROS-ÁLBUM". Cecilia Bajour (Junio, 2022). En Catalejos. Revista sobre lectura, formación de lectores y literatura para niños, 14 (7), pp. 52 – 64.

Resumen: La puesta en voz y en cuerpo de la lectura de libros-álbum puede ser una ocasión para interrogarnos sobre qué supuestos acerca de los textos y quienes leen parecen estar presentes en algunas decisiones sobre modos de leer. También pueden evidenciar en el acto de leer algunas hipótesis acerca de conceptos específicos sobre la construcción ficcional y los lenguajes puestos en juego. En este trabajo haremos foco en la dimensión del silencio (y su contrario, el ruido) en situaciones de lectura oral de libros-álbum.





viernes, 1 de julio de 2022

"EL SILENCIO". Un cuento de Sophia de Mello

Fue complicado. Primero dejó los restos de comida en el cubo de basura. Después pasó los platos y cubiertos por agua corriente, bajo el grifo. Después los sumergió en un recipiente con agua caliente y jabón y con un estropajo lo limpió todo hasta dejarlo reluciente. Después volvió a calentar agua y la echó en el fregadero con dos medidas de sonasol y de nuevo lavó platos, cubiertos, tenedores y cuchillos. En seguida pasó los platos y los cubiertos por agua limpia y los puso a secar sobre el escurridor de piedra.

Sus manos habían quedado ásperas, esta­ba cansada de estar tanto rato de pié y le dolían un poco las espaldas, pero sentía dentro de sí misma una gran­ limpieza, como si en vez de lavar la vajilla, lo que hubiera lavado fuera su alma. La luz sin abat-jour de la cocina hacía brillar los azulejos blancos. Allá afuera, en la dulce noche estiva, un ciprés se mecía blanda­mente.

El pan estaba en su cesto, la ropa en su cajón, los vasos en el armario. El vaivén, la agitación del tumulto del día descansaban.

Lo que había era una gran serenidad. Todo estaba en su sitio y el día acabado.

Y Joana atravesó despacio su casa.

Iba abriendo y cerrando puertas, abriendo y cerrando luces. Los cuartos desaparecían en la oscuridad y surgían de lo oscuro en la claridad.

Un dulce silencio flotaba como una sed extendida.

El silencio dibujaba las paredes, cubría las mesas, enmarcaba los retratos. El silencio esculpía los volúmenes, recortaba las líneas, daba profundidad a los espacios. Todo era plástico y vibrante, denso de la propia realidad. El silencio como un hondo estremecimiento recorría la casa.

Las cosas conocidas —el tabique, la puerta, el espejo— mostraban una por una su belleza y su serenidad. Y en las ventanas abiertas la noche de junio mostraba su rostro radiante y suspenso.

Joana dio lentamente una vuelta por la casa. To­có los cristales, la cal, la madera. Hacía mucho que cada objeto había encontrado su lugar en la casa. Y era como si ese lugar, como si la relación entre la mesa, el espejo o la puerta, fuesen la expresión de un orden que traspasaba la casa. CONTINUAR LEYENDO