martes, 29 de noviembre de 2022

"LA POLILLA". Un cuento de H. G. Wells

Probablemente haya oído hablar de Hapley, no WT Hapley, el hijo, sino el célebre Hapley, el Hapley de Periplaneta Haplüa, Hapley el entomólogo.

Si así es, conocerá al menos la gran enemistad entre Hapley y el profesor Pawkins, aunque algunas de sus consecuencias sean nuevas para usted. Para aquellos que no están al tanto serán necesarias dos o tres palabras de explicación que el lector perezoso puede repasar de un vistazo si así se lo pide su indolencia.

Es sorprendente lo ampliamente extendida que está la ignorancia de asuntos de tantísima importancia como esta enemistad Hapley-Pawkins. Lo mismo sucede con esas controversias que hacen época, esas que han convulsionado a la Sociedad Geográfica, son, lo creo de veras, casi completamente desconocidas fuera de los socios que constituyen esa institución. He oído a hombres bastante cultos referirse a las grandes escenas de esas reuniones como riñas de sacristía. Sin embargo, el gran odio entre los geólogos ingleses y escoceses ha durado ya medio siglo y ha dejado profundas y abundantes marcas en el cuerpo de la ciencia. Y este asunto entre Hapley y Pawkins, aunque quizás una cuestión más personal, levantó pasiones tan profundas, incluso más profundas. El hombre de la calle no tiene ni idea del celo que anima a un investigador científico, la furia de contradicción que se puede provocar en él. Es una nueva forma del odium teologicum. Hay hombres, por ejemplo, que estarían contentos de quemar a Sir Ray Lankaster en Smithfield por su tratamiento de los Moluscos en la Enciclopedia Británica. Esa fantástica extensión de los cefalópodos para cubrir los Pteropodos… Pero me estoy desviando de Hapley y Pawkins. Esta enemistad comenzó hace muchos años con una revisión de los Microlepidópteros —sean lo que sean— por Pawkins, en la que extinguió una nueva especie creada por Hapley. Hapley, que siempre fue peleón, respondió con una mordaz denuncia de toda la clasificación de Pawkins [Observaciones sobre una reciente recesión de los Microlepidópteros, Boletín trimestral, Real Sociedad de Entomología]. Pawkins, en su Réplica [Réplicas a ciertas observaciones… Ibíd., 1864.], sugirió que el microscopio de Hapley era tan defectuoso como su capacidad de observación y le llamaba entrometido irresponsable —Hapley en esa época no era catedrático. En su contestación [Ulteriores observaciones… Ibíd.] Hapley hablaba de torpes coleccionistas y describía, como por error, la revisión de Pawkins como un milagro de ineptitud. Era la guerra a cuchillo. Sin embargo apenas si interesaría al lector entrar en los detalles de la disputa entre estos dos grandes hombres y cómo la ruptura entre ellos se fue haciendo más profunda hasta que partiendo de los microlepidópteros estuvieron en guerra en cualquier cuestión abierta en entomología. Hubo ocasiones memorables. A veces las reuniones de la Real Sociedad de Entomología se parecían más que nada al Congreso de los Diputados. En conjunto creo que Pawkins estaba más cerca de la verdad que Hapley. Pero Hapley era muy hábil con su retórica, tenía un talento para ridiculizar raro en un hombre de ciencia, estaba dotado de una gran energía y tenía una aguda susceptibilidad para la ofensa en el asunto de las especies extinguidas, mientras que Pawkins era un hombre de presencia aburrida, monótono al hablar, de constitución no muy distinta a un barril de agua, excesivamente escrupuloso con los testimonios y se sospecha que intermediario en los nombramientos para puestos en los museos. Así que los jóvenes se agruparon en torno a Hapley y le aplaudieron. Fue una gran lucha, cruel desde el principio, y que llegó finalmente a un antagonismo implacable. Los sucesivos giros de la fortuna con ventajas primero para uno y después para el otro, con Hapley atormentado por algún éxito de Pawkins o Pawkins ensombrecido por Hapley, pertenecen más bien a la historia de la entomología que a esta narración. CONTINUAR LEYENDO



lunes, 28 de noviembre de 2022

"EL CORAZÓN DE LA TIERRA". Un poema de Gloria Fuertes

El corazón de la Tierra
tiene hombres que la desgarran.
La Tierra es muy anciana.
Sufre ataques al corazón
—en sus entrañas—.
Sus volcanes,
laten demasiado
por exceso de odio y de lava.

La Tierra no está para muchos trotes
está cansada.
Cuando entierran en ella
niños con metralla
le dan arcadas.

sábado, 26 de noviembre de 2022

"EL MÓVIL DE HANSEL Y GRETEL", por Hernán Casciari

Anoche le contaba a la Nina un cuento infantil muy famoso, el Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. En el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer. Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: "No importa. Que lo llamen al papá por el móvil".

Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura —toda ella, en general— si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años. Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.

Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.

Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.

¿Ya está?

Muy bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.

¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo? CONTINUAR LEYENDO

jueves, 24 de noviembre de 2022

"NUEVA TERTULIA LITERARIA DIALÓGICA EN PEÑASCAL-BOLUETA". EL TEMA SOBRE EL QUE DIALOGAMOS FUE: SALUD MENTAL

El jueves 10 de noviembre tuvimos una nueva sesión de Lectura Dialógica Compartida en la Fundación Peñascal-Bolueta.

Como en otras ocasiones nuestra lectura fue una lectura del mundo a través de la lectura de la palabra y de la imagen. En esta ocasión nuestra lectura se centró en LA SALUD MENTAL.

Utilizamos dos artículos a los que podéis acceder clicando encima:


También dialogamos sobre un álbum ilustrado: El abrigo de Pupa. de Elena Ferrándiz

El poema que nos interpeló fue una construcción de prosa poética de Eduardo Galeano y cuyo título refleja la paradoja de nuestra sociedad actual bajo el título de: Derecho al delirio.

Literaraiamente nos centramos en un cuento de Rosario Barrios titulado: La tristeza. Un cuento breve, tan breve como duro e intenso.

La imagen la compusieron algunas de las viñetas seleccionadas de las que van en esta presentación: Viñetas Salud Mental

La sesión estuvo muy animada. Bastante más que la anterior. Y la evaluación, según me comentó Aitor, reflejó ese avance en la participación.

Y ahora a prepara la sesión de diciembre que se centrará en la DISCAPACIDAD

miércoles, 23 de noviembre de 2022

PASO A PASO EN LA SELECCIÓN Y EVLUACIÓN DE MATERIALES DE LECTURA. Lina María Pulgarín Mejía



La especialista en lectura y bibliotecóloga colombiana Lina Pulgarín, nos entrega una serie de claves para pensar la selección de materiales para las BE y su evaluación. “Todo seleccionador, bibliotecario, educador, padre de familia o promotor de lectura, debe considerar la selección como un ejercicio clave para el efecto y la aceptación de los materiales de lectura"


martes, 22 de noviembre de 2022

"ES CURIOSO". Un poema de Mariana Finochietto

Es curioso
lo poco que se sabe
de la gente que se ama.

Entre dos
que se quieren
se construyen puentes,
pero siempre hay pasadizos,
túneles donde se esconde la memoria,
bosques
de oscura fronda y lobos sueltos.

Qué poco sabemos
de ese otro,
y sin embargo
siempre
parece suficiente.

lunes, 21 de noviembre de 2022

"LECTURA DE CÓMICS PAR EL BIENESTAR DE LOS ADOLESCENTES EN ACOGIMIENTO RESIDENCIAL. Por Manuel Jesús Maldonado-Lozano y Myriam Gutiérrez-Zornoza, Universidad de Castilla-La Mancha. Revista Ocnos, Vol. 21 Núm. 1 (2022)

Se ha demostrado que la lectura de cómics, como práctica vernácula e informal, es una herramienta útil para narrar y trabajar sucesos complejos y dolorosos con adolescentes. Los jóvenes en Acogimiento Residencial (AR) han sufrido múltiples vulneraciones de sus derechos, experimentando situaciones de maltrato, con modelos afectivos-destructivos basados en la violencia y falta de empatía, con escasa red de apoyo social, sentimiento de culpabilización y estigmatización, dificultades conductuales, cognitivas, emocionales y de adaptación escolar. El AR no tiene que ser una experiencia traumática per se y si una oportunidad de vida. La lectura de cómics supone una novedosa estrategia de intervención socioeducativa que puede ser muy eficaz para su bienestar. Por ello se han seleccionado y analizado 16 obras que servirán de apoyo a intervenciones socioeducativas, atendido al criterio de temática: historias de maduración protagonizadas por adolescentes que se enfrentan a situaciones problemáticas ante las cuales despliegan estrategias de afrontamiento. Sintetizando su contenido, partiendo de los factores de desarrollo del bienestar de los adolescentes en AR, que tienen que ver con comprender la historia familiar, empoderamiento, reconocimiento familiar-social, autoconcepto-aceptación, afectividad-emociones-amor, autonomía, redes de apoyo social e interpretación del mundo.

ACCEDER AL ARTÍCULO


domingo, 20 de noviembre de 2022

"SABERSE ABANDONADA". Un poema de Sharon Olds

Si paso por delante de un espejo, me vuelvo,
no quiero verla a ella,
y ella no quiere que la vean. A veces
no sé exactamente cómo seguir con esto.
Con frecuencia, cuando me siento así,
a los pocos minutos estoy llorando, recordando
su cuerpo, o una parte de él,
a menudo la trasera, una parte suya
en la que puedo pensar ahora mismo, atractiva, sin demasiado
detalle, y su espalda vuelta hacia mí.
Después de las lágrimas, el pecho duele menos,
como sí, en nuestro interior, alguna diosa de lo humano
nos hubiese acariciado con un derrame de ternura.
Supongo que es así como la gente sigue adelante, sin
saber cómo. Estoy tan avergonzada
ante mis amigos –saberse abandonada
por quien, supuestamente, mejor me conocía,
cada hora es un lugar para la vergüenza, y yo estoy
nadando, nadando, manteniendo la cabeza alta,
sonriendo, bromeando, avergonzada, avergonzada,
es como estar desnuda entre gente vestida, o ser
una niña y tener que comportarse.

Traducción de Joan Margarit
Eduard Lezcano Margarit

De los poemas de Sharon Olds han dicho que son “fuego en las manos”. Nació el 19 de noviembre de 1942 en San Francisco. En sus versos plasma, con crudeza y lirismo, experiencias orilladas: los cuidados en “El padre”, el abandono en “El salto del ciervo”.

viernes, 18 de noviembre de 2022

"NADA DOS VECES" Un poema de Wislawa Szymborska

Nada sucede dos veces
ni va a suceder, por eso
sin experiencia nacemos,
sin rutina moriremos.

En esta escuela del mundo
ni siendo malos alumnos
repetiremos un año,
un invierno, un verano.

No es el mismo ningún día,
no hay dos noches parecidas,
igual mirada en los ojos,
dos besos que se repitan.

Ayer mientras que tu nombre
en voz alta pronunciaban
sentí como si una rosa
cayera por la ventana.

Ahora que estamos juntos,
vuelvo la cara hacia el muro.
¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?
¿Como una flor o una piedra?

Dime por qué, mala hora,
con miedo inútil te mezclas.
Eres y por eso pasas.
Pasas, por eso eres bella.

Medio abrazados, sonrientes,
buscaremos la cordura,
aun siendo tan diferentes
cual dos gotas de agua pura.

jueves, 17 de noviembre de 2022

"CIRCE". Un cuento de Julio Cortázar (Bestiario)

Porque ya no ha de importarle, pero esa vez le dolió la coincidencia de los chismes entrecortados, la cara servil de Madre Celeste contándole a tía Bebé, la incrédula desazón en el gesto de su padre. Primero fue la de la casa de altos, su manera vacuna de girar despacio la cabeza, rumiando las palabras con delicia de bolo vegetal. Y también la chica de la farmacia —«no porque yo lo crea, pero si fuese verdad qué horrible»— y hasta don Emilio, siempre discreto como sus lápices y sus libretas de hule. Todos hablaban de Delia Mañara con un resto de pudor, nada seguros de que pudiera ser así, pero en Mario se abría paso a puerta limpia un aire de rabia subiéndole a la cara. Odió de improviso a su familia con un ineficaz estallido de independencia. No los había querido nunca, sólo la sangre y el miedo a estar solo lo ataban a su madre y a los hermanos. Con los vecinos fue directo y brutal, a don Emilio lo puteó de arriba abajo la primera vez que se repitieron los comentarios. A la de la casa de altos le negó el saludo como si eso pudiera afligirla. Y cuando volvía del trabajo entraba ostensiblemente para saludar a los Mañara y acercarse — a veces con caramelos o un libro— a la muchacha que había matado a sus dos novios

Yo me acuerdo mal de Delia, pero era fina y rubia, demasiado lenta en sus gestos yo tenía doce años, el tiempo y las cosas son lentas entonces) y usaba vestidos claros con faldas de vuelo libre. Mario creyó un tiempo que la gracia de Delia y sus vestidos apoyaban el odio de la gente. Se lo dijo a Madre Celeste: «La odian porque no es chusma como ustedes, como yo mismo», y ni parpadeó cuando su madre hizo ademán de cruzarle la cara con una toalla. Después de eso fue la ruptura manifiesta; lo dejaban solo, le lavaban la ropa como por favor, los domingos se iban a Palermo o de picnic sin siquiera avisarle. Entonces Mario se acercaba a la ventana de Delia y le tiraba una piedrita. A veces ella salía, a veces la escuchaba reírse adentro, un poco malvadamente y sin darle esperanzas.

Vino la pelea Firpo-Dempsey y en cada casa se lloró y hubo indignaciones brutales, seguidas de una humillada melancolía casi colonial. Los Mañara se mudaron a cuatro cuadras y eso hace mucho en Almagro, de manera que otros vecinos empezaron a tratar a Delia, las familias de Victoria y Castro Barros se olvidaron del caso y Mario siguió viéndola dos veces por semana cuando volvía del banco. Era ya verano y Delia quería salir a veces, iban juntos a las confiterías de Rivadavia o a sentarse en Plaza Once. Mario cumplió diecinueve años, Delia vio llegar sin fiestas —todavía estaba de negro— los veintidós.

Los Mañara encontraban injustificado el luto por un novio, hasta Mario hubiera preferido un dolor sólo por dentro. Era penoso presenciar la sonrisa velada de Delia cuando se ponía el sombrero ante el espejo, tan rubia sobre el luto. Se dejaba adorar vagamente por Mario y los Mañara, se dejaba pasear y comprar cosas, volver con la última luz y recibir los domingos por la tarde. A veces salía sola hasta el antiguo barrio, donde Héctor la había festejado. Madre Celeste la vio pasar una tarde y cerró con ostensible desprecio las persianas. Un gato seguía a Delia, todos los animales se mostraban siempre sometidos a Delia, no se sabía si era cariño o dominación, le andaban cerca sin que ella los mirara. Mario notó una vez que un perro se apartaba cuando Delia iba a acariciarlo. Ella lo llamó (era en el Once, de tarde) y el perro vino manso, tal vez contento, hasta sus dedos. La madre decía que Delia había jugado con arañas cuando chiquita. Todos se asombraban, hasta Mario que les tenía poco miedo. Y las mariposas venían a su pelo —Mario vio dos en una sola tarde, en San Isidro—, pero Delia las ahuyentaba con un gesto liviano. Héctor le había regalado un conejo blanco, que murió pronto, antes que Héctor. Pero Héctor se tiró en Puerto Nuevo, un domingo de madrugada. Fue entonces cuando Mario oyó los primeros chismes. La muerte de Rolo Médicis no había interesado a nadie desde que medio mundo se muere de un síncope. Cuando Héctor se suicidó los vecinos vieron demasiadas coincidencias, en Mario renacía la cara servil de Madre Celeste contándole a tía Bebé, la incrédula desazón en el gestó de su padre. Para colmo fractura del cráneo, porque Rolo cayó de una pieza al salir del zaguán de los Mañara, y aunque ya estaba muerto el golpe brutal contra el escalón fue otro feo detalle. Delia se había quedado adentro, raro que no se despidieran en la misma puerta, pero de todos modos estaba cerca de él y fue la primera en gritar. En cambio Héctor murió solo, en una noche de helada blanca, a las cinco horas de haber salido de casa de Delia como todos los sábados. CONTINUAR LEYENDO


martes, 15 de noviembre de 2022

AHORA QUE YA NO SOY MÁS JOVEN. Un poema de la poeta colombiana Piedad Bonnett

 Ahora que ya no soy más joven

Ahora que ya remonto la mitad del camino de mi vida,
yo que siempre me apené de las gentes mayores,
yo, que soy eterna pues he muerto cien veces, de tedio, de agonía,
y que alargo mis brazos al sol en las mañanas y me arrullo
en las noches y me canto canciones para espantar el miedo,
¿qué haré con esta sombra que comienza a vestirme
y a despojarme sin remordimientos?
¿Qué haré con el confuso y turbio río que no encuentra su mar,
con tanto día y tanto aniversario, con tanta juventud a las espaldas,
si aún no he nacido, si aún hoy me cabe
un mundo entero en el costado izquierdo?
¿Qué hacer ahora que ya no soy más joven
si todavía no te he conocido?

domingo, 13 de noviembre de 2022

"LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS". Un cuento de Manuel Rivas que inspiró la película del mismo título

"¿Qué hay, Pardal? Espero que por fin este año podamos ver la lengua de las mariposas."

El maestro aguardaba desde hacía tiempo que les enviasen un microscopio a los de la Instrucción Pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los niños llegábamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuviesen el efecto de poderosas lentes.

"La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un muelle de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cuando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar, ¿a que sentís ya el dulce en la boca como si la yema fuese la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa."

Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Qué maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de almíbar.

Yo quería mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podían creerlo. Quiero decir que no podían entender cómo yo quería a mi maestro. Cuando era un pequeñajo, la escuela era una amenaza terrible. Una palabra que se blandía en el aire como una vara de mimbre. "¡Ya verás cuando vayas a la escuela!" Dos de mis tíos, como muchos otros jóvenes, habían emigrado a América para no ir de quintos a la guerra de Marruecos. Pues bien, yo también soñaba con ir a América para no ir a la escuela. De hecho, había historias de niños que huían al monte para evitar aquel suplicio. Aparecían a los dos o tres días, ateridos y sin habla, como desertores del Barranco del Lobo.

Yo iba para seis años y todos me llamaban Pardal. Otros niños de mi edad ya trabajaban. Pero mi padre era sastre y no tenía tierras ni ganado. Prefería verme lejos que no enredando en el pequeño taller de costura. Así pasaba gran parte del día correteando por la Alameda, y fue Cordeiro, el recogedor de basura y hojas secas, el que me puso el apodo: "Pareces un pardal".

Creo que nunca he corrido tanto como aquel verano anterior a mi ingreso en la escuela. Corría como un loco y a veces sobrepasaba el límite de la Alameda y seguía lejos, con la mirada puesta en la cima del monte Sinaí, con la ilusión de que algún día me saldrían alas y podría llegar a Buenos Aires. Pero jamás sobrepasé aquella montaña mágica. "¡Ya verás cuando vayas a la escuela!" Mi padre contaba como un tormento, como si le arrancaran las amígdalas con la mano, la forma en que el maestro les arrancaba la jeada del habla, para que no dijesen ajua ni jato ni jracias. "Todas las mañanas teníamos que decir la frase Los pájaros de Guadalajara tienen la garganta llena de trigo*. ¡Muchos palos llevamos por culpa de Juadalagara!" Si de verdad me quería meter miedo, lo consiguió. La noche de la víspera no dormí. Encogido en la cama, escuchaba el reloj de pared en la sala con la angustia de un condenado. £1 día llegó con una claridad de delantal de carnicero. No mentiría si les hubiese dicho a mis padres que estaba enfermo. CONTINUAR LEYENDO


jueves, 10 de noviembre de 2022

"EL BURRO MUERTO". Fábula

Un muchacho llamado Lucho se fue al campo, y compró un burro a un viejo campesino por $500. El viejo acordó entregarle el animal, al día siguiente. Pero al día siguiente, el campesino le dijo:
—Lo siento, pero tengo malas noticias: el burro murió.
—Bueno, dijo Lucho entonces devuélvame mi dinero. El vendedor replicó:
—No puedo. Ya me lo gasté.
Lucho le dijo:
-Bien, da Igual entrégueme el burro.
— ¿Y para qué? preguntó el anciano, ¿Qué vas a hacer con él?
—Lo voy a rifar -contestó.
—¿Estás loco? ¿Cómo vas a rifar un burro muerto?
—No le voy a decir a nadie que está muerto.
Un mes después de este suceso, el campesino se encontró nuevamente a Lucho y le preguntó:
— ¿Qué pasó con el burro?
Lucho respondió:
—Lo rifé, vendí 500 números a $20 cada uno y gané $10.000
— ¿Y nadie se quejó? Preguntó el viejo.
—Solo el ganador pero a él le devolví sus $20.
Con el tiempo Lucho se hizo político hasta llegar a diputado , luego Senador, después Ministro y luego volvió a ser Senador y luego diputado y de la misma forma, usó el dinero de todos. Y ese dinero fue a sus bolsillos. Y todos sabemos de qué forma! Una persona que durante su vida no trabajó nunca, ni hizo nada productivo, ahora es millonario porque encontró muchos "burros muertos" en su camino, y los fue rifando a mucha gente ingenua.
Lo mejor de esta historia es que según él y los que son como el sigue encontrando más burros muertos.

Dijo George Orwell:

"Un pueblo que elige corruptos, inservibles, cínicos y traidores, no es víctima, ES CÓMPLICE

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Ciudad cero. Un poema de Ángel González, Tratado de urbanismo (1967)

Una revolución.
Luego una guerra.
En aquellos dos años -que eran
la quinta parte de toda mi vida-,
yo había experimentado
 sensaciones distintas.
Imaginé más tarde
lo que es la lucha en calidad de
hombre.
Pero como tal niño,
la guerra, para mí, era tan sólo:
suspensión de clases escolares,
Isabelita en bragas en el sótano,
cementerios de coches, pisos
abandonados, hambre indefinible,
sangre descubierta
en la tierra o las losas de la calle,
un terror que duraba
lo que el frágil rumor de los
cristales
después de la explosión,
y el casi incomprensible
dolor de los adultos,
sus lágrimas, su miedo,
su ira sofocada,
que, por algún resquicio,
entraban en mi alma
para desvanecerse luego, pronto,
ante uno de los muchos
prodigios cotidianos: el hallazgo
de una bala aún caliente,
el incendio
de un edificio próximo,
los restos de un saqueo
-papeles y retratos
en medio de la calle...

Todo pasó,
todo es borroso ahora, todo
menos eso que apenas percibía
en aquel tiempo
y que, años más tarde,
resurgió en mi interior, ya para
siempre:
este miedo difuso,
esta ira repentina,
estas imprevisibles
y verdaderas ganas de llorar.

domingo, 6 de noviembre de 2022

"DOS PARES DE CALCETINES". Un cuento de Juan José Millás

Tuve un accidente en la calle. Un coche me empujó y al caer me golpeé la cabeza contra el suelo. Cuando volví en mí, estaba en la camilla de un hospital. Lo supe antes de abrir los ojos, quizá por el olor a quirófano, por los murmullos médicos, por el roce de las batas sobre los muslos de las enfermeras. «Estoy en un hospital», me dije, e inmediatamente recordé que había salido de casa con dos pares de calcetines. Siempre me pongo dos pares, uno de lana y otro de nailon. El de nailon, por encima del de lana. Me parece que de este modo llevo mejor sujetos los pies. No se trata de nada razonable, de manera que tampoco intentaré explicarlo. Adquirí la costumbre de adolescente, en un internado donde hacía frío, y la costumbre se convirtió en una superstición. Si no me pongo los dos pares, salgo con miedo a que me ocurra algo. Es probable que si el día del accidente hubiera llevado un solo par, el coche me hubiera matado en vez de dejarme sin sentido.

El caso es que estaba sobre la camilla de un hospital, desnudo, lo que significaba que alguien, al quitarme la ropa, se había dado cuenta de mi excentricidad. Mantuve los ojos cerrados, fingiendo que continuaba desmayado, mientras improvisaba una explicación. Se supone que si a alguien le sorprenden con dos pares de calcetines debe justificarse de algún modo. Abrí los ojos y vi a una enfermera sonriéndome. No me reprochó nada.

— ¿Qué ha pasado? —dije para ganar tiempo.

— ¿No lo recuerda usted?

Comprendí que estaba tratando de ver si el golpe me había afectado gravemente y dije la verdad por miedo a que me operaran.

—Me golpeó un coche.

— ¿Se acuerda de cómo se llama?

Dije mi nombre, correctamente al parecer, y después me puso delante de los ojos tres dedos de una mano para comprobar que no veía cuatro o cinco. Enrojecí de vergüenza o de pánico. Temí que de un momento a otro me pusiera delante de la cara un par de calcetines, para que los contara en voz alta. Se asustó al verme enrojecer por si se debía a una subida de tensión. Las secuelas de los golpes en la cabeza pueden aparecer horas más tarde del accidente.

— ¿Estoy en La Paz, en el Ramón y Cajal o en el Gregorio Marañón? —pregunté para demostrar mi cultura hospitalaria. Pensé que de ese modo no sacaría a relucir el asunto de los calcetines.

— ¿En qué ciudad se encuentran esos hospitales? —preguntó ella a su vez.

—En Madrid —respondí dócilmente, siempre con el temor de que la siguiente pregunta fuera la de los calcetines.

De pequeño, cuando salía a la calle, mi madre siempre me preguntaba si llevaba la ropa interior limpia. «Si tienes un accidente, en los hospitales lo primero que hacen es desnudarte. Me imagino que no te gustaría que las enfermeras te vieran con la ropa interior sucia», decía.

Ese temor me ha acompañado siempre. Hasta para ir a por el periódico me pongo ropa limpia. Sin embargo, nunca había calculado el peligro de que me pillaran con dos pares de calcetines, uno encima de otro, y pensé que se trataba de la típica rareza que implicaba alguna clase de perversión venérea, tampoco sabría decir cuál.

— ¿Quiere que avisemos a alguien? —preguntó al fin.

— ¿Me tienen que operar o algo así?

—No, no —dijo riéndose—, está todo en regla, pero es mejor que pase la noche aquí, en observación.

Al poco apareció mi madre y tras cerciorarse de que estaba entero me preguntó si llevaba la ropa interior limpia cuando me atropelló el coche.

—Acababa de cambiarme —dije, lo que la llenó de orgullo, no todo el mundo puede recoger de un modo tan palpable los frutos de su trabajo educativo.

—Pero llevaba dos pares de calcetines —añadí avergonzado.

— ¿Cómo que llevabas dos pares de calcetines? ¿Y eso por qué?

—Por una superstición. Temo que me ocurra algo si salgo con un solo par.

Mi madre me miró con rencor y comprendí que le acababa de asestar uno de los golpes más fuertes de su vida.

— ¡Qué vergüenza! —dijo, y cuando entró la enfermera le contó que en realidad yo era adoptado.

FIN


sábado, 5 de noviembre de 2022

"MURALLAS". Un poema de Constantino Cavafis

 

Sin consideración, sin piedad, sin recato
grandes y altas murallas en torno mío construyeron.
Y ahora estoy aquí y me desespero.
Otra cosa no pienso: mi espíritu devora este destino;
porque afuera muchas cosas tenia yo que hacer.
Ah cuando los muros construían cómo no estuve atento.
Pero nunca escuché ruido ni rumor de constructores.
Imperceptiblemente fuera del mundo me encerraron.

viernes, 4 de noviembre de 2022

"A UNA ROSA". Un poema de Luis de Góngora y Argote


Ayer naciste y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida,
y para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.

No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.

Luis de Góngora y Argote

Luis de Góngora y Argote nació en Cordoba, el 11 de Julio de 1561.
Fue poeta y dramaturgo del Siglo de Oro español, y máximo exponente de la corriente literaria conocida y perpetuada, a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo.
Murió en su ciudad natal, el 23 de mayo de 1627.

martes, 1 de noviembre de 2022

"ESPERANDO A LOS BÁRBAROS". Un poema de Constantino Cavafis

-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.

-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán los bárbaros, cuando lleguen.

-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.

-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.

-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.

-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
"Pero en «Esperando a los bárbaros» de Cavafis yo veo una reflexión sobre las promesas y los peligros de la identidad. A lo largo del día se acumulan la anticipación y la ansiedad, mientras los lugareños esperan la llegada de los bárbaros, que vienen a apoderarse de la ciudad. El emperador con su corona, los cónsules vestidos con las togas escarlata, el Senado silencioso y los oradores mudos aguardan, junto con las masas que se han reunido para aceptar su llegada. Y después, cuando cae la noche y los bárbaros no aparecen, lo que queda es solo desilusión. A los bárbaros no llegamos a verlos nunca. Nunca llegamos a descubrir cómo son en realidad. Pero lo que sí vemos es el poder de nuestra forma de imaginar al extraño. Y lo que insinúa Cavafis es que quizá la mera perspectiva de su llegada podría haber servido para salvarnos de nosotros mismos."

Kwame Anthony Appiah (2019), “Las mentiras que nos unen: Replanteando la identidad”, Taurus.