viernes, 28 de abril de 2017

"Apuestas". Un cuento de Roald Dahl

En la mañana del tercer día el mar se calmó. Hasta los pasajeros más delicados —los que no habían salido desde que el barco partió—, abandonaron sus camarotes y fueron al puente, donde el camarero les dio sillas y puso en sus piernas confortables mantas. Allí se sentaron frente al pálido y tibio sol de enero.

El mar había estado bastante movido los dos primeros días y esta repentina calma y sensación de confort habían creado una agradable atmósfera en el barco. Al llegar la noche, los pasajeros, después de dos horas de calma, empezaron a sentirse comunicativos y a las ocho de aquella noche el comedor estaba lleno de gente que comía y bebía con el aire seguro y complaciente de auténticos marineros.

Hacia la mitad de la cena los pasajeros se dieron cuenta, por un ligero balanceo de sus cuerpos y sillas, de que el barco empezaba a moverse otra vez. Al principio fue muy suave, un ligero movimiento hacia un lado, luego hacia el otro, pero fue lo suficiente para causar un sutil e inmediato cambio de humor en la estancia. Algunos pasajeros levantaron la vista de su comida, dudando, esperando, casi oyendo el movimiento siguiente, sonriendo nerviosos y con una mirada de aprensión en los ojos. Algunos parecían despreocupados, otros estaban decididamente tranquilos, e incluso hacían chistes acerca de la comida y del tiempo, para torturar a los que estaban asustados. El movimiento del barco se hizo de repente más y más violento y cinco o seis minutos después de que el primer movimiento se hiciera patente, el barco se tambaleaba de una parte a otra y los pasajeros se agarraban a sus sillas y a los tiradores como cuando un coche toma una curva.

Finalmente el balanceo se hizo muy fuerte y el señor William Botibol, que estaba sentado a la mesa del sobrecargo, vio su plato de rodaballo con salsa holandesa deslizarse lejos de su tenedor. Hubo un murmullo de excitación mientras todos buscaban platos y vasos. La señora Renshaw, sentada a la derecha del sobrecargo, dio un pequeño grito y se agarró al brazo del caballero. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 26 de abril de 2017

Manifiesto del álbum ilustrado. Once razones para leerlo.

Hace poco más de cuatro meses, las editoriales A buen paso, Thule, Babulinka Books,Takatuka, Coco Books, Libros del Zorro Rojo, Corimbo, Kalandraka, Ekaré, Juventud yFlamboyant, acordaron aunar esfuerzos para poner en valor el álbum ilustrado como género y visibilizarlo no sólo entre los agentes pertenecientes al sector literario y cultural sino también entre las familias y el sector educativo. Entre las acciones y propuestas diseñadas por este grupo de trabajo, se encuentra la Nit de l’Àlbum -Noche del Álbum- que reunió el 13 de diciembre del pasado año a libreros, editores, bibliotecarios, ilustradores y periodistas en la sala Valkiria del barrio Poblenou de Barcelona.

En la Noche del Álbum, aparte de exponer una cuidada selección de los mejores álbumes ilustrados que han publicado estas editoriales en los últimos años, se hizo público elmanifiesto a favor del libro álbum.

Once razones para leer álbum ilustrado

Once razones que recoge este manifiesto para alzar la voz a favor del álbum ilustrado. Once razones porque, tal y como exponen las propias editoriales que conforman el grupo de trabajo:
 “un decálogo no es suficiente: llegado a diez, hay que volver a empezar”.
Una razón por cada editorial que forma parte de este proyecto conjunto que apuesta por la visibilización de este género, pero un total de once razones compartidas por todos que transcribo a continuación:1. Porque cualquier persona, a cualquier edadnecesita del arte, de la belleza, para habitar el mundo.

  1. Porque cualquier persona, a cualquier edadnecesita del arte, de la belleza, para habitar el mundo.
  2. Porque compartir lecturas en familia o con amigos es quererse, nos une; sin menoscabo del placer de leer un álbum ilustrado en soledad.
  3. Porque cuando relacionamos texto e imagen, desciframos un código perfecto,aprendemos a pensar, a dar significado, a emocionarnos.
  4. Porque un álbum ilustrado cuesta mucho menos que un pastel de cumpleaños, menos que la botella de cava con la que despedimos el año y, sin embargo, sirve para toda la vida.
  5. Porque a través de una reconstrucción narrativa las personas llegamos a comprender tanto lo que pasa en el mundo como nuestra propia existencia.
  6. Porque al pasar una página para zambullirnos en la siguiente se despierta nuestra imaginación. Y al llegar al final, sentimos el deseo de gritar:  «¡Quiero más!»
  7. Porque a través de las historias ilustradas nos reconocemos en cuanto personas, protagonistas de historias, y descubrimos que no estamos solos.
  8. Porque si un adulto no entiende lo que pasa en las páginas de un álbum, se lo explicará el niño.
  9. Porque si has olvidado un álbum ilustrado en el fondo de un cajón, el día que por casualidad vuelve a tus manos, te alegrará como el mejor de los regalos.
  10. Porque hay que pararse para contemplar el mundo, para reconocer las pistas y los detalles que esconden las imágenes. Un álbum ilustrado detiene el tiempo, te invita a ser reflexivo.
  11. Porque la lectura de álbumes ilustrados enriquece la sensibilidad artísticadesarrolla elespíritu crítico, y te hace más libre.

Mariel Rabasa y María Marcela Ramírez, lo describen perfectamente en su obra “Desbordes. Las voces del libro álbum”:
“Un libro álbum apela al tacto, a la percepción de colores, de formas, a las evocaciones y sonidos de las palabras, que promueven un complejo discurso que resuena y construye modos de leer. Un libro álbum permite lecturas diversas y genera un lector que queda desbordado frente a una propuesta estética diferente. El tiempo de lectura y el tiempo del lector parecen detenerse ante un libro álbum y leer se convierte en retornar sobre él una y otra vez para disfrutar de la aparente sencillez del discurso verbal y de la profusión de las imágenes”.
Fuente;: Biblogtecarios 

Se hace llamar el señor de los libros

martes, 25 de abril de 2017

Tertulias Literarias Dialógicas en diferentes Centros Públicos de Jaén.


La semana pasada estuve en Jaén, concretamente en cuatro colegios de Torredelcampo y en uno de Linares que es Comunidad de Aprendizaje.

Acudí a los colegios de Torredelcampo (CEIP Principe Felipe, CEIP San Isidoro, CEIP Juan Carlos I y CEIP San Miguel) acompañado de Mª Carmen Ramos, asesora del CEP de Jaén y que ha sido mi ángel de la guarda en esos días. En dichos centros realicé distintas tertulias literarias en diferentes cursos con los textos de "El lazarillo de Tormes" (una adaptación para Primaria) y con el cuento de José Saramago, La flor más grande del mundo". Además, en el CEIP Juan Carlos I realicé con el alumnado de 2º curso una lectura dialógica compartida con el cuento de Begoña Ibarrola, El club de los valientes. Todas las sesiones resultaron muy participativas. Realmente me asombra la capacidad de estos niños y niñas de primaria a la hora de dialogar compartiendo lecturas, palabras y sentimientos. Asimismo, en el CEIP Juan Carlos I, a instancias de Laura Cañas, secretaria del centro y buena amiga, e invitado por el equipo directivo, realicé una sesión de formación con el profesorado sobre Tertulias y Apadrinamiento lector. 

En el CEIP Santa Teresa Doctora de Linares, llevé a cabo tres sesiones con el alumnado. Una lectura dialógica compartida con El club de los valientes para 1º y 2º; una tertulia curricular de matemáticas con el alumnado de 3º; y una sesión de escritura creativa basada en La gramática de la fantasía de Gianni Rodari, con los de 5º. En todas las sesiones trabajamos con intensidad y, además de aprender compartiendo, nos divertimos mucho. Por la tarde, y de la mano de Ana Quijada, asesora del CEP de Linares, realizamos una tertulia pedagógica con el artículo de Floria Arias Tencio, LA CONVERSACIÓN EXPLORATORIA: una estrategia para la construcción conjunta del conocimiento matemático.  La sesión fue muy fructifera y nos permitió reflexionar sobre la práctica y ver posibles líneas de futuro que se irán perfilando con la colaboración de la Asesora del CEP.

UNOS DÍAS MARIVOLLOSOS VIVIDOS JUNTO A GENTE MARAVILLOSA.

¡¡ GRACIAS A TODOS Y A TODAS !!!



lunes, 24 de abril de 2017

Oír entre líneas: el valor de la escucha en las prácticas de lectura. Conferencia de Cecilia Bajour.


Esta es una espléndida conferencia pronunciada por Cecilia Bajour en la 5ª Jornada de Reflexión sobre la Lectura y la Escritura organizada por la Secretaría de Educación del Distrito y Asolectura (Bogotá, Colombia, 6 de octubre de 2008).

¿Leer se parece a escuchar? Si fuera así: ¿dónde se cruza la lectura con la palabra pronunciada, encarnada en una voz, la propia, la de otros? Y también: ¿dónde se toca la lectura con la palabra callada, no proferida pero dicha con los ojos, con los gestos, con el cuerpo, con otros múltiples signos que creamos para tender puentes del texto al lector, del lector al texto, de lector a lector?
En “Escribir la lectura” el semiólogo francés Roland Barthes se preguntaba: “¿Nunca os ha sucedido, leyendo un libro, que os habéis ido parando continuamente a lo largo de la lectura, y no por desinterés, sino al contrario, a causa de una gran afluencia de ideas, de excitaciones, de asociaciones? En una palabra, ¿no os ha pasado eso de leer levantando la cabeza?”
Esa lectura en la que uno “levanta la cabeza” es descrita por Barthes como “irrespetuosa, porque interrumpe el texto, y a la vez prendada de él, al que retorna para nutrirse”. Allí aparece la idea del lector como autor irreverente del texto que lee: texto que dispersa y al mismo tiempo canaliza las asociaciones e ideas en reglas, en patrones que vienen de lejos en la historia del mundo de las narraciones (podríamos agregar el mundo de lo poético aunque Barthes no lo diga) y en nuestra propia historia de lectores, escritores, pensantes, oyentes y hablantes. Ninguna lectura es del todo subjetiva o autosuficiente: por lo general se apoya en reglas no creadas por el autor sino puestas en juego por él. Pero no para quedarse en ellas. Escribir, como leer, supone riesgos y no la sumisión a cánones establecidos. Como dice Carlos Fuentes, se escribe “a contrapelo”, “no para seguir las reglas sino para violarlas”.
Me interesa este acto casi inconsciente, cercano a la ensoñación, que Barthes describe como “levantar la cabeza” durante la lectura, para ponerlo en contacto con la sutil idea del ensayista George Steiner de “oír entre líneas” refiriéndose en este caso no a la lectura sino a la relación entre hablantes. Idea que tomé prestada para dar título a estas palabras relacionadas con la escucha.
Dice Steiner que el lenguaje contiene mundos, es políglota y que cuando hablamos, “oímos entre líneas”. El matiz puesto en el “entre líneas” convierte al oír en “prestar oído” y lo aproxima al escuchar. Ese oír transformado supone intencionalidad, conciencia, actividad y no es sólo un registro pasivo y a veces distraído de los sonidos del otro.




"Para leer según qué cosas, mejor no leer nada". Un artículo de Cristian Campos, publicado en la revista Vanity Fair.

"Los sueños nunca borrarán sonrisas. Incluso en esos días grises que terminan con sol”. El autor de este aforismo rebosante de estevia, a medio camino de la autoayuda y del eslogan de plan de pensiones, ha vendido 83.000 ejemplares de su primer libro y 50.000 del segundo. Unas cifras de ensueño en un país, España, en el que un libro se considera rentable si vende 1.000 o 2.000 copias y un éxito de ventas si coloca 5.000.

El autor se llama Defreds y cuenta con 159.000 seguidores en Twitter, red social en la que también publica mensajes como “Todo lo que se te escapa del control te acojona que no veas” o como “Fíjate que contigo podría arreglar el mundo desde el sofá con tres o cuatro botellines de @estrellagalicia”.

[...] Defreds es uno de los beneficiarios de eso que los medios hemos empezado a llamar “microfama”. Esa de la que disfrutan celebridades con decenas de miles de seguidores en las redes sociales pero a las que no conoce nadie fuera de su pequeña burbuja de popularidad. La teoría clásica dice que su notoriedad será efímera y que los microfamosos caerán en el olvido con la misma rapidez con la que salieron de él. La teoría moderna dice que los microfamosos han democratizado la gloria (que ahora se encuentra al alcance de cualquiera con una cuenta de Twitter) y que está por ver que esta vaya a ser tan pasajera como parece indicar el sentido común.

[...] Hoy, Día del Libro, las colas frente a las casetas en las que tuiteros, blogueros, youtubers e instagramers firmarán sus libros doblarán y triplicarán a las de escritores como Fernando Aramburu, autor de uno de los libros del año, Patria. A Aramburu, que firmará libros hoy en Barcelona, le acompañarán entre las 17:00 y las 18:00:

Ibáñez (dibujante de cómics)
Emilio Aragón (humorista, actor, director, guionista, empresario audiovisual)
Maria Leach (periodista)
Pilar Rahola (columnista)
Izal (cantante)
Óscar Andreu (locutor de radio)
Mery García (youtuber de cocina)
Krzysztof Charamsa (exsacerdote)

No es una excepción. En las mesas cercanas firmarán Vanesa Lorenzo (modelo), Javier Sardà (presentador de radio y televisión), Jordi Cruz (cocinero), Isasaweis (youtuber) y Samanta Villar (periodista y presentadora de televisión), entre muchos otros.

Los escritores, en definitiva, se han convertido en una especie en peligro de extinción incluso en su propio día grande, el del libro. Pocas profesiones padecen un intrusismo similar, que en muchos casos recuerda a la del cuco con sus víctimas parasitadas.

[...] Así que la próxima vez que oigan aquello de “hay que leer más libros” pregunten antes de qué libros en concreto estamos hablando. Porque para leer según qué cosas casi mejor no leer ninguna y dejar morir a la literatura en paz. En paz y en los brazos de aquellos que no necesitamos un día del libro para leer ningún libro y cantárselo al prójimo porque lo hacemos cada día del año sin tanto aspaviento ñoño.


domingo, 23 de abril de 2017

Tertulia Literaria Dialógica en el Centro de Menores "Las Lagunillas" (Jaén)

El pasado martes, 18 de abril, tuve la oportunidad de asistir a una Tertulia Literaria Dialógica en el Centros de Menores "Las Lagunillas" de Jaén. Ya es el cuarto año que voy y para mí se ha convertido en una especie de peregrinación que necesito renovar cada año.

En esta ocasión estuvimos más de 30 personas, entre jóvenes e invitados, compartiendo lecturas, palabras y sentimientos durante más de dos horas. Quisiera destacar la presencia de Ana, la directora, de Paco, uno de los profesores y alma de las tertulias en el centro, una persona de Fundación Diagrama y antiguo director, así como Laura, profesora en un CEIP de Torredelcampo y colaboradora, la de dos madres de un colegio de Torreblascopedro que hacen tertulias por su cuenta, y la de un profesor jubilado.

La sesión comenzó leyendo y comentando el poema de Agustín García Calvo, "Libre te quiero". Los comentarios rondaron sobre dos temas: la libertad y el amor. La libertad, en cuanto que es un centro de internamiento, y el amor como algo ajeno a toda pertenencia. También conjugamos juntos ambos comceptos.

Posteriormente comentamos un cuento de Augusto Monterroso, "La rana que quería ser una uténtica rana". Un relato muy corto, pero que en pocas líneas nos lleva por vericuetos muy profundos de la existencia humana. La identidad, la importancia que damos a nuestra imagen, las miradas que nos configuran, la presión de los demás, etc., fueron claves que aparecieron en las palabras y sentimientos compartidos. "Me preocupa la responsabiliad de estar dejando a un lado la responsabilidad de ser quien soy en aras de ser como otros me ven".

Después nos fuimos a un álbum ilustrado: "El abrigo de Pupa", de Elena Ferrandiz.
Pupa se pone cada mañana el abrigo de los miedos y sale a la calle envuelta en ellos. Y se pasa el día con miedo en el corazón. Con miedo a la soledad y miedo a que la quieran y también a que el amor la atrape. Con miedo a volar y con miedo a hundirse. Con miedo al cambio y con miedo a que todo siga igual. Teme el futuro, pero también teme repetir el pasado. Tiene miedo de no avanzar, pero también de dar un paso. Tiene miedo de los demás y también de sí misma. El peso de su abrigo de miedos es excesivo, la lastra demasiado. 
Este texto nos dio oportunidad de hablar sobre nuestros miedos, que son muchos y muy variados; y también para hacernos conscientes de que el miedo, mientras no paralice, puede ser un elemento positivo. Al final, todos volamos con Pupa con esas alas que nos dio el pensamiento de Lao Tse que aparece al final del libro: "Aquello que la oruga llama el fin del mundo el resto del mundo lo llama mariposa".

Más adelante nos fuimos a África sumergiéndonos en un cuento tradicional de Burkina Fasso, "La pelea de los lagartos". Un relato corto lleno de enseñanzas como las que suelen acompañar a los cuentos de tradición oral: el premio a la generosidad y el castigo del egoísmo.

Acabamos la sesión con un poema de Mario Benedetti, "No te rindas". Un canto al futuro y a la esperanza. Lo fuimos leyendo y comentando estrofa por estrofa. Pero cuando llegamos a las dos últimas:
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las muralla que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás solo, porque yo te quiero.
Ana, la directora, nos pidió leerlas. Nos dijo que se las dedicaba a uno de los jóvenes allí presentes que llevaba bastante tiempo en el centro y que en pocos días lo iba a dejar. Fue muy emotivo y, entre otras cosas, nos arrancó un largo aplauso de dentro del alma.

Y parecía que todo había acabado, cuando las madres de Torreblascopedro nos obsequiaron con unas magdalenas caseras que endulzaron aún más aquellas lecturas, aquellas palabras y aquellos sentimientos.

Fueron unos momentos que por inolvidables y productivos vuelven a demostrar con resultados que la lectura dialógica (Longian y Whitehurst) y la conversación dialógica (Richard Sennett) no se agotan en fórmulas cerradas y exclusoras más propias del cientificismo que de la ciencia.

¡¡¡GRACIAS, MUCHAS GRACIAS A TODOS Y A TODAS!!!
 

Discurso de Eduardo Mendoza al recibir el Premio Cervantes 2017.

No creo equivocarme si digo que la posición que ocupo, aquí, en este mismo momento, es envidiable para todo el mundo, excepto para mí.

Han transcurrido varios meses desde que me llamó el señor Ministro para comunicarme que me había sido concedido el premio Cervantes y todavía no sé cómo debo reaccionar. Espero no haber quedado mal entonces, ni quedar mal ahora, ni en el futuro.

Porque un premio de esta importancia, tanto por lo que representa como por las personas que lo han recibido a lo largo de los años, no es fácil de asimilar adecuadamente, sin orgullo ni modestia. No peco de insincero al decir que nunca esperé recibirlo.

En mis escritos he practicado con reincidencia el género humorístico y estaba convencido de que eso me pondría a salvo de muchas responsabilidades. Ya veo que me equivoqué. Quiero pensar que al premiarme a mí, el jurado ha querido premiar este género, el del humor, que ha dado nombres tan ilustres a la literatura española, pero que a menudo y de un modo tácito se considera un género menor. Yo no lo veo así. Y aunque fuera un género menor, igualmente habría que buscar y reconocer en él la excelencia.

Pero no soy yo quien ha de explicar las razones del jurado ni menos aún justificar su decisión. Tan sólo expresarle mi más profundo agradecimiento y decirles, plagiando una frase ajena, que me considero un invitado entre los grandes. CONTINUAR LEYENDO

 

23 de abril, Día del libro.


viernes, 21 de abril de 2017

Tertulias de Arte: Renoir, 'Mujer con sombrilla en un jardín' (1875).

Un espléndido jardín silvestre ubicado en una de las calles más humildes del barrio parisino de Montmartre inspiró a Renoir algunas de sus obras más icónicas de la etapa impresionista. En este vídeo, Guillermo Solana, comisario de ‘Renoir: intimidad’ y director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, nos introduce en la obra ‘Mujer con sombrilla en un jardín’ (1875).

El funeral. Un cuento de Slawomir Mrozek.

Durante un paseo, me uní a un cortejo fúnebre. Siempre anima más que vagar uno solo y sin rumbo. No sabía a quién estaban enterrando, pero ¿qué importaba? Nosotros, los humanos, formamos todos una gran familia.
Además, siempre se puede preguntar. Mi vecino de la izquierda del cortejo tampoco lo sabía.
—Voy a la tintorería a recoger un pantalón. He visto el funeral y, puesto que me pilla de camino, me he unido. Solo hasta la esquina y después tuerzo.
Pregunté, pues, al vecino de la derecha.
—¿Que de quién es el funeral? Y yo qué sé, ¿acaso muere poca gente? El banco no abre hasta las nueve, así que tengo un poco de tiempo todavía.
El tercero, que caminaba unos pasos atrás, tampoco era capaz de informarme.
—Yo no soy de aquí, soy un simple turista. Pero pregunte a esa señora con velo negro, la que camina detrás del féretro. Tiene pinta de ser la viuda y debe saberlo.
En ese momento empezó a llover y abandoné el cortejo. No voy a mojarme por alguien a quien ni siquiera conozco personalmente.
FIN

jueves, 20 de abril de 2017

Neuroeducación cuidado con los mitos. Un artíuclo de MICHELE CATANZARO.

Inteligencias múltiples, estilos de aprendizaje, estimulación temprana, hemisferios cerebrales predominantes, tiempos de atención... Estas expresiones les suenan mucho a los padres que acaban de salir del tour de force de las visitas a guarderías, colegios e institutos, para preinscribir a sus hijos en su escuela preferida.

Hay escuelas que hacen bandera de fundamentar sus métodos en el funcionamiento del cerebro. Pero neurocientíficos y pedagogos llevan años alertando de que algunos de esos conceptos carecen de base científica. En algunos casos, los experimentos ya los han desmentido e incluso han apuntado a que pueden ser dañinos, si se toman demasiado al pie de la letra.

[...] «Los laboratorios son sencillos, porque podemos controlar todas las variables, mientras que las clases son complejas», Daniel Willingham, profesor de psicología cognitiva de la Universidad de Virginia y asesor de Obama.

[...] un estudio llevado a cabo en cinco países en el 2014 reveló que muchos profesores siguen creyendo en ideas desacreditadas experimentalmente: el 49% creía que usamos solo el 10% de nuestro cerebro, el 77% que los ejercicios de gimnasia cerebral mejoran el aprendizaje, el 80% que cada alumno tiene un hemisferio cerebral dominante, y el 96% que se aprende mejor si se recibe la información en el estilo de aprendizaje favorito (visual, auditivo o cinestético).

[...] «Sería equivocado decir que las neurociencias no tienen nada que decirle a la educación. Pero la mayoría de los hallazgos son preliminares», 

[...] En algunos casos, los neuromitos se acercan al esperpento. La gimnasia cerebral consiste en una serie de movimentos (gateos, bostezos, maneras especiales de beber el agua) que supuestamente activan y compensan los hemisferios del cerebro. Tocarse la rodilla izquierda con el codo derecho y viceversa influiría en la ortografía. Apoyarse la mejilla en el hombro mientras se estira un brazo, por el contrario, influiría en las matemáticas. Los promotores del programa emplean lenguaje neurocientífico y citan estudios. Sin embargo, desde hace una década, los estudios sistemáticos no han detectado ningún beneficio mesurable importante. Es posible que los beneficios que algunos profesores asocian al programa se deban al sencillo hecho de llevar a cabo actividad física.

[...] «El efecto Mozart [la teoría según la cual se aprende más escuchando cierta música] se propuso en 1993 en un experimento único, que nunca se replicó. Pero a la gente le encanta pensar que la inteligencia se puede aumentar con acciones sencillas»

[...] «La neurociencia nos demuestra que la inteligencia es flexible, como lo son casi todas las habilidades de nuestro cerebro. El cerebro es como un músculo: con práctica, se refuerza», «Las personas que creen que su inteligencia es fija tienen miedo a fallar, porque demostrarían que no son inteligentes. En cambio, las personas que estiman que sus habilidades cognitivas se pueden mejorar con esfuerzo, se lanzan y aprenden. Es la diferencia entre decir ‘yo no soy bueno en mates’ y ‘yo no soy bueno en mates todavía’».

miércoles, 19 de abril de 2017

Una aproximación a las literaturas africanas. Una presentación realizada por Max Alcanyís (CEPA Pitiüses. Escola d'adults d'Eivissa i Formentera).).

Como dice Max Alcanyís, fuera del currículum oficial hay vida y tambien fuera del canon literario. Efectivamente, no entiendo cómo hay quien habla de "clásicos universales" dejando fuera a la mayor parte de la producción africana. Se ve que el etnocentrismo sigue primando en la literatura. 


viernes, 14 de abril de 2017

"AHORA O NUNCA". El vídeo de la alumna albaceteña que estremece con su corto sobre la violencia machista.


Alicia Ródenas es una alumna albaceteña que ha realizado un corto presentado al concurso en la categoría “Cortos en Lengua No Inglesa – Español” en el 7º Short Movies Festival del IES Diego de Siloé – Albacete.
Se trata de un desgarrador e impresionante trabajo sobre la importancia de la educación que damos a los hijos y su repercusión en la violencia de género, una lacra que todos los años se cobra la vida de decenas de mujeres en España. 

Cuento XI – El conde Lucanor – El deán de Santiago. Un cuento de Don Juan Manuel.

De lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, gran maestro que moraba en Toledo
Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, y contábale sus asuntos de esta guisa:
-Patronio, un hombre vino a rogarme que le ayudase en un hecho en que había menester mi ayuda, y prometiome que haría por mí todas las cosas que fuesen mi pro y mi honra. Y yo comencele a ayudar cuanto pude en aquel hecho. Y antes de que el negocio fuese acabado, creyendo él que ya el negocio suyo estaba resuelto, acaeció una cosa en que cumplía que él la hiciese por mí, y roguele que la hiciese y él púsome excusa. Y después acaeció otra cosa que él hubiese podido hacer por mí, y púsome otrosí excusa: y esto me hizo en todo lo que yo le rogué que hiciese por mí. Y aquel hecho por el que él me rogó, no está aún resuelto, ni se resolverá si yo no quiero. Y por la confianza que yo he en vos y en el vuestro entendimiento, ruégoos que me aconsejéis lo que haga en esto.
-Señor conde -dijo Patronio-, para que vos hagáis en esto lo que vos debéis, mucho querría que supieseis lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, el gran maestro que moraba en Toledo.
Y el conde le preguntó cómo había sido aquello.
-Señor conde -dijo Patronio-, en Santiago había un deán que había muy gran talante de saber el arte de la nigromancia1, y oyó decir que don Illán de Toledo sabía de ello más que ninguno que viviese en aquella sazón. Y por ello vínose para Toledo para aprender aquella ciencia. Y el día que llegó a Toledo, enderezó luego a casa de don Illán y hallolo que estaba leyendo en una cámara muy apartada; y luego que llegó a él, recibiolo muy bien y díjole que no quería que le dijese ninguna cosa de aquello por lo que venía hasta que hubiesen comido. Y cuidó muy bien de él e hízole dar muy buena posada, y todo lo que hubo menester, y diole a entender que le placía mucho con su venida. CONTINUAR LEYENDO

martes, 11 de abril de 2017

ALGUNAS LECTURAS SOBRE GRAMÁTICA PARA ESTOS DÍAS DE DESCANSO…


Desde BLOGGE@ANDO (Adela Fernández, Irene González y Mª del Mar Pérez) nos recomiendan estas lecturas:
Tres miradas interesantes que aportan pistas para replantear de una vez por todas el papel de la gramática en las áreas de lenguas.

lunes, 10 de abril de 2017

Subrayar libros, un sacrilegio necesario. Un artículo de Esteban Ordóñez Chillarón..

George Steiner no podía leer sin un lápiz en la mano. En una entrevista concedida a El País bromeó sobre el tema. Le preguntaron qué es ser judío: «Un judío es un hombre que, cuando lee un libro, lo hace con un lápiz en la mano porque está seguro de que puede escribir otro mejor», respondió.

Esta pugna entre aficionados a las letras cuenta ya con décadas de batalla: ¿Es más digno el lector que subraya una novela o el que no? Los libros son cuerpos vivos, y eso levanta muchas broncas y encontronazos. Su integridad física es defendida por unos como si se tratara de su propia carne o, más bien, de la carne de un ídolo. Muchos de estos se ofenden con ese otro tipo de lector que cae en la irreverencia de manejar las páginas como si fueran de papel: garabatea, subraya frases y párrafos.
Herman Melville

Los primeros se lavan las manos y se cuidan de no abrir el libro más de 100 grados por miedo a que se aflojen las costuras. Son lectores a la japonesa: se descalzan antes de entrar en la historia, sueñan con pasar por ella sin contaminarla. Los otros, de los que hablamos aquí, se meten en el texto con los zapatos embarrados y obligan a cualquier visitante posterior a recibir una versión intervenida de su significado.

¿Pero acaso los cuerpos no están pensados para que, unos en otros, vayamos dejándonos señales, matizándonos, marcándonos relieves? CONTINUAR LEYENDO
Fuente: yorokobu.es

Forges, de nuevo.


Ética de amplio espectro. Un artículo de Mario Benedetti (El País 1993)

Aunque no todas las pesquisas culminan en buenos hallazgos, a veces resulta útil seguir las pistas que brinda la etimología. Por ejemplo, tanto la raíz latina de la palabra moral como el origen griego de la palabra ética tienen un común denominador: la costumbre. Tan es así, que la ética es a menudo definida como la doctrina de las costumbres. Ahora bien, si las costumbres sufren un cambio sustancial, ¿implicará ello una alteración en los valores éticos y morales de una sociedad determinada?

Es obvio que hay presupuestos éticos (la decencia, la honradez, la solidaridad, la lealtad, etcétera) que han sobrevivido a través (y a pesar) de las ideologías y los regímenes más diversos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la liturgia del consumismo, pero sobre todo la desmesura y la acumulación internacional de capitales, así como la relativa impunidad con que éstos crecen y se multiplican, han ido implantando nuevas costumbres y, en consecuencia, nuevas doctrinas relacionadas con las mismas. O sea, si nos atenemos a la vieja definición, han elaborado otra noción de la moral y de la ética. Recobra actualidad un proverbio que, en el otro fin de siglo, escribía el francés Albert Guinon: “Para muchos, la moral no es otra cosa que las precauciones que se toman para transgredirla”. CONTINUAR LEYENDO

sábado, 8 de abril de 2017

En el país llamado Más o Menos. Un poema de Yevgueni Yevtushenko

Vivo en el país llamado Más o Menos,
donde,
muy extrañamente,
no hay ningún partido oficial llamado “Masomenosista”…
donde ellos
leen a nuestros escritores clásicos… más o menos.

Donde a veces,
hasta los distinguidos ciudadanos
se enamoran (más o menos),
pero a veces,
después de algunos meses
ya no hay besos,
los unen solo los pesos.
Entonces no son ajenos,
más o menos.

“¿Es verdad, señor, que todos beben en su país Más o Menos?”
Hay algunas personas que no beben nada…
Más o menos…”
“Difícil de creer, señor,”
Ni siquiera algo así como…
una gota. Más o menos.”

“¿Qué tipo de gente es aquella, la de su amado pueblo
del país llamado Más o Menos?”
Son más o menos agradables…
Más o menos honestos…
Unas veces menos, otras veces más…

“¿Está Usted, señor, orgulloso de su gran país,
llamado Más o Menos?”
Hmmm…
Más o menos…
Por lo general, somos generosos más o menos..
suficientemente amistosos… menos o más…

Por supuesto, todos estamos por la paz…
un tanto más, un tanto menos..
Por supuesto, tenemos algunas pequeñitas,
pero más o menos
desagradables guerras.

En cada esquina,
en cada cocina de cada casa
cuando las esposas y los esposos están algo
así como peleando discretamente,
tenemos nuestra propia Chechenia doméstica,
y un Irak privado,
ondeando un trapo húmedo de cocina
como una bandera nacional,
cuando las sandalias y las planchas
a veces vuelan por encima de las cabezas
como ovnis…
sin embargo, apreciamos nuestros valores de familia…
Más o menos…

En nuestras cortes de justicia tenemos
más o menos incorruptibles jueces,
en nuestros centros de investigación
hay pensadores, más o menos insobornables.

Una más o menos bella mujer me susurró:
“Estoy más o menos enamorada de Ud.
Más o menos para siempre…”

Me gustaría pararme frente a Dios,
así como soy,
no algo así como más o menos.

No estar más o menos feliz
En esta más o menos vida…
En esta más o menos libertad.

viernes, 7 de abril de 2017

QUE LOS NIÑOS AYUDEN A LOS NIÑOS. El poema de Gloria Fuertes dedicado a los niños que no tienen ni un lapicero.

Como el tren de mi infancia,
niños de tercera clase,
niños del cuarto mundo,
niños del quinto color,
niños sin casa,
sin escuela,
sin comida,
sin enfermera.

Niños sin lapicero,
que dibujan con el dedo
sobre el polvo del suelo,
un gato.

miércoles, 5 de abril de 2017

El derecho a que leer sea una forma de la felicidad. Cristian Vázquez en Letras Libres

Para fomentar la lectura, la clave consiste en crear lectores que conozcan sus derechos: derecho a leer cualquier cosa, a abandonar un libro en cualquier momento, a saltarse páginas, incluso simplemente a no leer.

Afirma Pennac que los lectores “nos permitimos todos los derechos, comenzando por aquellos que negamos a los jóvenes a los que pretendemos iniciar en la lectura”. Y es que el autor trabajó durante muchos años como profesor de literatura en escuelas medias y se proponía, con textos como este, que los adolescentes pudieran abordar la lectura con placer, que la tomaran como una aventura personal fruto de su propia elección; en suma, que dejaran de sentir rechazo hacia la lectura. Con humor y claridad, Pennac describe en una escena esa fobia de los jóvenes ante los libros: 


"Y ahí le tenemos, adolescente encerrado en su cuarto, delante de un libro que no lee. Todos sus deseos de estar en otra parte crean entre él y las páginas abiertas una pantalla glauca que enturbia los renglones. Está sentado ante la ventana, la puerta cerrada a su espalda. Página 48. No se atreve a contar las horas pasadas a la espera de esta página cuarenta y ocho. El libro tiene exactamente cuatrocientas cuarenta y seis. O sea quinientas. ¡500 páginas! Páginas llenas de renglones comprimidos entre márgenes minúsculos, párrafos negros amontonados entre sí, y, aquí y allí, el favor de un diálogo: un guion, como un oasis, que indica que un personaje habla con otro personaje. Pero el otro no le contesta. ¡Sigue un bloque de doce páginas! ¡Doce páginas de tinta negra! ¡Te ahogas! ¡Oh, cómo te ahogas! ¡Puta, joder, mierda de libro! […] Página cuarenta y ocho… ¡Si se acordara, por lo menos, del contenido de las cuarenta y siete primeras!"

martes, 4 de abril de 2017

Capitalismo neoliberal y cuerpo. Un artículo de Santiago Álvarez Cantalapiedra en el nº 137 de la revista PAPELES (de relaciones ecosociales y cambio social).

El jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo, también conocido por la marca CR7, va a ampliar su familia próximamente con dos gemelos que nacerán por gestación subrogada, como ya ocurrió con su primer hijo. Mientras espera la llegada de la progenie procedente de los EEUU (se desconoce si estará obligado al pago de impuestos en aduana en el momento de la recepción del encargo), CR7 encuentra tiempo para inaugurar un gimnasio –aunque ahora se denominan fitness– en Madrid. Si alguien desea un cuerpo como el de este “hombre-marca”, conseguirlo no va a resultar costoso pues las cuotas de su fitness center no superan los 36 euros al mes. Tal vez sea CR7 quien mejor representa las oportunidades del capitalismo para hacer negocio con el cuerpo. 


No hace mucho apareció en la sección de empleo de la web milanuncios.com la siguiente demanda de trabajo: «Se buscan chicas para trabajar en el servicio doméstico como limpiadoras sexis o desnudas con experiencia en el sector de la limpieza, va enfocado al sector naturista (nada de sexo), un nuevo proyecto a implantar en España». A través de la pestaña de contacto, la empresa solicitante amplía la información (con no pocas incorrecciones ortográficas y gramaticales), señalando que se encuentra en un proceso de selección de chicas cuyas fotografías, desnudas o en lencería, serán incorporadas a su web para que el cliente pueda seleccionar quién va a limpiar su casa y cómo desea que lo haga, pues se ofrece la alternativa de que la limpiadora desempeñe las tareas desnuda o en paños menores. Una oportunidad laboral más que brinda la cultura emprendedora, tan reclamada en nuestros días, al implantar por estos lares proyectos de contrastado éxito en otros países. CONTINUAR LEYENDO


"El eclipse". Un cuento de Augusto Monterroso.

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

FIN

Historia de la resurrección del papagayo. Un cuento de Eduardo Galeano.

El papagayo cayó en la olla que humeaba. Se asomó, se mareó y cayó.
Cayó por curioso, y se ahogó en la sopa caliente.
La niña, que era su amiga, lloró.
La naranja se desnudó de su cáscara y se le
ofreció de consuelo.
El fuego que ardía bajo la olla se arrepintió y se apagó.
Del muro se desprendió una piedra.
El árbol, inclinado sobre el muro, se estremeció de pena,
y todas sus hojas se fueron al suelo.
Como todos los días llegó el viento a peinar el árbol frondoso,
y lo encontró pelado.
Cuando el viento supo lo que había ocurrido, perdió una ráfaga.
La ráfaga abrió la ventana, anduvo sin rumbo por el mundo
y se fue al cielo.
Cuando el cielo se enteró de la mala noticia, se puso pálido.
Y viendo al cielo blanco, el hombre se quedó sin palabras.

El alfarero de Ceará quiso saber. Por fin el hombre recuperó el habla,
y contó que el papagayo se había ahogado y la niña había llorado
y la naranja se había desnudado
y el fuego se había apagado
y el muro había perdido una piedra
y el árbol había perdido las hojas
y el viento había perdido una ráfaga
y la ventana se había abierto
y el cielo había quedado sin color
y el hombre sin palabras.
Entonces el alfarero reunió toda la tristeza. Y con esos materiales,
sus manos pudieron renacer al muerto.
El papagayo que brotó de la pena tuvo plumas rojas del fuego
y plumas azules del cielo
y plumas verdes de las hojas del árbol
y un pico duro de piedra y dorado de naranja
y tuvo palabras humanas para decir
y agua de lágrimas para beber y refrescarse
y tuvo una ventana abierta para escaparse
y voló en la ráfaga del viento.

lunes, 3 de abril de 2017

La filosofía y la literatura como vías de conocimiento: "La sociedad del desprecio" de Axel Honneth y "El hombre invisible" de Ralph Ellison.


Este libro reúne los ensayos más importantes escritos por Axel Honneth (discípulo de Jürgen Habermas) entre 1981 y 2001. Estos textos recapitulan las principales estaciones de su pensamiento: no solo el giro imprimido a la teoría Crítica en el sentido de una teoría del reconocimiento, sino tambiénn la pluralidad de campos en los que se desarolla su filosofía y la dirección en la que esta se orienta. El giro "recognoscitivo" -que busca salvar algunos de los déficits de la Teoría Crítica- describe una espiral continua qe transita desde el análisis de las patologías sociales hasta el estudio de las patologías de la razón. Se inscribe así en un proyecto más amplio que, desde la "lucha" asociada al reconocimiento, pretende examinar sus negaciones, es decir, aquellas manifestaciones que se expresan en nociones como "desintegración", "desgarramiento", "patología", "cosificación" o "desprecio".

A lo largo de los diferentes ensayos aparece una novela que es citada con bastante asiduidad. Se trata de "El hombre invisible", de Ralph Ellison. Este clásico es el relato en primera persona de quien se describe a sí mismo como un "hombre invisible", no por una anormal condición fisiológica, sino porque la sociedad permance ciega ante él; se niega a verlo. El autor, desgrana así, desde el presente oscuro, "bajo tierra", del protagonista, las preocupaciones sociales e intelectuales de su tiempo con crudeza y sensibilidad, y que han trascendido a nuestros días. Fue publicada en 1952.

Se podrían citar muchos pasajes de ambos textos, pero en este caso me detengo en uno de la novela de Ellison en el que se centra en una cuestión muy actual como es la DIVERSIDAD y en la que proclama que NUESTRO DESTINO ES LA UNIDAD EN LA VARIEDAD. A que os suena.

"¿De dónde proviene esta pasión por la uniformidad?  ¡La clave está en la diversidad! Si se respetara la diversidad! Si se respetara la diversidad entre los hombres, no habría tiranías. Si persisten en esta manía de la uniformidad, terminarán obligándome -a mí, hombre invisible- a convertirme en blanco, y el blanco no es un color, sino la carencia de todo color. ¿Debo procurar carecer de color? Hablando seriamente y sin esnobismos: imaginad cuánto perdería el mundo si se llegara a esa uniformidad. Estados Unidos está formado de muy distintas piezas. Creo que lo mejor sería reconocer la legitimidad de todas ellas y no imponerles la obligación de alterar su modo de ser. “Ni vencedores ni vencidos”, esta es la gran verdad de nuestro país y de cualquier otro país. La vida debe ser vivida, no ahogada por mil limitaciones reguladoras. Y la dignidad humana se alcanza al seguir en juego, después de una derrota. NUESTRO DESTINO ES LA UNIDAD EN LA VARIEDAD. No se trata de una profecía, sino de una descripción. Una de las mayores paradojas de nuestro mundo se advierte en el espectáculo de los blancos empeñados en huir de cuanto sea negro y ennegreciéndose cada día; y en el de los negros esforzándose en convertirse en blancos, par lograr, tan solo, ser descoloridos grises. Ninguno de nosotros parece saber quién es, ni a dónde se dirige.” (página 631)



Tres grandes cuentos sufís de Idries Shah

EL USO DE UNA LÁMPARA

–Yo puedo ver en la oscuridad –se jactaba cierta vez Nasrudín en la casa de té.

–Si es así, ¿por qué algunas noches lo hemos visto llevando una lámpara por las calles?

–Es solo para que los otros no tropiecen conmigo.
Escritor sufí Idries Shah

DETRÁS DE LO OBVIO

Todos los viernes por la mañana Nasrudín llegaba al mercado del pueblo con un burro que ofrecía en venta.

El precio que demandaba era siempre insignificante, muy inferior al valor del animal.

Un día se le acercó un rico mercader, quien se dedicaba a la compra y venta de burros.

–No puedo comprender cómo lo hace, Nasrudín. Yo vendo burros al precio más bajo posible. Mis sirvientes obligan a los campesinos a darme forraje gratis. Mis esclavos cuidan de mis animales sin que les pague retribución alguna. Sin embargo, no puedo igualar sus precios.

–Muy sencillo –dijo Nasrudín–. Usted roba forraje y mano de obra. Yo robo burros.

EL RÍO

Había una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio. Cuando llegaron al río, una mujer lloraba en cuclillas cerca de la orilla. Era joven y atractiva.

–¿Qué te sucede? – le preguntó el más anciano.

–Mi madre se muere. Ella está sola en su casa, del otro lado del río y yo no puedo cruzar. Lo intenté –siguió la joven–, pero la corriente me arrastra y no podré llegar nunca al otro lado sin ayuda… Pensé que no la volvería a ver con vida. Pero ahora… ahora que aparecisteis vosotros, alguno de los dos podrá ayudarme a cruzar…

–Ojalá pudiéramos –se lamentó el más joven–. Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden todo contacto con el sexo opuesto. Está prohibido… lo siento.

–Yo también lo siento –dijo la mujer y siguió llorando.

El monje más viejo se arrodilló, bajó la cabeza y dijo:

–Sube.

La mujer no podía creerlo, pero con rapidez tomó su atadito con ropa y montó a horcadas sobre el monje. Con bastante dificultad el monje cruzó el río, seguido por el otro más joven. Al llegar al otro lado, la mujer descendió y se acercó en actitud de besar las manos del anciano monje.

–Está bien, está bien –dijo el viejo retirando las manos–, sigue tu camino.

La mujer se inclinó en gratitud y humildad, tomó sus ropas y corrió por el camino al pueblo. Los monjes, sin decir palabra, retomaron la marcha al monasterio. Faltaban aún diez horas de caminata.

Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:

–Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro voto de abstinencia. No obstante, cargaste sobre tus hombros a aquella mujer todo el ancho del río.

–Yo la llevé a través del río, es cierto, ¿pero qué pasa contigo que la cargas todavía sobre tu cabeza?

domingo, 2 de abril de 2017

Leer con otros. Un interesante artículo de Juan Mata (Universidad de Granada) en RESED (Revista de Estudios Socioeducativos).

Resumen:

Destacar la naturaleza social de la lectura, separándola del carácter básicamente escolar que se le asigna normalmente, es el objetivo del presente artículo. En él se critican algunas de las habituales prácticas académicas en torno a la lectura que tanto contribuyen a desvirtuar su sentido primigenio, que es conocer y reconocer el mundo social a través del mundo íntimo del escritor y a la vez hacer de los textos literarios y filosóficos una vía de comprensión de la propia vida de los lectores. Comprender un texto literario es siempre un intento de dar sentido a la propia existencia y, tal como ponen de manifiesto numerosos autores, esa búsqueda de significado a través de los textos se hace mejor mediante el diálogo, en compañía de otros lectores. Los grupos de lectura son manifestaciones del deseo de conocer y comprender en comunidad. El artículo pone de manifiesto asimismo el relevante papel social que, en circunstancias de catástrofe colectiva o aflicción individual, pueden jugar los libros, la lectura y las bibliotecas públicas.

sábado, 1 de abril de 2017

Lector para otros. Alejandro V. García. Asociación Entrelibros (Granada)

En el boletín de febrero de 2017 de la Asociación Entrelibros improvisé cinco o seis líneas tratando de sintetizar en qué ha consistido nuestro cometido en el colegio Ciudad de los Niños de Granada desde el otoño de 2015 hasta ahora. Los compañeros que editan la hoja informativa titularon ese escueto testimonio Experiencia de un lector. El título me gustó por lo que tenía de chocante. A uno lo han presentado o llamado de muchas maneras (periodista, escritor, hasta filósofo) pero nunca lo habían llamado lector quizá porque es un destino tan implícito y natural como tus propias características físicas. Eres moreno y lector; de Granada y lector. Uno lee con la misma naturalidad con que escucha o camina y con el mismo grado de inconsciencia con que respira, ajeno a la extraordinaria gesta biológica que supone cada una de esas funciones vitales. Ser lector más que una labor o un cometido digno de destacarse parece un destino inapelable para sobrevivir.

Y sin embargo allí estaba puesto, con todo su misterio, un título que no sólo me aludía sino que de un modo misterioso me reconocía un mérito determinado entre otras facetas de mi existencia.

Por supuesto, bastaba dar un paso atrás, cambiar el punto de vista, para comprender que ese grado de lector que apuntaba el encabezamiento era diferente de otros. Se puede ser lector de muchas formas. Fundamentalmente de dos: uno puede ser lector para sí y lector para otros. Uno es normalmente lector para sí mismo, es decir, ejercita una capacidad aprendida para obtener provecho propio: para saber más, para enterarse, para divertirse, para emocionarse y hasta para prosperar en todos los sentidos.

Cada cual ha hecho su carrera de lector con más o menos provecho desde que aprendió a deletrear las primeras palabras hasta hoy. Y seguro que ha sido una tarea pasmosa. ejemplar y fructífera. Pero si reflexionamos un poco debemos admitir que la mayor parte del tiempo hemos sido lectores si no a escondidas sí al menos en completa soledad, en un paradójico aislamiento puesto que lo que se busca al examinar un libro o un periódico es la comunicación. Hay en la lectura un ánimo escondido de codicia, de acaparación, incluso de egoísmo.

Lo raro, lo que se escapa a esa rutina de la exploración y el autoconocimiento, es leer para otros. ¿Por qué voy a leer para otros si todos estamos capacitados para hacerlo por nuestra cuenta y además no tienen serios impedimentos? Planteada así la lectura adquiere un extraño sentido económico, incluso neoliberal. ¡Cómo que te lea! ¡Lee por ti mismo! Y si un desconocido te pide una historia dale un cartilla y que aprenda a leer por su cuenta (o una caña y que aprenda a pescar, pero nunca le des peces para saciar su hambre).

Es esa faceta de lector para otros (parece jerga heideggeriana pero es mucho más simple) la que me reconocía el título que antepusieron a mi comentario en el boletín, y no por mi generosidad o altruismo sino por haber adquirido, gracias al encuentro con los otros, a la interacción con otras vidas menos leídas pero igual de expectantes, una experiencia que valía la pena compartir.

Una experiencia plena pero de una pasmosa simplicidad.

Ahora me doy cuenta, al releer el comentario, que apenas puedo puedo añadir nada a lo dicho, que agregar una palabra o alargar una frase desvirtuarían la elemental tarea que hacemos en Entrelibros.

“Desde hace año y medio”, escribía, “todos los jueves, al principio en el aula y luego en la biblioteca, los chicos del colegio Ciudad de los Niños y nosotros nos sentamos en círculo y celebramos un rito al mismo tiempo simple (simple como un anillo, por decirlo con un verso de Neruda) pero misteriosamente complejo (como el anillo de Moebius). Antes, a modo de saludo, nos hemos abrazado, reído, preguntado… Y entonces, después de las efusiones, empieza la lectura en voz alta: un cuento, una historia o un poema que desemboca en nuestro propio relato, en una experiencia íntima dotada de la misma sencillez lírica, o en un gesto de complacencia o reflexión. No hay en nuestra actividad más secreto, salvo el enorme misterio de la fascinación ante la vida y la revelación de la palabra dicha o escrita”.

Y en ese mismo estado de emoción sigo. Atento y agradecido a quienes me permiten esta singular experiencia.

Alejandro V. García