martes, 31 de mayo de 2022

¿POR QUÉ INCENTIVAR A LOS ADOLESCENTES PARA QUE LEAN LITERATURA? Por Michéle Petit. Enunciación, 19(1), 161-171.

La escucha de jóvenes provenientes de distintos medios sociales, el análisis de recuerdos de lectura de transcritos por escritores y de experiencias desarrolladas por sicoanalistas o por directores de libros, especialmente en contextos marcados por la violencia, sugieren que allí no puede estar lo esencial. En esta edad, y en estos tiempos de crisis de reconocimiento, lo esencial sería la elaboración del sentido, la posibilidad de construir otro espacio, otro tiempo, otro lenguaje, para, de este modo, dejar a los adolescentes cierto margen de maniobra que les permita simbolizar una verdad interior, secreta, que les dé la opción de darle forma a su experiencia y descubrirse y, algunas veces, poder reparar alguna cosa rota en su interior al relacionar la lectura con su propia historia o con la de otros (Petit, 2002). Todas estas cosas pueden brindarles placer, pero también se sitúan más allá de él.


lunes, 30 de mayo de 2022

"COTEJO DE FUENTES". Un poema de José Manuel Caballero Bonald

La verdinegra tapia que ceñía
el jardín del prostíbulo, en parte decorado
de rótulos obscenos, todavía conserva
los mismos desconchones inclementes,
las mismas mordeduras de musgo y de salitre
que se veían cuando yo era joven
y me asomé a la vida por allí.
Teresa Lavinagre, vieja puta
que ya andaba de adolescente en sus comercios
por los desmontes de Matafalúa,
se hospedó andando el tiempo en esa casa
cuyos muros devora el desamparo,
antes de que el hipócrita de turno la expulsase
de la miseria libre de su reino.
Era una mujer hospitalaria y jubilosa,
dotada de una magnánima variedad
de benevolencias, y ahora se extingue
al borde de la playa, cerca
de ese antiguo burdel, igual que un bulto
devuelto por la marea.
Vida dilapidada,
corazón decrépito, qué hermosura
saber que nunca hizo absolutamente nada
para evitar su propio descalabro,
Dios mío.

domingo, 29 de mayo de 2022

"EL RELOJ". Un cuento de Remedios Zafra

Un despiste o una broma y, en todo caso, el éxodo progresivo de los habitantes de la aldea hicieron de este reloj un reloj atípico, más un cronómetro inútil que el reloj de Ayuntamiento que siempre fue.

Resulta que a alguien se le ocurrió conectar el reloj a una toma de electricidad que no siempre estaba operativa, es decir, que un día sí, otro también, alguien apagaba un interruptor y con él paraba el reloj. Puede que siempre hubiera sido así, que invariablemente desde que existe el reloj, éste hubiera estado conectado a dicha toma, pero en el pueblo no se habían percatado de que eso fuera un problema. De hecho, hasta hace un tiempo la electricidad en los espacios comunes estaba garantizada día y noche.

Todo cambió cuando la aldea empezó a despoblarse. Con poco más de ochenta personas en el pueblo, las horas de energía en calles y zonas comunes se han visto reducidas a apenas algunas por la noche.

María, la alcaldesa, les dice a los vecinos que ella no tiene la culpa, pues el dichoso interruptor no está en la aldea. Insiste en que se encuentra en una pequeña central de suministro de varios municipios de la zona a la que ninguno de ellos tiene acceso.

Tras varias solicitudes a las administraciones competentes requiriendo una solución al problema, los responsables del interruptor dicen a María que tienen la obligación de optimizar su uso y que el número de habitantes no es suficiente para alcanzar el mínimo rentable, resultado del 4 % de la última raíz cuadrada del algoritmo con que distribuyen la energía elevada al cubo. Le indican además que cuentan con el visto bueno de las autoridades de la provincia y de la comunidad. Para colmo le insinúan que si quieren electricidad todo el día "lo mejor es que se vayan" a otro lugar.

María no duerme por las noches rehaciendo esa dichosa cuenta y no entiende por qué algo tan básico como la energía depende de una operación matemática tan complicada. Parece que, de momento, no les queda otra opción que resignarse ya que, por supuesto, no piensan marcharse.

Respecto al reloj, todo esto no sería un problema si éste fuera un reloj pequeñito y privado, pero se trata del reloj del pueblo, algo más que un símbolo, una pieza indispensable para el trabajo en el campo, la referencia del resto de los relojes. Desde que todos recuerdan, sus campanadas han marcado los tiempos de la jornada de trabajo. La acústica de las montañas es buena y las horas, medias y cuartos pueden escucharse incluso en las parcelas del término más alejadas.

Claro, ahora todo es distinto, el tiempo se ha vuelto loco. El reloj no marca las horas del día según lo convencional. Su tiempo es peculiar. Marca sólo y como mucho unas seis horas al día en invierno y unas tres en verano. Ya no suena de día, sólo de noche.

Lo extraño del suceso es que algo también está cambiado en el campo. Simultáneamente, la cosecha ha variado su ciclo. María ha notado que la tierra está ralentizada. La viña familiar que desde pequeña ha visto alternar entre la hoja verde, el fruto y el tronco pelado, pasa ahora más tiempo en cada estado. La uva no llega en septiembre y tarda excesivamente en madurar. CONTINUAR LEYENDO


sábado, 28 de mayo de 2022

"ALABANZA A MI HERMANA". Un poema de Wislawa Szymborska

Mi hermana no escribe poemas
y es improbable que de pronto comience a escribir poemas.
Le viene de su madre, que no escribía poemas,
y de su padre, que tampoco escribía poemas.
Bajo el techo de mi hermana me siento a salvo:
nada impulsaría al marido de mi hermana a escribir poemas.
Y aunque suene como un poema de Adam Macedonski,
ninguno de mis parientes se ocupa de escribir poemas.
En el escritorio de mi hermana no hay poemas viejos
ni nuevos en su bolso.
Y cuando mi hermana me invita a cenar,
sé que no tiene intenciones de leerme poemas.
Hace magníficas sopas sin esfuerzo,
y su café no se derrama sobre manuscritos.

En muchas familias nadie escribe poemas,
pero cuando lo hacen, rara vez es sólo una persona.
Algunas veces la poesía fluye en cascadas de generaciones
que ocasionan temibles corrientes en las relaciones familiares.

Mi hermana cultiva una prosa hablada decente,
toda su producción literaria está en tarjetas postales veraniegas
que prometen la misma cosa cada año:
que cuando vuelva
nos contará todo,
todo,
todo.

viernes, 27 de mayo de 2022

"ÁLBUMES SIN PALABRAS: REVISIÓN TEÓRICA DE LOS ARTÍCULOS PUBLICADOS ENTRE 1975-2020". Francisco Antonio Martínez-Carratalá Universidad de Alicante, Revista OCNOS, Vol. 21 Núm. 1 (2022)

El libro-álbum es uno de los recursos fundamentales en la educación literaria desde las primeras edades por la riqueza en las relaciones establecidas entre tres elementos esenciales en su diseño: formato, texto e ilustraciones. Dentro de las diferentes tipologías, el álbum sin palabras se apoya en la secuencia de las imágenes como elemento narrativo y recursos de diferentes lenguajes artísticos. El objetivo de este estudio era la revisión teórica de las publicaciones en las bases de datos bibliográfica Scopus y Web of Science para conocer las tipologías de las investigaciones desarrolladas mediante este tipo de álbumes. Una vez aplicados los criterios de inclusión y exclusión se analizaron 228 artículos en lengua inglesa en el periodo 1975-2020. Los resultados mostraron la tendencia creciente del número de publicaciones en el periodo, las obras más empleadas, las revistas con más publicaciones y las temáticas recurrentes en el conjunto de artículos. Las conclusiones destacan que el álbum sin palabras es un tipo de obra que ofrece más retos que el simple estímulo visual, un espacio interpretativo en el que abordar temáticas complejas y que sus propuestas artísticas tienen cabida en lectores de cualquier edad.


miércoles, 25 de mayo de 2022

"EL CORDERO ASADO". Un cuento de Roald Dahl

La habitación estaba limpia y acogedora, las cortinas corridas, las dos lámparas de mesa encendidas, la suya y la de la silla vacía, frente a ella. Detrás, en el aparador, dos vasos altos de whisky. Cubos de hielo en un recipiente.

Mary Maloney estaba esperando a que su marido volviera del trabajo.

De vez en cuando echaba una mirada al reloj, pero sin preocupación, simplemente para complacerse de que cada minuto que pasaba acercaba el momento de su llegada. Tenía un aire sonriente y optimista. Su cabeza se inclinaba hacia la costura con entera tranquilidad. Su piel -estaba en el sexto mes del embarazo- había adquirido un maravilloso brillo, los labios suaves y los ojos, de mirada serena, parecían más grandes y más oscuros que antes.

Cuando el reloj marcaba las cinco menos diez, empezó a escuchar, y pocos minutos más tarde, puntual como siempre, oyó rodar los neumáticos sobre la grava y cerrarse la puerta del coche, los pasos que se acercaban, la llave dando vueltas en la cerradura.

Dejó a un lado la costura, se levantó y fue a su encuentro para darle un beso en cuanto entrara.

-¡Hola, querido! -dijo ella.

-¡Hola! -contestó él.

Ella le colgó el abrigo en el armario. Luego volvió y preparó las bebidas, una fuerte para él y otra más floja para ella; después se sentó de nuevo con la costura y su marido enfrente con el alto vaso de whisky entre las manos, moviéndolo de tal forma que los cubitos de hielo golpeaban contra las paredes del vaso. Para ella ésta era una hora maravillosa del día. Sabía que su esposo no quería hablar mucho antes de terminar la primera bebida, y a ella, por su parte, le gustaba sentarse silenciosamente, disfrutando de su compañía después de tantas horas de soledad. Le gustaba vivir con este hombre y sentir -como siente un bañista al calor del sol- la influencia que él irradiaba sobre ella cuando estaban juntos y solos. Le gustaba su manera de sentarse descuidadamente en una silla, su manera de abrir la puerta o de andar por la habitación a grandes zancadas. Le gustaba esa intensa mirada de sus ojos al fijarse en ella y la forma graciosa de su boca, especialmente cuando el cansancio no le dejaba hablar, hasta que el primer vaso de whisky le reanimaba un poco.

-¿Cansado, querido?

-Sí -respondió él-, estoy cansado.

Mientras hablaba, hizo una cosa extraña. Levantó el vaso y bebió su contenido de una sola vez aunque el vaso estaba a medio llenar.

Ella no lo vio, pero lo intuyó al oír el ruido que hacían los cubitos de hielo al volver a dejar él su vaso sobre la mesa. Luego se levantó lentamente para servirse otro vaso.

-Yo te lo serviré -dijo ella, levantándose.

-Siéntate -dijo él secamente.

Al volver observó que el vaso estaba medio lleno de un líquido ambarino.

-Querido, ¿quieres que te traiga las zapatillas? -Le observó mientras él bebía el whisky-. Creo que es una vergüenza para un policía que se va haciendo mayor, como tú, que le hagan andar todo el día -dijo ella.

El no contestó; Mary Maloney inclinó la cabeza de nuevo y continuó con su costura. Cada vez que él se llevaba el vaso a los labios se oía golpear los cubitos contra el cristal.

-Querido, ¿quieres que te traiga un poco de queso? No he hecho cena porque es jueves.

-No -dijo él.

-Si estás demasiado cansado para comer fuera -continuó ella-, no es tarde para que lo digas. Hay carne y otras cosas en la nevera y te lo puedo servir aquí para que no tengas que moverte de la silla.

Sus ojos se volvieron hacia ella; Mary esperó una respuesta, una sonrisa, un signo de asentimiento al menos, pero él no hizo nada de esto.

-Bueno -agregó ella-, te sacaré queso y unas galletas.

-No quiero -dijo él.

Ella se movió impaciente en la silla, mirándole con sus grandes ojos.

-Debes cenar. Yo lo puedo preparar aquí, no me molesta hacerlo. Tengo chuletas de cerdo y cordero, lo que quieras, todo está en la nevera.

-No me apetece -dijo él.

-¡Pero querido! ¡Tienes que comer! Te lo sacaré y te lo comes, si te apetece.

Se levantó y puso la costura en la mesa, junto a la lámpara.

-Siéntate -dijo él-, siéntate sólo un momento. Desde aquel instante, ella empezó a sentirse atemorizada -. Vamos -dijo él-, siéntate.

Se sentó de nuevo en su silla, mirándole todo el tiempo con sus grandes y asombrados ojos. Él había acabado su segundo vaso y tenía los ojos bajos.

-Tengo algo que decirte.

-¿Qué es, querido? ¿Qué pasa? 

Él se había quedado completamente quieto y mantenía la cabeza agachada de tal forma que la luz de la lámpara le daba en la parte alta de la cara, dejándole la barbilla y la boca en la oscuridad. CONTINUAR LEYENDO

martes, 24 de mayo de 2022

"FILOSOFÍA PARA PRINCIPIANTES". V.1 y V.2. Richard Osborne & Ralph Edney.

 

Filosofía para principiantes volúmenes 1 y 2. Una introducción ligera, pero bastante amplia sobre la historia de la filosofía, sus pensadores, obras, problemas y contextos. Con un particular sentido de se facilita la lectura y el estudio de la temática introduciendo en una secuencia histórica las corrientes del pensamiento e intercalando fragmentos de distensión en la que da la palabra a personajes comunes que cuestionan las ideas que se presentan.

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lunes, 23 de mayo de 2022

"NOCTURNO". Un poema de José Luis Piquero



Las sombras le acompañan, dibujan en su cara
señales de cansancio.

Repite la costumbre
de demorar las horas ante un vaso.

Busca la compañía
venal de una mujer, el rito
de olvidarse a sí mismo sobre un cuerpo alquilado.

Sale a la calle, nadie,
y piensa que la calle
es demasiado larga para tanto cansancio.

Luego la casa al fin
y el sueño como un bálsamo:
no ser.

domingo, 22 de mayo de 2022

Las zapatillas rojas. Un cuento de Hans Christian Anderses.

Hubo una vez una niñita que era muy pequeña y delicada, pero que a pesar de todo tenía que andar siempre descalza, al menos en verano, por su extraña pobreza. Para el invierno sólo tenía un par de zuecos que le dejaban los tobillos terriblemente lastimados.

En el centro de la aldea vivía una anciana zapatera que hizo un par de zapatitos con unos retazos de tela roja. Las zapatillas resultaron un tanto desmañadas, pero hechas con la mejor intención para Karen, que así se llamaba la niña.

La mujer le regaló el par de zapatillas, que Karen estrenó el día en que enterraron a su madre. Ciertamente las zapatillas no eran de luto, pero ella no tenía otras, de modo que Karen marchó detrás del pobre ataúd de pino así, con las zapatillas rojas, y sin medias.

Precisamente acertó a pasar por el camino del cortejo un grande y viejo coche, en cuyo interior iba sentada una anciana señora. Al ver a la niñita, la señora sintió mucha pena por ella, y dijo al sacerdote:

-Deme usted a esa niña para que me la lleve y la cuide con todo cariño.

Karen pensó que todo era por las zapatillas rojas, pero a la señora le parecieron horribles, y las hizo quemar. La niña fue vestida pulcramente, y tuvo que aprender a leer y coser. La gente decía que era linda, pero el espejo añadía más: “Tú eres más que linda. ¡Eres encantadora!”

Por ese tiempo la Reina estaba haciendo un viaje por el país, llevando consigo a su hijita la Princesa. La gente, y Karen entre ella, se congregó ante el palacio donde ambas se alojaban, para tratar de verlas. La princesita salió a un balcón, sin séquito que la acompañara ni corona de oro, pero ataviada enteramente de blanco y con un par de hermosas zapatillas de marroquí rojo. Un par de zapatillas que eran realmente la cosa más distinta de aquellas que la pobre zapatera había confeccionado para Karen. Nada en el mundo podía compararse con aquellas zapatillas rojas. CONTINUAR LEYENDO

sábado, 21 de mayo de 2022

"LAS PRÁCTICAS SOCIALES DE LECTURA". Elsa M. Ramírez Leyva UNAM. México, 2006.

En este libro colectivo se revisan las teorías, los métodos y las técnicas que pretenden conocer una actividad tan compleja como las prácticas sociales de la lectura, ya que desafían la capacidad de quienes investigan y suscitan interrogantes como los que plantea el sociólogo francés Lahire: "¿Podemos estudiar de manera racional una realidad tan íntima, tan personal, tan intangible como es la lectura? ¿No se destruye la relación mágica que existe entre las obras y sus lectores tratándola como cualquier objeto de estudio? ¿Podemos y debemos analizar y a fortiori medir y calcular lo inefable, lo inmaterial, el amor".
 
Sin duda estas cuestiones muestran una nueva perspectiva sobre los problemas metodológicos de los estudios cualitativos y las limitaciones de los estudios exclusivamente estadísticos si se desea conocer de la manera más plena el fenómeno de la lectura".

Enlace de lectura y descarga en:



viernes, 20 de mayo de 2022

"AZOGUE". Un poema de Guadalupe Grande

Vivimos de costado
pasamos de puntillas
Gracias a dios nadie quedará para recordar
en nombre de quién
habrá de dirimirse la venganza

Cuando el tiempo se escapa sin rostro de las manos
dejando un polvo amarillo en el azogue
es menester estar atentos.
Cuando los días huyen a hurtadillas
despreciando nuestro estupor
(mientras se pudre el grano en el almiar)
es menester ser precavidos.
Cuando la vida se oculta en los rincones
y no hay perro de caza que pueda hallar su rastro
solícitos acudimos a las puertas del miedo.

El bosque de certezas ardió hace tres noches.
Y yo he venido a pregonar
la escarcha de la duda.

jueves, 19 de mayo de 2022

"NUEVA TERTULIA (LECTURA DIALÓGICA COMPARTIDA) EN BOLUETABERRI-FUNDACIÓN PEÑASCAL SOBRE LA SOLEDAD"

Hoy jueves hemos tenido una nueva sesión de Lectura Dialógica Compartida en el Centro que la Fundación Peñascal tiene en Bolueta (Bilbao). Ha estado muy concurrida, cons asistencia de exalumnos y con la presencia de Juan, un tertuliano impenitente que hace años formó parte de la Tertulia Literaria Dialógica del Centro Penitenciario de Nanclares de la Oca y que desde entonces se halla, de un forma u otra, enganchado a esta actividad. En fin, todo un lujo.

La sesión, dedicada a LA SOLEDAD y cuyo material aparece al final de esta entrada, ha ido muy bien, con una alta participación ya que varios de los participantes son jóvenes árabes que dejaron su país y su entorno para venira a España en busca de una vida mejor. Ellos saben, mejor que nadie, que es la soledad no deseada y qué es sentirla en toda su crudeza. En fin, una gran lección para los que vivimos tan cómodamente en esta parte del mundo.

Esta es la valoración que me ha enviado Aitor de la sesión que han hechos los y las participantes:
 
"Acabamos de hacer la valoración de la sesión del jueves y ha sido muy positiva.
Se ha hablado de que el tema les ha parecido muy adecuado y que había que hablar de él.
Los textos que fueron muy interesantes y ajustados
La participación no fue excesiva pero que estuvo bien lo que se dijo y los puntos de vista que se oyeron."

SESIÓN 19/05/2022. SOLEDAD
  • Artículo:
Soledad, Elía Barceló
  • Cuentos/Relatos:
Terapia de soledad, de Mario Benedetti

Bakardadea-Soledad, de Miguel Loza
  • Poemas:
Soledades, de Mario Benedetti

Ausencia, de Lope de Vega, por Imanol

Soledad, de Jorge Dresler
  • Viñetas:
Soledad
  • Documental:
La teoría sueca del amor


"MEJILLONES PARA CENAR". Tertulia Literaria de la Prisión Araba/Zaballa

Ayer, tras dos sesiones, dimos por finalizada le lectura dialógica compartida del libro "Mejillones para cenar", de Brigit Vanderbeke. Un texto sorprendente que, en pocas páginas, nos plantea el drama de una familia subyugada por el padre que trata de establecer una "verdadera familia" entroncada en el patriarcado más radical.

La novela nos ha gustado mucho y nos ha servido para hablar de múltiples cuestiones relacionadas con la vida familiar y con cuestiones colaterales. Para la próxima Tertulia tenemos a Kafka, La transformación (La metamorfosis). Así que esperamos ilusionados la llegad del próximo miércoles..

A continuación os dejamos la reseña que sobre el libro aparece en el blog: Un libro al día, en donde se hace una resumen de la misma y un análisis crítico.

Mejillones para cenar es una primera novela que se alzó en 1990 con el Premio Ingeborg Bachmann, el más prestigioso en lengua alemana. No es de extrañar puesto que esta obra sorprende por su concisión —apenas cien páginas— y su intensidad. En su forma es todo un ingenio de control narrativo y en su fondo, una bomba de relojería que se lee en una tarde con la respiración contenida.

Resumen resumido: Familia clase media en el marco de la RFA. La madre y los dos hijos esperan con cierta tensión la llegada del padre para sentarse a cenar. Es un día especial porque probablemente le hayan concedido el ascenso por el que tanto ha luchado y por ese motivo han preparado mejillones, su plato favorito. Pero el atraso del padre actúa como revulsivo en cada uno de los miembros de la familia; que a ninguno de ellos les gusten los mejillones solo es la punta del iceberg. CONTINUAR LEYENDO

sábado, 14 de mayo de 2022

"EL VENCEDOR". Un cuento de César Vallejo.

Un incidente de manos en el recreo llevó a dos niños a romperse los dientes a la salida de la escuela. A la puerta del plantel se hizo un tumulto. Gran número de muchachos, con los libros al brazo, discutían acaloradamente, haciendo un redondel en cuyo centro estaban, en extremos opuestos, los contrincantes: dos niños poco más o menos de la misma edad, uno de ellos descalzo y pobremente vestido. Ambos sonreían, y de la rueda surgían rutilantes diptongos, coreándolos y enfrentándolos en fragorosa rivalidad. Ellos se miraban echándose los convexos pechos, con aire de recíproco desprecio. Alguien lanzó un alerta:

—¡El profesor! ¡El profesor!

La bandada se dispersó.

—Mentira. Mentira. No viene nadie. Mentira...

La pasión infantil abría y cerraba calles en el tumulto. Se formaron partidos por uno y otro de los contrincantes. Estallaban grandes clamores. Hubo puntapiés, llantos, risotadas.

—¡Al cerrillo! ¡Al cerrillo! ¡Hip!... ¡Hip!... ¡Hip!... ¡Hurra!...

Un estruendoso y confuso vocerío se produjo y la muchedumbre se puso en marcha. A la cabeza iban los dos rivales.

A lo largo de las calles y rúas, los muchachos hacían una algazara ensordecedora. Una anciana salió a la puerta de su casa y gruñó muy en cólera:

—¡Juan! ¡Juan! ¡A dónde vas, mocito! Vas a ver...

Las carcajadas redoblaron.

Leonidas y yo íbamos muy atrás. Leonidas estaba demudado y le castañeteaban los dientes.

—¿Vamos quedándonos? -le dije.

—Bueno -me respondió-. ¿Pero si le pegan a Juncos?...

Llegados a una pequeña explanada, al pie de un cerro de la campiña, se detuvo el tropel. Alguien estaba llorando. Los otros reían estentóreamente.

Se vivaba a contrapunteo:

—¡Viva Cancio! ¡Hip!... ¡Hip!... ¡Hip!... ¡Hurraaaaa!...

Se hizo un orden frágil. La gritería y la confusión renacieron. Pero se oyó una voz amenazadora:

—¡Al primero que hable, le rompo las narices!

—Voy a Juncos.

—Voy a Cancio.

Se hacían apuestas como en las carreras de caballos o en las peleas de gallos.

Juncos era el niño descalzo. Esperaba en guardia, encendido y jadeante. Más bien escueto y cetrino y de sabroso genio pendenciero. Sus pies desnudos mostraban los talones rajados. El pantalón de bayeta blanca, andrajoso y desgarrado a la altura de la rodilla izquierda, le descendía hasta los tobillos. Tocaba su cabeza alborotada un grueso e informe sombrero de lana. Reía como si le hiciesen cosquillas. Las apuestas en su favor crecían. Por Cancio, en cambio, las apuestas eran menores. Era este un niño decente, hijo de buena familia. Se mordía el labio superior con altivez y cólera de adulto. Tenía zapatos nuevos. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 13 de mayo de 2022

"POEMA DE LOS DONES". Jorge Luis Borges.

Nadie rebaje a lágrima o reproche

esta declaración de la maestría

de Dios, que con magnífica ironía

me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños

a unos ojos sin luz, que sólo pueden

leer en las bibliotecas de los sueños

los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día

les prodiga sus libros infinitos,

arduos como los arduos manuscritos

que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)

muere un rey entre fuentes y jardines;

yo fatigo sin rumbo los confines

de esta alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente

y el Occidente, siglos, dinastías,

símbolos, cosmos y cosmogonías

brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca

exploro con el báculo indeciso,

yo, que me figuraba el Paraíso

bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra

con la palabra azar, rige estas cosas;

otro ya recibió en otras borrosas

tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías

suelo sentir con vago horror sagrado

que soy el otro, el muerto, que habrá dado

los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema

de un yo plural y de una sola sombra?

¿Qué importa la palabra que me nombra

si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido

mundo que se deforma y que se apaga

en una pálida ceniza vaga

que se parece al sueño y al olvido.

jueves, 12 de mayo de 2022

"DONDE HAY UN LECTOR, ANTES HUBO OTRO QUE EXTENDIÓ LA MANO": el texto que María Teresa Andruetto leyó en la Feria del Libro. La Nación, 10/05/2022

Cuando mi mamá era una niña (en un pueblo sin escuelas ni bibliotecas ni librerías) se hizo amiga de un hombre que vivía encerrado en su casa. Tenían los dos mucha diferencia de edad y mucha diferencia social, él pertenecía a una de las tres familias acomodadas del pueblo y mi mamá al resto de la población, hombres y mujeres que trabajaban con sus manos. En ese contexto se hacen amigos la niña y el hombre; él le presta libros, ella se convierte en entusiasta lectora.

Mi padre lamentaba haber dejado en Italia dos baúles llenos de libros. Extrañaba su biblioteca, por eso aun en medio de muchas carencias, siempre estábamos pagando libros en cuotas.

La biblioteca del colegio secundario no era muy grande, estaba en la dirección, se podía sacar libros en préstamo.

Mis padres -que deseaban que estudiara- no sabían si podrían costearme estudios en la ciudad. Pudieron, con mucho esfuerzo, de ellos y del Estado (universidad pública, una cama en un cuarto compartido, comedor universitario, costearme algunos libros con clases particulares o trabajo informal de correctora y muchas horas leyendo en las bibliotecas de la ciudad). CONTINUAR LEYENDO

lunes, 9 de mayo de 2022

" MENFIS DE PERFIL". Un cuento de Liliana Bodoc

Una historia con egipcios puede contarse de dos maneras: de frente y de perfil. Los resultados son parecidos, quizás muy parecidos. Pero nunca idénticos.

“Hace 4800 años, en Egipto...” es un comienzo posible. “Larguísimo tiempo atrás, a orillas de un barro prodigioso...” es el mismo comienzo, pero 
de perfil.

Lo cierto es que un cuento sobre antiguas personas de color rojizo que caminaban de costado y miraban hacia adelante debe contarse dos veces.

Hace 4800 años, en Egipto, vivió un niño de nombre Kamosis que creció, y entonces fue un egipcio de nombre Kamosis que, tiempo y tiempo después, murió de viejo.

Durante la vida de Kamosis ocurrieron en Egipto muchas cosas importantes. Para no olvidarlas, los egipcios las dibujaron en vasos de oro y en mazas de guerra. Y, de tan importantes, las dibujaron también adentro de las piedras.

Larguísimo tiempo atrás, Kamosis fue una nariz egipcia común y corriente que ni de lejos conoció al  faraón, y que nunca fue momia. Tal vez por eso, a nadie se le ocurrió dibujar los asuntos de su simple vida ni en las arenas del desierto. Por eso, un egipcio de perfil solamente se puede soñar. CONTINUAR LEYENDO

sábado, 7 de mayo de 2022

"VIEJO TAPIZ". Un poema de Ángel González

Todo el mundo era pobre en aquel tiempo,
todos entretejían
sin saberlo
—a veces sonreían—
los hilos de tristeza
que formaba la trama de la vida
(inconsistente tela, pero
qué estambre terco, la esperanza).
Unas hebras
de amor doraban
un extremo de aquel tapiz sombrío
en el que yo era un niño que corría
no sé de qué o hacia dónde,
tal vez hacia el espacio luminoso
que urdían incansables
las obstinadas manos amorosas.
Nunca llegué a esa luz.
Cuando iba a alcanzarla,
el tiempo, más veloz,
ya la había apagado con su pátina.

viernes, 6 de mayo de 2022

LA LEGIÓN DE LOS DESPOSEIDOS. Un cuento de Txibinski, participante de la Tertulia Literaria Dialógica de la Prisión Araba.

En la prisión hay muchas personas que escriben. La pérdida de libertad lleva en ocasiones a mirar hacia adentro y a plasmar en palabras lo que se lleva rumiando en las entrañas. Aquí os dejo un ejemplo de ese andar escarbando. Es un escrito de Txibinski, uno de los tertulianos más veteranos de este grupo de lectornautas que se siguen escapando del encierro por medio de las palabras. Un buen texto para volar y compartir lecturas, palabras y sentimientos en una tertulia literaria.

LA LEGIÓN DE LOS DESPOSEÍDOS
Txibinski

Entre los despojos. Entre las turbas sin alma, todavía había gente a la que le quedaban atisbos de humanidad. Allí encontró a sus hermanos. Aquellos que sentían como él. Con los que llegó a la conclusión de que no encajaban en ningún sitio, y, ¡claro está!, si éste no era su mundo, ¿dónde tendrían cabida ellos?, ¿dónde estaba el error?, ¿dónde habían equivocado el camino?

Tal vez nacieron cuando Dios miraba hacia otro lado.

Su vida anterior carecía de sentido y no tenían futuro. Pero seguían luchando día a día.

¿Cuál era esa fuerza que les hacía continuar hacia ninguna parte?

Había enfermos terminales que se arrastraban y pugnaban por seguir vivos una jornada más. Cargados de medicación, con fiebre por su adicción a todo tipo de drogas y, sin embargo, cada amanecer era un triunfo para ellos. Como si de plagas bíblicas se tratara, tenían los cuerpos marchitos, llenos de llagas y con enfermedades incurables; pero en sus ojos febriles brillaba aún la luz de la esperanza.

Allí comprendió que el infierno en vida existe. Era aquel el único sitio donde los vivos envidiaban la suerte de los muertos.

No obstante se refugió dentro de sí mismo, pero no dejaba de pensar cuándo dejaría de vagar por aquellos yermos páramos donde el alma se le desgarraba continuamente.

Y sobre todo aquella rueda que por más que la girasen, nunca les llevaba a ningún sitio…

Aquel día la dosis que le suministraron fue enorme. Su cuerpo no pudo responder. Notó cómo la muerte le reclamaba y no tuvo fuerzas para discutir.

En el rincón donde yacían sus recuerdos más queridos encendió su pira fúnebre. Se abandonó al dulce placer del sueño sin sueños y del añorado olvido.

A la mañana siguiente, el encargado del laboratorio encontró al hámster muerto al lado de la puerta de la jaula.

FIN

jueves, 5 de mayo de 2022

"QUEMAR LIBROS". Un artículo de Elia Barceló publicado el 23/05/22 en elDiario.es

Tennessee ha puesto en vigor un decreto por el cual en todas las bibliotecas de escuelas públicas deben someter para su aprobación una lista de los libros que tienen en sus estanterías y que, por tanto, podrían ser libremente consultados o leídos por el alumnado

Nunca he sido muy aficionada a recordar fechas y aniversarios. Sin embargo hay algunas que merecen quedar en la memoria colectiva porque su significado nos afecta a todos, por muchos años que hayan transcurrido, y es tan intenso que no podemos permitirnos olvidarlas.

El 10 de mayo es una de esas fechas, pero da igual conmemorarla ese día concreto, porque lo importante es tener grabado lo que sucedió en Berlín y en otras veintiuna ciudades universitarias alemanas, en 1933, recordarlo todos los días del año, y no permitir que vuelva a suceder jamás.

Después de un discurso de Goebbels -el ministro de propaganda del gobierno de Adolf Hitler-, uno de esos discursos inflamados e infames por los que pasó a la historia, miles de estudiantes y profesores -según el Museo del Holocausto de Estados Unidos, eran 40.000 personas- entraron a saco en las bibliotecas, librerías, departamentos e institutos escolares y universitarios para “purgar” los libros que se conservaban allí, arrancarlos de sus estanterías, llevarlos a la Bebelplatz y a otras plazas, y quemarlos públicamente por ser considerados dañinos para la población. Más de 25.000 libros ardieron ese día por ser “no alemanes” y por incitar a la “decadencia y la corrupción moral”. La lista es muy larga, pero los lectores alemanes se perdieron a partir de ese día, por ejemplo, a autores y autoras como Brecht, Benjamin, Einstein, Freud, Kafka, Luxemburg, Mann, Marx, von Suttner y Zweig, unos por judíos, otros por pacifistas, otros más por comunistas y otros, simplemente, porque no le gustaban al régimen, que los encontraba peligrosos -Joyce, Hemingway, Conrad, Wells, Gide-, “impropios” seguramente, como se dice ahora.

Ya cien años antes, Heinrich Heine (uno de los autores cuyos libros ardieron en esta purga de 1933) había pronunciado sus proféticas palabras: “Allí donde se queman libros, antes o después se acaba quemando personas.” Es justamente lo que sucedió: empezaron por los libros y acabaron desencadenando el más espantoso horror del siglo XX.

Acabada la guerra, la terrible Segunda Guerra Mundial que, además de los libros, acabó con las vidas de millones de personas, con sus familias, sus posesiones, sus ideales y su dignidad, lo que todo el mundo tenía claro era que nunca más podíamos permitir que sucediera algo así. Nunca más.

No ha pasado aún un siglo de aquella quema de libros, que constituyó el preludio de los horrores que vendrían después, y nos encontramos con que en los Estados Unidos de América, “the land of the free”, como proclama orgullosamente su himno nacional -ese himno que todo el alumnado de centros públicos canta con la mano en el corazón al comienzo de las clases- el gobierno del estado de Tennessee ha puesto en vigor un decreto por el cual todos los bibliotecarios y bibliotecarias de escuelas públicas deben someter para su aprobación una lista de los libros que tienen en sus estanterías y que, por tanto, podrían ser libremente consultados o leídos por el alumnado. Los libros que se consideren “inapropiados” serán retirados, tanto de las bibliotecas como de las fichas.

“Inapropiado” es claramente un término ambiguo y altamente subjetivo que, desde el punto de vista de los grupos conservadores que han propuesto y apoyado este decreto, hace referencia a todos los libros que traten temas como el racismo, el género, la identidad política y la sexual, según el informe anual sobre censura de la Asociación Americana de Bibliotecarios ALA (American Library Association).

Pero si esto ya es grave en sí, mucho más grave es lo que ha salido a la luz -a través de Twitter y que recoge el Washington Post- en el curso de la polémica que han mantenido dos senadores de Tennessee, el republicano Jerry Sexton y el demócrata Ray Clemmons. Cuando este último preguntó a su colega republicano qué pensaba hacer con los libros que, basándose en este criterio de “lectura inapropiada”, fueran retirados de las bibliotecas, Sexton contestó: “Ni idea, pero yo los quemaría.”

Y, con eso, estamos otra vez acercándonos a lo que hace ochenta años dijimos que no permitiríamos que volviese a suceder: censurando y quemando libros porque a ciertas personas que muy probablemente ni siquiera los han leído les parecen “inapropiados”. Los padres y madres de los alumnos pueden también pedir a los bibliotecarios que retiren libros que no les parecen convenientes para sus retoños, amparándose en la nueva ley, y los y las profesionales de las bibliotecas deben someter las listas todos los años -tanto las nuevas adquisiciones como el fondo antiguo- para que sean aprobados. O no.

Si a eso añadimos la ya existente censura de obras gráficas -desde carteles hasta reproducciones de grandes pinturas clásicas, como la Maja de Goya, que fue retirada por orden judicial ya en 1991 del salón de música de la universidad estatal de Pensilvania por una protesta de las alumnas que consideraban “acoso sexual” tener que ver la imagen de una mujer desnuda durante una clase o un concierto-, la censura de cuentos infantiles, como Caperucita Roja en la ciudad californiana de Culver City, y más tarde en Seattle, porque la niña, obviamente menor, tiene una botella de vino en la cesta que le lleva a su abuela (¡alcohol, una menor!), y todas las trabas con las que se encuentran las publicaciones y los shows de comedias y monólogos por la cuestión de la “corrección política” nos podemos hacer una idea cada vez más clara de la dirección que están tomando las cosas en el que se vanagloria de ser el país más libre del mundo, adalid de la libertad de expresión.

Hablamos de un país donde una persona no puede tomarse una cerveza o una copa de vino hasta los 21 años en algunos estados (en otros, hasta los 18), ni tan siquiera entrar a comer, aunque tome agua, en un local donde se sirva alcohol, pero sí puede comprarse un arma de combate. Y ahora resulta que lo que es dañino son los libros. Se trata de un país con 8,3% de analfabetismo -una de las tasas más altas en países del primer mundo- 43 millones de analfabetos funcionales, que confiesan en las encuestas que tienen dificultades para leer y comprender lo que leen y para expresarse por escrito. Sin embargo, a los políticos republicanos lo que les preocupa es que lean a Mark Twain, se enteren de que hace ciento cincuenta años aún había esclavos en su país, y lean con todas las letras la palabra “negro” -¡horror! ¡el colmo de lo inapropiado!. Como si ser esclavo, del color que sea, no fuera lo bastante horrible. Como tantas veces, lo malo, lo que hay que abolir es la palabra, en lugar de cambiar la realidad.

Tampoco les interesa que los adolescentes se enteren de que, además del genocidio judío que sí estudian en la escuela, sus propios antepasados exterminaron a los pueblos indios que ahora llaman tan elegantemente “native Americans” y de los que cada vez quedan menos. Ni quieren que los y las jóvenes se den cuenta de que la identidad es una construcción social, ni de que no es necesario tener una confesión religiosa para ser una persona decente.

El problema, uno de los muchos problemas, es que todo esto no solo pasa en Estados Unidos. Cada vez hay más partidos e incluso grupos y asociaciones en todas partes, nuestro país incluido, que quieren censurar, prohibir, quemar; que proclaman con orgullo no creer en la ciencia, no creer en la evidencia del cambio climático, que incluso dudan de que nuestro planeta sea una esfera.

Si no llevamos cuidado, dentro de poco veremos quemar libros en la plaza pública. “Por nuestro bien”, claro. Estas cosas siempre se hacen para salvarnos. Ya decía Larra aquello de “líbrenos Dios de caer en manos de héroes.” De héroes, de salvapatrias, de gente que nos prohíbe leer por nuestro bien, para que podamos ser como ellos y sentirnos en posesión de la verdad, cosa que debe de resultar agradable si uno se lo cree en serio. Yo, desde siempre, prefiero elegir lo que leo, formarme mi propia opinión, disentir, si se tercia. ¿Qué le vamos a hacer? Prefiero la duda.

miércoles, 4 de mayo de 2022

"NUEVA TERTULIA EN BOLUETABERRI-FUNDACIÓN PEÑASCAL SOBRE LA EXPLOTACIÓN SEXUAL"

El pasado jueves, 28 de mayo, tuvimos una nueva Tertulia en la Fundación Peñascal. Esta vez, el diálogo giró entorno al tema de "La explotación sexual". 

Los materiales con los que trabajamos son lo que aquí aparecen y que podéis ver o bajar pulsando sobre ellos.

Artículos:

Vídeos:

Viñetas

Relato

Cómic

  • Esclavas. Cómic de Alicia Palmer y Bosco Rey-Stolle

Poema


martes, 3 de mayo de 2022

"DE PROFUNDIS II". Un poema del poeta austríaco Georg Trakl

Hay un campo de rastrojos donde cae una lluvia negra.
Hay un árbol pardo que está allí solo.
Hay un viento silbante girando entre chozas vacías.
Que triste es esta tarde.

A la vera del caserío
recoge aún la dulce huérfana escasas espigas.
Sus ojos redondos y dorados pacen en el crepúsculo
y su seno anhela al esposo celeste.

De vuelta al hogar
encontraron los pastores el dulce cuerpo
podrido en el espino.

Una sombra soy yo lejos de oscuras aldeas.
Silencio de Dios
bebí en la fuente del bosque.

Frío metal huella mi frente.
Arañas buscan mi corazón.
Hay una luz que se apaga en mi boca.

De noche me encontré en un brezal,
erizado de costra y polvo de estrellas.
En los avellanos
sonaron de nuevo ángeles cristalinos.


lunes, 2 de mayo de 2022

"ES URGENTE". Un poema de Juan de Loxa dedicado a los abogados asesinados en su despacho de Atocha y a Francisco Javier Verdejo

La imagen es una fotografía del cuadro
que en homenaje a los abogados asesinados,
realizó el pintor Juan Genovés

Es urgente pedir por esta boca,
poner los dedos en la llaga.
Pan y trabajo,
siempre se escapa el tiro
pa los de abajo.
No le saliera el tiro
por la culata.
Urgente es preguntar por los ausentes,
de su eterna prisión romper los lazos,
gritar para exigir la libertad que aspiro,
antes de que este tiempo nos quiebre entre balazos.
Sus fusiles…
Sus ametralladoras…
Por «hache» o por «be» no te dejan vivir.
Sus fusiles disparan si «hache» es:
pan para los hijos, escuelas, trabajo
o decir que basta ya de tanto asesinato.
Sus ametralladoras
sorprenden cualquier reunión, en donde
se hable del hombre y sus derechos.
Van a misa rodeados de sus hijos
y allí se dan la paz con las manos manchadas.
No saben que el amor es todo lo contrario.
Quitarnos las mordazas de la boca es
urgente, tirar al río el cinturón
a bofetadas, ay amor, de flores.
Que para limpiar la frente de sudores
bien pueden valer claveles
por pañuelo. ¡Qué dolores
para pintar el puente de otros colores!


Este poema está dedicado los abogados asesinados en su despacho de Atocha: «Eran aproximadamente las diez y media de la noche del día 24 de enero de 1977, un grupo de terroristas de la extrema derecha, entraron en aquél despacho de abogados laboralistas del Sindicato Comisiones Obreras (CCOO) y militantes del Partido Comunista de España, iban buscando al dirigente del citado partido, Joaquín Navarro Esteban, del Sindicato de Transportes de CCOO en Madrid, al no encontrarle, abrieron fuego sobre todos los que en ese momento se encontraban en el despacho
Murieron aquella noche Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco; el estudiante de derecho Serafín Holgado de Antonio; y el administrativo Ángel Rodríguez Leal. Resultaron gravemente heridos Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Dolores González Ruiz, mujer de Javier Sauquillo.

… Y a Francisco Javier Verdejo en 1976: Fue un estudiante almeriense de Biología de la Universidad de Granada, militante de la Joven Guardia Roja de España (JGRE), que fue asesinado en la madrugada del 13 al 14 de agosto de 1976, a los 19 años de edad, por la Guardia Civil mientras realizaba una pintada en los muros del Balneario de San Miguel, en el barrio almeriense del Zapillo, estaba tratando de escribir en dicho muro: «Pan, Trabajo, y Libertad», pero sólo pudo pintar «Pan, T».
Sus compañeros que estaban vigilando le avisaron de la presencia de la Guardia Civil, y l salieron corriendo en distintas direcciones, Javier huyó en dirección a la playa, donde fue abatido a tiros.


domingo, 1 de mayo de 2022

"EL ANCIANO Y EL NIÑO". Cuento tradicional indio

Un anciano y un niño iban juntos viajando con su burrito por los polvorientos caminos de la India. Sucedió que, tras varias horas andando sin parar, llegaron a un pequeño pueblo. Al pasar por la plazoleta del mercado, dos jóvenes que estaban sentados al fresco, comenzaron a reírse y a gritar para que todo el mundo les escuchara.

–¡Ja, ja, ja! ¿Cómo es posible que ese viejo y ese chaval sean tan idiotas? Vienen de muy lejos caminando y tirando del burro en vez de subirse en él.

–¡Niño! ¿No te da pena el abuelo? ¡Deja que se monte en el burro, que ya es muy mayor y no está para muchos esfuerzos!

El niño miró al anciano y, haciendo un gesto con la manita, le invitó a subirse al borrico. Siguieron avanzando y poco después atravesaron una aldea donde todo el mundo andaba muy atareado con sus labores. Parecía que nadie se había dado cuenta de su presencia, pero no… Una mujer que llevaba un bebé en el regazo, comenzó a increparles a viva voz.

–¡Pero qué ven mis ojos! ¿No le da vergüenza ir sentado en el burro cómodamente, mientras el pobre niño tiene que ir andando?

El anciano se sonrojó e inmediatamente se bajó del asno. Sujetó a su nieto por la cintura y, ante las miradas de una docena de personas que se habían congregado a su alrededor, le ayudó a subirse al burro.

Continuaron su trayecto despacito, pues el anciano tenía cierta cojera y le crujían algunos huesos. Pasaron por un puente de piedra que salvaba un río de aguas agitadas. Un grupo de personas venía en dirección contraria, cargando pesados sacos de cereal. Al pasar por su lado, unos y otros empezaron a cuchichear. Un hombre de mediana edad no pudo evitarlo y se giró para reprenderles.

–¡Jamás había visto nada semejante! El niño tan ricamente subido en el burro y el anciano tirando de la cuerda ¡Qué desagradecida es la gente joven con sus mayores! ¡Deberías tener un poco más de respeto, chaval!

El anciano y el niño bajaron la cabeza colorados como tomates. Decidieron que la mejor solución era montarse los dos en el burro y así se acabarían los comentarios maliciosos de la gente. No pasó demasiado tiempo cuando, al atravesar un campo de patatas donde los campesinos se afanaban por recoger la cosecha, oyeron la voz ronca de un tipo que les miraba indignado.

–¡No me lo puedo creer! ¡Eh, fijaos en esos dos! ¡Con lo que pesan, van a matar al burro! ¿No os parece injusto tratar así a un animal?

¡Los pobres ya no sabían qué hacer! Hartos de tanta burla, pararon unos minutos a deliberar y, finalmente, optaron por cargar al burro a sus espaldas. Imaginaos la escena: un viejecito y un niño, sujetando como podían a un pollino que les triplicaba en tamaño y pesaba más de cien kilos. Con mucho esfuerzo y envueltos en sudor, consiguieron llegar a la siguiente población que encontraron a su paso. Solo pensaban en comer y beber algo, tan agotados que estaban.

Pero una vez más, al pasar por delante de la taberna, oyeron risotadas y una voz que resonaba por encima de las demás.

–¡Ja, ja, ja! ¡Desde luego, hay que ser tontos! ¡Esos dos tienen un burro y en vez de subirse en él, son ellos quienes van cargados como si fueran animales de carga! ¡Desde luego ese asno ha nacido con suerte!

Se formó tal alboroto en torno a ellos, que el pobre burro se asustó y echó a correr hasta que desapareció para siempre. El abuelo y el niño se sentaron en el suelo desconsolados. Comprendieron que había sido un gran error intentar quedar bien con todos: fueron juzgados injustamente y encima, su fiel burrito de había escapado.