domingo, 30 de octubre de 2022

"HIJA DE SANGRE". Un cuento de ciencia ficción de Octavia Butler

Mi última noche de niñez comenzó con una visita a casa. La hermana de T’Gatoi nos había regalado dos huevos estériles. T’Gatoi les dio uno a mi madre, mi hermano y mis hermanas. Insistió en que el otro me lo tomara yo entero. No importaba. Seguía habiendo suficiente para que todos nos sintiéramos bien. Casi todos. Mi madre no quiso tomar. Sentada, vigilaba mientras todos los demás nos dejábamos ir y soñábamos sin ella. Sobre todo me vigilaba a mí.

Yo estaba tumbado contra la parte inferior de T’Gatoi, larga y aterciopelada, sorbiendo mi huevo a cada rato, preguntándome por qué mi madre se negaba a sí misma aquel placer totalmente inofensivo. Tendría menos canas si se lo permitiera de vez en cuando. Los huevos prolongaban la vida, el vigor. Mi padre, que nunca rechazó un huevo en su vida, vivió casi dos veces más de lo que le habría correspondido. Y, hacia el final de su vida, cuando debería haber estado aflojando el ritmo, se casó con mi madre y tuvo cuatro hijos.

Pero mi madre parecía conforme con envejecer antes de lo debido. Vi cómo apartaba la vista cuando varias de las extremidades de T’Gatoi me aproximaron hacia sí con firmeza. A T’Gatoi le gustaba nuestro calor corporal y lo aprovechaba siempre que podía. Cuando era pequeño y pasaba más tiempo en casa, mi madre solía intentar explicarme cómo comportarme con T’Gatoi, cómo ser respetuoso y siempre obediente porque T’Gatoi era la funcionaria del gobierno tlic a cargo de la Reserva y, por lo tanto, el miembro más importante de su especie en contacto directo con los terranos. Mi madre decía que era un honor que una persona semejante hubiera elegido entrar en la familia. Cuando más formal y seria se ponía mi madre era cuando mentía.

No tenía ni idea de por qué estaba mintiendo, ni sobre qué. Claro que era un honor tener a T’Gatoi en la familia, pero poco tenía de novedad. Mi madre era amiga de T’Gatoi de toda la vida, y a T’Gatoi no le interesaba que nos mostrásemos honrados por su presencia en una casa que consideraba su segundo hogar. Siempre entraba sin más, se subía a uno de sus sofás especiales y me llamaba para que fuera a hacerla entrar en calor. Era imposible ser formal con ella, tumbado contra su cuerpo y oyéndola quejarse, como de costumbre, de que estaba demasiado flaco. CONTINUAR LEYENDO


sábado, 29 de octubre de 2022

"LA ESPERA". Un poema de Francisca Aguirre

«Lo mejor que podemos hacer es no asustarnos.
Ya sé que no resulta fácil atenazar el miedo.
Pero también el miedo une. Es cuestión de saberlo
y no menospreciar esa sabiduría.

Calma, mucha calma,
en medio del terror también se puede tener calma;
casi diría que es imprescindible.
Moverse con cuidado, calcular bien los movimientos:
un paso en falso puede significar la destrucción.

Miedo, naturalmente. Mucho miedo:
nadie quiere desintegrarse.
Pero también el miedo integra. No olvidarlo.
Por descontado: esa tarea no resulta alegre,
pero en casos como el presente
lo más seguro es ver los hechos con realismo.
Nada ayuda tanto como la realidad.

Lo mejor que podemos hacer
es mirar con afecto a la consolación;
cuando se tiene miedo los consuelos no se desprecian.
Cualquiera se puede morir,
pero morir a solas es más largo.

Y si el miedo sigue creciendo,
apoyar una espalda contra otra. Alivia.
Infunde cierta seguridad
mientras dura la espera, Telémaco, hijo mío».


viernes, 28 de octubre de 2022

"LA OVEJA NEGRA". Un gran cuento de Italo Calvino


Había un pueblo donde todos eran ladrones.

A la noche cada habitante salía con la ganzúa y la linterna, e iba a desvalijar la casa de un vecino. Volvía al alba y encontraba su casa desvalijada.

Y así todos vivían en amistad y sin lastimarse, ya que uno robaba al otro, y este a otro hasta que llegaba a un último que robaba al primero. El comercio en aquel pueblo se practicaba solo bajo la forma de estafa por parte de quien vendía y por parte de quien compraba. El gobierno era una asociación para delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte se ocupaban solo en engañar al gobierno. Así la vida se deslizaba sin dificultades y no había ni ricos ni pobres.

No se sabe cómo ocurrió pero en este pueblo se encontraba un hombre honesto. Por la noche en vez de salir con la bolsa y la linterna se quedaba en su casa a fumar y leer novelas.

Venían los ladrones, veían la luz encendida y no entraban.

Esto duró poco pues hubo que hacerle entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no permitir que los demás lo hicieran. Cada noche que él pasaba en su casa era una familia que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honesto no pudo oponerse. Acostumbró también a salir por las noches para volver al alba, pero insistía en no robar. Era honesto y no quedaba nada por hacer. Iba al puente y miraba correr el agua. Volvía a su casa y la encontraba desvalijada.

En menos de una semana el hombre honesto se encontró sin dinero, sin comida y con la casa vacía. Pero hasta aquí nada malo ocurría porque era su culpa: el problema era que por esta forma de comportarse todo se desajustó. Como él se hacía robar y no robaba a nadie, siempre había alguien que volviendo a su casa la encontraba intacta, la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que poco tiempo después aquellos que no habían sido robados encontraron que eran más ricos, y no quisieron ser robados nuevamente. Por otra parte aquellos que venían a robar a la casa del hombre honesto la encontraban siempre vacía. Y así se volvían más pobres.

Mientras tanto aquellos que se habían vuelto ricos tomaron la costumbre también ellos, de ir al puente por las noches para mirar el agua que corría bajo el puente. Esto aumentó la confusión porque hubo muchos otros que se volvieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.

Los ricos mientras tanto entendieron que ir por la noche al puente los convertía en pobres y pensaron -paguemos a los pobres para que vayan a robar por nosotros-. Se hicieron contratos, se establecieron salarios y porcentajes: naturalmente siempre había ladrones que intentaban engañarse unos a otros. Pero los ricos se volvían más ricos y los pobres más pobres.

Había ricos tan ricos que no tuvieron necesidad de robar ni de hacer robar para continuar siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres los robaban. Entonces pagaron a aquellos más pobres que los pobres para defender sus posesiones de los otros pobres, y así instituyeron la policía, y constituyeron las cárceles.

De esta manera pocos años después de la aparición del hombre honesto no se hablaba más de robar o de ser robados sino de ricos y pobres. Y sin embargo eran todos ladrones.

Honesto había existido uno y había muerto enseguida, de hambre.

FIN

jueves, 27 de octubre de 2022

"DINEROS SON CALIDAD". Un poema de Luis de Góngora y Argote

Dineros son calidad
Verdad!
Más ama quien más suspira
¡Mentira!

Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos,
y tahúres muy desnudos
con dados ganan condados;
ducados dejan ducados,
y coronas majestad,
¡Verdad!

Pensar que uno sólo es dueño
de puerta de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira,
¡Mentira!

Todo se vende este día,
todo el dinero lo iguala;
la corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad,
¡Verdad!

En Valencia muy preñada
y muy doncella en Madrid,
cebolla en Valladolid
y en Toledo mermelada,
Puerta de Elvira en Granada
y en Sevilla doña Elvira,
¡Mentira!

No hay persona que hablar deje
al necesitado en plaza;
todo el mundo le es mordaza,
aunque él por señas se queje;
que tiene cara de hereje
y aun fe la necesidad,
¡Verdad!

Siendo como un algodón,
nos jura que es como un hueso,
y quiere probarnos eso
con que es su cuello almidón,
goma su copete, y son
sus bigotes alquitira
¡Mentira!

Cualquiera que pleitos trata,
aunque sean sin razón,
deje el río Marañón,
y entre al río de la Plata;
que hallará corriente grata
y puerto de claridad
¡Verdad!

Siembra en una artesa berros
la madre, y sus hijas todas
son perras de muchas bodas
y bodas de muchos perros;
y sus yernos rompen hierros
en la toma de Algecira,
¡Mentira!


miércoles, 26 de octubre de 2022

"LA FRONTERA". Un cuento de Marina Elberger

Ir a lo de la bobe Fany con los primos era una fiesta.

Adoraba a la bobe. Adoraba apretar las “bolsitas” de piel que le colgaban de los brazos, aunque a ella no le gustaran. “El salero”, les decía, “cosas de vieja”. Además, me gustaba que se vistiera con pantalón y blusa; no como las abuelas de algunas compañeras del cole, que solo usaban polleras largas o vestidos grises. Ella era coqueta y tenía la mejor colección de aros y collares de perlas de nácar, de caracoles, de ámbar. De cada viaje, traía un collar. Y yo me los probaba todos. Sabía dónde guardaba cada uno: en el cajón de la mesita de luz, en la caja de madera sobre la cómoda o en la bolsa con olor a naftalina del segundo estante del placar.

Adoraba que me contara cuentos cuando me quedaba a dormir, aunque los protagonistas siempre fuéramos mis primos y yo: “Silvita en el zoológico”, “Julito en el botánico”, “Un picnic de primos en Palermo”. Eran aburridísimos, pero me gustaba oír su voz y su español mal pronunciado y sentir el peso de su cuerpo sobre la frazada de lana. Cologín cologado..., decía al final con ge porque la erre no le salía.

Y adoraba sus blintzes de queso, sus varénikes de papa, sus knishes…

En casa yo vivía en penitencia porque según mamá era una nena quilombera, rebelde. Tanta penitencia que ya ni me importaba. Si me dejaban sin tele, me leía por enésima vez las Billiken, revistas que no me quitaban porque eran educativas.

Pero en la casa de la bobe era otra historia. Nos dejaba hacer casi cualquier cosa.

Desde que entrábamos corríamos con los primos por el pasillo, jugábamos al cuarto oscuro, a la mancha, a las escondidas, a la guerra de almohadas. Vaciábamos la alacena entera sobre la mesada para transformar la cocina en el almacén “Las primas”. A Julio, que era el único varón, siempre le tocaba hacer de almacenero. No quedaba claro si era dueño o empleado, pero en el nombre del negocio figurábamos solo nosotras. Éramos las finas vecinas del barrio. Las señoras Silvia, Mabel, Marta, Cristina y Patricia, que íbamos a comprar. Un montón de señoras éramos, pobre Julio. Y todas apuradas, con mucho que hacer y poco tiempo que desperdiciar en la cola. CONTINUAR LEYENDO


martes, 25 de octubre de 2022

"CAPERUCITA ROJA EN UNA VERSIÓN POLÍTICAMENTE CORRECTA". Por James Finn Garner, de su libro "Cuentos infantiles políticamente correctos", Barcelona, Circe, 2017

Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta frescay agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era. 

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana. 

De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta. 

—Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es —respondió. 
—No sé si sabes, querida —dijo el lobo—, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques. 
Respondió Caperucita: 
—Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial —en tu caso propia y globalmente válida— que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino. 

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho. 

Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo: 

—Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca. 
—Acércate más, criatura, para que pueda verte —dijo suavemente el lobo desde el lecho. 
—¡Oh! —repuso Caperucita— Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes! 
—Han visto mucho y han perdonado mucho, querida. 
—Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!... relativamente hablando, claro está, y a su modo indudablemente atractiva. 
—Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida. 
—Y... ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes! 
Respondió el lobo: 
—Soy feliz de ser quien soy y lo que soy —y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla. 

Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. 

Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnico en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar enla cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente. 

—¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? —inquirió Caperucita. 

El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios. 

—¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! —prosiguió Caperucita—¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre? 

Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

FIN

lunes, 24 de octubre de 2022

"LA COMPARATIVA DE CÓMO CORREGÍAN ANTES LOS PROFESORES Y CÓMO LO HACEN AHORA". Por Nuria Casas

La comparativa de cómo corregían los profesores antes y cómo lo hacen ahora que triunfa en redes.
Una joven creadora ha puesto el foco en cómo los profesores corregían los exámenes hace unos años y cómo lo hacen ahora. Se ha convertido en todo un éxito. Tienes más información sobre esta creadora en https://bit.ly/3slpgo


domingo, 23 de octubre de 2022

Peter Pan y Wendy o el derecho a la ficción. MICHÈLE PETIT

Ilustración de Mabel Lucie Attwell 
para 'Peter Pan y Wendy'. 
Nueva York: Charles Scribner's Son, 1921.
No hemos nacido para permanecer en el suelo. Nacimos con alas para volar en muchas direcciones, a veces sin salir del lugar donde estamos". Según el ilustrador brasileño Daniel Munduruku, este descubrimiento él se lo debió a su abuelo y a su pueblo. En mi caso, se lo debo al personaje creado por James Barrie, que en un principio me llegó, como a muchos niños franceses, por medio del Journal de Mickey y de la película de Walt Disney. Decir que Peter Pan me gustaba, es poco. Cuando tenía siete años, literalmente me sostuvo, me liberó de los inviernos familiares, me abrió otro mundo que transfiguró lo cotidiano. Me dio ligereza y fuerza. Hay obras que despiertan las ganas de trepar a los árboles o de cruzar los mares. Peter Pan me animó a meterme de lleno en el espacio que me rodeaba para poner en escena mil fantasías renovadas día tras día.

Por esta razón, nunca he podido evitar cierta irritación al leer los juicios sobre alguien que tuvo en mí un efecto tan saludable: Peter Pan es un narcisista, un arrogante irresponsable, sin ninguna compasión, incapaz de amar; alguien con una negación feroz ante el paso del tiempo, ante nuestra finitud, ante la realidad toda; o un gran melancólico, un niño triste que trata de disimular su trágica historia detrás de su chispeante movilidad.
Quizás sí.

O más bien, no. Llegó la hora de defender al personaje que me brindó tanta felicidad y exaltación. De expresarle mi gratitud a James Barrie por haberlo inventado y desplegado la geografía de sus aventuras. Y a la empresa Disney, de la cual se han dicho horrores, pero que le dio la vitalidad, la gracia, la levedad de un Gene Kelly o de un Fred Astaire.

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Fuente: Fundación Cuatro Gatos

sábado, 22 de octubre de 2022

"DÉJAME EN PAZ AMOR TIRANO", Un poema de Luis de Gòngora y Argote

Ciego que apuntas y atinas,
caduco Dios y rapaz.
Vendado que me has vendido
y niño mayor de edad.
Por el alma de tu madre,
que murió siendo inmortal,
de envidia de mi señora,
que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar,
de un pájaro qué firmeza,
que esperanza de un rapaz,
que galardón de un desnudo,
de un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
a ser labrador de amor
a costa de mi caudal.

Como aré y sembré cogí,
aré un alterado mar,
sembré una estéril arena,
cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar,
de un pájaro qué firmeza,
qué esperanza de un rapaz,
qué galardón de un desnudo,
de un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

viernes, 21 de octubre de 2022

"EL RECADO". Un cuento de Elena Poniatowski

Vine Martín, y no estás. Me he sentado en el peldaño de tu casa, recargada en tu puerta y pienso que en algún lugar de la ciudad, por una onda que cruza el aire, debes intuir que aquí estoy. Es este tu pedacito de jardín; tu mimosa se inclina hacia afuera y los niños al pasar le arrancan las ramas más accesibles… En la tierra, sembradas alrededor del muro, muy rectilíneas y serias veo unas flores que tienen hojas como espadas. Son azul marino, parecen soldados. Son muy graves, muy honestas. Tú también eres un soldado. Marchas por la vida, uno, dos, uno, dos… Todo tu jardín es sólido, es como tú, tiene una reciedumbre que inspira confianza.

Aquí estoy contra el muro de tu casa, así como estoy a veces contra el muro de tu espalda. El sol da también contra el vidrio de tus ventanas y poco a poco se debilita porque ya es tarde. El cielo enrojecido ha calentado tu madreselva y su olor se vuelve aún más penetrante. Es el atardecer. El día va a decaer. Tu vecina pasa. No sé si me habrá visto. Va a regar su pedazo de jardín. Recuerdo que ella te trae una sopa cuando estás enfermo y que su hija te pone inyecciones… Pienso en ti muy despacio, com si te dibujara dentro de mí y quedaras allí grabado. Quisiera tener la certeza de que te voy a ver mañana y pasado mañana y siempre en una cadena ininterrumpida de días; que podré mirarte lentamente aunque ya me sé cada rinconcito de tu rostro; que nada entre nosotros ha sido provisional o un accidente.

Estoy inclinada ante una hoja de papel y te escribo todo esto y pienso que ahora, en alguna cuadra donde camines apresurado, decidido como sueles hacerlo, en alguna de esas calles por donde te imagino siempre: Donceles y Cinco de Febrero o Venustiano Carranza, en alguna de esas banquetas grises y monocordes rotas sólo por el remolino de gente que va a tomar el camión, has de saber dentro de tí que te espero. Vine nada más a decirte que te quiero y como no estás te lo escribo. Ya casi no puedo escribir porque ya se fue el sol y no sé bien a bien lo que te pongo. Afuera pasan más niños, corriendo. Y una señora con una olla advierte irritada: “No me sacudas la mano porque voy a tirar la leche…” Y dejo este lápiz, Martín, y dejo la hoja rayada y dejo que mis brazos cuelguen inútilmente a lo largo de mi cuerpo y te espero. Pienso que te hubiera querido abrazar. A veces quisiera ser más vieja porque la juventud lleva en sí, la imperiosa, la implacable necesidad de relacionarlo todo con el amor.

Ladra un perro; ladra agresivamente. Creo que es hora de irme. Dentro de poco vendrá la vecina a prender la luz de tu casa; ella tiene llave y encenderá el foco de la recámara que da hacia afuera porque en esta colonia asaltan mucho, roban mucho. A los pobres les roban mucho; los pobres se roban entre sí… Sabes, desde mi infancia me he sentado así a esperar, siempre fui dócil, porque te esperaba. Sé que todas las mujeres aguardan. Aguardan la vida futura, todas esas imágenes forjadas en la soledad, todo ese bosque que camina hacia ellas; toda esa inmensa promesa que es el hombre; una granada que de pronto se abre y muestra sus granos rojos, lustrosos; una granada como una boca pulposa de mil gajos. Más tarde esas horas vividas en la imaginación, hechas horas reales, tendrán que cobrar peso y tamaño y crudeza. Todos estamos –oh mi amor– tan llenos de retratos interiores, tan llenos de paisajes no vividos.

Ha caído la noche y ya casi no veo lo que estoy borroneando en la hoja rayada. Ya no percibo las letras. Allí donde no le entiendas en los espacios blancos, en los huecos, pon: “Te quiero…” No sé si voy a echar esta hoja debajo de la puerta, no sé. Me has dado un tal respeto de ti mismo… Quizá ahora que me vaya, sólo pase a pedirle a la vecina que te dé el recado: que te diga que vine.


jueves, 20 de octubre de 2022

"RETOMAMOS LA TERTULIA LITERARIA DIALÓGICA DEL CENTRO PENITENCIARIO DE ZABALLA/ARABA".

El pasado 5 de octubre retomamos la Tertulia Literaria de la Prisión de Zaballa. El curso pasado, tras la pandemia, ya hicimos una pequeña incursión con un grupo de unas seis personas.

Este año somos trece (doce más uno, si se prefiere) entre tertulianos y tertulianas. Nuestra cita seguirá siendo los miércoles a las cinco de la tarde. Hora taurina donde la haya, pero en nuestro caso no será cuestión de celebrar el sufrimiento, sino una celebración de la lectura, del diálogo y del compartir distintas y enriquecedoras visiones del mundo.

Para iniciarla, nos decidimos por tres textos:

1. YZUR, un cuento de Leopoldo Lugones
2. Permitan que el amor rompa el alma de mi hija, un artículo de Marina Perezagua
3. Informe para una Academia, un cuento de Franz Kafka

Esta era nuestra intención, pero entre una cosa y otra, tan solo pudimos compartir el cuento de Leopoldo Lugones. Así que quedaron las otras dos lecturas para este próximo miércoles.

Para las próximas citas el texto a compartir será el de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera. Un texto que tiene un fondo de ensayo y otro literario. Confiando en que los diálogos que generen sean tan fértiles como siempre.

martes, 18 de octubre de 2022

"TERTULIA LITERARIA DIALÓGICA EN PEÑASCAL KOOPERATIVA" (Bilbao)

El pasado 6 de octubre volvimos a retomar la Tertulia Literaria en Peñascal-Bolueta con un nuevo grupo y bajo la batuta de Aitor.

Iniciamos la andadura con textos que hacían referencia a Sumisión/Domesticación.

Como texto literario utillizamos el relato corto de Leopoldo Lugones, Yzur. Un cuento que trata de los intentos de un hombre por conseguir que un mono hable o, mejor dicho, que recupere el habla que perdieron sus antepasados.

Como complemento a este texto, leímos un artículo de María Perezagua, "Permitan que el amor rompa el alma de mi hija", que, basándose en Yzur reflexiona sobre la educación en general y sobre la de su hija en particular.

El poema sobre el que dialogamos fue Ruego, de Noemia Sousa, una poeta africana.

También hablamos sobre una serie de viñetas que hacían alusión a la sumisión/domesticación.

La sesión fue interesante aunque, al ser la primera, la participación no fue apabullante. Esperemos que para la próxima, como ha venido sucediendo en cursos anteriores, mejore.

domingo, 16 de octubre de 2022

"LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL: UNA HISTORIA INTERMINABLE". Por Mónica Romero Girón, 1 marzo 2021, en Letras Libres

En los últimos años ha crecido la oferta de libros para niños y jóvenes, con títulos que responden a sus deseos, características e intereses. La oportunidad para la industria editorial es enorme, pero la responsabilidad también.

Tengo un recuerdo tímido de mi infancia, relacionado con los libros. Tenía ocho años y una tarde mi mamá nos dijo a mis dos hermanos mayores y a mí que iríamos a comprar un libro para leerlo en las vacaciones. Vengo de una familia en la que predominaban las artes plásticas y escénicas. Después de la escuela y los fines de semana, me la pasaba en clases de música, actuación, pintura, dibujo y baile. Con todas estas actividades, el tiempo para la lectura era poco, pero sí teníamos una biblioteca y en esta había un gran librero ocupado, en su mayoría, por libros de consulta en los que tenía que investigar los orígenes de todo lo que quisiera comenzar a hacer o practicar. Comprar un libro que no fuera de consulta no era una actividad común para mí.

Al llegar a la librería, mis padres nos dejaron solos para que recorriéramos los pasillos e hiciéramos nuestra elección. Cabe señalar que aún no existían las secciones especializadas en literatura infantil y juvenil, como las que tienen ahora muchas librerías. El libro que escogí fue Canasta de cuentos mexicanos, de B. Traven. Recuerdo que solo lo tomé porque el título llevaba las palabras “cuentos” y “canasta”. Mi hermano de catorce años escogió un libro de cuentos de Edgar Allan Poe y mi hermano de dieciséis, uno de arquitectura.

En los últimos cuarenta años, el mundo de los libros para niños y jóvenes ha crecido copiosamente, gracias a que la industria editorial le ha dado un lugar importante a este público y hay cada vez más editoriales especializadas en este tipo de libros y muchas otras han abierto sellos o colecciones que se dirigen a este mercado. Sin embargo, la literatura infantil y juvenil tardó mucho tiempo en llegar a este punto. Dos de las principales razones son la demora en reconocer al niño como parte de la sociedad y una lenta transición para aceptarlo como un ser que tiene características y necesidades diferentes a las de los adultos. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 14 de octubre de 2022

"DIS-CAPACIDAD". Un poema de Felipe Mateos

Felipe Mateos, poeta por afición y miembro de la Asociación Nacional de Huesos de Cristal (Ahuce), comparte con nosotros un poema para reflexionar.


Me dijeron
que no
podía.

Que no podía luchar,
que no podía vencer,
que no podía vivir,
como muchos dicen,
una vida “normal”.

Y realmente casi lo logran.

Me llamaron cojo,
bajito, enano,
tuerto, cuatrojos,
engendro, carga.
Lastre.

Lastre.
Lastre.
Lastre.

Me marcaron.

Me marcaron de mil maneras diferentes,
al fuego, al hielo.
Me marcaron despierto,
dormido.
Me intentaron sedar
para que no opusiera resistencia.
Y me marcaron.

Me marcaron.
Me marcaron.
Me marcaron.

Me hicieron creer
que esas marcas eran vergüenza,
y asco, y pena.
Que había que ocultarlas.

Me hicieron creer
que valía menos que nada,
y que aún “nada”
era algo inalcanzable.

Me etiquetaron de torpe,
de cegato,
de malformado.

Me dijeron que padecía,
que sufría,
y que no podía disfrutar.

Me prohibieron ir al viaje de fin de curso,
me impidieron bajar al metro,
me dijeron que a ese garito no entraba,
que había escaleras.

Y me miraron.
Joder si me miraron.

Con pena,
con sorna,
con asco,
con miedo a contagiarse.

Me obligaron a aceptar
ayuda que no necesitaba,
y me negaron ayuda
que yo había pedido amablemente.

Me retiraron la palabra
o directamente no me la dieron,
supongo que me vieron incapaz
de hablar de fútbol
solo por no poder jugarlo.

Me miraron por encima del hombro
y se preguntaron
si de verdad era feliz.
Me miraron detalladamente
y se preguntaron
qué cojones harían
si les salía un hijo así.

Tuvieron lástima de mí.
De mis padres.
De mis hermanas.
De mis amigos.

A todos los que sintieron lástima
solo tengo una cosa que decirles:

Quienes dais lástima
sois vosotros,
que mientras os regocijais
en el asco o la pena que os da
uno de esos
que llamáis “discapacitados”,
este
os adelanta por la izquierda
una
y mil veces.

jueves, 13 de octubre de 2022

"SENTADO SOBRE LOS MUERTOS". Un poema de Miguel Hernández

Sentado sobre los muertos
que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo sostiene.
Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta desde ahora y desde siempre.
Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles.
Si yo salí de la tierra,
si yo he nacido de un vientre
desdichado y con pobreza,
no fue sino para hacerme
ruiseñor de las desdichas,
eco de la mala suerte,
y cantar y repetir
a quien escucharme debe
cuanto a penas, cuanto a pobres,
cuanto a tierra se refiere.
Ayer amaneció el pueblo
desnudo y sin qué comer,
y el día de hoy amanece
justamente aborrascado
y sangriento justamente.
En su mano los fusiles
leones quieren volverse:
para acabar con las fieras
que lo han sido tantas veces.
Aunque le faltan las armas,
pueblo de cien mil poderes,
no desfallezcan tus huesos,
castiga a quien te malhiere
mientras que te queden puños,
uñas, saliva, y te queden
corazón, entrañas, tripas,
cosas de varón y dientes.
Bravo como el viento bravo,
leve como el aire leve,
asesina al que asesina,
aborrece al que aborrece
la paz de tu corazón
y el vientre de tus mujeres.
No te hieran por la espalda,
vive cara a cara y muere
con el pecho ante las balas,
ancho como las paredes.
Canto con la voz de luto,
pueblo de mí, por tus héroes:
tus ansias como las mías,
tus desventuras que tienen
del mismo metal el llanto,
las penas del mismo temple,
y de la misma madera
tu pensamiento y mi frente,
tu corazón y mi sangre,
tu dolor y mis laureles.
Antemuro de la nada
esta vida me parece.
Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre.
Varios tragos es la vida
y un solo trago es la muerte.

miércoles, 12 de octubre de 2022

"ANNI ERNAUX: ´LOS HOMBRES TEMEN PERDER EL CONTROL SOBRE EL CUERPO DE LA MUJER´". Entrevista por Paula Conde ne clarin.com

Ernaux recibió el Premio Formentor de las Letras 2019
por su "prosa implacable". / EFE
La escritora francesa, flamante ganadora del premio Nobel de Literatura 2022, habló con Clarín a fines de 2019 durante la Feria del Libro de Guadalajara. Allí se mostró a favor del aborto y aseguró que la vigilancia sobre la gestación es una forma de dominación.

En 1964, Annie Ernaux -flamante ganadora del Premio Nobel de Literatura- se somete a un aborto clandestino: lo cuenta en El acontecimiento. Su padre muere: escribe El lugar. Su madre enferma de Alzheimer: aparece No he salido de mi noche. Vive un matrimonio miserable y se quiere divorciar: publica La mujer helada. Pierde la virginidad con un joven del que se enamora y no es correspondida: da origen a Memoria de chica. Se entera de que tuvo una hermana que murió antes de que ella naciera: está plasmado en La otra hija.
Si juntáramos todos los libros de Ernaux, tendríamos una biografía prácticamente oficial de su vida. La escritora y docente francesa, que el año pasado recibió el Premio Formentor, es, desde los años 80, pionera en escribir autoficciones -esas ficciones inspiradas en vivencias personales y que pueden contener elementos de historia o sociología-. Es que para ella, la autobiografía no tiene el mismo sentido que para otros.
Profesora de Letras Modernas, Ernaux dice que nunca se reconoció en la clásica definición de autobiografía. Simplemente toma la materia de lo que vivió, pensó, sintió o vio y las comparte por escrito con los demás. Nada más que eso. Pero lo hace con las palabras justas.

Referente de escritores como Emmanuel Carrère y Virginie Despentes, esta escritora relaciona su historia personal con la colectiva. Lo que le pasa a ella es lo que le pasa a un montón de otras personas -en su mayoría mujeres- en determinados contextos. Esta novelista escribe diarios íntimos desde que tiene 16 años. Y ahora tiene 79. Son 63 años de páginas y páginas de experiencias de todo tipo. “Lo más motivante en la escritura del diario son mis experiencias sexuales y amorosas”, asegura Ernaux, influida en sus posturas por el sociólogo Pierre Bourdieu. Su obra está plagada de encuentros sexuales.

Durante diciembre de 2019 se presentó en la Feria del Libro de Guadalajara, donde dialogó con Clarín. Allí, también, releyó su discurso de recepción del Premio Formentor y donde se repasaron los fundamentos del galardón que sólo obtuvieron tres mujeres en la historia: Dacia Maraini (1962), Gisela Elsner (1964) y la propia Ernaux. El escritor, editor y traductor argentino Alberto Manguel obtuvo este Premio en 2017.
“La singular y sobria escritura de Annie Ernaux acoge los matices de una experiencia personal y colectiva que de otro modo se habrían perdido”, dice el acta del jurado del Premio Formentor. Y agrega: “Los libros de Ernaux se sitúan en la encrucijada de la literatura, las ciencias sociales y la documentación fotográfica para desbrozar la naturaleza de un yo atravesado por la cotidianeidad y sometido a la inconsolable pesadumbre de vivir. Ernaux desvela sin pudor la condición femenina, comparte con el lector la intimidad de la vergüenza y refleja con un estilo despojado la desordenada fragmentación de la vivencia contemporánea”. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 9 de octubre de 2022

"SOLO 17 MUJERES GANARON EL NOBEL DE LITERATURA A LO LARGO DE 121 AÑOS". La francesa Annie Ernaux se suma a la lista que integran Louise Glück, Olga Tokarczuk, Gabriela Mistral y Toni Morrison, entre otras.

Gabriela Mistral, Toni Morrison, Annie Ernaux,
Olga Tokarczuk y Svetlana Aleksiévich
Con la flamante elección de la francesa Annie Ernaux, suman solo 17 mujeres las favorecidas por el Premio Nobel de Literatura –desde que en 1909 lo obtuviera la autora sueca Selma Lagerlöf–, y pese a que en los últimos años se volvieron más frecuentes las ganadoras, la disparidad de género es altamente inequitativa para los 121 años de historia que acumula el célebre galardón.

Con presencia en las apuestas previas que la daban como favorita en una compulsa integrada también mayoritariamente por varones, la autora de El acontecimiento se convierte en la quinta mujer que accede al premio en la última década, luego de que lo obtuvieran la estadounidense Louise Glück en 2020, la polaca Olga Tokarczuk en 2018, la bielorrusa Svetlana Aleksiévich en 2015 y la canadiense Alice Munro en 2013.

Hasta 1990, un 93% de los galardonados fueron hombres, con solo seis excepciones. Su dominio era tal que se sucedió una racha de 25 años sin ganadoras, entre la alemana Nelly Sachs (que logró el Nobel en 1966) y la sudafricana Nadine Gordimer (que lo consiguió en 1991). Este sesgo de género, no obstante, se ha reducido. De los últimos 15 ganadores, seis han sido mujeres, un 40%. 

La sueca Selma Lagerlöf fue la primera mujer galardonada con un premio Nobel de Literatura en el año 1909 y en 1914 pasó a integrar la Academia sueca. Fue la primera doctora sueca honoris causa de filosofía y en su obra se destacan los libros La leyenda de Gösta Berling (1891) y Lazos invisibles (1894). CONTINUAR LEYENDO
Fuente: clarin.com



sábado, 8 de octubre de 2022

"LA CEBRA CUENTISTA". Un cuento de Spencer Holst

Hubo una vez un gato de Siam que pretendía ser un león y que chapurreaba el cebraico.
Este idioma es relinchado por la raza de caballos africanos rayas.
He aquí lo que sucede: una cebra inocente está caminando por la jungla y por el otro lado se aproxima el gatito; ambos se encuentran.
“¡Hola!- dice el gato siamés en cebraico pronunciado a la perfección-. Realmente es un lindo día, ¿No? ¡El sol brilla, los pájaros cantan, el mundo es hoy un hermoso lugar para vivir!”

La cebra se asombra tanto de escuchar a un gato siamés que habla como una cebra , que queda en condiciones de ser maniatada.
De modo que el gatito rápidamente la ata, la asesina y arrastra los despojos mejores a su guarida.
El gato cazó cebras con éxito durante muchos meses de esta manera, saboreando filete mignon de cebra cada noche, y con los mejores cueros de hizo corbatas de moño y cinturones anchos, a la moda de los decadentes príncipes de la Antigua Corte de Siam
Empezó a vanagloriarse ante sus amigos de ser un león, y como prueba les ofrecía el hecho de que cazaba cebras.
Los delicados hocicos de las cebras les advirtieron que en realidad no había león alguno en las cercanías. Las muertes de las cebras provocaron que muchas de éstas soslayaran la región. Supersticiosas, resolvieron que la selva estaba hechizada por el espíritu de un león.
Un día la cebra cuentista deambulaba por ahí, y en su mente se cruzaban argumentos de historias para divertir a las otras cebras, cuando repentinamente sus ojos se iluminaron y exclamó: “¡Eso es!¡Contaré la historia del gato siamés que aprende a hablar en nuestro idioma! ¡Qué historia! ¡Esto las hará reír!”
En este precioso momento apareció ante ella el gato siamés y le dijo: “¡Hola! ¡Qué lindo día es hoy! ¿No es cierto?”
La cebra cuentista no quedó en condiciones de ser atrapada al escuchar un gato que hablaba su idioma, porque había estado pensado justamente eso.
Miró fijamente al gato, y sin saber por qué, hubo algo en su aspecto que no le gustó, de modo que le dio una coz y lo mató.
Tal es la función del cuentista.

(Tomado de El idioma de los gatos, Spencer Holst, ediciones de la Flor -Argentina-)

viernes, 7 de octubre de 2022

"POR QUÉ LEER A UN ROBOT HABIENDO HUMANOS". Por Irene Lozano en elDiario.es del 3 de octubre de 2022

La inteligencia artificial aplicada a la escritura deja una inevitable pregunta formulada con voz trémula por los que nos dedicamos a esto: ¿serán los robots quienes escriban los libros en el futuro? ¿Puede un algoritmo escribir como Cervantes? Si hasta ahora éramos el único animal que cuenta historias y que se cuenta historias, ¿perderemos esa especificidad humana?

Paul Masson, escritor y sobre todo bromista, trabajó en la Biblioteca Nacional de París a finales del siglo XIX. Un buen día notó que la biblioteca estaba mal surtida de libros del siglo XV en latín e italiano. Para subsanar este defecto confeccionó una lista con títulos inventados por él con la intención de añadirlos. Cuando una buena amiga le preguntó para qué servía una lista de libros inexistentes, Masson, indignado, contestó: “¡Caramba! ¡No se me puede pedir que piense en todo!”. 

La anécdota, recogida por Alberto Manguel en Una historia de la lectura, me ha venido a la memoria a propósito de GPT-3 y otros programas capaces de generar textos propios ex novo. El usuario les puede pedir, por ejemplo, un relato sobre un naufragio, combinando el estilo de Emilia Pardo Bazán y Risto Mejide. Como por arte de magia, el ordenador lo tiene listo en cuestión de segundos. Escriben como humanos, se dice. Salvo por un pequeño defecto: son algoritmos. Pero, caramba, ¡no se les puede pedir todo!

La inteligencia artificial aplicada a la escritura deja una inevitable pregunta formulada con voz trémula por los que nos dedicamos a esto: ¿serán los robots quienes escriban los libros en el futuro? ¿Puede un algoritmo escribir como Cervantes? Si hasta ahora éramos el único animal que cuenta historias y que se cuenta historias, ¿perderemos esa especificidad humana?

De momento, la inteligencia artificial escribidora presenta muchos defectos. No hay más que leer el texto que el diario británico The Guardian le encargó a GPT-3. Los periodistas le asignaron la siguiente tarea: convéncenos de que los robots vienen en son de paz. El resultado (aquí) es inquietante y siniestro: incluso si la imaginación lectora no lo recrea con voz metalizada, logra el propósito contrario. CONTINUAR LEYENDO

jueves, 6 de octubre de 2022

"VIETNAM, DESPUÉS DE CADA GUERRA Y PIEDAD ". Tres poemas de Wislawa Szymborska sobre la guerra

VIETNAM

Mujer, ¿cómo te llamas? –No sé.
¿Cuándo naciste, de dónde vienes? –No sé.
¿Por qué has cavado una madriguera en la tierra? –No sé.
¿Desde cuándo te escondes aquí? –No sé.
¿Por qué me has mordido en el dedo anular? –No sé.
¿Sabes que no te haremos daño? –No sé.
¿De qué lado estás? –No sé.
Es la guerra, has de elegir –No sé.
¿Existe todavía tu aldea? –No sé.
¿Estos son tus hijos? –Sí.

DESPUÉS DE CADA GUERRA…

Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.

PIEDAD

En el pueblo donde nació el héroe, se puede:
ver el monumento, admirarle por lo grande que es,
espantar dos gallinas en el umbral del museo vacío,
enterarse dónde vive la madre,
llamar, empujar la chirriante puerta.
Se mantiene erguida, pelo liso peinado hacia atrás, mirada clara.
Decir, que una ha venido de Polonia.
Saludar. Preguntar alto y claro.
Sí, le quería mucho. Sí, siempre fue así.
Sí, estuvo entonces junto al muro de la prisión.
Sí, oyó los disparos.
Lástima por no haber traído la grabadora
ni cámara fotográfica. Sí, conoce estos aparatos.
En la radio leyó su última carta.
En la televisión cantó las viejas nanas.
Incluso una vez hizo presentación en un cine, mirando los focos
hasta las lágrimas. Sí, la conmueve que recuerden.
Sí, está un poco cansada. Sí, se le pasará.
Levantarse. Dar las gracias. Despedirse. Salir
Cruzándose en el pasillo con los siguientes turistas.

martes, 4 de octubre de 2022

Informe para una Academia. Un cuento de Franz Kafka

"Excelentísimos señores académicos: 
Me hacéis el honor de presentar a la Academia un informe sobre mi anterior vida de mono. Lamento no poder complaceros; hace ya cinco años que he abandonado la vida simiesca. Este corto tiempo cronológico es muy largo cuando se lo ha atravesado galopando -a veces junto a gente importante- entre aplausos, consejos y música de orquesta; pero en realidad solo, pues toda esta farsa quedaba -para guardar las apariencias- del otro lado de la barrera. 
Si me hubiera aferrado obstinadamente a mis orígenes, a mis evocaciones de juventud, me hubiera sido imposible cumplir lo que he cumplido. La norma suprema que me impuse consistió justamente en negarme a mí mismo toda terquedad. Yo, mono libre, acepté ese yugo; pero de esta manera los recuerdos se fueron borrando cada vez más. Si bien, de haberlo permitido los hombres, yo hubiera podido retornar libremente, al principio, por la puerta total que el cielo forma sobre la tierra, ésta se fue angostando cada vez más, a medida que mi evolución se activaba como a fustazos: más recluido, y mejor me sentía en el mundo de los hombres: la tempestad, que viniendo de mi pasado soplaba tras de mí, ha ido amainando: hoy es tan solo una corriente de aire que refrigera mis talones. Y el lejano orificio a través del cual ésta me llega, y por el cual llegué yo un día, se ha reducido tanto que -de tener fuerza y voluntad suficientes para volver corriendo hasta él- tendría que despellejarme vivo si quisiera atravesarlo. Hablando con sinceridad -por más que me guste hablar de estas cosas en sentido metafórico-, hablando con sinceridad os digo: vuestra simiedad, estimados señores, en tanto que tuvierais algo similar en vuestro pasado, no podría estar más alejada de vosotros que lo que la mía está de mí." CONTINUAR LEYENDO

lunes, 3 de octubre de 2022

"LITERATURA Y EMOCIONES EN LA INFANCIA". Una charla de Luis Pecetti

El escritor, músico y compositor Luis Pescetti conversó con docentes, estudiantes de profesorados, bibliotecarias y bibliotecarios sobre las emociones que la lectura permite transitar. Nos ayudó a reflexionar sobre el papel del docente y de la escuela en el acompañamiento de los aprendizajes que no están en las currículas.

sábado, 1 de octubre de 2022

"CRECE LEYENDO CONMIGO, CRECE". Ministerio de Educación y Formación Profesional y FGSR

Crece Leyendo Conmigo Crece, un trabajo elaborado por un equipo de FGSR bajo dirección del Ministerio de Educación y Formación Profesional, a través de la Subdirección de Cooperación Territorial e Innovación Educativa, centrado en compartir variados recursos que ayuden a familias y docentes a fomentar y crear el hábito lector en niños y adolescentes.

Las propuestas se vertebran en torno textos de la literatura infantil y juvenil y materiales audiovisuales que sirven como base para sensibilizar a estos segmentos de edad sobre temas relacionados con el desarrollo sostenible, los hábitos saludables, la inclusión, la convivencia, la ciencia y la alfabetización mediática e informacional.

Todos los recursos disponibles en Leer.es


El Ministerio de Educación y Formación Profesional, a través de la Subdirección de Cooperación Territorial e Innovación Educativa, propone un proyecto educativo que contiene recursos que ayudan a familias y docentes a fomentar y crear el hábito lector en niños y adolescentes. A través de textos de la literatura infantil y juvenil, y de distintos materiales audiovisuales, se pretende acercar, sensibilizar y concienciar sobre temas relacionados con el desarrollo sostenible, los hábitos saludables, la inclusión, la convivencia, la ciencia y la alfabetización mediática e informacional a la población infantil y juvenil.

Los objetivos del proyecto son:
  • Fomentar la lectura y acercar los libros y las temáticas diversas a prelectores, así como iniciar a los primeros lectores en su entorno familiar y escolar.
  • Crear y fomentar el hábito lector en los niños y adolescentes.
  • Educar a niños, niñas y jóvenes a través de la lectura, la escritura y otros productos culturales sobre temas como la sostenibilidad, la salud física y emocional, la inclusión, la convivencia, la ciencia y los medios de comunicación (incluidas las redes sociales).
El proyecto presenta recursos textuales y audiovisuales en los que se ofrece información de las características que presentan los niños, niñas y adolescentes en distintas etapas (de 0 a más de 12 años), así como distintas estrategias que pueden utilizarse tanto en el aula como en casa para generar el gusto por la lectura.