domingo, 31 de marzo de 2024

"10 razones por las que debes llevar a tu hijo/a pequeño/a a la biblioteca pública". Un artículo de Enrique Navas Benito en auxialiardebiblioteca.com

Imagen de freepik
Los de nuestra generación (mediados de los 70, en mi caso) nacimos en un mundo bibliotecario bastante precario e insignificante y, muchos de nosotros, no relacionamos la biblioteca con un lugar cotidiano y habitual en nuestra etapa infantil. A día de hoy, sin embargo, aunque la biblioteca sigue sufriendo problemas de escasez de recursos (unas más, otras menos) las infraestructuras, actividades, servicios, colecciones, etc. han mejorado enormemente. Quiero en este post argumentar 10 razones (espero que convincentes) por las que un padre/madre actual debe llevar a su hijo/a o hijos/as pequeños/as a la biblioteca, con todos los beneficios que ello va a conllevar para los niños de la casa…

Llevar a nuestros hijos a la biblioteca va a conseguir lo siguiente:

Incorporar la biblioteca a la cotidianidad del niño: sería un gran logro conseguir que la biblioteca sea para el niño un lugar habitual de visita en su vida cotidiana, al igual que el parque, su lugar de juegos o que la casa de sus amigos. Es decir, incorporar la biblioteca a lo cotidiano; de esta manera, el niño aprenderá a amar la biblioteca y, es más, terminará necesitando ir a ella de manera asidua en su etapa infantil y, más adelante, como adulto. La biblioteca se convertirá en parte de la vida del pequeño.

Que el niño aprenda a hacer un uso responsable de la tecnología: hay un debate abierto, de eso no hay duda, sobre la conveniencia o no de que nuestros pequeños (que son nativos digitales) tengan un contacto tan seguido e intenso con las nuevas tecnologías. Hay especialistas que opinan que no es recomendable, otros que sí, pero lo que sacamos en claro es que todo, en exceso, es perjudicial. Sin embargo, en la biblioteca el niño va a comprender y asumir el lado beneficioso de la tecnología, ya que ésta estará vinculada a la lectura, la búsqueda de información, el aprendizaje… la biblioteca va a jugar un importante papel en este sentido.

Consolidar en el menor el hábito lector: una de las principales misiones de la biblioteca pública en lo que a niños se refiere es conseguir que éstos adquieran el hábito lector o, si ya lo tienen, consolidarlo. Los pequeños van a tener a su disposición un tercio de la colección de la biblioteca habilitada como infantil; actividades como los cuenta cuentos, «la hora del cuento», teatros, etc. Y, sobre todo, un ambiente propicio para que fluyan las ganas de leer.

Socialización: qué mejor lugar para establecer contacto con otros niños que las zonas infantiles de la biblioteca, y además con el objetivo común del aprendizaje, el juego y la lectura

Mejora de aptitudes/actitudes emocionales: sin duda, con la lectura y el juego como intermediarios, y la relación con bibliotecarios especializados, padres y otros niños, el niño va a mejorar actitudes/aptitudes emocionales como: la paciencia, la tolerancia a la frustración, el sentido del humor, la convivencia, etc.

El niño debe relajarse: los niños, aunque sean niños, también se estresan. La vida social, el colegio, la familia… sería maravilloso que nuestros pequeños supieran que tienen en la biblioteca un lugar para relajarse.

El niño debe divertirse: la gamificación en bibliotecas consiste en aprender a través del juego; éstas cada vez están incorporando más a sus servicios profesionales esta forma de actuar. El beneficio para el niño es tremendo. Un niño sólo aprende si se divierte.

Conocer desde una edad temprana el acervo local y/o provincial: nunca está de más que nuestros hijos comiencen desde pequeñitos a conocer nuestra localidad a través del Servicio de Información Local o la Colección local, evidentemente, mediante adaptaciones que la biblioteca realice de ésta para los pequeños.

Aprender a compartir: en la biblioteca, en los juegos de aprendizaje y animación a la lectura, el niño estará acompañado de otros niños y deberá, si quiere pasarlo bien, aprender a compartir.

Familiarizarse con los espacios de una biblioteca: si el pequeño se familiariza desde temprana edad con los espacios y la división de éstos habituales en una biblioteca, cuando sea adulto su movimiento en la misma será mucho más fácil y productivo.

sábado, 30 de marzo de 2024

"IN MEMORIAM". Un poema de Circe Maia

Un anillo, una silla
pero sobre todo los lentes, que aparecen, de pronto
como si ya estuviera por ponérselos.
“¿Dónde dejé los lentes?” La pregunta de siempre
es ahora inaudible pero casi se oye
mejor dicho, está ahora en la zona intermedia
entre la realidad y el recuerdo. Más fuerte
que la sola memoria, la pregunta se pega
a los lentes y los hace oscilar

entre lo que está aquí ahora -el silencio-
y lo que estuvo el día en que los lentes

eran siempre olvidados: ¡Ah, los lentes!
¿Dónde los puse?

viernes, 29 de marzo de 2024

"Por favor, dejen en paz a los clásicos de la literatura infantil". Un artículo de ADRIÁN CORDELLAT publicado en El País el 17 ENE 2021

 Con la búsqueda del elogio, la venta fácil y de la uniformidad de pensamiento, pierde la literatura, pero también la infancia. Porque los niños y niñas de hoy se ven alejados de los relatos tradicionales


Una Caperucita sin miedo y con conciencia ecológica, Hänsel y Gretel sin abandono paterno y sin bruja (¿también sin azúcar?), Ratoncitas Pérez, Reinas Magas, una Blancanieves independiente que comparte piso con mineros y otra que “ayuda” a los enanitos en las tareas del hogar, Principesas (¿De Antoine de Saint-Exupéry?)… Los estantes de muchas librerías infantiles españolas se han llenado en los últimos años de títulos y colecciones que no escatiman esfuerzos en revisar los grandes clásicos de la literatura infantil para hacerlos más acordes a los ideales de nuestro tiempo. Clásicos pasados por el filtro buenista, blanqueados, despojados de toda la riqueza y de todos los matices de los originales para servir a la moral predominante.

Es difícil -casi imposible- no caer en esta fiebre revisionista vestida de justa (sobre todo cuando uno cree que el feminismo es un movimiento social necesario y justo), no sucumbir a la tentación de lo políticamente correcto, no sumarse al grito de empoderamiento, no acabar recogiendo firmas para sacar los ejemplares de Caperucita Roja de las escuelas (¡Y quemarlos en la hoguera junto a Perrault!). Por el contrario, cuando lo único que importa es el mensaje, cuando lo que nos guía es la necesidad de reparación y de justicia y no la literatura, es fácil pasar por alto la escasa calidad literaria de estas adaptaciones, las fisuras de unos relatos pobres que en muchos casos se reducen a una retahíla de mensajes moralistas que dicen a los niños y niñas cómo tienen que ser y que pensar en el siglo XXI.

“Los cuentos de tradición oral siempre se han manoseado mucho. Pensemos en Caperucita Roja y sus dos versiones más canónicas, la de los hermanos Grimm y la de Perrault, que tienen grandes diferencias. Pero ahora estos relatos han perdido su carga simbólica y psicológica, como bien explicó Bruno Bettelheim en los años setenta, cuando movimientos feministas quisieron eliminar estos cuentos del repertorio”, reflexiona Ana Garralón, profesora, traductora y crítica literaria especialista en literatura infantil.

Y es que esta tendencia no es nueva, sino que retorna de forma cíclica al calor de movimientos y revoluciones. El escritor James Finn ya parodió en los años noventa del S. XX esta búsqueda incansable de lo políticamente correcto que acaba rozando el absurdo en sus Cuentos infantiles políticamente correctos (Circe). Así comienza su particular, imperdible y desternillante versión de Caperucita.

Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevara una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana.

Una pérdida para la literatura y para la infancia

Para la Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2016 por su blog Ana Tarambana, en estas adaptaciones “lo literario se pierde”. En primera instancia porque, como comentábamos con anterioridad, lo importante no es el estilo o la estética, sino el mensaje. En segunda instancia, para la experta, porque quienes escriben estos libros “no se caracterizan especialmente por ser buenos escritores”.

“Siempre me pregunto por qué no escriben historias nuevas y dejan de utilizar estos cuentos, pero entiendo que siempre es más fácil tomar algo hecho y modificarlo según tus intereses, en especial si se van a vender más que lo que pueda salir de tu pluma. En ese sentido, la ética de estos versionadores deja mucho que desear, pues solo parece importarles entrar en el circuito comercial”, afirma.

Y con esa búsqueda del elogio y la venta fácil, de lo políticamente correcto y de la uniformidad de pensamiento, pierde la literatura, pero también pierde la infancia. Porque los niños y niñas de hoy, los lectores del futuro, se ven alejados de los relatos tradicionales, de esas historias donde no cabía el buenismo y lo mejor y lo peor del ser humano convivían con la naturalidad con la que conviven en el mundo real y no en esa burbuja aséptica y falsa en la que queremos criar y educar a nuestros hijos.

“Obviamente los niños y niñas se están perdiendo el misterio de la literatura. No es de extrañar que niños que reciben estos libros luego no tengan ganas de leer. Son libros vacíos, cargados de mensajes buenistas que, sorprendentemente, provienen de sectores llamados de izquierda. Además, son libros bastante maniqueos -los buenos, los malos-: no hay matices, ni tampoco hay zonas oscuras como ocurre en las versiones originales. Para los niños es muy importante encontrar en la literatura cosas inexplicables, poder explorar ideas y sentimientos que están presentes en sus cabezas, pero que no saben expresar. La literatura, en estos casos, dialoga de una manera íntima con ellos, cosa que no hacen las adaptaciones, que han lavado y pulido esos matices”, argumenta Ana Garralón.

“Aunque no lo pretendan, los cuentos de hoy tienen una moraleja de la peor especie y eso es malo”, afirmaba en 2009 en declaraciones a EFE la escritora Ana María Matute, que añadía: “Lo políticamente correcto lo ha fastidiado todo. No le puedes leer a un niño un clásico, que son fabulosos, porque hoy hay que decirles amén a todo y que al final Caperucita se hace amiga del lobo. Y esto no es así, porque en la vida se van a encontrar con unos lobos tremendos. Al niño hay que decirle que hay cosas buenas, malas y tremendas y no darles una idea paradisiaca del mundo”.

Recordaba la escritora barcelonesa que “los mal llamados cuentos de hadas” no se escribieron para niños, sino que fueron “los niños los que los adoptaron porque les apasionaban”. Una opinión que comparte Garralón, quien cree que los niños prefieren las versiones auténticas de los clásicos. “El control y la instrumentalización de las lecturas es algo que los pequeños no pasan por alto, se dan cuenta de que algo no funciona”, afirma.

A diferencia de Matute, que no dudaba en afirmar que la literatura infantil actual “es una pena”, Ana Garralón se muestra más optimista y considera que “sigue habiendo apuestas arriesgadas, libros sorprendentes y buena literatura”. Lo terrible para la experta, no obstante, es que en pleno 2021 “se fabriquen esos potitos de lectura”, libros cargados de mensajes moralistas que, en su opinión, sustituyen lo que deberían ser buenos motivos de conversación entre adultos y niños. “Parece que los padres no se sientan a hablar con sus hijos y, en lugar de eso, les dan libros. Pero los libros no cambian nada y un cuento de ‘Las tres cerditas empoderadas’ no va a empoderar a ninguna niña. Pensar lo contrario me parece una especie de pensamiento mágico más propio de la infancia que de los adultos”, concluye.

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"LITERATURA DEL DUELO". Un conferencia de la escritoria colombiana Piedad Bonnet

jueves, 28 de marzo de 2024

"ENOCH Y EL GORILA". Un cuento de Flannery O'connor

Enoch Emery había tomado prestado el paraguas de su casera, y de pie en la entrada del drugstore, mientras trataba de abrirlo, descubrió que era al menos tan viejo como ella. Cuando por fin consiguió mantenerlo abierto, se calzó otra vez las gafas oscuras y volvió a meterse bajo el aguacero.

El paraguas era uno que su casera no utilizaba desde hacía quince años (única razón por la cual se lo había prestado), y, en cuanto la lluvia tocó la parte superior, se cerró con un chirrido y una de sus varillas se le clavó en la nuca. Corrió unos cuantos metros con él sobre la cabeza, luego se refugió en la entrada de otra tienda y se lo quitó. Para volver a abrirlo tuvo que apoyar la contera en el suelo y empujar con el pie. Salió corriendo otra vez bajo la lluvia, sujetando con la mano las varillas para que se mantuvieran abiertas; de ese modo, la empuñadura, tallada en forma de cabeza de foxterrier, se le clavaba a cada rato en el estómago. Avanzó un cuarto de manzana más antes de que la tela de seda fuera arrancada de las varillas y la lluvia se le metiera por el cuello de la camisa. Se refugió debajo de la marquesina de un cine. Era sábado; un montón de niños esperaba más o menos en una cola, delante de la taquilla.

A Enoch no le hacían demasiada gracia los niños, pero daba la impresión de que a los niños les gustaba mirarlo. La cola se movió y diez o quince pares de ojos se pusieron a observarlo con firme interés. El paraguas había adoptado una fea posición, una mitad vuelta hacia arriba y la otra mitad vuelta hacia abajo, y la mitad vuelta hacia arriba estaba a punto de volverse hacia abajo y derramar más agua por el cuello de su camisa. Cuando por fin ocurrió, los niños rieron a carcajadas y se pusieron a dar saltos.

Enoch les echó una mirada enfurecida, les dio la espalda y se quitó las gafas oscuras. Se encontró cara a cara con un cartel a todo color, tamaño natural, de un gorila. Sobre la cabeza del gorila, en letras rojas, se leía: «¡GONGA! ¡El gigantesco monarca de la jungla! ¡La gran estrella! ¡¡AQUÍ, EN PERSONA!!». A la altura de las rodillas del gorila, se leía, además: «¡Gonga estará en persona, delante de este cine, HOY MISMO, A LAS 12.00 HORAS! ¡Entrada gratis para los diez primeros valientes que se atrevan a darle la mano!».

Enoch casi siempre pensaba en otra cosa cuando el Destino echaba la pierna para atrás, dispuesto a encajarle una patada. Tenía cuatro años cuando su padre salió de la cárcel y le compró una caja de latón. Era de color naranja y por fuera llevaba dibujados unos caramelos de maní y un cartelito que ponía: «¡UNA MANÍ-FICA SORPRESA!». Cuando Enoch la abrió, un muelle de acero enrollado salió disparado hacia su boca y le partió la punta de las dos paletas. Su vida estaba tan plagada de situaciones como esa que cualquiera hubiera dicho que debería haber estado más preparado para las épocas de peligro. Siguió allí de pie y leyó el cartel dos veces con mucho cuidado. Según él, la oportunidad de insultar a un mono de éxito se le presentaba de la mano de la Providencia.

Se dio la vuelta y le preguntó la hora al niño que tenía más cerca. El niño le dijo que eran las doce y diez y que Gonga llevaba ya diez minutos de retraso. Otro niño dijo que tal vez la lluvia lo había demorado. Otro dijo que no, que no era la lluvia, sino su director que venía en avión desde Hollywood. A Enoch le rechinaron los dientes. El primer niño dijo que, si quería darle la mano a la estrella, tendría que hacer cola como todo el mundo y esperar su turno. Enoch se puso en la cola. Un niño le preguntó cuántos años tenía. Otro comentó que tenía unos dientes raros. Él procuró no hacer ningún caso y se puso a arreglar el paraguas. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 24 de marzo de 2024

"AMOR CAPITAL". La última novela de Karmele Jaio

 
¿Qué se esconde realmente bajo nuestra manera de amar?

Martín acaba de morir. En el funeral, Olga, su amante hasta un año antes, le habla desde un banco de la iglesia. Durante la ceremonia recuerda cómo su relación se convirtió para ella en algo obsesivo y cómo se derrumbó el día que Martín decidió no verla más. Olga empieza a reconocer su dependencia emocional hacia él a la vez que intenta descubrir las razones que han podido provocar su muerte.

Mientras trata de superar el impactante suceso, Laia, una de sus alumnas, está escribiendo su tesis doctoral: un análisis de la injusticia del amor y la manera en que se ha enseñado a las mujeres a convertirlo en el centro de sus vidas.

Alternando las experiencias vividas por los personajes con las distintas representaciones del amor en las obras artísticas y literarias en las que se basa la tesis de Laia, Karmele Jaio ha compuesto una ambiciosa novela sobre las aristas de nuestra educación sentimental y sobre cómo esta determina la manera de afrontar nuestras relaciones.

Una novela que hace que nos cuestionemos nuestra forma de amar.

viernes, 22 de marzo de 2024

Historia de una madre, un cuento de Hans Christian Andersen

Estaba una madre sentada junto a la cuna de su hijito, muy afligida y angustiada, pues temía que el pequeño se muriera. Éste, en efecto, estaba pálido como la cera, tenía los ojitos medio cerrados y respiraba casi imperceptiblemente, de vez en cuando con una aspiración profunda, como un suspiro. La tristeza de la madre aumentaba por momentos al contemplar a la tierna criatura.

Llamaron a la puerta y entró un hombre viejo y pobre, envuelto en un holgado cobertor, que parecía una manta de caballo; son mantas que calientan, pero él estaba helado. Se estaba en lo más crudo del invierno; en la calle todo aparecía cubierto de hielo y nieve, y soplaba un viento cortante.

Como el viejo tiritaba de frío y el niño se había quedado dormido, la madre se levantó y puso a calentar cerveza en un bote, sobre la estufa, para reanimar al anciano. Éste se había sentado junto a la cuna, y mecía al niño. La madre volvió a su lado y se estuvo contemplando al pequeño, que respiraba fatigosamente y levantaba la manita.

-¿Crees que vivirá? -preguntó la madre-. ¡El buen Dios no querrá quitármelo!

El viejo, que era la Muerte en persona, hizo un gesto extraño con la cabeza; lo mismo podía ser afirmativo que negativo. La mujer bajó los ojos, y las lágrimas rodaron por sus mejillas. Tenía la cabeza pesada, llevaba tres noches sin dormir y se quedó un momento como aletargada; pero volvió en seguida en sí, temblando de frío.

-¿Qué es esto? -gritó, mirando en todas direcciones. El viejo se había marchado, y la cuna estaba vacía. ¡Se había llevado al niño! El reloj del rincón dejó oír un ruido sordo, la gran pesa de plomo cayó rechinando hasta el suelo, ¡paf!, y las agujas se detuvieron.

La desolada madre salió corriendo a la calle, en busca del hijo. En medio de la nieve había una mujer, vestida con un largo ropaje negro, que le dijo:

-La Muerte estuvo en tu casa; lo sé, pues la vi escapar con tu hijito. Volaba como el viento. ¡Jamás devuelve lo que se lleva!

-¡Dime por dónde se fue! -suplicó la madre-. ¡Enséñame el camino y la alcanzaré!

-Conozco el camino -respondió la mujer vestida de negro pero antes de decírtelo tienes que cantarme todas las canciones con que meciste a tu pequeño. Me gustan, las oí muchas veces, pues soy la Noche. He visto correr tus lágrimas mientras cantabas. 

-¡Te las cantaré todas, todas! -dijo la madre-, pero no me detengas, para que pueda alcanzarla y encontrar a mi hijo. CONTINUAR LEYENDO

jueves, 21 de marzo de 2024

"YA NO". Un poema de la poeta uruguaya Idea Vilariño. Uno de los poemas de desamor más desgarrador que jamás se ha escrito

La poeta uruguaya Idea Vilariño vivió una terrible y apasionada historia de amor y dolor con Juan Carlos Onetti. Se quisieron y odiaron a partes iguales. Rompieron y se reconciliaron muchas veces. El escritor finalmente la dejó por Dorothea Muhr, con quien se casó, y le dedicó a Vilariño Los adioses en 1954, a lo que ella le respondió en 1957 con Poemas de amor. «Es el último hombre de quien debí enamorarme —llegó a confesar Vilariño—. Nunca me entendió como ser humano, como persona. Todavía me pregunto por qué aguanté tanto, por qué volví tantas veces. No conoce a las mujeres y a mí no me conoció nunca. No nos conocimos como dos seres humanos...» Del dolor de Vilariño nació «Ya no», uno de los poemas de desamor más desgarrador que jamás se ha escrito y que termina con estos versos: «No me abrazarás nunca / como esa noche / nunca. / No volveré a tocarte. / No te veré morir». (Karmele Jaio, Amor capital)

YA NO
Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

miércoles, 20 de marzo de 2024

"POEMA SOBRE LA MUERTE". De la poeta Naja Marie Aidt

Si la muerte te quita algo
devuélvelo
devuelve lo
que ese muerto te dio
cuando ese muerto estaba vivo
cuando era tu corazón
evuélveselo a una rosa
a un continente, a un día de invierno,
a un chiquillo que te observa
desde la noche de su capucha

si la muerte te quita algo
devuélvelo
devuelve lo
que ese muerto te dio
cuando estabais los dos bajo la lluvia en la nieve
al sol y ese muerto estaba vivo
y volvía a ti su rostro
queriendo preguntar algo
que no logras recordar y que él
también había olvidado y ya hace
una eternidad
una eternidad ya.

Palabras de la autora sobre el poema:

"Pero los poemas hablan también de devolver lo que los muertos nos dieron cuando vivían, de que el ser de los muertos, por así decirlo, sigue precisando un lugar en la vida, de que hay que hacer llegar a los demás el amor que ellos nos dieron. Ahí radica la esperanza. La esperanza de que aquello que me diste crezca en otros si me veo capaz de compartirlo. De que mi amor crecerá en fuerza y belleza porque ahora incluirá el tuyo. Eso no debe destruirlo la pena. El poema dice “devuélvelo”. Como si lo que se da pasase de un lado a otro constantemente. De los vivos a los vivos. De los muertos a los vivos. Y de los vivos a los muertos. un movimiento circular, no lineal". P.111

(Ambos, poema y palabras en: Naja Marie Aidt, “Si la muerte  te quita algo, devuélvelo”, Madrid, Sexto Piso, , 2021)



"SI LA MUERTE TE QUITA ALGO, DEVUÉLVELO". Un libro de la poeta Naja Marie Aidt



En marzo de 2015, el hijo de Naja Marie Aidt, Carl, murió en un trágico accidente, y de esa infinita conmoción nació este libro puro, hermoso y descarnado. Si la muerte te quita algo, devuélvelo es una obra sobre la muerte y el duelo, sobre la tensa y dolorosa pugna que Aidt, poeta, debe entablar con el lenguaje –ineficaz a la hora de expresar la desoladora nueva realidad– para afrontar esa implacable ausencia que se ha asentado intempestivamente en su vida, transformándolo todo.Así pues, a lo largo de las emocionantes páginas de este libro, Naja Marie Aidt dialoga con la experiencia y el ejemplo de otros artistas que también fueron brutalmente golpeados por la pérdida: Joan Didion, Nick Cave, Stéphane Mallarmé, C. S. Lewis, Anne Carson… ¿Cómo rehacer tu vida, rota en mil pedazos, cuando cada fragmento, cada esquirla que recoges de ese cataclismo te recuerda al ser querido que jamás volverá?Si la muerte te quita algo, devuélvelo es una obra emotiva y devastadora, toda una hazaña ética y estética que plasma la enconada lucha –hermosa en su crudeza, en su herida desnudez– con lo indecible, con la insondable profundidad de la aflicción, para –una vez más, siempre– tomar partido por la vida y devolver a quienes nos rodean el amor que nos dieron los que ya no están.

lunes, 18 de marzo de 2024

"ME BESABA MUCHO". Un poema de Amado Nervo


Me besaba mucho, como si temiera
irse muy temprano… Su cariño era
inquieto, nervioso. Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos

¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya…, y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.







sábado, 16 de marzo de 2024

"LOS DOS CONEJOS. ¿GALGOS O PODENCOS?". Un Fábula de Tomás de Iriarte (1750-1791)

Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.

De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es esto?»

«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego…;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».

«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos.»

«¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo.»

«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.»
«Son galgos, te digo.»
«Digo que podencos.»

En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.

Moraleja: 
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

miércoles, 13 de marzo de 2024

"PEQUEÑOS PERO NO TONTOS". Un artículo de Sergio Del Molino (El País).


La corrección política se antepone a la calidad literaria en las lecturas recomendadas en las aulas

Frente al mantra que atribuye una bondad intrínseca a la lectura (a cualquier lectura), se abren fosos que discriminan libros buenos y malos, apropiados o inapropiados, fáciles o difíciles. Todo el mundo está de acuerdo en que hay que fomentar el gusto por la literatura en las aulas. Cómo hacerlo y con qué lecturas, es otra cuestión. ¿Hasta dónde deben intervenir los profesores? ¿Qué libros deben poner los padres fuera del alcance de sus hijos, como si fueran medicamentos o lejía? ¿Cuál es el papel de las editoriales, como primeros filtros en la selección de lecturas? ¿Y la responsabilidad de los autores de infantil y juvenil? ¿Qué hacer cuando un joven pide ayuda al autor de un libro que considera humorístico pero que su padre considera veneno? Son cuestiones tan espinosas como importantes, pues implican censura, formación del gusto y libertad de expresión y de acceso a los contenidos en una sociedad que presume de libre. En definitiva, el tablero donde se juega el futuro de la literatura, la incubadora de la que saldrán los lectores de mañana.

Los programas de lectura en los centros educativos son una parte importantísima de este embrollo. En ellos, las editoriales, los autores, los docentes y los padres cohabitan en una simbiosis que condiciona la forma, el tono y los contenidos de los libros que llegan al mercado. “La independencia editorial prevalece, pero es interesante y deseable escuchar a la comunidad lectora. Nuestros lectores nos ayudan y orientan con sus comentarios y opiniones”, explica Inés Pons, responsable de promoción escolar del grupo Planeta. Se refiere a lo que en argot editorial se llama línea de prescripción, es decir, colecciones literarias diseñadas para su lectura en los centros educativos, que se venden como complemento a los libros de texto a un precio menor que las destinadas a las librerías. Aunque están en retroceso, ya que los centros no compran tantos lotes de libros como antes de la crisis, muchos sellos las mantienen y hay autores que escriben fundamentalmente para ellas, lo que suele conllevar un programa intensivo de charlas a los alumnos. CONTINUAR LEYENDO

martes, 12 de marzo de 2024

"LAS HOJAS DE LA MACETA". Cuento popular marroquí

Esto era una vieja que tenía tres hijas. Las tres hijas hacían todas las labores de la casa, y también regaban las macetas.

Un día la mayor subió a la azotea a regar las macetas y entonces, por la azotea de la casa de al lado, se asomó el hijo del rey, que le dijo:

–Hija de la vieja,
¿cuántas hojas hay en esas macetas?

A la muchacha le dio tanta vergüenza que se metió corriendo dentro de la casa y no le contestó.

Al día siguiente subió la segunda y le hizo la misma pregunta:

–Hija de la vieja,
¿cuántas hojas hay en esas macetas?

Y esta muchacha también se fue corriendo sin contestar.

Entonces, al tercer día, subió la más chica y le dice el hijo del rey:

–Hija de la vieja,
¿cuántas hojas hay en esas macetas?

Y ella le contestó:

–Hijo del rey,
¿cuántas estrellas hay en el cielo
y cuántas piedras en el suelo?

Tres días más volvió el hijo del rey e hizo la misma pregunta, y siempre le respondía ella de igual manera. Entonces el hijo del rey se enamoró de la más chica y, para tomarle el pelo, se disfrazó de pescadero y se fue a casa de la vieja voceando:

–Vendo pescados, no los vendo por dinero, sino por un beso.

Entonces la vieja le dice a su hija mayor:

–¡Ale, hija mía! Dale un beso y comeremos pescado.

Dice la hija:

–No, yo no le doy un beso.

Y dice la mediana:

–Yo tampoco.

Y entonces dice la más pequeña:

–Pues yo se lo daré y comeremos pescado.

Y fue y le dio un beso y se quedaron con el pescado. CONTINUAR LEYENDO


domingo, 10 de marzo de 2024

"MORIR SOÑANDO". Último poema escrito por D. Miguel de Unamuno tres días antes de morir (¿asesinado?)

Salida de Unamuno de la catedral de Salamanca tras
su enfrentamiento con el fascista Millán Astray
"Venceréis pero no convenceréis"
Au fait, se disait-il a lui-même, il parait que
mon destin est de mourir en rêvant.
(Stendhal, Le Rouge et le Noir, LXX,
«La tranquillité»)


Morir soñando, sí, mas si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.

Vivir el día de hoy bajo la enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?

¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño?:

¿aprender lo que al punto al fin se olvida
escudriñando el implacable ceño
-cielo desierto- del eterno Dueño?

sábado, 9 de marzo de 2024

"HISTORIAS X LEER". 14 libros ilustrados descargables del Plan Nacional de Lectura (Argentina)

Aquí pueden encontrar los cuentos que completan la colección Historias x leer. Son 14 libros ilustrados que se pueden descargar gratuitamente en formato pdf, mirar en versión multimedia animada o interpretar en Lengua de Señas.

Hay relatos de la oralidad (de nuestros pueblos originarios y de otras tradiciones) vueltos a contar por Oche Califa, María Teresa Andruetto, Pilar Muñoz Lascano y Miguel Ángel Palermo. Hay mucho humor y mucha ternura en los cuentos de Paula Bombara, Franco Vaccarini, Edith Vera, Ricardo Mariño y Margarita Mainé. Está Manuel Belgrano en la narración histórica de Laura Ávila, hay misterio en el microrrelato de Pablo de Santis, hay vida rural en el cuento de Álvaro Yunque, una chica que quiere ser mala en el de Cristina Macjus y un misterio oriental en el clásico de Akutagawua. Agradecemos a los derechohabientes la autorización para publicar en todos los formatos. Y el trabajo artístico de ilustradores que aportan tanto sentido y variedad de técnicas y estilos: Hernán Vargas, Juan Battilana, Eleonora Arroyo, Jimena Tello, Nicolás Prior, Lorena Leonhardt, Laura Michell, Diego Moscato, Paz Tamburrini, Cucho Cuño, Cecilia Varela, Diego Moscato, Sol Cófreces, Juan Chaveta, María Jesús Álvarez y Jimena Suazo.

Agradecemos también la labor voluntaria de quienes pusieron sus voces para las lecturas.

Este es un trabajo colectivo de muchas personas del Ministerio de Educación de la Nación: de los equipos de la Dirección de Nivel Primario articulando con las modalidades de Educación Especial, Educación Intercultural, la Dirección de Materiales Educativos, el Programa de Coros y Orquestas Infantiles y Juveniles y el Plan Nacional de Lecturas, entre otros.

Ojalá los cuentos circulen todo el verano en los dispositivos de docentes, estudiantes y otros miembros de las comunidades educativas del país y sean incorporados en la planificaciones del próximo año para profundizar las lecturas en las aulas.


"LOS HERALDOS NEGROS". un poema de César Vallejo.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos, pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre...pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

jueves, 7 de marzo de 2024

"NO VOY A DORMIR". Un álbum ilustrado de Christiane Gribel con ilustraciones de Orlando Pedroso


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"UNA MIRADA FEMENINA A LOS CLÁSICOS" Un libro descargable de Sara Beatriz Guardia

Este libro nació de a pocos, sin proponérmelo, como una idea que se fue instalando en mí, sutil y tenaz. ¿Cómo nos describen los hombres? ¿Cómo nos ven? Cada vez que leía y leo un libro siempre termino preguntándome – al margen de si se trata de una ensayo histórico ó de ficción literaria - cómo se relaciona ese hombre con la otredad femenina, cómo vive su propia subjetividad y cómo la expresa?. Quizá constituya una manera de explicarme esa incomunicación cada vez más extendida, ese silencio que a veces impide el natural acercamiento entre un hombre y una mujer.

Fue también la lectura del libro de Raúl Fornet-Betancourt, Mujer y filosofía en el pensamiento iberoamericano, donde un párrafo me acercó a mis propios pensamientos, cuando señala que su perspectiva no es la de hablar de la mujer ni por la mujer sino la de “ver cómo se ha hablado masculinamente de ella para hacer que el monólogo masculino se escuche a sí mismo y ello como un primer paso de interrupción discursiva en vista de su enmienda”.

Eso terminó de convencerme de la idea de un libro que seguramente habrá que completar en el futuro, pero que significa un punto de partida de una reflexión necesaria. El primer capítulo, Los Clásicos, está dedicado al Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), y a Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), ambos hijos del siglo XVI, de distintas culturas y filiaciones, máximas figuras de la literatura universal. Seguidos de Manuel González Prada (1844–1918) y José Carlos Mariátegui (1894–1930), los más importantes y significativos escritores y políticos peruanos de todos los tiempos.

El segundo capítulo, Siguiendo la mirada, comprende dos estudios dedicados a la incorporación de las mujeres a la educación y a la literatura: Una nueva conciencia femenina. Identidad y educación, y La escritura femenina, un difícil camino. Todo lo cual guarda relación con nuestro derecho a la educación, y por consiguiente a pensar y escribir con cabeza propia.


miércoles, 6 de marzo de 2024

"CARMINA 101". Un poema de Catulo (siglo I a.c.) ante la muerte de su hermano

Después de viajar por muchos países y muchos mares,
llego, hermano, para estos tristes ritos funerarios
a fin de rendir el último tributo de la muerte
y dirigirme en vano a tus mudas cenizas,
puesto que el destino te ha arrebatado de mi lado,
¡ay, pobre hermano cruelmente apartado de mi lado!
Pero ahora acepta, al menos, estas ofrendas que he traído
según la tradición como último tributo a los muertos:
acéptalas empapadas de las muchas lágrimas de tu hermano,
y hola y adiós para siempre, hermano.

Hay poesía que expresa lo que nosotros somos incapaces de decir, como si contuviera algo que, aun siendo escrito por otro, habla del dolor propio más profundo y, en principio, "incomunicable". P.157 

… El poema se convierte a veces en la red que trata de atrapar “para que lo bello viva”, pero otras, constituye el espacio de resonancia de un encantamiento o de un hechizo de palabras: aquel que llama a quien no está y lo trae “de vuelta”. P.160 


Ana Carrasco-Conde, “La muerte en común. Sobre la dimensión intersubjetiva del morir”, Barcelona, Galaxia Gutenberg (2024)


martes, 5 de marzo de 2024

"ODIO DESDE LA OTRA VIDA". Un cuento de Roberto Arlt

Fernando sentía la incomodidad de la mirada del árabe, que, sentado a sus espaldas a una mesa de esterilla en el otro extremo de la terraza, no apartaba posiblemente la mirada de su nuca. Sin poderse contener se levantó, y, a riesgo de pasar por un demente a los ojos del otro, se detuvo frente a la mesa del marroquí y le dijo:

-Yo no lo conozco a usted. ¿Por qué me está mirando?

El árabe se puso de pie y, después de saludarlo ritualmente, le dijo:

-Señor, usted perdonará. Me he especializado en ciencias ocultas y soy un hombre sumamente sensible. Cuando yo estaba mirándole la espalda era que estaba viendo sobre su cabeza una gran nube roja. Era el Crimen. Usted en esos momentos estaba pensando en matar a su novia.

Lo que le decía el desconocido era cierto: Fernando había estado pensando en matar a su novia. El moro vio cómo el asombro se pintaba en el rostro de Fernando y le dijo:

-Siéntese. Me sentiré muy orgulloso de su compañía durante mucho tiempo.

Fernando se dejó caer melancólicamente en el sillón esterillado. Desde el bar de la terraza se distinguían, casi a sus pies, las murallas almenadas de la vieja dominación portuguesa; más allá de las almenas el espejo azul del agua de la bahía se extendía hasta el horizonte verdoso. Un transatlántico salía hacia Gibraltar por la calle de boyas, mientras que una voz morisca, lenta, acompañándose de un instrumento de cuerda, gañía una melodía sumamente triste y voluptuosa. Fernando sintió que un desaliento tremendo llovía sobre su corazón. A su lado, el caballero árabe, de gran turbante, finísima túnica y modales de señorita, reiteró:

-Estaba precisamente sobre su cabeza. Una nube roja de fatalidad. Luego, semejante a una flor venenosa, surgió la cabeza de su novia. Y yo vi repetidamente que usted pensaba matarla.

Fernando, sin darse cuenta de lo que hacía, movió la cabeza, confirmando lo que el desconocido le decía. El árabe continuó:

-Cuando desapareció la nube roja, vi una sala. Junto a una mesa dorada había dos sillones revestidos de terciopelo verde.

Fernando ahora pensó que no tenía nada de inverosímil que el árabe pudiera darle datos de la habitación que ocupaba Lucía, porque ésta miraba al jardín del hotel. Pero asintió con la cabeza. Estaba aturdido. Ya nada le parecía extraordinario ni terrible. El árabe continuó:

-Junto a usted estaba su novia con el tapado bajo el brazo -y acto seguido el misterioso oriental comenzó con su lápiz a dibujar en el mármol de la mesa el rostro de la muchacha.

Fernando miraba aparecer el rostro de la muchacha que tanto quería, sobre el mármol, y aquello le resultaba, en aquel extraño momento, sumamente natural. Quizás estaba viviendo un ensueño. Quizás estaba loco. Quizás el desconocido era un bribón que lo había visto con Lucía por la Cashba. Pero lo que este granuja no podía saber era que él pensaba en aquel momento matar a Lucía. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 4 de marzo de 2024

"Y LA MUERTE NO TENDRÁ DOMINIO". Un poema de Dylan Thomas (Traducción de Elizabeth Azcona Cranwell)

Y la muerte no tendrá dominio.
Los hombres desnudos han de ser uno solo
con el hombre en el viento y la luna poniente;
cuando sus huesos queden limpios y los limpios huesos
se dispersen,
ellos tendrán estrellas en el codo y en el pie;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar de nuevo surgirán,
aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Los que hace tiempo yacen
bajo los dédalos del mar no han de morir entre los vientos,
retorcidos de angustia cuando los nervios cedan,
atados a una rueda no serán destrozados;
la fe, en sus manos, ha de partirse en dos,
y habrán de traspasarles los males unicornes;
rotos todos los cabos, ellos no estallarán.
Y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Y las gaviotas no gritarán en los oídos
ni romperán las olas sonoras en las playas;
donde alentó una flor, otra flor tal vez nunca
levante su cabeza a los embates de la lluvia;
y aunque ellos estén locos y totalmente muertos
sus cabezas martillearán en las margaritas;
irrumpirán al sol hasta que el sol sucumba,
y la muerte no tendrá dominio.

domingo, 3 de marzo de 2024

"EL CUENTO COMO ESTRATEGIA PEDAGÓGICA". Un libro descargable de José Federico Agudelo Torres

PRÓLOGO

Pensar en el cuento, en la intención que le impulsa, en la narración que le anima, en las palabras que evoca, en aquellos quienes prestan su voz, en aquellos otros que ofertan su oído y en las diversas e infinitas rela ciones que se tejen entre todos los sujetos implicados en el dialógico ejercicio de la narración; es iniciar la génesis del descubrimiento de su asidero, de su subterfugio y de su razón de ser. 

El cuento, la palabra y la narración son elementos consustanciales a la escuela, han estado allí desde los primeros tiempos cronológicos, han soportado la movilidad propia de un mundo activo y han generado miles de sentires entre todos aquellos que le han visitado. El tiempo del cuento supera por mucho la linealidad del tiempo cronos y en cambio, nos exhorta a visitar los infinitos sentidos y los miles de significados que habitan en los mágicos tiempos Kairós. 

 Apostarnos por el cuento como estrategia pedagógica, señala nuestro autor, es resemantizar el incal culable y el insondable valor de la palabra que habita en nuestras muy incalculables e insondables aulas escolares; es retornar al conocimiento que se devela en tanto descubre la más íntima esencia de aquel quien dice la palabra. Nos narramos cuando advertimos algo de nuestro interlocutor en nuestro propio discurso, la palabra no existe únicamente para decir el mundo, pues ella nos incita irremediablemente a decirnos en el mundo que habitamos y a diseñar neófitos mundos y nuevas formas de habitarles. 

El territorio del cuento es la geografía de la existencia misma, su decir se escribe en los escenarios en los que decimos la vida y su sentir y su experiencia nos convocan a la ampliación de los horizontes de sen sibilidad con los cuales conocemos el mundo, la escuela, la escuela del mundo y el mundo de la escuela. 

En una época y en un tiempo donde la velocidad es considerada virtud, la virtud es entendida como poder y el poder se asemeja a todo aquello que rememora lo furtivo, lo rápido, lo fluido y lo efímero, esta apuesta pedagógica propende, mediante el cuento, por recuperar la calma que ha de habitar en la voz del maestro, por re-significar el sentido de la escucha que ha de coexistir en el ser del estudiante, por re semantizar las relaciones que se tejen entre ambos y por exhortar a la comunidad educativa a un sereno ejercicio de la palabra, de la voz y del acto mismo de narrar. El cuento como estrategia pedagógica: una apuesta para pensar-se y narrar-se en el aula 

En la actual obra se presentan diez reflexiones sobre el cuento, la palabra, la narración, el currículo y la escuela; así como una colección de treinta cuentos, todos ellos referidos al mundo de la educación, al quehacer del docente en tan maravilloso universo y al despliegue del estudiante en ese espacio asom broso. El cuento como estrategia pedagógica, sostiene nuestro autor, ayuda a formar en valores, genera estados de contemplación y conciencia, incrementa los niveles de escucha, origina vínculos con el pasado y la tradición, potencia la imaginación, enseña a pensar intuitivamente, provee de nuevas preguntas y nos recuerda, mientras nos vincula con el futuro, que lo más humano en el hombre también puede decirse en lógicas narrativas y en lógicas no lineales.

La invitación a tener un cuento que decir, a ser dueño de un cuento para escuchar y a poseer un cuen to para pensar; no solamente espera quedar plasmada en estas líneas, sino que pretende hacerse vida en cada una de las narraciones presentes y encarnarse en cada una de las narraciones futuras. Flor Uveny Ortiz Vélez

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sábado, 2 de marzo de 2024

"ESPERANDO". Un cuento del jautor japonés Osamu Dazai (traducción de Pablo Figueroa)

Todos los días voy a la pequeña estación de tren a buscar a alguien. Quién es ese alguien, no lo sé.

Siempre paso por ahí después de hacer las compras en el mercado. Me siento en una fría banca, pongo la cesta de las compras sobre mis rodillas, y miro abstraídamente hacia los molinetes. Cada vez que llega un tren, una multitud de pasajeros es escupida hacia afuera desde las puertas de los vagones. La muchedumbre avanza en tropel hacia los molinetes, y las personas, todas con la misma cara de enojo, sacan los pases y entregan los boletos. Luego, sin mirar hacia los costados, caminan precipitadamente. Pasan por delante de mi banca, salen hacia la plaza que está frente a la estación, y se van cada uno por su lado. Yo sigo sentada distraídamente. ¿Qué sucedería si alguien sonriese y me hablase? ¡Ay no, por Dios! La mera posibilidad me pone tan nerviosa que me estremezco de sólo pensarlo, como si me hubieran echado agua fría en la espalda. No puedo respirar. Y sin embargo, continúo esperando a alguien todos los días. ¿A quién podría ser que estuviera esperando? ¿A qué tipo de persona? Pero quizás lo que estoy esperando no sea un ser humano. Odio a los seres humanos. En realidad les tengo miedo. Cada vez que estoy cara a cara con alguien diciendo cosas como “¿qué tal, cómo está?”, o “¡cómo refrescó!”, saludando sólo para cumplir, siento que soy la persona más falsa del mundo. Me pone tan terriblemente mal que quiero morirme. Y las personas con las que hablo se ponen a la defensiva sin razón, me hacen vagos cumplidos, y comentan sentenciosamente impresiones que no tienen en verdad. Su cautela mezquina me hace sentir triste: el mundo es cada vez más repugnante y no puedo soportarlo. La gente intercambia tensos saludos desconfiando unos de otros hasta cansarse, y así pasa la vida.

A mí no me gusta encontrarme con gente. Por eso, a no ser que hubiera una razón excepcional, nunca visitaba a amigos. Lo más cómodo ha sido para mí estar en casa con mi madre cosiendo, las dos solas, en silencio. Pero finalmente estalló la guerra, y el ambiente se puso tan tenso, que empecé a sentirme culpable de quedarme en casa todo el día sin hacer nada. Me sentía angustiada y no podía relajarme en absoluto. Quería hacer una contribución directa trabajando tan duro como pudiese. Perdí toda fe en la vida que había llevado hasta ese momento.

No soporto quedarme en casa en silencio. Sin embargo cuando salgo me doy cuenta de que no tengo ningún lugar adonde ir. Así que hago las compras, y al regresar, paso por la estación y me siento distraídamente en la fría banca. Tengo la ilusión de que alguien venga, pero si esa persona realmente apareciera, ¿qué haría? La idea me da pánico, pero estoy resignada. Si eso sucede, voy a entregarle mi vida: estoy preparada y ese momento marcará mi destino. Estos sentimientos de resignación y fantasías imprudentes se entretejen de una forma muy extraña. La sensación me agobia de un modo sofocante. El mundo alrededor se enmudece; la gente que va y viene en la estación aparece pequeña y lejana, como si estuviera mirando por un telescopio al revés. La sensación es vaga, como si estuviera soñando despierta, como si no supiera si estoy viva o muerta. ¡Ay! ¿Qué cosa estoy esperando? Acaso yo no sea más que una mujer obscena. Todo eso del estallido de la guerra, lo de sentirme angustiada, de trabajar duro porque quiero ser útil, quizás sólo sea una mentira, una excusa noble para tratar de encontrar una oportunidad de materializar mis fantasías indiscretas. Me siento aquí con mirada perdida, pero en el fondo, dentro de mí puedo ver cómo flamea la llama de mis deseos obscenos.

¿Pero, a quién diablos espero? No tengo en absoluto una idea clara, solamente una imagen vaga y confusa. Y sin embargo, continúo esperando. Desde el estallido de la guerra paso por aquí todos los días a la vuelta de las compras y me siento en esta fría banca a esperar. ¿Y si alguien me sonriera y me hablara? ¡Ay, no!, no es usted a quien estoy esperando. Entonces, ¿a quién? ¿Qué espero? ¿Un marido? No. ¿Un novio? No, para nada. ¿Un amigo? De ningún modo. ¿Dinero? Es ridículo. ¿Un fantasma? ¡Ay no, por favor!

Algo más apacible y alegre, algo maravilloso. No sé qué. Por ejemplo, algo como la primavera. No, no es eso. Hojas verdes. El mes de Mayo. El agua fresca y cristalina fluyendo a través de los campos de trigo. No, tampoco es eso. Ay, y sin embargo sigo esperando, con el corazón palpitante. Las personas pasan unas tras otras delante de mis ojos. No es aquello, ni esto. Con la cesta de compras en mis brazos, me estremezco y espero con todo mi corazón. Le pido a usted por favor que no me olvide. Por favor no olvide a la chica veinteañera que viene todos los días a la estación y regresa a su casa sintiéndose vacía. Por favor recuérdeme, y no se ría de mí. No voy a decirle el nombre de la estación. Aunque no lo haga, usted me verá algún día.

FIN 

viernes, 1 de marzo de 2024

"QUISIERA TENER VARIAS SONRISAS DE RECAMBIO". Un poema de Concha Méndez

Quisiera tener varias sonrisas de recambio
y un vasto repertorio de modos de expresarme.
O bien con la palabra, o bien con la manera,
buscar el hábil gesto que pudiera escudarme…

Y al igual que en el gesto buscar en la mentira
diferentes disfraces, bien vestir el engaño;
y poder, sin conciencia, ir haciendo a las gentes,
con sutil maniobra, la caricia del daño.

Yo quisiera ¡y no puedo! ser como son los otros,
los que pueblan el mundo y se llaman humanos:
siempre el beso en el labio, ocultando los hechos
y al final… el lavarse tan tranquilos las manos.