Antes de ir a la escuela, antes de aprender formalmente a leer, los niños pueden participar en escenarios de lectura. Contar cuentos, cantar, jugar con las palabras, señalar las ilustraciones, son experiencias emocionales que hacen que los niños se vinculen con los libros, construyan sentido y experimenten el gozo de compartir palabras que van allá de lo cotidiano, llegando hasta otros lugares a los que solo alcanza la literatura.
A los niños pequeños les gusta la música de las palabras. La voz y el rostro del adulto son los primeros libros para el bebé. Ahora no importa tanto el sentido de las palabras como la melodía y el ritmo. El libro es un puente para que la voz llegue. Nosotros ponemos el tono, el gesto, subimos la voz o susurramos. Cogemos sus manos y acariciamos su cara, le hacemos cosquillas, o lo mecemos mientras decimos las palabras que el libro nos regala.
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