Mostrando entradas con la etiqueta Blasco Ibáñez. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Blasco Ibáñez. Mostrar todas las entradas

domingo, 25 de enero de 2015

"El empleado del coche-cama". Un cuento de Blasco Ibáñez

A las once de la noche, en el expreso París-Roma, el empleado procede a la operación de convertir en lechos el asiento y el respaldo del departamento que ocupo.

Mientras golpea colchonetas y despliega sabanas, empieza a hablar con la verbosidad de un hombre condenado a largos silencios. Es un expansivo que necesita emitir sus ideas y sus preocupaciones. Si yo no estuviese de pie en la puerta, hablaría con las almohadas que introduce a sacudidas en unas fundas nuevas, sosteniendo su extremo entre los dientes.

-Triste guerra, señor -dice con la boca llena de lienzo-. ¡Ay, cuando terminara! Mi hijo...mi pobre hijo....

Es más viejo que los empleados de antes; no tiene el aire del "steward" abrochado hasta el mentón que acudía en tiempo de paz al sonido del timbre con un aire de "gentleman" venido a menos, de Ruy Blas que guarda su secreto. Más bien parece un obrero disfrazado con el uniforme de color castaña. Es robusto, cuadrado, con las manos rudas y el bigote canoso. Habla con familiaridad; se ve que no le costaría ningún esfuerzo estrechar la diestra de los viajeros. Su hijo ha muerto; su yerno ha muerto; los dos eran empleados de «la compañía», y los señores de la Dirección le han dado una plaza para que mantenga a sus nietos. El personal escasea; además, él conoce el italiano, por haber trabajado algún tiempo en un arsenal de Génova. CONTINUAR LEYENDO