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martes, 21 de noviembre de 2023

"EL JOVEN ERUDITO Y EL BARQUERO IGNORANTE". Cuento popular hindú

Érase una vez un joven muy erudito, pero arrogante y engreído. Había pasado la mayor parte de su vida estudiando en los libros y había adquirido una amplia cultura, sin embargo, durante todo ese tiempo no había aprendido a respetar a los demás, así que despreciaba a todas aquellas personas que no tenían tantos conocimientos como él y no perdía ocasión de dejarlas en evidencia demostrando lo mucho que él sabía.

Un día tuvo necesidad de viajar a la capital, para lo cual debía cruzar un caudaloso río y, para hacerlo, pagó los servicios de un humilde barquero, que se ganaba la vida traspasando a los viajeros de una orilla a la otra. Silencioso y discreto, el barquero aceptó el encargo y comenzó a remar con diligencia.

No hacía mucho que remaba cuando, de repente, una bandada de aves surcó el cielo y el joven, señalándola, preguntó al barquero con aires de suficiencia:

—Barquero, ya que te cruzas con ellas a diario, ¿habrás estudiado la vida de las aves en los libros?

—No, señor —repuso el barquero—, yo de aves no sé nada.

—Entonces, amigo mío, has perdido la cuarta parte de tu vida.

Pasaron unos minutos, la barca se deslizaba ahora junto a unas exóticas plantas que flotaban en las aguas del río. El joven, señalándolas, le preguntó al barquero:

—Dime, barquero, ¿habrás estudiado botánica y podrás indicarme qué plantas son esas?

—No, señor, yo no sé nada de plantas.

—Pues debo decirte que has perdido la mitad de tu vida —comentó el petulante joven.

El barquero seguía remando pacientemente. El sol del mediodía se reflejaba luminosamente sobre las aguas del río. Entonces el joven preguntó:

—Sin duda, barquero, debes llevar muchos años deslizándote por este río, debes saber, por tanto, algo de la naturaleza de sus aguas.

—No, señor, no sé nada al respecto; ni de estas aguas ni de otras.

—¡Ay, amigo mío! —exclamó el joven con una sonrisa burlona—-, de verdad que has perdido las tres cuartas partes de tu vida.

De súbito, la vieja barca comenzó a hacer agua; no había forma humana de achicar tanto líquido y la embarcación empezó a hundirse. El barquero, entonces, preguntó al joven:

—Señor, ¿supongo que sabrás nadar?

—¡No! —repuso el joven asustado.

—Pues me temo, amigo mío, que como no aprendas rápido vas a perder toda tu vida.

sábado, 30 de julio de 2022

"PEDRITO Y EL LOBO". Cuento/Fábula popular

Había una vez, un pastorcillo que se llamaba Pedrito, que tenía unas cuantas ovejillas. Su madre lo mandaba todos los días al campo para que llevara a las ovejillas a pastar. Y la verdad es que a Pedrito no le hacía mucha gracia lo de llevar las ovejillas al campo, porque decía que se aburría mucho.

Entonces, un día, estaba allí sentado debajo de un árbol, viendo cómo las ovejas pastaban y oyó a lo lejos unas voces. Se asomó a ver qué era, y eran unos campesinos que estaban en sus campos labrando la tierra. Como estaba aburrido, pues pensó: “¿y si les gasto una broma?”.

Y entonces empezó a gritar: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo!”. Los segadores, al ver que estaba gritando, fueron corriendo en su ayuda, con los picos, con las palas, con las hoces, con todo lo que tenían. Y cuando llegaron al sitio, resulta que Pedrito estaba roto de la risa, porque claro, les había gastado una broma y se estaba burlando de ellos. Pues los campesinos se volvieron a bajar otra vez, y a la hora así, otra vez: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo!”. Y los campesinos otra vez subieron a ver qué le pasaba a Pedrito. Cuando llegaron, pues otra vez se encontraron con que Pedrito se estaba partiendo de la risa y era mentira. Entonces los campesinos ya se bajaron bastante enfadados para abajo, cuando al rato, volvieron a escuchar: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo!”. Y otra vez los campesinos para arriba corriendo; con las palas, con los picos, con las hoces. Y cuando llegaron allí, otra vez Pedrito estaba destornillado de la risa, tirado en el suelo. Pues ya, se bajaron bastante enfadados.

Cuando al cabo de unas horas, Pedrito oyó un rugido y cuando miró, vio que había un lobo atacando su rebaño. Y empezó a gritar: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!”. Los campesinos lo escucharon, pero ya no quisieron subir, porque pensaron: “Otra vez se está burlando Pedrito de nosotros. Pues esta vez no vamos a subir y no se va a reír de nosotros”. Y resulta, que esta vez era verdad y el lobo se comió a todas las ovejas de Pedrito y no le dejó ninguna, se comió todo su rebaño. Y ahí aprendió una lección: no se puede mentir, porque si no, cuando dices la verdad, nadie te creerá.

domingo, 3 de septiembre de 2017

El gato con botas. Cuento popular recopilado, entre otros, por Charles Perrault.




Un molinero dejó, como única herencia a sus tres hijos, su molino, su burro y su gato. El reparto fue bien simple: no se necesitó llamar ni al abogado ni al notario. Habrían consumido todo el pobre patrimonio.

El mayor recibió el molino, el segundo se quedó con el burro y al menor le tocó sólo el gato. Este se lamentaba de su mísera herencia:

-Mis hermanos -decía- podrán ganarse la vida convenientemente trabajando juntos; lo que es yo, después de comerme a mi gato y de hacerme un manguito con su piel, me moriré de hambre.

El gato, que escuchaba estas palabras, pero se hacía el desentendido, le dijo en tono serio y pausado:

-No debéis afligiros, mi señor, no tenéis más que proporcionarme una bolsa y un par de botas para andar por entre los matorrales, y veréis que vuestra herencia no es tan pobre como pensáis.

Aunque el amo del gato no abrigara sobre esto grandes ilusiones, le había visto dar tantas muestras de agilidad para cazar ratas y ratones, como colgarse de los pies o esconderse en la harina para hacerse el muerto, que no desesperó de verse socorrido por él en su miseria. CONTINUAR LEYENDO
 

martes, 29 de agosto de 2017

El cuento de autor (Dulce Chacón) y el cuento popular: semejanzas y diferencias.

Todo cuento es una forma narrativa breve que refleja un mundo de ficción. Pero entre este que vamos a desgranar hoy y el cuento popular, hay marcadas diferencias: el cuento popular es anónimo, se transmite de forma oral y contiene elementos de la tradición folclórica. Por otro lado se encuentra el cuento de autor, el cuál suele aparecer casi siempre firmado, se transmite de forma escrita (libros) y refleja la originalidad del autor que lo escribe.

A pesar de estas diferencias, también tienen características comunes:
  • Tanto cuento popular como cuento de autor son breves y sencillos.
  • Ambos pueden ser igual de intensos.
Algunos son tan breves que apenas ocupan unas líneas… Como ejemplo, el siguiente de la autora Dulce Chacón:
Antes de estrellarse contra el suelo, la miró con asombro. Saltaremos juntos -le había asegurado la bella bellísima-. Una. Dos. Y tres. Y él se precipita. Y la bella bellísima le soltó la mano. Y desde lo alto, asomada bellísima en azul, le juró que le amaría hasta la muerte.