Ayer terminamos de leer "El avaro" de Molière. Las dos sesiones que hemos dedicado a este texto han sido muy fructíferas en muchos sentidos. En esta ocasión querría destacar uno de ellos: que nos hemos reído mucho. La verdad es que la figura de Harpagón resulta trágica y cómica a la vez. En cuanto a lo trágico, descubrimos que, aunque el personaje piense que así es feliz, no podrá serlo nunca porque se mueve en medio de un gran miedo, algo que no permite alcanzar la felicidad. Su avaricia es un droga que le pide cada vez más dosis de dinero, sin llegar a satisfacerle jamás. Un camino que cada vez le aleja más de la dicha. Acerca del lado cómico, nos reímos mucho de los extremos a los que llega Harpagón en su delirio atesorador. También nos reímos del mundo, de las personas que priman el tener al ser y, cómo no, de nosotras y de nosotros mismos. Así resultó que la risa se adueñó por un momento de la biblioteca en la que solemos hacer la Tertulia, calándonos el alma enjaulada. Por eso fue tan maravilloso, porque en la prisión la risa escasea, y encontrar, a través de la literatura clásica, una razón para reír generosamente no tiene precio. Además. fue una tertulia especial en el sentido de que hubo una amplia mayoría de mujeres, nada menos que diez, frente a unos pocos hombres. Así que para la próxima sesión hemos decidido seguir dándole trabajo a nuestros músculos risorios y vamos a leer otra obra del mismo autor: El enfermo imaginario. ¿Oís nuestras carcajadas?
-"No es posible crecer en la intolerancia. El educador coherentemente progresista sabe que estar demasiado seguro de sus certezas puede conducirlo a considerar que fuera de ellas no hay salvación. El intolerante es autoritario y mesiánico. Por eso mismo en nada ayuda al desarrollo de la democracia." (Paulo Freire). - "Las razones no se transmiten, se engendran, por cooperación, en el diálogo." (Antonio Machado). - “La ética no se dice, la ética se muestra”. (Wittgenstein)
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