viernes, 1 de julio de 2016

El cuento maravilloso de tradición oral, pervivencia y actualización para todos los públicos, incluyendo el infantil. Laura Marta Guerrero Guadarrama. Revista Catalejos.

Los cuentos de la tradición oral, llamados también cuentos de hadas o relatos maravillosos, son tan antiguos como la humanidad, hablan en símbolos y metáforas del mundo y de los seres humanos; son relatos universales que viajan a través del tiempo para traspasar todas las fronteras inventadas a lo largo de la historia. Los creadores, seres anónimos, los fueron tejiendo y organizando en largas jornadas de aprendizaje y deleite, dirigidas a públicos diversos y heterogéneos, entre quienes, seguramente, se encontraban los niños y niñas. Las historias han sido fijadas mediante la escritura por muchas personas conscientes de su trascendencia; han sido transcritas con fines antropológicos; pero en otras ocasiones se adaptan al lenguaje literario para realzar sus cualidades artísticas. Las objeciones surgen cuando nuevas adaptaciones dejan de lado aspectos del mundo simbólico del relato tradicional que son su fortaleza, cuando las historias se banalizan y se les despoja de su sabiduría. Italo Calvino, a mediados del siglo XX, decidió realizar la compleja tarea de reunir, seleccionar y revitalizar artísticamente los relatos italianos, respetando sus cualidades primordiales. Una tarea semejante es la que ha realizado Fabio Morábito en México tal y como los hermanos Grimm pretendieron con sus compilaciones. Han logrado remitizar las historias, esto es, han retenido el sustrato simbólico y lo han actualizado para el mundo contemporáneo con idéntico poder de revelación que en el pasado.



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