viernes, 8 de noviembre de 2019

Noticias de la Tertulia de la Prisión de Zaballa (Nanclares de la Oca / Alava / España)


Hace tiempo, más de un año, que no redactaba ninguna entrada haciendo referencia a la Tertulia de la Prisión. Quizás, más de alguna persona haya pensado que esa ausencia se debía a que había desaparecido. Pero no. La Tertulia ha continuado su peregrinaje ininterrumpidamente desde que comenzó allá por el año 1999 y con el mismo éxito que en los años precedentes.

El curso pasado compartimos la lectura de varios libros:
  • Causas de la guerra en España, de Manuel Azaña
  • La Mansión, de William Faulkner
  • Adiós a Sidonie, de Hackl Erich
  • Castellio Contra Calvino - Conciencia Contra Violencia, de Stefan Zweig
  • Zapatos italianos, de Henning Mankell
  • El lector de Julio Verne, de Almudena Grandes.
Salvo La Mansión, que nos resultó muy pesada, el resto de los libros tuvo una muy buena acepatación. Nos sorprendió agradablemente el libro de Manuel Azaña, un texto muy interesante para entender, que no comprender, la Guerra Civil. También nos gustó el de Stefan Zweig ya que con él nos adentramos en las vicisitudes del calvinismo, sobre todo en la terrible y violenta figura de Calvino que tiene como contrapunto la de Castellio, llena de coraje valor cívico, así como de lucha contra los abusos de los calvinistas. El lector de Julio Verne nos llevó de nuevo a la Guerra Civil, en este caso a la posguerra, vivida en un pueblo pequeño y sórdido de la Sierra Granadina. Finalmente, Zapatos italianos, nos dejó un grato sabor de boca.

Este curso hemos comenzado leyendo Sefarad, de Antonio Muñoz Molina. Y hemos de confesar que nos ha encantado. Es una gran obra se mire por donde se mire. Ha dado mucho juego, ya que ha provocado un compartir dialógico muy rico. Aquí os dejamos alguna cita del mismo:
… Echo de menos la pudorosa ternura masculina, la emoción de sentirse aceptado y comprendido y no atreverse a expresar la gratitud por tanto afecto: no la torva camaradería hombruna, la confidencia jactanciosa o el cruce de un guiño baboso ante la presencia de una mujer deseable. -265
… Cada uno de nosotros era intensamente él mismo y justamente esa singularidad era la que lo vinculaba a los otros dos, a cada uno de una manera única y distinta, siendo el mismo amor el que nos envolvía a los tres. Mi mujer y yo, mi hijo y yo, mi mujer y mi hijo, mi hijo mirándonos cuando nos hacíamos una caricia y mi mujer mirándonos al niño y a mí cuando caminábamos con las cabezas bajas por la playa, buscando conchas y cangrejos, yo mirando al niño cuando echaba arena sobre los pies de su madre, entre los dedos con las uñas pintadas de rojo, sobre el empeine y los talones. -267
… Nunca soy más yo mismo que cuando guardo silencio y escucho, cuando dejo a un lado mi fatigosa identidad y mi propia memoria para concentrarme del todo en el acto de escuchar, de ser plenamente habitado por las experiencias y los recuerdos de otros. -479
Tras este libro, vamos a leer El Mundo, de Juan José Millás. Ya os contaremos qué tal nos ha ido.




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