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viernes, 10 de febrero de 2017

La conversación se muere. Un artículo de Isabel F. Lantigua.


  • "Sin conversación cara a cara perdemos lo que nos diferencia de otras especies: la humanidad."
  • "Los estudiantes universitarios preferían darse descargas eléctricas antes que estar a solas con sus ideas."
  • "Ha surgido un nuevo ser, hiperconectado, definido por 'comparto, luego existo', pero que se siente solo.

  • "¿Acaso todos estos pequeños tuits, estos sorbitos de conexión online, no suman juntos un gran trago de conversación real?", se preguntó el actor y cómico estadounidense Stephen Colbert. Un interrogante que se quedó rondando en la cabeza de Sherry Turkle, profesora del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y con tres décadas dedicadas a la investigación de las relaciones entre el hombre y la tecnología. "No", fue su respuesta tajante. "La tecnología ha hecho que estemos experimentando una huida de la conversación cara a cara" y esto tiene consecuencias muy negativas porque "la conversación es la base de la democracia y los negocios, sustenta la empatía y es básica para la amistad, el amor, el aprendizaje y la productividad". Sin ella, dice esta experta, "perdemos aquello que nos diferencia del resto de las especies, perdemos nuestra humanidad".

    Tras entrevistar durante cinco años a cientos de personas en el ámbito laboral, familiar y educativo y después de reflexionar sobre sus propias experiencias y de revisar estudios sobre el asunto, Sherry Turkle publica en España este 8 de febrero 'En defensa de la conversación' (Ático de Los Libros), un análisis sobre el riesgo que corremos al perder la capacidad de hablar a la cara, al eliminar el contacto visual, al negarnos la espontaneidad en una charla en persona. Casi 500 páginas sobre esta "grave amenaza" que tenemos encima, este conversicidio que estamos cometiendo, pero con un mensaje optimista: "estamos a tiempo de atajar el problema. Tenemos lo más importante, nos tenemos los unos a los otros".

    En "el libro que hará que hablemos sobre cómo ya nunca hablamos", según lo describió 'The Washington Post' y que "evoca un periodo, no muy lejano en el tiempo, en el que la conversación, la privacidad y el debate no eran boutiques de lujo", como escribió The New York Times', esta psicóloga -no antitecnológica pero sí proconversación- habla de una "crisis de empatía", porque "incluso un teléfono en silencio sobre la mesa nos desconecta". Turkle constata que ahora "esperamos más de la tecnología y menos del otro" y que "hemos sacrificado la conversación por la mera conexión". Pero que tras esto se esconde una dolorosa realidad: "la sensación de que nadie nos escucha".

    Ha surgido un nuevo ser, multitarea, hiperconectado, que se define por "comparto, luego existo", pero que, paradójicamente, se siente más solo. "Hemos pasado de estar en una comunidad a tener la sensación de estar en una comunidad. ¿Hemos pasado también de la empatía a la sensación de empatía? ¿De la amistad a la sensación de la amistad? Debemos prestar mucha atención a esto", advierte la especialista del MIT. CONTINUAR LEYENDO
    Fuente: elmundo.es

    viernes, 29 de enero de 2016

    El arte de conversar con los niños sobre sus lecturas. Ana Garralón (REvista "Había una vez")

    Es frecuente que después de haber conseguido que los niños terminen de leer un libro demos por cumplido el objetivo de la lectura. Sin embargo, el acto socializador de lo que leemos es tan importante como la lectura misma. Conversar con los niños sobre sus lecturas es como encender una linterna en medio de una cueva: “¿Has visto esto?… Mira hacia allá… A ver qué encontramos por aquí…”

    • Una buena conversación comienza con una buena pregunta. Interrogantes como “¿Qué te ha llamado la atención?” o “¿Qué piensas de esto?” son caminos que invitan a la exploración más que a la respuesta.
    • Dirige tus preguntas a dar sentido a la historia. Muchos niños necesitan entender la historia antes de buscar su significado, por eso algunas preguntas pueden ir destinadas a revisar los puntos principales de la trama. Los niños que comprenden mejor se convierten en lectores más confiados.
    • Reformula las preguntas. Si ves que los niños no responden porque no han entendido la pregunta, ayúdales. Utiliza diferentes palabras o prueba con adjetivos: “¿Cómo te parece que es Matilda? ¿Es valiente, independiente, curiosa o tímida?”. Una parte importante de la conversación irá dirigida a desarrollar la habilidad de expresarse con palabras y tener un mayor dominio del lenguaje.
    • Haz conexiones personales con la historia. “¿Cómo habrías reaccionado tú si te hubiera pasado lo mismo que al protagonista?”. Estas conexiones ayudan a los niños a relacionar las historias con sus vidas.
    • Ten paciencia. Aprende a ser paciente para dejar que los niños encuentren su propia manera de expresarse, sin ahogarlos con comentarios o preguntas. Si intervienes mucho, al final tú serás la única persona que comente los libros.
    • Escucha. Da tiempo a los niños para contestar. Si lanzas una pregunta, espera a que ellos puedan pensarla y responder. Muéstrales que sabes escuchar.
    • Todas las respuestas son buenas. Conversar es contrastar puntos de vista, escuchar distintas opiniones e intercambiar diferencias. Una buena conversación no trata de las respuestas, sino de las preguntas.
    • Da tus propias opiniones. Una conversación no es tanto hablar sobre lo que sabes del libro, sino decir también lo que piensas. Concentra tus comentarios en este aspecto para tener más profundidad y para que los niños se sitúen a tu mismo nivel.
    • Dirige la conversación. No te conformes con respuestas obvias: los niños tienen la costumbre escolar de tratar de responder lo más rápido posible. Una conversación es un paseo, no una carrera.
    • Una conversación no tiene fin. No busques llegar a ningún punto concreto, aparte de hablar sobre una historia. Termina cuando te apetezca, cuando termine la clase, cuando llegue la hora de cenar, o cuando el tema se agote.