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domingo, 30 de marzo de 2025

"SOBRE ESTA TIERRA". Un poema de Mahmud Darwish (Traducción del árabe: Agustín Dib)

Sobre Esta Tierra… Hay cosas que merecen la vida
Una nueva llegada de Abril
El aroma del pan al amanecer
Los conjuros de las mujeres para los hombres
Los escritos de Esquilo
El primer amor
Una hierba que crece sobre una piedra
Unas madres que se paran sobre el hilo de una flauta
y el temor de los invasores a los recuerdos

Sobre esta tierra… Hay cosas que merecen la vida:
El final de Septiembre
Una señora dejando los 40 con todas sus primaveras
La hora del sol en la prisión
Una nube que imita a un rebaño de seres
Los clamoreos de un pueblo para quienes sonrientes ascienden a sus defunciones
y el miedo de los tiranos a las canciones

Sobre esta tierra, la señora de la tierra
la madre de los principios
la madre de los finales
era llamada Palestina
siguió llamándose Palestina
Señora mía, yo merezco!
Porque tu eres mi señora
Yo merezco la vida!

sábado, 3 de febrero de 2024

"Memoria permanente de lo inaceptable: pobreza, emigración, Palestina, Siria, Yemen...". Por Federico Mayor Zaragoza, 2017

Esta entrada la escribía Federico Mayor Zaragoza en su blog el 16 de agosto de 2017

No olvidemos lo que debe ser todos los amaneceres recordado. La existencia humana es demasiado insólita y prodigiosa para dejarnos manipular y vivir superficialmente, como hojas al viento.

Los años pasan y las generaciones de palestinos se suceden en medio de la humillación, el sometimiento y el dominio. Vidas enteras en campos de refugiados, vidas enteras marginadas, sin luces consistentes al final del túnel. Es la humanidad entera la que ahora debe alzarse en favor de Palestina y lograr la convivencia pacífica que la mayoría de israelíes y palestinos anhelan, frente a los “ultra” respectivos.

¡Ya está bien! ¿Alguien ha explicado cómo viven los palestinos y sus reiteradas decepciones en los procesos iniciados y luego truncados durante los 60 años que dura su marginación? ¿Alguien ha contado los asentamientos en tierra palestina, que reducen progresivamente los esfuerzos razonables de convivencia pacífica y convierten a los territorios palestinos en “espacio gruyère”? No podemos seguir de simples espectadores impasibles... No podemos seguir siendo indiferentes... El Papa Francisco nos ha advertido de que “la globalización de la indiferencia” podría ser la causa de trastornos globales moralmente inaceptables.

Nos están acuciando de tal modo con el presente económico, nos están distrayendo de tal modo con la “burbuja” mediática del entretenimiento..., que olvidamos lo que deberíamos, por dignidad, por solidaridad, por justicia, recordar cada instante: los grandes desafíos actuales –hambre, pobreza extrema, desgarros sociales, víctimas de grandes catástrofes naturales (Haití...) o bélicas (Siria...), deterioro del medio ambiente... y el futuro!

No podemos seguir tolerando que sean sólo unos cuantos los que tengan en sus manos las riendas del destino común y que el resto (la gran mayoría de la humanidad) continúe aturdido, sumiso, sobreviviendo a duras penas en muchas ocasiones, sin que las comunidades científica, académica, intelectual, artística... asuman el liderazgo que les corresponde en el “despertar” que, en cualquier caso, se avecina.

Y en el centro de los motivos esenciales para desentumecer la voluntad y conciencia colectivas está Palestina. Una y otra vez los esfuerzos y las ilusiones de llegar al final del proceso de paz y convivencia se ven frustrados por una despiadada, perseverante, poderosa, violenta y altiva actitud del gobierno israelí.

Iniciemos el camino del mañana que soñamos, en el cual uno de los primeros objetivos es, precisamente, la transición de una cultura de imposición y fuerza a una cultura de paz y conciliación en Palestina. No olvidemos a Palestina ni un día más.

A unos y otros, a los sectarios, a los dogmáticos... que utilizan las más abyectas formas de dominio, debemos oponer una unión ciudadana a escala mundial, un apoyo “de los pueblos” de tal magnitud, un clamor de tal eco, que se asegure su derrota.

No podemos seguir callados... ¡Delito de silencio... y de indiferencia! No podemos seguir aceptando lo inaceptable. Debemos alzarnos en un gran clamor y decir ¡Basta!