En la madrugada murió la poeta y educadora Mirta Colángelo. Durante 11 años (hasta mediados de 2007), Mirta Colángelo dirigió el taller “Cuentos con sol” con chicos y jóvenes del Patronato de la Infancia de Bahía Blanca. En la última etapa de esta experiencia que vinculaba poesía y plástica, se consolidó el proyecto “La Fábrica de Libros ‘Benteveo’”, que abarcó el trabajo autoral y editorial de los chicos participantes del taller. Los pormenores de este proceso están contados por María Emilia López en el artículo “La Fábrica de Libros ‘Benteveo’ y el taller ‘Cuentos con sol’. Arte, literatura y libros en el Patronato de la Infancia de Bahía Blanca” (publicado en el Nº 207 de Imaginaria).
Y en los últimos años, infatigable, la encontramos (y disfrutamos) llevando adelante la experiencia de “susurrar poesía”. Así lo cuenta ella misma en una entrevista publicada en el sitio Apartado de EDELIJ:
“A través del susurro, en esa ceremonia íntima personal que sucede ente dos personas lo que se trasmite es poesía. Inasible, indefinible, la poesía es sin dudas un modo de conocimiento que elige o permite una manera de aproximación oblicua hacia lo que convenimos en llamar mundo. Se opone a las demostraciones, desconfía del razonamiento; las explicaciones que se dan no la manifiestan, sorprende, trastoca, provoca, seduce, enamora. En la poesía las palabras se iluminan, destellan, llamean… La poesía busca el revés de las cosas, lo oculto, la ambivalencia. Está emparentada con lo abierto, con la posibilidad.”
“Animarse a intervenir un espacio público susurrando confirma el concepto de que la lectura es también poner a prueba el cuerpo en una doble relación; con uno mismo y con los demás. Y que al establecer un vínculo lúdico entre el que susurra y el que es susurrado, la posibilidad de llegada aumenta, genera placer y enciende el deseo de tomar contacto con otros textos poéticos.”
Fuente: imaginaria.com
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