lunes, 25 de enero de 2021

Postrer sueño, un poema de Miguel Hernández

Un claro rayo del sol que nace
de la barraca cruza la puerta
y pone tonos alegres de oro
sobre la triste y oscura escena.

5 La madre escucha desconsolada
lo que la hija pálida y yerta
sobre la pobre cama tendida
por una fiebre traidora presa,
los ojos húmedos y alucinantes,

10 la voz temblona, dice con pena:
¡Maere quería!
Ven; ven más serca...
que ni una sola de las palabras
que he de desirte quiero que pierdas.

15 Ven; así; junto a la mía tu cara
y así mi boca junto a tu oreja...
ascucha maere:
cuando yo muera...
–Aquí la madre lanza un gemido

20 en el que toda su alma va envuelta–
No llores maere por lo que digo...
¡No llores prenda!
¿Dios no lo quiere
así...? ¡Pos sea!

25 ascucha, ascucha:
cuando me muera,
antes de alsarme de la camica
pa ir a tenderme sobre la mesa,
saca del arca

30 la saya blanca, la toca negra,
los sapaticos de tersiopelo,
el pañolico de fina sea...
¡tuícas las galas que no me he puesto
dinde la fiesta...!

35 Cuando las saques,
con tuícas ellas
me pones, maere, como una novia,
como una perla,
como pensaba yo de ponerme

40 cuando él golviera...,
pero me muero
y él tal vez nunca más aquí güelva...
–Exhala un hondo suspiro y sigue
de nuevo, lenta:

45 Y luego, maere,
que esté una rosa temprana hecha,
déjame ensima de la mesica;
sal a la güerta;
coje jasmines y malvarrosas,

50 de las que brotan junto a la sequia;
de los naranjos coje asahares,
que están sus ramas con abril llenas;
forma con ellos una corona
y a mis cabellos señía la dejas...

55 Cuando eso hagas
mis ojos sierra
pa que me quede como dormía
por si él tornara aún de la guerra;
¡que no sospeche que yo me he muerto

60 de esperar verle crusar la senda...!
Maere, adiós maere... Que ni una sola
de mis palabras... Ven, ven más serca...
–Pierden los ojos su brillo intenso;
baja hasta el pecho la frente tersa;

65 entreabre un tanto la exangüe boca
e inmóvil queda.
La madre, loca,
se abraza a ella
y con sus besos y con sus lágrimas

70 la cubre y riega...
Ahogando luego los mil sollozos
que en su alma pugnan por salir fuera
álzase y marcha
a hacer lo dicho por la hija muerta...

75 Extrae del fondo de la vieja arca
la ricas prendas
y una tras una del cuerpo frío
todas las cuelga:
la saya blanca,

80 la toca negra,
los zapaticos de terciopelo,
el pañolico de fina seda...
¡Todas las galas que no se puso
la infeliz moza desde la fiesta!

85 y una corona sobre su frente
de malvarrosas y azahares hecha...
¡Qué hermosa se halla la huertanica!
¡Qué maja y bella...!
¡Si no parece que está sin vida!

90 ¡Si está lo mismo que si durmiera...!
Un arrogante y apuesto mozo
llega sonriente desde la puerta:
la pobre madre levanta el rostro
donde hay de llanto recientes huellas

95 y al ver al mozo sus ojos abre
desmesurados, su cuerpo tiembla
y al grito roto que lanza el mozo
que ha comprendido la triste escena,
dice ocultando su dolor negro

100 con voz muy queda:
¡Chist! ¡Calla! ¡Calla! ¡Que no despierte!
¡Que no despierte...! ¡Contigo sueña!

No hay comentarios:

Publicar un comentario