las tallas de las camisetas.
Escuchar con oídos diferentes
los rumores del baño.
Soportar las llamadas ajenas, los
avisos,por no dejar el móvil en silencio.
Vivir el suelo,
vigilar un orden
que evite las caídas y los sustos.
Pensar en la comida sin ganas de comer, masticar la palabra nutrición,
el miedo a la diarrea,
los horizontes de la hemoglobina.
La ropa sucia deja de oler mal
porque ya se ha mezclado
con todo lo que somos y sentimos.
Son cosas de la vida,
suburbios del presente, domicilios
vigilar un orden
que evite las caídas y los sustos.
Pensar en la comida sin ganas de comer, masticar la palabra nutrición,
el miedo a la diarrea,
los horizontes de la hemoglobina.
La ropa sucia deja de oler mal
porque ya se ha mezclado
con todo lo que somos y sentimos.
Son cosas de la vida,
suburbios del presente, domicilios
de amor
que se habitan lo mismo que un
recuerdo.
Y nada quise más que tus cuidados.
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