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jueves, 13 de marzo de 2025

‘Toquetear’ las palabras: aprender gramática puede ser otra cosa. Alícia Santolària Òrrios (Universitat de València), Susana Sánchez Rodríguez (Universidad de Cádiz). The Conversation 3 marzo 2025tion

 Muchas veces, si pensamos en nuestro aprendizaje de la gramática en la escuela, evocamos aquellas listas de verbos irregulares, las definiciones de nombre o verbo, o aquellos análisis sintácticos en forma de árbol. A menudo, no son recuerdos gratos.

¿Es eso la gramática? ¿Un conjunto de normas y excepciones y definiciones fijas? En este artículo proponemos un acercamiento a la gramática como reflexión sobre el lenguaje, algo que se puede hacer desde los primeros cursos escolares. No solo se puede, sino que deberíamos hacerlo, pues sienta las bases del conocimiento del idioma propio.

Podemos apuntar por qué: la gramática es un pilar del lenguaje, pues mejora la capacidad de comunicación y esto estimula el pensamiento crítico. Fomenta el desarrollo en lectura y en escritura, cosa importante en la asignatura de Lengua y Literatura, pero fundamental también en el desempeño del resto de asignaturas.

Además, conocer la gramática ayuda a aprender otras lenguas, algo imprescindible en el mundo actual. Dominar el lenguaje, en definitiva, nos permite expresar nuestras ideas con claridad, uno de los requisitos básicos para desenvolvernos en la vida profesional y personal.
¿Qué es la gramática?

La enseñanza de la gramática en la escuela es una cuestión controvertida, más aún en los primeros cursos. Algunas metodologías tradicionales han limitado esta enseñanza al aprendizaje de términos e identificación de palabras. Especialmente en las etapas entre los 4 y los 8 años, perduran creencias limitantes sobre nuestra capacidad para reflexionar sobre aspectos científicos.

Encontramos algo natural que los más pequeños piensen, por ejemplo, en temas de ecología, pero no ocurre lo mismo con las lenguas que hablamos.

Sin embargo, las investigaciones científicas muestran que desde edades tempranas las niñas y los niños activan la reflexión metalingüística para aprender a leer y a escribir. Y ese es el punto: entender que aprender gramática es reflexionar sobre las lenguas y sus usos, y no identificar categorías gramaticales, ni definirlas ni recordar definiciones. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 19 de octubre de 2018

Nuestro haber. Un artículo de Carolina Sanín, publicado por VICE Colombia

“La advertencia gramatical no me limita, sino que me recuerda que yo estoy en la lengua, y me da movilidad dentro de ella”.


Haber es un verbo que parece varios. Uno de ellos se usa como auxiliar para formar los tiempos del perfecto (“Nunca lo he dicho”, “Ellos ya se habían cansado de oírlo”) y se conjuga en todas las personas, en singular y plural. Hay otro haber que no es auxiliar, que significa existencia y solo se conjuga en la tercera persona del singular: “Hubo una confusión”, “Había muchos malentendidos”. Es un verbo impersonal, como el verbo llover. Que sea impersonal significa que no tiene sujeto; no hay nadie que realice la acción que el verbo señala. En la oración “Hay tiempo”, no solo el tiempo no está haciendo nada, ni siendo nada, sino que tampoco se está diciendo nada de él. No se está afirmando que él mismo exista, aunque se esté diciendo que él es lo que hay. En el uso del verbo haber que indica existencia, oímos que la existencia no es una acción ni un atributo ni un predicado de lo existente; que lo existente no es lo que existe, sino el complemento del existir (el objeto sobre el que recae la acción del verbo). En el uso siempre singular del verbo haber, podemos quizás observar, además, que la presentación de lo múltiple se resuelve en la existencia singular de lo único. Toda oración que se forma con el verbo haber se disuelve ante nuestros ojos si prestamos la suficiente atención. Nos deja ante la pregunta de qué es existir. Nos deja ante un misterioso ser. Nos deja ante el misterio del ser, por así decirlo. Nos deja en la oscuridad, conscientes de nuestra ignorancia.

Hay otro rasgo intrigante de ese verbo de nuestra lengua: haber es sinónimo de tener. En el papel de auxiliar, el verbo "haber" se usa con tal sentido; por ejemplo, decir que he percibido algo es decir que lo tengo percibido. Eso puede hacernos pensar que toda acción en el tiempo (es decir, toda acción, pues no hay acción fuera del tiempo) pasa a ser posesión. Y quizás también la existencia sea siempre un estado de posesión, en tanto que el verbo haber impersonal, que no es auxiliar, conlleva así mismo ese significado de tenencia. Si se observa a mediana distancia, la oración "Hay tiempo" parece equivalente a "Tenemos tiempo" (aunque si se observa de cerca, vemos que ni siquiera se le parece; que significa casi lo contrario de su aparente equivalente, pues nos excluye a todos los sujetos como poseedores). En el ámbito del verbo haber, la existencia es una tenencia por parte de otro indeterminado. Las cosas existentes en el universo son una hacienda —un tesoro, un haber— cuyo dueño no nombramos, o bien, cuyo dueño no existe. Existir es ser tenido, aunque por nadie. O es tenerse.

Cuando alguien corrige a una política o a un niño o a un escritor o a su madre, y le dice la frase antipática de: "No se dice 'Habían frutos de todos los colores', sino 'Había frutos de todos los colores'", está hablando de todo lo anterior. Aunque la corrección resulte desagradable, y aunque parezca que se hace por descalificar, y aunque el corrector no se haya percatado de lo que implica y significa su corrección, y aunque algún literato diga que la gramática es un pasatiempo burgués y un pedante escrúpulo de otros literatos, el conocimiento gramatical entraña una defensa del pensamiento y la salvaguarda de un espacio productor de preguntas. No insistimos en el uso gramatical porque así lo mande Dios o porque sea la ley o porque sea la heteronormatividad falogocéntrica del sujeto de enunciación hegemónico, etcétera, sino porque las leyes gramaticales son oportunidades para reflexionar sobre la realidad. Al hablar sin pensar en la lengua que hablamos, rechazamos —con el solo propósito de defender nuestra desidia— el conocimiento que la lengua propone y las preguntas que nosotros mismos (hombres y mujeres) nos hemos formulado en esa lengua a través de los siglos. CONTINUAR LEYENDO.


martes, 11 de abril de 2017

ALGUNAS LECTURAS SOBRE GRAMÁTICA PARA ESTOS DÍAS DE DESCANSO…


Desde BLOGGE@ANDO (Adela Fernández, Irene González y Mª del Mar Pérez) nos recomiendan estas lecturas:
Tres miradas interesantes que aportan pistas para replantear de una vez por todas el papel de la gramática en las áreas de lenguas.