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miércoles, 27 de agosto de 2025

"LA PENÍNSULA DE LAS CASAS VACÍAS". Un libro de David Uclés

He aquí la historia de la descomposición total de una familia, de la deshumanización de un pueblo, de la desintegración de un territorio y de una península de casas vacías.

La historia de un soldado que se raja la piel para dejar salir la ceniza acumulada, de un poeta que cose la sombra de una niña tras un bombardeo, y de un maestro que enseña a sus alumnos a hacerse los muertos; de un general que duerme junto a la mano cortada de una santa, de un niño ciego que recupera la vista durante un apagón, y de una campesina que pinta de negro todos los árboles de su huerto; de un fotógrafo extranjero que pisa una mina cerca de Brunete y no levanta el pie en cuarenta años, de un gernikarra que conduce hasta el centro de París una camioneta con los restos humeantes de un ataque aéreo, y de un perro herido cuya sangre teñirá la última franja de una bandera abandonada en Badajoz.

He aquí pues la historia total de la Guerra Civil española y de una Iberia agonizante donde lo fantástico apuntala la crudeza de lo real; donde los anónimos miembros de un extenso clan de olivareros de Jándula cruzan sus destinos con los de Alberti, Lorca y Unamuno; Rodoreda, Zambrano y Kent; Hemingway, Orwell y Bernanos; Picasso y Mallo; Azaña y Foxá; donde lo épico y lo costumbrista se entrelazan para tejer un portentoso tapiz, poético y grotesco, bello y delirante.

sábado, 18 de enero de 2025

"EL PARACAIDISTA". Ana Campoy


El paracaidista es una historia sobre la memoria y cómo la violencia permanece y se expande a través del tiempo y las generaciones.Valiéndose de elementos mágicos y antiguas fábulas, Ana Campoy ha escrito una novela que pone de relieve la vulnerabilidad de las mujeres. Ambientada en el tiempo salvaje de la primera posguerra, nos trae las voces de madres, esposas e hijas, que, a pesar del silencio forzoso, siguieron extendiéndose por los campos y reverberando en el interior de las casas.En este contexto ominoso, la inesperada caída de un paracaidista en las afueras de un pueblo cambiará el destino de sus protagonistas, abriendo una brecha entre pasado y presente por la que puede colarse la única posibilidad de un futuro.

"Tanto daba que la sangre naciera nueva y las riñas fueran antiguas, porque los Cascas habían ganado la guerra y todavía seguían ganándola aun sin luchar, que es la mejor manera. Hacerse con las ovejas, las olivas y las tierras. Con el sudor y las manos de los otros. El mejor modo de ganar. Quedarse con todo. Ganar para escribir las reglas." p. 29

martes, 3 de septiembre de 2024

"A NIEBLA, MI PERRO, ". Un poema de Rafael Alberti

«Niebla», tú no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto, de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas,
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.

Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas,
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.

A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo;
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo;

a pesar del mejor compañero perdido,
de mi más que tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende;

«Niebla», mi camarada,
aunque tú no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.

 (Capital de la Gloria,1938)

"Todas las víctimas de la guerra, sea cual sea su edad, merecen compasión. Pero los niños representan la crueldad de una barbarie que no puede justificarse nunca en la amenaza o el terror ajeno. Los niños son inocentes, representan un mundo que tiene derecho a vivir más allá de cualquier dinámica de espanto. Rafael Alberti contó en versos inolvidables el sufrimiento vivido en la Guerra Civil española. En un poema dedicado a Niebla, su perro, se fija en un niño inocente que sin comprender nada observa la lucha aérea como si se tratara de un castillo de fuegos artificiales: “ese niño que observan lo mismo que un festejo / la batalla en el aire, que asesinarle pudo”. Esa inocencia, por desgracia, tarda poco en desaparecer bajo el espanto. Queda poco de ella en los ojos abiertos de un cadáver". Luis García Montero, La infancia y los bombardeos. 

lunes, 24 de junio de 2024

"A MATILDE (NALDA), LUCHADORA ANTIFRANQUISTA". Un poema de Miguel Hernández

En la tierra castellana
el castellano caía
con la voz llena de España
y la muerte de alegría.

Para conseguir la libertad de sus hermanos
caen en los barbechos los más nobles castellanos.

No veré perdida España porque mi sangre no quiere.
El fascismo de Alemania
junto a las encinas muere.

Para hacer cenizas la ambición de los tiranos
caen en las trincheras los más nobles castellanos.

Españoles de Castilla
y castellanos de España
un fusil a cada mano
y a cada día una hazaña.

Voy a combatir al alemán que nos da guerra
hasta conquistar los horizontes de mi tierra.

lunes, 23 de enero de 2023

"12 DE SEPTIEMBRE DE 1936". Un poema de Mariluz Escribano Puedo

A esa serie que engarza drama íntimo y drama nacional pertenece el poema «12 de septiembre de 1936» , fechado en el momento del asesinato de su padre, Agustín Escribano, catedrático de geografía y director de la Escuela Normal de Maestros de Granada, cuando la poeta no había cumplido un año de edad. El poema se construye como un monólogo de la madre viuda que sería represaliada y debería marcharse de Granada en 1937 con su hija de nueve meses: 

Mariluz, pequeña, niña sin padre.
En qué lugar encontrarás sus manos
en dónde su palabra y su sonrisa,
en qué lugar sus ojos apagados,
cegados por cemento y tierra roja.

No hay árbol que cobije la ignominia
de una muerte con fierros y fusiles,
con descargas de balas asesinas
y un doce de septiembre ya en la historia.

En la Sabika, en esa arcilla roja,
te derrumbaste con los ojos turbios.
Nadie acudió al estruendo de la muerte
y unos pájaros tristes
levantaron su vuelo en los olivos



domingo, 13 de noviembre de 2022

"LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS". Un cuento de Manuel Rivas que inspiró la película del mismo título

"¿Qué hay, Pardal? Espero que por fin este año podamos ver la lengua de las mariposas."

El maestro aguardaba desde hacía tiempo que les enviasen un microscopio a los de la Instrucción Pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los niños llegábamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuviesen el efecto de poderosas lentes.

"La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un muelle de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cuando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar, ¿a que sentís ya el dulce en la boca como si la yema fuese la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa."

Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Qué maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de almíbar.

Yo quería mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podían creerlo. Quiero decir que no podían entender cómo yo quería a mi maestro. Cuando era un pequeñajo, la escuela era una amenaza terrible. Una palabra que se blandía en el aire como una vara de mimbre. "¡Ya verás cuando vayas a la escuela!" Dos de mis tíos, como muchos otros jóvenes, habían emigrado a América para no ir de quintos a la guerra de Marruecos. Pues bien, yo también soñaba con ir a América para no ir a la escuela. De hecho, había historias de niños que huían al monte para evitar aquel suplicio. Aparecían a los dos o tres días, ateridos y sin habla, como desertores del Barranco del Lobo.

Yo iba para seis años y todos me llamaban Pardal. Otros niños de mi edad ya trabajaban. Pero mi padre era sastre y no tenía tierras ni ganado. Prefería verme lejos que no enredando en el pequeño taller de costura. Así pasaba gran parte del día correteando por la Alameda, y fue Cordeiro, el recogedor de basura y hojas secas, el que me puso el apodo: "Pareces un pardal".

Creo que nunca he corrido tanto como aquel verano anterior a mi ingreso en la escuela. Corría como un loco y a veces sobrepasaba el límite de la Alameda y seguía lejos, con la mirada puesta en la cima del monte Sinaí, con la ilusión de que algún día me saldrían alas y podría llegar a Buenos Aires. Pero jamás sobrepasé aquella montaña mágica. "¡Ya verás cuando vayas a la escuela!" Mi padre contaba como un tormento, como si le arrancaran las amígdalas con la mano, la forma en que el maestro les arrancaba la jeada del habla, para que no dijesen ajua ni jato ni jracias. "Todas las mañanas teníamos que decir la frase Los pájaros de Guadalajara tienen la garganta llena de trigo*. ¡Muchos palos llevamos por culpa de Juadalagara!" Si de verdad me quería meter miedo, lo consiguió. La noche de la víspera no dormí. Encogido en la cama, escuchaba el reloj de pared en la sala con la angustia de un condenado. £1 día llegó con una claridad de delantal de carnicero. No mentiría si les hubiese dicho a mis padres que estaba enfermo. CONTINUAR LEYENDO


jueves, 30 de enero de 2014

Biblioteca en guerra. La Biblioteca Nacional de España durante la Guerra Civil.


Las bombas de la aviación cayeron en dos ocasiones en la Biblioteca Nacional en el corazón de Madrid. Ni las llamas ni las explosiones destruyeron sus fondos, unos tesoros bibliográficos, entre 200.000 y 400.000 documentos, que se salvaron gracias a las medidas adoptadas por quienes fueron sus máximos responsables durante la Guerra Civil y la Segunda República.