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lunes, 12 de diciembre de 2016

"La estrella". Un poema de Rabindranath Tagore (India)

El río avanza, mansamente, abriendo la noche.
Las estrellas, desnudas, tiemblan en el agua.

El río traza una línea de rumor en el silencio.
He abandonado mi barca al capricho de las aguas.

Tendido cara al cielo pienso en ti que duermes, extraviada entre los sueños.
Tal vez ahora me sueñes, amor mío de nocturnos, húmedos ojos estrellados.
Pronto mi barca ha de pasar frente a tu casa, amor mío, extendida en tu sueño
como un río.

Tal vez por mí palpite tu dormida boca entreabierta.
Llega una ráfaga de fruta y de jazmín.

Este viento ha pasado por tu casa y en él
toco tu sueño y aspiro tu aroma y beso tu boca, amor mío que tal vez ahora
andas conmigo, en un jardín, por tu sueño.

Detrás de tu oreja, entre los cabellos, húmedos del baño todavía, arde un jazmín, en tu sueño.
Dame la mano y mírame a los ojos, en tu sueño, amor mío, y suavemente arrástrame al círculo mágico en que ahora, dormida, sonríes.

Ya veo, entre la sombra de la orilla, una lucecita que me mira con amoroso parpadeo.
Es tu casa: para mí la más dulce, la más cercana y lejana de las estrellas, amor mío.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

PALBRAS PARA TODOS. Asociación Entrelibros de Granada

No es la primera vez que hablamos de la Asociación Entrelibros de Granada. En esta ocasión os dejo con una entrada de su blog (Palabras para todos) que refleja una actividad de las muchas que realizan y que me ha encantado por la acción y la reflexión que la acompaña. La escultura que aparece es un añadido mío para, en su caso, hacer una tertulia artístico-literaria.

Palabras para todos

Ocurrió anoche en la Comunidad Terapéutica Cortijo Buenos Aires, en Granada. Al término de la sesión de lectura que habíamos realizado con los 16 hombres acogidos en la casa, uno de ellos, que minutos antes había rescatado de las zonas oscuras de su memoria un recuerdo muy feliz, el nacimiento de sus hijos, quiso apropiarse de uno de los poemas leídos, Mi canción, de Rabindranath Tagore, y componer con él una postal para enviarla como regalo a sus hijos. Impresionado, quiso que las palabras del poeta bengalí también fuesen sus palabras y decirles a través de Tagore lo que él consideraba que debía decirles. De nuevo nos dábamos cuenta de que la literatura, cuando se hace presente de una forma profunda, serena, libre, afecta e importa a cualquier persona, aunque durante su vida haya mantenido con ella una relación hostil. Quienes ayer escuchaban y dialogaban con los textos abiertamente, desde sus más hondas emociones, no habían mantenido una relación cordial con la palabra poética, pero anoche pudieron comprobar que las hermosas palabras de la literatura también habían sido escritas para ellos y les alentaba a hablar, a recordar, a emocionarse, a sentirse capaces y esperanzados.

Reproducimos aquí una de las versiones del poema de Rabindranath Tagore.

Paternidad consciente
Escultura de Ramón Conde
Mi canción

Esta canción te envolverá en su música,
hijo mío, como un cálido abrazo de amor.

Mi canción rozará tu frente
como el beso con el que te bendigo.

Cuando te duela la soledad,
esta canción mía estará a tu lado,
susurrándote al oído;
cuando una multitud te rodee,
te protegerá sin sofocarte.

Mi canción dará alas a tus sueños y conducirá
tu corazón hasta la frontera del misterio.
Cuando la noche oscurezca tu camino,
te guiará como la estrella más confiable.

Mi canción brillará en tus ojos
y llevará tu mirada hasta la esencia de todo.
Y cuando la muerte silencie mi voz,
mi canción te hablará, hijo mío,
desde lo más profundo de tu corazón.

viernes, 20 de noviembre de 2015

La ladrona del sueño. Un cuento de Rabindranath Tagore

¿Quién ha robado el sueño de los ojos del niño? Yo lo descubriré.

La madre había ido al pueblo vecino a buscar agua, con el cántaro abrazado a la cintura.

Era mediodía. Los niños habían interrumpido sus juegos, y los patos, en la charca, habían callado.

El pastorcillo dormía a la sombra de la higuera.

La grulla, grave e inmóvil, permanecía de pie en el estero del bosque de mangles. Fue en este momento cuando la ladrona se acercó a coger el sueño de los ojos del niño y se lo llevó volando.

Cuando la mamá volvió, se encontró al niño gateando por todos los rincones de la estancia.

¿Quién ha robado el sueño de los ojos del niño? Quiero saberlo.

Quiero encontrar a la culpable y encadenarla.

Iré a ver aquella cueva oscura donde un minúsculo arroyo discurre por entre los terribles pedruscos.

Buscaré entre las sombras soñolientas del bosquecillo de bakula, donde, en las noches estrelladas y quietas, las ajorcas tintinean en los pies de las hadas.

Por la tarde, en el bosque, mis ojos escrutarán la susurrante soledad de los bambúes. Allí las luciérnagas prodigan sus luces y preguntaré a todos los seres que encuentre:

-¿Pueden decirme dónde vive la ladrona del sueño?

¿Quién ha robado el sueño de los ojos del niño? Yo lo descubriré.

¡Si la alcanzo ya le daré trabajo! Asaltaré su nido y veré dónde guarda todos los sueños robados.

Le arrebataré su botín y me lo llevaré conmigo.

Luego ataré fuertemente las alas de la ladrona y la dejaré al borde del agua. ¡Que se divierta pescando con un junco entre los nenúfares! Y al atardecer, cuando el mercado del pueblo haya acabado y los niños descansen en el regazo de sus madres, entonces los pajarracos de la noche la aturdirán con sus burlas:

-Ea, ¿a quién le robarás el sueño ahora?

FIN

jueves, 26 de marzo de 2015

El héroe. Rabindranath Tagore

cuento-Rabindranath-Tagore
EL HÉROE (Rabindranath Tagore)

Madre, figúrate que vamos de viaje, que atravesamos un país extraño y peligroso.

Yo monto un caballo rubio al lado de tu palanquín.

El sol se pone; anochece. El desierto de Joradoghi, gris y desolado, se extiende ante nosotros.

El miedo se apodera de ti y piensas: ‘¿Dónde estamos?’

Pero yo te digo: ‘No temas, madre’.

La tierra está erizada de cardos y la cruza un estrecho sendero.

Todos los rebaños han vuelto ya a los establos de los pueblos y en la vasta extensión no se ve ningún ser viviente.

La oscuridad crece, el campo y el cielo se borran y ya no podemos distinguir nuestro camino.

De pronto, me llamas y me dices al oído: ‘¿Qué es aquella luz, allí, junto a la orilla?’ Se oye entonces un terrible alarido y las sombras se acercan corriendo hacia nosotros.

Tú te acurrucas en tu palanquín e invocas a los dioses.

Los portadores, temblando de espanto, se esconden en las zarzas.

Pero yo te grito: ‘¡No tengas miedo, madre, que yo estoy aquí!’ Armados con largos bastones, los cabellos al viento, los bandidos se acercan.

Yo les advierto: ‘¡Deténganse, malvados! ¡Un paso más y son muertos!’

Sus alaridos arrecian y se lanzan sobre nosotros.

Tú coges mis manos y me dices: ‘¡Hijo mío, te lo suplico, escapa de ellos!’

Y yo contesto: ‘Madre, vas a ver lo que hago’.

Entonces espoleo a mi caballo y lo lanzo al galope. Mi espada y mi escudo entrechocan ruidosamente.

La lucha es tan terrible, madre, que morirías de terror si pudieras verla desde tu palanquín.

Muchos huyen, muchos más son despedazados.

Tú, inmóvil y sola, piensas sin duda: ‘Mi hijo habrá muerto ya’.

Pero yo llego, bañado en sangre, y te digo: ‘Madre, la lucha ha terminado’.

Tú desciendes del palanquín, me besas, y estrechándome contra tu corazón me dices: ‘¿Qué habría sido de mí si mi hijo no me hubiera escoltado?’

Cada día suceden mil cosas inútiles. ¿Por qué no ha de ser posible que ocurra una aventura semejante? Sería como un cuento de los libros.

Mi hermano diría: ‘¿Es posible? ¡Siempre lo tuve por tan poca cosa!’

Y la gente del pueblo proclamaría: ‘¡Qué suerte la de la madre al tener a su hijo a su lado!’

miércoles, 28 de enero de 2015

"El cartero malo", un cuento de Rabindranath Tagore

Madre, di, ¿por qué estás tan callada y tan triste, sentada ahí, en el suelo? ¿No ves que la lluvia entra por la ventana y que te está mojando?

Oye, el gong está dando las cuatro y hermano tiene que volver ya del colegio. ¿Qué té pasa, di madre, por qué estás tan rara? ¿Es que no has tenido hoy carta de papá?

A todo el pueblo le trajo hoy el cartero una carta, yo lo he visto.

Sólo las cartas de papá se las guarda en un saco para leérselas él.

¡Madre! ¡Estoy seguro de que el cartero es muy malo!... Pero no estés triste por eso, madre. Mira, mañana es la feria del pueblo. Que vaya la criada y compre plumas y papel. Yo mismo te voy a escribir todas las cartas de papá. Y verás que no encuentras ni una falta.

Te escribiré derechito desde la A hasta la K... ¿Por qué te estás riendo, madre?

¿Tú crees que yo no sé escribir tan bien como papá?

Ya verás, yo rayaré el papel con una regla, y pondré mucho cuidado, y haré bien grandes las letras.

Y cuando concluya, ¿piensas que voy a ser tonto como papá, que echa las cartas en el saco de ese cartero feo?

¡Te la traeré yo mismo al momento y te ayudaré a deletrearla! ¡Ya sé que al cartero no le gusta darte las cartas más buenas!

FIN
Rabindranath Tagore

domingo, 1 de septiembre de 2013

La luna nueva. Tagore, R.


Un libro clásico para todas las edades que rebosa ternura. La Luna Nueva es una colección de poemas exquisitos en los que Tagore, con un sentido poético increíble, explora el mundo de la infancia en su relación materno-filial.