lunes, 3 de abril de 2023

"ME TIENES EN TUS MANOS". Un poema de Jaime Sabines

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.

 


sábado, 1 de abril de 2023

"LEER, ¿CURA ANTIESTRÉS?. Un artículo de Mariana Toro Nader publicado en la revista Ethic el 21 de marzo de 2023

La lectura entretiene, fortalece la imaginación, otorga conocimiento, aumenta el vocabulario y tiene un efecto antiestrés: según varios estudios de neuropsicología, leer relaja la tensión y modifica los estados mentales ansiosos

Vivimos en un mundo donde los entretiempos son escasos. Acelerados, impacientes, hiperactivos, pasamos de una tarea a otra, de aquí allá, arrebatándonos cualquier momento de descanso e impidiéndonos la relajación. Estar estresados parece haberse convertido en la norma, en la marca de la sociedad actual, que en ocasiones parece considerarlo una lucha valiente en medio de la vida moderna. Y aunque muchos buscan calmar ese estrés con actividades lúdicas, deportes extremos, té de tila o medicamentos, hay una herramienta que todos tenemos a la mano (y que está comprobado que puede reducir el estrés en más de la mitad): leer.

Según un estudio de la Universidad de Sussex, una lectura de seis minutos tiene la capacidad de disminuir los niveles de estrés hasta en un 68%. Así, al leer nuestros músculos liberan tensión, nuestro ritmo cardiaco se ralentiza y se altera nuestro estado de ánimo de forma positiva. La investigación, que midió las reacciones sobre los niveles de cortisol y la frecuencia cardiaca de un grupo de voluntarios ante diversos métodos de relajación, demostró que leer un libro gana por goleada. La lectura fue más efectiva para aliviar el estrés que caminar, escuchar música o hacer una pausa para tomar té.

El estrés es, hoy por hoy, una epidemia global. Y no es baladí: desencadena respuestas fisiológicas de supervivencia que aumentan el ritmo cardiaco y pueden desatar factores de riesgo para padecer enfermedades crónicas, hipertensión, declive del sistema inmune o enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad. Actualmente, España es el quinto país –tras Serbia, Letonia, Portugal y Grecia– con más estrés de toda Europa: uno de cada cinco ciudadanos de nuestro país afirma haberse medicado contra el estrés y la depresión en el último año.

«Perderse en un libro es la máxima relajación. Realmente no importa qué libro leas, al perderte en un libro completamente fascinante puedes escapar de las preocupaciones y el estrés del mundo cotidiano», explica el neuropsicólogo David Lewis, fundador de MindLab y líder del estudio en Sussex. «Se trata de una participación activa de la imaginación, ya que las palabras en la página impresa estimulan tu creatividad y te hacen entrar en lo que es esencialmente un estado alterado de conciencia».

Es por eso que leer antes de dormir no solo nos ayuda a desconectar de la prisa cotidiana y a distraernos, sino que además contribuye a disminuir los niveles de insomnio. Se trata de una actividad que, además, destaca el poder de lo analógico: sus beneficios solo se aplican en los libros físicos o audiolibros, no en las lecturas realizadas en el ordenador o el teléfono, ya que el impacto de la luz azul emitida por las pantallas lleva a una inadecuada producción de melatonina.

Asimismo, además de que nos ayuda a descansar mejor, la lectura tiene un efecto positivo sobre nuestro estado de ánimo y nuestra satisfacción vital. A través de una encuesta a más de 4.000 adultos, la organización británica Quick Reads encontró que las personas que leen por lo menos 30 minutos a la semana tienen un 20% más de probabilidades de sentirse satisfechas con sus vidas y un 11% más de probabilidad de sentirse creativas. También tienen un 28% menos de probabilidad de sufrir depresión y un 18% más de decir que tienen buena autoestima. El estudio, además, demostró que la lectura contribuye a aumentar la empatía, a sentirnos más conectados con los demás y a sobrellevar los momentos difíciles, ya que nos muestra que no estamos solos en cuanto a desafíos vitales. Para uno de cada cinco encuestados, leer les ayuda a sentirse menos solos.

Y los beneficios van aún más lejos. De acuerdo con Sue Wilkinson, directora de Reading Agency, la lectura con motivo de ocio puede ayudar a prevenir no solo la depresión y el estrés, sino también la demencia. En un sentido similar se mueve la Fundación de ACE-Barcelona Alzheimer Treatment and Research Center, que subrayó en un informe la importancia de la lectura en pacientes de Alzheimer: ayuda a mantener la actividad cerebral y retrasar los efectos del deterioro cognitivo.

Leer distrae la mente de las preocupaciones externas y nos permite deambular por estadios imaginarios y creativos, lugares definitivamente menos ansiosos y ajetreados. Y cuanto más interesante sea la lectura, mejor: más impacto tendrá sobre las hormonas del estrés y la respuesta de lucha o huida en el cerebro.


viernes, 31 de marzo de 2023

"GARBANCITO Y EL BUEY". Un cuento popular italiano recopilado por Italo Calvino.

Había un hojalatero que no tenía hijos. Un día su mujer estaba sola en la casa y hacía hervir unos garbanzos. Pasó una mendiga y pidió una escudilla de garbanzos como limosna.
—No es que a nosotros nos sobren los garbanzos —dijo la mujer del hojalatero—, pero donde comen dos también comen tres: aquí tiene una escudilla y apenas los garbanzos estén cocidos, le doy un cucharón lleno.
—¡Por fin encontré un alma bondadosa! —dijo la mendiga—. Mire: yo soy un hada y quiero premiarla por su generosidad. ¡Pídame lo que quiera!
—¿Qué puedo pedirle? —dijo la mujer—. El único disgusto que tengo es el de no tener hijos.
—Si no es más que eso —dijo el hada, golpeando las manos—, ¡que los garbanzos en la olla se le vuelvan hijos!
El fuego se apagó, y de la olla, como garbanzos que hierven, saltaron afuera cien niños, pequeños como granitos de garbanzos y empezaron a gritar: —¡Mamá, tengo hambre! ¡Mamá, tengo sed! ¡Mamá, álzame en brazos!—, y a desparramarse por los cajones, las hornallas, los tarros. La mujer, asustada, se agarró la cabeza: —¿Y cómo hago ahora para sacarle el hambre a todas estas criaturas? ¡Pobre de mí! ¡Lindo premio que me dio! ¡Si antes, sin hijos, estaba triste, ahora que tengo cien estoy desesperada!
—Yo creí hacerla feliz —dijo el hada—, pero si no es así, ¡que sus hijitos vuelvan a ser garbanzos! —y golpeó otra vez las manos.
Las vocecitas no se oyeron más y en lugar de los hijitos había sólo muchos garbanzos desparramados por la cocina. La mujer, ayudada por el hada, los recogió y volvió a ponerlos en la olla; eran noventa y nueve.
—¡Qué raro! —dijo el hada—, hubiera jurado que eran cien.

Después el hada comió su escudilla de sopa, saludo y se fue. 


miércoles, 29 de marzo de 2023

REVISTA CATALEJOS. VOL. 8, NÚM. 15 (diciembre 2022 - junio 2023). “Ni manto ni neblinas. Representaciones de Malvinas a cuarenta años de la guerra”

En este número, en el marco del cuadragésimo aniversario de la guerra de Malvinas (abril – junio de 1982), presentamos el dossier 15 coordinado por Federico Lorenz, Ni manto ni neblinas. Representaciones de Malvinas a cuarenta años de la guerra, a quien agradecemos tan inmenso trabajo. A lo largo de sus páginas, investigadoras e investigadores abordan las diversas representaciones de la experiencia histórica que fue la guerra y la posguerra.


ENFOQUES: DOSSIER.

Ni manto ni neblinas. Representaciones de Malvinas a cuarenta años de la guerra. Federico Lorenz PDF 7-11

Malvinas y literatura: hacia una pedagogía popular de la memoria. Julieta Daniela Celuci PDF 12-24

Testimonio y documentación en ficciones de Malvinas
Elisa Filippi, Florencia Chiaretta. PDF 25-39

Del maravilloso al terror. El cuento de hadas en Las Islas, de Carlos Gamerro Laura Destéfanis PDF 40-56

El motivo del “Viaje a Malvinas” en la literatura juvenil argentina. Marta Elena Castellino PDF 57-76

Los Cuentos argentinos con Malvinas para jóvenes (1984) de Susana Gesumaría y Aarón Cupit: los primeros relatos sobre la guerra de Malvinas en la literatura juvenil Flavia Lorena Martinez PDF 77-95

La guerra de Malvinas en imágenes para el aula Florencia Bottazzi PDF 96-122

Pedagogía de la memoria y Malvinas: abordaje desde la literatura Silvina Barroso, Anahí Cristina Asquinyer, Cristina Andrea Giacobone PDF 123-141

Crónica y la malvinización de la derrota. El Mundial de Inglaterra 1966 como vehículo de reivindicación soberana Carlos Sebastián Ciccone PDF 142-167

El Colegio Ward de Morón en una encrucijada. Entre la pax orbis y la guerra de Malvinas. Una aproximación desde sus memorias y fuentes documentales (1982) Sebastián Federico Paris PDF 168-187

Samuel Fisher Lafone. Un vínculo entre las Malvinas y el resto del continente Yliana Rodríguez PDF
188-200

El viaje de Daniel Lamb a bordo del Breakwater (1830-1831): Un relato lobero de Patagonia y Malvinas Sofía Haller PDF 201-222

TRAVESÍAS: ARTÍCULOS.

Lectura literaria en pantallas: posibilidades y prácticas en las aulas Lucia Godoy PDF 223-247

LEVEN ANCLAS: PROPUESTAS DE INTERVENCIÓN.

Historias "secundarias" de Malvinas Florencia Ayelén Suriani, Pablo Javier Melara, Luisina Palomba
PDF 248-258

MIRADAS: ENTREVISTAS.

Entrevista a Elizabeth Jelin
Laura Rafaela García
PDF
259-263

HOJA DE RUTA: RESEÑAS TEÓRICAS.

Hojas de Ruta: Reseñas Teóricas Silvia Camuña, Ricardo Kaliman, María Belén Salgado, Lucrecia López, Cecilia Bajour PDF 264-291

EN LA MIRA: RESEÑAS LITERARIAS.

En la mira: Reseñas literarias Francisco Aiello, Romina Colussi, María Victoria Islas, Enzo Menestrina, María Elisa Santillán, Maria José Troglia, Lucía Belén Couso PDF 292-337

martes, 28 de marzo de 2023

"VIENTOS DEL PUEBLO". Un poema de Miguel Hernández, muerto (asesinado?) en las cárceles franquistas



VIENTOS DEL PUEBLO. Miguel Hernández

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.


lunes, 27 de marzo de 2023

"ESA BOCA". Un cuento de Mario Benedetti

Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos. Cada día se le iba siendo más difícil soportar su curiosidad.

Entonces preparó la frase y en el momento oportuno se la dijo al padre: «¿No habría forma de que yo pudiese ir alguna vez al circo?». A los siete años, toda frase larga resulta simpática y el padre se vio obligado primero a sonreír, luego a explicarse: «No quiero que veas a los trapecistas». En cuanto oyó esto, Carlos se sintió verdaderamente a salvo, porque él no tenía interés en los trapecistas. «¿Y si me fuera cuando empieza ese número?». «Bueno», contestó el padre, «así, sí».

La madre compró dos entradas y lo llevó el sábado de noche. Apareció una mujer de malla roja que hacía equilibrio sobre un caballo blanco. Él esperaba a los payasos. Aplaudieron. Después salieron unos monos que andaban en bicicleta, pero él esperaba a los payasos. Otra vez aplaudieron y apareció un malabarista. Carlos miraba con los ojos muy abiertos, pero de pronto se encontró bostezando. Aplaudieron de nuevo y salieron —ahora sí— los payasos.

Su interés llegó a la máxima tensión. Eran cuatro, dos de ellos enanos. Uno de los grandes hizo una cabriola, de aquéllas que imitaba su hermano mayor. Un enano se le metió entre las piernas y el payaso grande le pegó sonoramente en el trasero. Casi todos los espectadores se reían y algunos muchachitos empezaban a festejar el chiste mímico antes aún de que el payaso emprendiera su gesto. Los dos enanos se trenzaron en la milésima versión de una pelea absurda, mientras el menos cómico de los otros dos los alentaba para que se pegasen. Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos.

Y como después venían los trapecistas, de acuerdo a lo convenido la madre lo tomó de un brazo y salieron a la calle. Ahora sí había visto el circo, como sus hermanos y los compañeros del colegio. Sentía el pecho vacío y no le importaba qué iba a decir mañana. Serían las once de la noche, pero la madre sospechaba algo y lo introdujo en la zona de luz de una vidriera. Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando. Él no dijo nada. «¿Es por los trapecistas? ¿Tenías ganas de verlos?».

Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír.

domingo, 26 de marzo de 2023

"LA LUCHA DE UNA MUJER DE 100 AÑOS CONTRA LA CENSURA DE LIBROS EN FLORIDA".

Grace Linn dice que solo está haciendo lo que su primer esposo, quien murió luchando en la Segunda Guerra Mundial, estaba haciendo: luchar por la libertad.

La voz más convincente contra la prohibición de libros en Florida estaba sentada en su andador mientras se dirigía a las 500 personas en la reunión de esta semana de la Junta Escolar del Condado de Martin.

“Soy Grace Linn”, dijo. “Tengo cien años de edad. Estoy aquí para protestar por la política de prohibición de libros del distrito escolar. Mi esposo, Robert Nicoll, murió en acción en la Segunda Guerra Mundial a una edad muy temprana. Tenía solo 26 años, defendiendo nuestra democracia, Constitución y libertades”.

La unidad de su esposo había estado proporcionando municiones a la Resistencia francesa cuando fue bombardeada y ametrallada por aviones nazis el Día de la Decoración de 1944, ocho días antes de la invasión de Normandía. Ella tenía siete meses de embarazo cuando él fue inicialmente declarado desaparecido en combate. Un telegrama informando que había sido declarado muerto le fue entregado en el hospital tres días después del nacimiento de su hija, Nicci. Más tarde, Linn recibió una foto que su esposo había traído consigo a Europa, pero sus restos nunca se recuperaron.

“Una de las libertades que los nazis aplastaron fue la libertad de leer los libros que prohibieron”, dijo en la reunión de la junta escolar. “Detuvieron la prensa libre y prohibieron y quemaron libros. La libertad de leer, que está protegida por la Primera Enmienda, es nuestro derecho y deber esencial de nuestra democracia. Aun así, está continuamente bajo el ataque de grupos públicos y privados que creen que tienen la verdad”.

Un hombre que estaba detrás de ella sostenía una colcha bordeada con el amarillo autobús escolar, cuyos cuadrados estaban llenos de títulos de libros que iban desde Amado de Toni Morrison hasta El hombre invisible de Ralph Ellison, Lolita de Vladimir Nabokov y 1984 de George Orwell .

“En respuesta a la prohibición de libros en todo nuestro país y el condado de Martin el año pasado, cuando tenía 99 años, creé esta colcha”, continuó. “Para recordarnos a todos que estos pocos de tantos libros que están prohibidos o dirigidos deben mostrarse y protegerse con orgullo y leerse, si así lo desea”.

Dejó en claro que, en su opinión, lo que Florida ha estado intentando bajo el gobernador Ron DeSantis es la peligrosa agitación de un mal similar al que su esposo se dispuso a combatir.

“Prohibir libros y quemar libros es lo mismo. Ambos se hacen por la misma razón. Miedo al conocimiento. El miedo no es libertad. El miedo no es libertad. El miedo es control. Mi marido murió como padre de la libertad. Soy una madre de la libertad. Los libros prohibidos deben exhibirse con orgullo y protegerse de juntas escolares como esta. Muchas gracias." CONTINUAR LEYENDO Y ACCEDER AL ARTÍCULO DE DAILY BEAST

NOTA: En el vídeo que aparece en el artículo  se puede ver (a partir del minuto 53:30) la intervención de Grace Linn ante la Junta Escolar del Condado de Martin.