La lectura entretiene, fortalece la imaginación, otorga conocimiento, aumenta el vocabulario y tiene un efecto antiestrés: según varios estudios de neuropsicología, leer relaja la tensión y modifica los estados mentales ansiosos
Vivimos en un mundo donde los entretiempos son escasos. Acelerados, impacientes, hiperactivos, pasamos de una tarea a otra, de aquí allá, arrebatándonos cualquier momento de descanso e impidiéndonos la relajación. Estar estresados parece haberse convertido en la norma, en la marca de la sociedad actual, que en ocasiones parece considerarlo una lucha valiente en medio de la vida moderna. Y aunque muchos buscan calmar ese estrés con actividades lúdicas, deportes extremos, té de tila o medicamentos, hay una herramienta que todos tenemos a la mano (y que está comprobado que puede reducir el estrés en más de la mitad): leer.
Según un estudio de la Universidad de Sussex, una lectura de seis minutos tiene la capacidad de disminuir los niveles de estrés hasta en un 68%. Así, al leer nuestros músculos liberan tensión, nuestro ritmo cardiaco se ralentiza y se altera nuestro estado de ánimo de forma positiva. La investigación, que midió las reacciones sobre los niveles de cortisol y la frecuencia cardiaca de un grupo de voluntarios ante diversos métodos de relajación, demostró que leer un libro gana por goleada. La lectura fue más efectiva para aliviar el estrés que caminar, escuchar música o hacer una pausa para tomar té.
El estrés es, hoy por hoy, una epidemia global. Y no es baladí: desencadena respuestas fisiológicas de supervivencia que aumentan el ritmo cardiaco y pueden desatar factores de riesgo para padecer enfermedades crónicas, hipertensión, declive del sistema inmune o enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad. Actualmente, España es el quinto país –tras Serbia, Letonia, Portugal y Grecia– con más estrés de toda Europa: uno de cada cinco ciudadanos de nuestro país afirma haberse medicado contra el estrés y la depresión en el último año.
«Perderse en un libro es la máxima relajación. Realmente no importa qué libro leas, al perderte en un libro completamente fascinante puedes escapar de las preocupaciones y el estrés del mundo cotidiano», explica el neuropsicólogo David Lewis, fundador de MindLab y líder del estudio en Sussex. «Se trata de una participación activa de la imaginación, ya que las palabras en la página impresa estimulan tu creatividad y te hacen entrar en lo que es esencialmente un estado alterado de conciencia».
Es por eso que leer antes de dormir no solo nos ayuda a desconectar de la prisa cotidiana y a distraernos, sino que además contribuye a disminuir los niveles de insomnio. Se trata de una actividad que, además, destaca el poder de lo analógico: sus beneficios solo se aplican en los libros físicos o audiolibros, no en las lecturas realizadas en el ordenador o el teléfono, ya que el impacto de la luz azul emitida por las pantallas lleva a una inadecuada producción de melatonina.
Asimismo, además de que nos ayuda a descansar mejor, la lectura tiene un efecto positivo sobre nuestro estado de ánimo y nuestra satisfacción vital. A través de una encuesta a más de 4.000 adultos, la organización británica Quick Reads encontró que las personas que leen por lo menos 30 minutos a la semana tienen un 20% más de probabilidades de sentirse satisfechas con sus vidas y un 11% más de probabilidad de sentirse creativas. También tienen un 28% menos de probabilidad de sufrir depresión y un 18% más de decir que tienen buena autoestima. El estudio, además, demostró que la lectura contribuye a aumentar la empatía, a sentirnos más conectados con los demás y a sobrellevar los momentos difíciles, ya que nos muestra que no estamos solos en cuanto a desafíos vitales. Para uno de cada cinco encuestados, leer les ayuda a sentirse menos solos.
Y los beneficios van aún más lejos. De acuerdo con Sue Wilkinson, directora de Reading Agency, la lectura con motivo de ocio puede ayudar a prevenir no solo la depresión y el estrés, sino también la demencia. En un sentido similar se mueve la Fundación de ACE-Barcelona Alzheimer Treatment and Research Center, que subrayó en un informe la importancia de la lectura en pacientes de Alzheimer: ayuda a mantener la actividad cerebral y retrasar los efectos del deterioro cognitivo.
Leer distrae la mente de las preocupaciones externas y nos permite deambular por estadios imaginarios y creativos, lugares definitivamente menos ansiosos y ajetreados. Y cuanto más interesante sea la lectura, mejor: más impacto tendrá sobre las hormonas del estrés y la respuesta de lucha o huida en el cerebro.
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