A Drácula le ha costado casi cien años alcanzar la categoría de clásico: sólo desde mediados de la década de 1990 ocupa un puesto de honor dentro del canon literario occidental, y no sin considerables resistencias; resistencias que quizá se entiendan mejor al acabar de leer el artículo.
Sin embargo, como todo clásico, no tiene prisa: sabe que el tiempo está de su parte. Hablamos de una novela inabarcable, capaz de suscitar innumerables lecturas; de un texto que siempre va a estar ahí retándonos, cuestionando nuestro comportamiento, descubriéndonos cosas de nosotros mismos que momentos antes ni siquiera sospechábamos. Es una obra que nos habla directamente a cada uno de nosotros, que nos apela como si hubiera sido escrita ayer por una mente preclara. Ahora bien, no siempre resulta agradable descubrir lo que tiene que mostrarnos. No es fácil soportar la mirada del monstruo.
Fuente: anatomiadelahistoria.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario