¿Puede la crítica cumplir algún papel dentro del sistema de los libros para niños? Quizá sí, quizá no. Muchos argumentos pueden llevarnos a pensar que no. Uno de ellos de orden pragmático consiste en hacernos esta simple pregunta: ¿cuántas personas leen crítica de libros para niños? Y de los que la leen, ¿cuántos se ven afectados en sus decisiones como productores o lectores/mediadores de libros infantiles?
[...] Esto me parece particularmente importante en el mundo de los libros infantiles porque el mensaje crítico quizá cumple su papel en el campo de la literatura infantil, en la medida en que puede proponer a los lectores adultos que median entre los libros y los niños miradas, lecturas diferentes a las establecidas, recorridos imprevistos a través de una obra. Problematizar lo naturalizado en el mundo de los libros para niños no es poca cosa. Reducir el ruido que interfiere en la lectura adulta de libros para niños dado por una serie de normas, convenciones y supuestos acerca de cómo debe ser un libro infantil, para así invitar a acercarse a la obra con menos certezas y más interrogantes.
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