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jueves, 21 de julio de 2022

"LOS CLÁSICOS INFANTILES, ESOS INADAPTADOS DE SIEMPRE. ALGUNAS CUESTIONES SOBRE LA ADAPTACIÓN EN LA LITERATURA INFANTIL". Por Marcela Carranza

Podríamos definir a los clásicos infantiles como aquellos textos de los que todo el mundo tiene noticias, pero que casi nadie ha leído.

Si a un grupo de personas adultas de diversas edades se les pregunta si conocen al Pinocho, posiblemente dirán que sí; podrán incluso afirmar que la trama versa acerca de un muñeco que miente y que debido a eso le crece la nariz, un muñeco que luego de toda clase de aventuras, hacia el final del relato, es transformado por un hada en un niño de verdad. Ante la pregunta de si han leído el libro, la respuesta de la mayoría volverá a ser afirmativa, dirán que lo han leído de niños, o bien de adultos a sus hijos o alumnos. Si se les interroga sobre la extensión del libro que leyeron, posiblemente las personas entrevistadas hablarán de unas pocas páginas, y quizá algunos dirán que se trata de una novela de más de treinta capítulos. Pero este último grupo, será el de una minoría.

Puede que muchas de estas personas manifiesten su decepción al descubrir que lo que ellos habían tomado por Pinocho, un pequeño libro de una docena de páginas, no era sino una de las muchas adaptaciones que serruchan, podan y encastran fragmentos, hasta obtener esas malas copias que poco o nada tienen que ver con el texto original. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 17 de mayo de 2017

Sobre árboles sin jirafas y máquinas de baño. Cuestiones sobre la crítica en el sistema de libros para niños. Ponencia de Marcela Carranza.

¿Puede la crítica cumplir algún papel dentro del sistema de los libros para niños? Quizá sí, quizá no. Muchos argumentos pueden llevarnos a pensar que no. Uno de ellos de orden pragmático consiste en hacernos esta simple pregunta: ¿cuántas personas leen crítica de libros para niños? Y de los que la leen, ¿cuántos se ven afectados en sus decisiones como productores o lectores/mediadores de libros infantiles?

[...] Pero en literatura infantil esto se complica todavía más porque el crítico no suele dirigirse directamente a los niños lectores, sino a los adultos lectores que median entre los libros y los niños. Por lo tanto, tenemos al autor, a la obra y al lector infantil. Pero en medio de estos a los adultos que entre otras acciones suelen tener a cargo la selección de los textos. Y entre el autor, la obra y los mediadores tenemos al crítico. De esta compleja relación se puede desprender una de las preguntas que los especialistas en literatura infantil se han hecho a menudo: ¿Hasta dónde el enunciado crítico debe considerar o no al niño lector? Sin tiempo para responder a esta pregunta, podemos aprovechar la oportunidad para poner de relieve la trascendencia que tiene una determinada representación del lector niño en la lectura crítica de un libro infantil. La idea subyacente de “lector niño” es el punto de partida en la mirada del crítico y forma parte del horizonte de representaciones y valores con el que encara su tarea; tema del que hablaremos más adelante.

[...] Esto me parece particularmente importante en el mundo de los libros infantiles porque el mensaje crítico quizá cumple su papel en el campo de la literatura infantil, en la medida en que puede proponer a los lectores adultos que median entre los libros y los niños miradas, lecturas diferentes a las establecidas, recorridos imprevistos a través de una obra. Problematizar lo naturalizado en el mundo de los libros para niños no es poca cosa. Reducir el ruido que interfiere en la lectura adulta de libros para niños dado por una serie de normas, convenciones y supuestos acerca de cómo debe ser un libro infantil, para así invitar a acercarse a la obra con menos certezas y más interrogantes. 



jueves, 10 de marzo de 2016

La realidad de lo fantástico. Marcela Carranza (Revista Babar).

Arthur Rackham
Aquí tenéis un artículo muy ilustrativo sobre el cuento o relato fantástico en el que la autora define sus características y  lo diferencia de otros géneros. En él aparecen muchos relatos como ejemplo de lo que en el artículo se va desgranando. Estos cuentos, en su gran mayoría, los iré colocando a continuación para que, si alguien desea leerlos, pueda acceder a ellos y contrastar lo expuesto por la autora.

Los cuentos son:
  • “William Wilson” de Poe
  • “Lejana”, “Continuidad de los parques”, “La noche boca arriba” y “Axolotl” de Cortázar
  • “Tren” de Santiago Dabove
  • “El milagro secreto” de Borges 
  • “Equipaje” de Pablo de Santis

LA REALIDAD DE LO FANTÁSTICO
Marcela Carranza


Yo aceptaba una realidad más grande,

más elástica, más expandida, donde entraba todo.

(Julio Cortázar)



He titulado este texto “La realidad de lo fantástico” porque me interesa la paradoja de pensar lo fantástico como real. ¿Es lo fantástico lo contrario de lo real? ¿Lo uno supone la exclusión de lo otro? ¿Allí donde ingresa lo fantástico, lo real queda descartado, y viceversa?

Hay algo que quizá sí está claro, al menos en términos narrativos y literarios, y es que no existiría lo fantástico sin la existencia de “lo real”, y cuando digo “lo real” me refiero a las formas convencionales con las que nuestra sociedad piensa y entiende eso que solemos llamar “realidad”. El cuento fantástico requiere para ser tal (a diferencia del maravilloso) de la confusión de elementos que podríamos llamar “realistas”, es decir, que imitan “lo real”, y elementos o hechos sobrenaturales, asombrosos o insólitos para ese mundo análogo a la realidad cotidiana. Esta coexistencia ambigua de mundos dispares hace del fantástico una especie de oxímoron: la contradicción es parte de su naturaleza. El mundo creado por un relato fantástico sostiene la irrupción de lo inadmisible, de lo imposible, dentro del orden de todos los días; y es en esa irrupción donde se asientan los efectos literarios e incluso filosóficos del relato fantástico. CONTINUAR LEYENDO EL ARTÍCULO

domingo, 6 de marzo de 2016

Abrir el juego en la literatura infantil y juvenil. Un interesantísimo artículo de Cecilia Bajour y Marcela Carranza (Revista Imaginaria)

La literatura infantil y juvenil como problema de la literatura

Brecht dice en su poema: "no digan nunca: esto es natural".

Es una idea interesante cuando se trata de pensar hoy en la literatura infantil. Como mucho de lo que tiene que ver con el mundo de los niños, la literatura infantil hipotéticamente pertenece al territorio de lo conocido, de lo familiar, de lo fácilmente dominable o apresable por la razón y los sentidos. Con los libros para chicos parece, pero sólo parece, estar todo bien... Son libros para chicos... ¿qué problema puede haber?

Quizás podríamos comenzar estas palabras diciendo que estamos acá porque la literatura infantil nos genera inquietud, no nos deja tranquilas… Hacernos problema por algo tan frecuentemente visto como simple es desnaturalizarlo. Tratarlo como le corresponde a un hecho de la cultura. Y ningún hecho de la cultura es neutral o simple.

Tratar a la literatura infantil fundamentalmente como literatura supone meterse en un apasionante problema. Y pensar la literatura que se escribe para los chicos cuestionando quién la lee y cómo la lee, si se cruza con lo anterior, es todavía más interesante. Estas dos miradas, la que nos brindan los estudios literarios y la preocupación por los lectores y sus prácticas, serán las que nos guíen en este intento por problematizar a la literatura infantil.

¿Por qué es un problema tratar a la literatura infantil desde su especificidad literaria, o sea, desde su pertenencia a la literatura?

Fundamentalmente, porque si observamos la historia de los estudios sobre literatura infantil y muchas de las formas actuales de abordarla, veremos que es infrecuente que la mirada literaria esté puesta en juego. Esto tiene mucho que ver con las marcas de origen de esta literatura. Desde su nacimiento la literatura infantil estuvo embarcada en lo formativo entrelazado con el deleite, como decía Perrault en la introducción a los cuentos de Mi madre la oca. Si el deleite en la lectura está más del lado del arte y del juego, y lo formativo, más del lado de los intereses educativos, podríamos decir que en la tensión entre ambos bandos, la mayoría de las veces, de las maneras más variadas, salió ganando el educativo. Es que la infancia, desde que empieza a ser mirada como algo distinto en la corriente de la vida (no mucho más de doscientos años a esta parte), es una porción del tiempo humano que razonablemente es vista como la de los aprendizajes. La cuestión es en nombre de qué y bajo qué formas se promueven esos aprendizajes. En el caso de la literatura infantil, muchas veces ha sido a costa de la libertad del lector.


martes, 20 de octubre de 2015

Marcela Carranza: “La lectura literaria es una actividad que se da en libertad o no se da”

La cordobesa (Argentina) Marcela Carranza (1968) es maestra, licenciada en letras y máster en libros y literatura para niños por la Universidad Autónoma de Barcelona. Colaboradora frecuente de revista Imaginaria, dicta talleres de escritura para docentes en formación y dirige coordina la Biblioteca Infantil y Juvenil Juanito Laguna. Entre los días 27 y 28 de octubre será una de las expositoras del simposio de Troquel: Libros y lecturas para la infancia y dictará la charla “La mirada poética y la resurrección del mundo”. En esta entrevista dialogamos, entre varios temas, sobre poesía infantil, ideología y humor.
"El hablar del “niño-que-juega” es comprender que el arte, la literatura (que es el arte de las palabras) está muy cercano al juego. Como el juego, la lectura literaria es un fin en sí misma. El juego, dice Johan Huizinga en Homo ludens, nunca puede darse por mandato. El arte, el juego, la lectura literaria son actividades que se dan en libertad o no se dan. Juan José Saer dice que la experiencia estética (y la lectura literaria lo es, o debería serlo) es un modo radical de libertad. El problema es si el adulto puede aceptar esto cuando se trata de un niño. ¿Está dispuesto a otorgar esa libertad al niño lector? El arte, la literatura, el juego exigen aceptar lo imprevisible, lo que está fuera de control. Dejar alzar la voz del otro, dejar libertad a sus lecturas personales y únicas, saber escuchar a los lectores. Todo esto exige pensar la literatura para el “niño-que-juega” y no para el “niño-alumno”. Son formas muy diferentes de concebir los libros, de comprender el acto de la lectura y de relacionarse con los niños concretos en el día a día. Un lector que juega, es un lector que crea, explora e interpreta en libertad. Para algunos adultos es muy difícil aceptar esto."
"La literatura, entonces, no sirve para transmitir verdades de ningún tipo, ni siquiera las más “progresistas” o aceptadas como más valiosas en un momento social dado. La literatura desarma, descompone, mueve el piso, es un continuo poner en entredicho, desmantelar verdades y dogmas. Por lo tanto, no resulta útil en el sentido de instalar una verdad o reforzar una certeza, sea del color que sea. Querer dejar una enseñanza con un texto artístico es relegar al arte a un segundo plano, el de un vehículo atractivo para la transmisión de lo que realmente importa: el mensaje en cuestión. No es que esté mal enseñar cosas a los niños, pero la literatura, el arte no están para eso."
"Si tomo un buen libro (no hablemos de elegir un libro de esos hechos ad hoc para el tratamiento de un tema de moda) y lo utilizo para resolver alguna problemática psicosocial (lo que podríamos llamar “autoayuda”) estoy actuando en dos sentidos: el libro es reducido a una lectura unívoca impuesta por el adulto y por lo tanto es ignorado en su multiplicidad de sentidos, en su riqueza literaria; y por otro lado, coarto la libertad del lector, no escucho al otro, lo manipulo para que supuestamente (porque los lectores a veces ejercen su libertad en silencio) lea en aquel texto lo que yo quiero que lea. Este, aunque las intenciones sean buenas, no deja de ser un gesto autoritario por parte del docente, del padre, del bibliotecario o quien sea el adulto que acompaña al niño."
"los libros no están hechos para enseñar a pensar tal o cual cosa, sino que nos ofrecen la posibilidad de pensar por nosotros mismos."
"Por la literatura, por el arte, vivimos la vacilación de todo aquello que creemos conocer y saber. Es un camino a lo posible, y allí radica su incomodidad y su libertad. Esa forma extrema de libertad que es la experiencia estética."
Fuente: TROQUEL, Centro de Estudios. Fundación Lafuente (troquel.cl/blog/)
 

domingo, 7 de diciembre de 2014

Blancanieves. Enigmas y desconciertos del cuento popular. Marcela Carranza

01-Angela Barret
Blancanieves es un antiguo cuento popular de origen alemán. Fue recopilado porJacob y Wilhelm Grimm, e integró su volumen de los Kinder-und Hausmärchen(Cuentos para los niños y el hogar) publicado por primera vez en 1812.
El contexto en el que estos cuentos de origen popular fueron escritos por los hermanos Grimm resulta muy particular. En aquellos tiempos Alemania se hallaba bajo la dominación militar y cultural de Francia. La resistencia a la dominación francesa no sólo se produjo en el campo militar contra Napoleón, sino también en el intelectual. Poetas, filósofos e historiadores comenzaron a difundir un movimiento nuevo, una nueva teoría tanto del conocimiento como de las artes: el Romanticismo.
El Romanticismo alemán no sólo significó la oposición al racionalismo de la Ilustración precedente, sino un gesto político de emancipación nacional. Entre sus objetivos, el Romanticismo se proponía la búsqueda de la identidad de la nación alemana bajo el dominio extranjero. Los intelectuales románticos alemanes buscaban hallar el “alma colectiva” (volkgeist) que consideraban presente en la cultura popular. Es esta búsqueda de la volkgeist de su pueblo lo que insita a Jacob y Wilhelm Grimm a recopilar aquellos “cuentos de viejas”, narrados por los campesinos, preferentemente mujeres, para su estudio científico, preservación y difusión. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Revista Imaginaria

miércoles, 8 de octubre de 2014

"Algunas ideas sobre la selección de textos literarios". Un interesante artículo de Marcela Carranza

Imagen por Chris Van Allsburg
"Esos libros "difíciles", esos libros extraños


El libro seleccionado por la docente Silvia Rodríguez para leer a pequeños de cinco años podría decirse que es un libro "difícil", sin embargo es esta "dificultad" la que favorece múltiples lecturas en la resolución de la anécdota. ¿Qué sucedió finalmente con la escoba? Se preguntan los niños y buscan diversas respuestas al interrogante. Es posible que alguien piense que los niños no comprendieron correctamente, y considere sus diversas interpretaciones como erróneas, un fracaso en la comprensión del texto. Las interpretaciones "herejes", "raras" como las que ejemplifica esta cita serían descartadas, frente a una lectura oficial, la del adulto, que se supondría correcta y a la que los niños deberían acercarse.


Lo que sin duda no podrá objetarse a esta escena de lectura es la ferviente y activa participación de los niños en la construcción personal de significados. Su posición de lectores comprometidos con la historia. El rico intercambio de interpretaciones entre los miembros de esa pequeña comunidad de lectura.

A los cinco años, los niños ya poseen representaciones acerca de la literatura que les está destinada. Muchos de estos supuestos de lo que es para niños, provienen de su contacto con los textos infantiles en la escuela". LEER MÁS