martes, 26 de mayo de 2020

"Contra el atontamiento digital, ¡leamos en voz alta!" Un articulo de Carlos Benito publicado en La Verdad de Murcia.


A los niños y, por qué no, también a adultos: «Es una actividad que nos puede devolver lo que la tecnología nos quita», defiende un nuevo libro. 

... la lectura en voz alta puede aportarnos unos beneficios particularmente valiosos, como antídoto para los efectos nocivos de la sobredosis tecnológica. «Es probablemente la intervención más económica y eficaz que podemos realizar para el bien de nuestra familia», sostiene Meghan Cox Gurdon en 'La magia de leer en voz alta', un libro recién publicado en España por la editorial Urano (de momento, solo en versión digital, ya que la física se ha retrasado por culpa de la pandemia). La ensayista estadounidense, que reseña literatura infantil en 'The Wall Street Journal', ha combinado la evidencia científica con su experiencia como madre de cinco hijos, hasta llegar a la conclusión de que leer en voz alta se ha vuelto una necesidad urgente, a modo de «contrapeso» capaz de «devolvernos lo que la tecnología nos quita». El «momento mágico» de la lectura compartida es un arma contra el déficit de atención, la adicción a las pantallas, el ensimismamiento en burbujas privadas y, en fin, el atontamiento digital.

«Los aparatos electrónicos mejoran nuestra vida y, al mismo tiempo, hacen que nos cueste más concentrarnos y retener lo que hemos visto y oído y, además, que nos resulte alarmantemente fácil estar solo medio presentes incluso con los seres que más amamos. Leer en voz alta no es simplemente un pasatiempo sencillo, agradable y nostálgico que podemos adoptar o dejar sin consecuencias. Tenemos que reconocerlo como el acto tremendamente transformador e incluso contracultural que es», defiende.

En la infancia, los cuentos leídos en voz alta crean y refuerzan conexiones neuronales y fomentan los patrones óptimos para la arquitectura del cerebro. Se convierten así en una inversión para toda la vida: el profesor británico Adam Swift sostiene que la diferencia de oportunidades entre los niños a los que les leen cuentos y los que no tienen esa suerte es «mayor que entre los que van a un colegio privado elitista y los que no». Meghan Cox Gurdon ha recopilado una buena cantidad de estudios que apuntalan esa tesis. Un ejemplo: los niños que no escuchan cuentos en su primera infancia tienden a ir de doce a catorce meses retrasados en el apartado lingüístico. Otro: la competencia lingüística a los 3 años permite pronosticar con precisión el dominio del idioma que se tendrá a los 10, ya que las palabras llaman a las palabras igual que el dinero llama al dinero. 


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