un día intenté ir a buscarla;
y, donde por ella fui preguntando,
todos me decían: “Buscadla en otra parte,
pues de tal modo se perdió
que no podemos tener noticias de ella
ni está ya en la vecindad”.
En los monasterios de los frailes regulares
pregunté por ella y me dijeron así:
“No busquéis vos la verdad aquí,
ya que hemos pasado muchos años
y no vive con nosotros, eso es seguro,
no sabemos donde está ahora
y nos preocupan más otras cosas”.
Y en el Císter, donde la verdad solía
siempre habitar, me dijeron que no
vivía allí desde hacía mucho tiempo,
ningún fraile de allá la conocía
y el abad ni siquiera consentía
que parase en los albergues de paso
y está ya fuera de la abadía.
En Santiago, estando alojado
en mi posada, llegaron peregrinos.
Les pregunté y me dijeron: “Por Dios,
muy equivocado lleváis el camino,
pues, si quisiereis hallar la verdad,
conviene buscar otro camino,
ya que aquí no saben nada de ella”
Porque no mundo mengou a verdade,
punhei un día de a ir buscar;
e, u por ela fui a preguntar,
disseron todos: «Alhur la buscade,
ca de tal guisa se foi a perder,
que non podemos én novas haver
nen ja non anda na irmaidade».
Nos moesteiros dos frades regrados
a demandei, e disseron-m’assí:
«Non busquedes vós a verdad’aquí,
ca muitos anos havemos passados
que non morou nosco, per bõa fe,
…………………………………………..
e d’al havemos maiores coidados».
E en Cístel, u verdade soía
sempre morar, disseron-me que non
morava i, havía gran sazón,
nen frade d’i ja a non conhocía,
nen o abade outrossí no estar
sol non quería que foss’i pousar;
e anda ja fora da abadía.
sempre morar, disseron-me que non
morava i, havía gran sazón,
nen frade d’i ja a non conhocía,
nen o abade outrossí no estar
sol non quería que foss’i pousar;
e anda ja fora da abadía.
En Santiago, seend’albergado
en mia pousada, chegaron romeus.
Preguntei-os e disseron: «Par Deus,
muito levade-lo caminh’errado,
ca, se verdade quiserdes achar,
outro caminho convén a buscar,
ca non saben aquí dela mandado».
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