martes, 2 de agosto de 2022

"EL RELATO DEL PARIENTE POBRE". Un cuento de Charles Dickens

No deseaba en absoluto tener la prioridad entre tantos miembros respetables de la familia, y comenzar la serie de historias, que cada uno aportaría a su turno, mientras estaban sentados cerca del hogar de Navidad. Modestamente sugirió:

—Sería más correcto que John, nuestro estimado anfitrión (a cuya salud brindara) tuviese la amabilidad de iniciar la serie.

Porque en lo que a él se refiere, estaba tan poco acostumbrado a tomar la iniciativa que, realmente…

Pero, como todos exclamaran a un tiempo que él debía comenzar y estuvieran completamente de acuerdo en que él podía y debía iniciar la serie, dejó de frotarse las manos, se acomodó en el asiento y dijo así:

—No dudo de que sorprenderé a todos los miembros de nuestra familia aquí reunidos, y en particular a John, nuestro estimado anfitrión, a quien debemos la noble hospitalidad que nos brinda en este día, con la confesión que voy a hacer. Pero si ustedes me honran, al sorprenderme ante cualquier detalle que se refiere a una persona de tan poca importancia en la familia como yo lo soy, solo puedo asegurarles que seré escrupulosamente sincero en mi relato.

»Yo no soy tal como se supone debe ser. Soy completamente distinto. Tal vez, antes de ir más lejos, debiera echar un vistazo hacia lo que sospecho que todos opinan de mí.

»Se supone, a menos que esté equivocado, cosa muy probable, y los miembros de la familia aquí reunidos me corregirán (llegado ahí, el pariente pobre miró con indulgencia a su alrededor) que no soy más enemigo que de mí mismo; que nunca tuve éxito en nada; que fracasé en los negocios porque era inepto e ingenuo y no estaba prevenido contra los planes interesados de mi socio; que fracasé en el amor porque era ridículamente confiado al considerar imposible que Christiana pudiese engañarme; que fracasé en mis esperanzas con respecto a tío Chill, debido a mi falta de sagacidad en asuntos mundanos; que a través de mi existencia fui, por lo común, defraudado y engañado. Que sea en la actualidad un solterón entre los cincuenta y nueve y sesenta años de edad, viviendo con una renta limitada, en forma de pensión trimestral, respecto de lo cual observo que John, nuestro estimado anfitrión, desearía que no hiciera ninguna otra alusión. CONTINUAR LEYENDO


No hay comentarios:

Publicar un comentario