Había una vez, una ciudad compuesta por dos calles paralelas. Un derviche pasó de una calle a la otra, y al llegar a la segunda, la gente que allí se encontraba notó que de sus ojos brotaban lágrimas, “¡Alguien ha muerto en la otra calle!”, gritó uno, y pronto todos los niños de la vecindad se hicieron eco del grito. Lo que realmente había ocurrido era que el derviche había estado pelando cebollas.
Al poco tiempo, el grito había llegado a la primera calle; y los adultos de ambas calles se preocuparon y asustaron tanto (ya que cada comunidad estaba emparentada con la otra), que no se atrevieron a hacer una investigación a fondo de las causas del revuelo.
Un hombre sabio trató de razonar con la gente de ambas calles, preguntándoles por qué no se interrogaban mutuamente. Demasiado confundidos para comprender el significado de sus palabras, algunos dijeron: “ Tenemos entendido que en la otra calle existe una plaga mortal.”
También este rumor se propagó como un incendio incontrolable, hasta que la población de cada calle pensó que la otra estaba condenada a morir.
Cuando se logró restablecer cierto orden, éste sólo fue suficiente para que ambas comunidades decidieran emigrar para salvarse. Fue así como, por distintos lados de la ciudad, ambas calles evacuaron por completo a su gente.
Aún hoy, siglos después, la ciudad sigue abandonada, y no muy lejos de allí hay dos aldeas. Cada una tiene su propia tradición acerca del modo en que comenzó como un poblado que huyó, en afortunado éxodo, en tiempos remotos, de una ciudad condenada por un mal sin nombre.
* * *
En sus enseñanzas psicológicas, los Sufis proclaman que la transmisión ordinaria de conocimiento está sujeta a tantas deformaciones causadas por la redacción y la falsa memoria, que no puede tomársela como un sustituto de la percepción directa del hecho.“La Fundación de una Tradición ilustra la subjetividad del cerebro humano; fue extraída del libro de enseñanza Asrar-i-KhilwatL (“Secretos de los Redusos” ), por el Sheikh Qalandar Shah, de la Orden Suhrawardi, quien murió en 1832. Su tumba está en Lahore, Pakistán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario