-"No es posible crecer en la intolerancia. El educador coherentemente progresista sabe que estar demasiado seguro de sus certezas puede conducirlo a considerar que fuera de ellas no hay salvación. El intolerante es autoritario y mesiánico. Por eso mismo en nada ayuda al desarrollo de la democracia." (Paulo Freire). - "Las razones no se transmiten, se engendran, por cooperación, en el diálogo." (Antonio Machado). - “La ética no se dice, la ética se muestra”. (Wittgenstein)
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domingo, 7 de mayo de 2023
"MANIFIESTO". Una canción, un poema del chileno Víctor Jara
sábado, 6 de mayo de 2023
"EL MÓVIL DE HANSEL Y GRETEL". Un vídeo y un artículo de Hernán Casciari
viernes, 5 de mayo de 2023
"REGRESO". Un poema de la poeta uruguaya Circe Maya
Estábamos tan acostumbrados
al ruido de los niños –gritos, cantos, peleas–
que este brusco silencio, de pronto…
Nada grave. Salieron.
Sin embargo
en pocos años será lo mismo
y no nos sentaremos a esperarlos.
Habrán salido de verdad.
Se saldrán del correr en escaleras.
¡No corran, niños! De sus cantos gritados
de su empujarse y su reír, habrán salido.
Volverán sólo en ráfagas-recuerdos,
en fotos alineadas.
Tiempo de mamaderas y pañales.
Tiempo de túnicas y carteras.
Tiempo quedado atrás de alguna puerta
que no será posible abrir. Habrán salido.
Por eso toco y miro, como de gran distancia
este cuarto en silencio
con juguetes tirados por el piso
con camas destendidas.
Me siento regresando.
Como quien ya se iba y se da vuelta.
Como alguien que olvidó despedirse.
Desde afuera, de lejos, he regresado
a la resbaladiza sustancia de la vida.
miércoles, 3 de mayo de 2023
"LA GALLINA DEGOLLADA". Un estremecedor cuento de Horacio Quiroga
martes, 2 de mayo de 2023
La mujer en los refraneros árabe y español. Un artículo de Daher Ababneh, Mohammad. The Hashemite University.
lunes, 1 de mayo de 2023
«Poemas sin nombre». Un poema de la poeta cubana Dulce María Loynaz
Necesito que me ayudes a dormir el corazón enfermo, el alma que no te supo encontrar, la carne herida que todavía te busca.
Necesito que me serenes, y que seas tú mismo, porque nadie más puede hacerlo.
Necesito que corras como agua sobre mí, y me apagues, y me inundes, y me dejes quieta, alguna vez quieta en este mundo.Tengo un gran deseo de dormir aunque sea en la tierra, si la tierra no se parece todavía a todo lo que sobre ella amé vanamente, si no sigo encontrando en la tierra el rastro de mi vida jadeante.
A nada temo más que a seguir siendo yo misma; a seguirme conociendo sin haberte conocido.
Y qué cansada estoy; parece que luché con el mar… Parece que el mar me golpeó el cuerpo y me empujó contra las piedras y que yo, enfurecida, cogí el mar y lo doblé en mis brazos.
Me duelen los huesos; me duele hasta la ropa que traigo puesta. Y me duele también la soledad
después que me dejaste encenderla con mi boca pegada contra ella.
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El cuento transcurre en un espacio acotado, un hotel al que suelen concurrir viajantes de comercio. Un lugar de tránsito. Todo hace pensa...
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Llegaban por bandadas las torcazas a la hacienda y el ruido de sus alas azotaba el techo de calamina. En cambio las calandrias llegaban s...
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La vi cuando estaba a punto de cruzar la avenida. Estaba entre un montón de basura, abandonada sobre las raíces de un árbol. Los estudiantes...
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Saltó la barda de su casa. Detrás del solar de doña Luz estaba la calle; la otra calle, con sus piedras untadas de sol, que se hacían musica...
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