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miércoles, 13 de agosto de 2025

"LA PEREGRINA". Un poema de María Beneyto

La autora reconstruye una genealogía de mujeres remontándose, muy especialmente, a la primera de ellas según la religión judeocristiana, Eva. Esta figura bíblica no solo le sirve para hablar de su condición femenina, sino también para romper con el modelo de mujer impuesto por el régimen dictatorial de Franco, que estaba en la línea de lo que Virginia Woolf llamó el ángel del hogar: la ama de casa, la madre, la esposa. La vindicación de Eva supone la reapropiación de un modelo femenino transgresor, en tanto que, para la Iglesia católica, Eva es quien incita a Adán al pecado original. A través de este personaje, Beneyto se aparta de la tradicional concepción de la mujer y de la literatura femenina de su tiempo para mostrarnos a una figura reivindicativa y comprometida. (Blog: "El acuario del Ajolote". Relatos, poesía y demás literatura. Por Ana S. A.)
LA PEREGRINA
Yo era la mujer que se alzó de la tierra
para mirar las luces siderales.
Dejé el hogar con apagados troncos
cansada de ser sólo estela de humo
que prolongase así mi ser ardido.
Esa mujer del hueco tibio
que allí me contenía,
se despertó del sueño profundo de la especie
y decidió buscar, a plena luz, caminos.
La inquieta,
la andariega mujer a quien no bastan dulces
menesteres pequeños,
ésa me fue de súbito encontrada
en los más hondos pliegues de mi túnica
y yo no quise renunciar, quedarme.

Otras renunciaciones sí quedaron, sombras
que tenían la forma tan amada
de los pasados sueños, hijos
que estaban programados en mi sangre
a cambio de ceder y estarme quieta;
la rueca y el silencio de las horas
protegidas, pausadas, sin peligros,
las flores habituales, la inocencia...
Pero inocente no quería ser.
Quería
como Eva, saber, estar; ser libre
para el conocimiento de la luz, perderme
en la verdad, encontrarme, saberme,
llegar a las montañas que siempre estaban lejos,
pisar ciudades que edifica el miedo,
integrarme a las turbias caravanas
que hieren el desierto, someterme
a la carga común, y ser hallada
solidaria, eficaz, y no apartada
de ese esfuerzo que late
en el gran corazón que nos da vida;
el corazón del mundo, unido al nuestro
por invisibles venas del misterio.
Así
atravesé la risa,
hendí la densa lágrima
deseando quedarme en cada gota
de sudor, en la mano encallecida,
en los niños sin ojos
o en la mujer que teje por las noches
debajo de la angustia.
Pero no me detuve ni siquiera
cuando cerró de pronto mi camino
la mirada absorbente del deseo
y su mágica voz
traduciendo la música más dulce.

La primavera
descendiendo en mis venas
de mujer en mujer; desde el principio
intentó mutilar -casi lo hizo-
mi ilusión por llegar a la asamblea
donde severa, la verdad, aguardaba.
Arañada de espinos,
vapuleada por los vientos, rota,
pude llegar, aún de día.
En lo alto del monte
reunidos, estaban.
Los hombres más ancianos y los otros,
como si no me viesen
hablaban, poseían
inefables vocablos.
Me acerqué con el triunfo cenital en los ojos,
con un contento de alas súbitas
en mis hombros felices,
pero no me dejaron entregar mis palabras
porque en ellos la ira de Dios resplandecía.
Bíblicas maldiciones
inflamaron mi oído,
y me dijeron Eva una y mil veces,
manantial del dolor, impúdica pureza,
hembra evadida del rincón oscuro
del lugar de vigía en la ventana,
desertora
de la orilla del fuego
y el hogar apagado...
Vergüenza de mi sexo acongojó mis hombros
que se creyeron alas para el vuelo.
Vergüenza de bajar de las alturas
sin lograr la palabra que buscaba.
Y ni siquiera en otras asambleas
vi algo de la luz que me justificase,
porque tampoco ellos encontraban nada,
a pesar de su hoz interrogante,
a pesar del secreto pretencioso y estéril
con que arropaban -delicadamente-
su poco de vacío...
Así regreso, con pies llagados
y ropas destrozadas, junto al fuego,
perseguida, insultada, y viendo activa
la maldición de Dios que llega
desde el vivir primero.
Carne de escándalo, asombrada,
aquí estoy para siempre quieta y muda;
jueces casi benignos me condenan
a la inmovilidad,
y me salva de ser lapidada
el silencio.


Eva en el tiempo, 1952, Ed. El Sobre Literario

jueves, 9 de enero de 2025

"ANEMIA DE GRAFITO". Un interesante cuento de Remedios Zafra sobre la mujer en el mundo rural y en otros mundos

Si el blanco y negro estaban condenados a guardar silencio en el zulo de una caja yerma incluso para el polvo, no era así con el color que se había proclamado depositario de los recuerdos recientes. Dos cámaras de fotos hacían el trabajo. Una de ellas la última Polaroid traída de unos grandes almacenes de la capital como regalo de cumpleaños. Y, si las cámaras eran las hacedoras de la imagen-recuerdo en color, el museo donde se mostraban los retratados era la mesa camilla. Bajo el cristal ovalado que protegía a la madera se apretaban varias capas de fotos. Cada estrato una época, una cena, una fiesta, un nacimiento, una navidad congelada.

Cabía esperar que, así como las fotos, las personas que aparecían en ellas fueran también de color. Lo eran, pero no los que habitualmente estaban detrás de la cámara, los dueños de la casa: Sierra y Frasco. Ellos eran en blanco y negro.

Tal vez ese fuera uno de los motivos por los que sus nietas les tenían miedo y aprensión, respectivamente. Hasta cierto punto el miedo a Frasco era comprensible pues apenas le veían ya que pasaba sus jornadas de jubilado en el campo. Algo más extraña era la aprensión que sentían hacia Sierra, a cuyo color debieran estar acostumbradas, ya que con ella compartían gran parte de su tiempo. Quizá si hubieran sabido que pronto Sierra iba a morir una vida su actitud habría cambiado. De momento nada hacía sospecharlo.

El caso es que regalarles cada semana una de esas bolsitas que venden en el quiosco del pueblo y que contiene una zanahoria, una cacerola, dos platos y dos tenedores de plástico -todo en miniatura-, prepararles desayuno y merienda, llevarlas al colegio y consentir alguno de sus caprichos almibarados, no parecía ser suficiente para que Sierra se hiciera acreedora del afecto regular de las crías. Su apego estaba marcado por visibles momentos de rechazo y por esa crueldad punzante sólo consentida a los niños. Por el contrario, hicieran lo que hicieran las nietas, Sierra parecía inmune a sus desdenes y nunca las amonestaba con un reproche o una demanda de cariño. Ella siempre sonreía y cuando decían "no quererla" se marchaba, ni siquiera cabizbaja, a la cocina.

Puede que fuera por su color blanco y negro, o por ese olor peculiar consecuencia del mismo, como a grafito sobre papel de estraza, que emitían ella y su marido. Puede que para las niñas esta diferencia de los abuelos no estuviera todavía asimilada y que les produjera rechazo porque al mirarles sólo veían esto. Aunque, curiosamente, para los demás, acostumbrados a la peculiaridad cromática del matrimonio, ésta pasara absolutamente desapercibida.

O puede que el afecto no correspondido que sufría Sierra tuviera que ver justo con lo contrario, no con la visión de su rareza sino con la no-visión de la mujer. Concretamente, con lo que su hijo diagnosticó como "ceguera por incondicionalidad". Las niñas la rechazaban porque no la veían ya que ella siempre estaba allí, disponible para la familia a cualquier hora y en cualquier situación, sin negociación previa.

Por lo demás Sierra era una mujer de pueblo que ni por aspecto, trabajo o conversación dejaría de pasar desapercibida en su contexto. Nunca ser cumplidora ama de casa y jornalera del montón, tener rostro amable pero ni guapo ni feo y hacer siempre, repetitivamente, lo mismo, fue motivo para resaltar. Nunca a esto se le llamó cosa distinta que "ser normal" aquí, o "mujer de pueblo" para los de fuera. Tan normal era su vida que siempre fue como era entonces, pocas diferencias. Quizá la única visible era el considerable aumento de peso que Sierra había experimentado en los últimos años y, de forma paralela, una creciente (y no escondida) obcecación por la comida. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 9 de octubre de 2023

"MUJERES CON GUITARRA". Un poema de la poeta nicaragüense de Ana Ilce Gómez

Hay muchas mujeres lapidadas a lo largo 
de la historia.
Su vida fue de jaurías y de toros rabiosos
de sangre alzada
de mordeduras largas.

Mujeres que le devolvieron al mundo
la embestida,
que se inmolaron o tuvieron que matar
para seguir viviendo,
esas que en las horas más oscuras
roturaron el campo con sus uñas
para que vos y yo pasemos.

Hondas mujeres
que quizás una lenta madrugada
marcharon al fuego o a la horca
por cosas tales como desordenar
el orden público
por inventar una nueva manera de descifrar
la vida
por tener voz
o por infieles
o ateas.

Ellas ya no están. Sus cabezas reposan
sobre un siglo o dos. Sus ojos
ya no existen.

Pero de ellas perdura una hebra sutil
un hilo ciego que sin saberlo
nos hace crecer y despertarnos en la noche
con unas ganas inmensas de vivir
de derribar todos los muros
de desafiar todas las hogueras
así como de amar y de pulsar
todas
toditas las guitarras de la tierra.

martes, 2 de mayo de 2023

La mujer en los refraneros árabe y español. Un artículo de Daher Ababneh, Mohammad. The Hashemite University.

En el presente trabajo estudiamos la imagen de la mujer tanto en los proverbios árabes como su equivalente en los proverbios españoles y examinamos con detalle el reflejo de la mujer en distintas fases de su vida. El artículo comienza indagando en la reacción que tiene la familia con la llegada de un bebé del sexo femenino. Esta reacción viene muy bien expresada en algunos proverbios árabes, en los que vemos reflejadas las creencias pre-islámicas por las cuales prevalece la preferencia de la familia por los varones frente a las mujeres. Esta misma idea podemos encontrarla en los refranes españoles. El matrimonio, una fase importante en la vida de una mujer, también se investiga en este trabajo y vemos que la mujer considera el matrimonio un medio para escapar de la injusticia de la familia, y la familia lo ve como un medio para deshacerse de las hijas en determinados momentos. La imagen de la mujer como esposa es la imagen más prominente en los proverbios de ambas culturas por lo que también ha sido tratada en esta investigación. El estudio no sólo se ha concentrado en la visión negativa de la mujer, sino que también ha estudiado la positiva, que están mejor representada por la imagen de la mujer como madre. Por último, hemos aclarado el punto de vista del Islam con respecto a los proverbios con una visión negativa de la mujer, así como los proverbios de origen islámico que han sido mal interpretados o utilizados fuera de contexto.


Fuente: Revista Internacional de Culturas & Literaturas, 2015. ISSN: 1885-3625. Nº. 2, 2011

martes, 19 de julio de 2022

"TESTIMONIO ANTE UN PRÓXIMO DESMANTELAMIENTO". Un cuento de Remedios Zafra.

Señor manijero:

Sí, es cierto que directamente nunca hice grandes cosas, ni tampoco he contribuido -indirectamente- a hacer grandes cosas. Me refiero, y usted ya me entiende, a cosas grandes, importantes, como trabajar para terminar con el hambre y la violencia en el mundo, ser voluntaria en una misión de paz o participar en una cadena de buenas acciones con objeto de que mi gesto sirviera de ejemplo a otros. Ni siquiera creo que no hacerlo y reconocerlo me sitúe en una posición preferente respecto a quien lo hace buscando sólo algún tipo de satisfacción personal. Nunca hice nada de esto, le digo, ni tuve intención de hacerlo, sobre todo porque ni supe que "yo" podía hacerlo, ni de saberlo habría podido.

Tampoco escribí un libro, ni planté un árbol. Bueno, esto último lo hice, sí. Al menos ayudé a hacerlo aunque fue mi marido quien cavó los hoyos e introdujo los plantones de olivo en la tierra. No obstante, de muchas maneras yo he contribuido a que él lo haga. De todas formas, usted me corregirá, pero creo que si es por trabajo no cuenta. Además no lo hicimos conscientes de la trascendencia que da a este acto quien planta un árbol para hacer "algo importante" en la vida. Igual que lo de los hijos. ¡Qué le voy a contar!

Al no hacer dichas cosas que, convencionalmente, me situarían en una posición privilegiada de felicidad por inversión de felicidad para otros, lógicamente, nunca he sentido esa plena sensación que narran los que protagonizan esas experiencias heroicas. Tampoco hice las propias de quien tiene mucho dinero y puede permitirse felicidad "pagada". Como ya sabe, no lo tengo y, según dicen en la iglesia (el cura, que es el que desde su púlpito y sin darnos derecho a réplica, presume de saber administrar nuestras aspiraciones inmateriales), la nuestra, a la que podíamos aspirar los de aquí era la primera, la felicidad medida en función de la felicidad generada. No dudo de que las posibles experiencias de este tipo de felicidad serán inigualables, únicas, más totales... más inolvidables que las mías, puesto que se cuentan y, cuando menos, resistirán a dos o más olvidos de los que escuchen atentos dichas hazañas. Con franqueza, me da un poco de apuro contarle las mías.

Porque... dice usted que no desmantelarán mi pueblo si encuentran gente feliz ¿no? Tengo que reconocer que a mí me parece algo inaudita la condición que nos ponen usted y aquellos para los que usted trabaja, pero que conste que yo no sé de casi nada y presupongo que, usted y ellos, sus razones de peso tendrán. CONTINUAR LEYENDO

martes, 8 de marzo de 2022

"HOMENAJES". Eduardo Galeano

8 de Marzo

Hoy es el día de la mujer.
A lo largo de la historia, varios pensadores humanos y divinos, todos machos, se han ocupado de la mujer, por diversas razones:

· Por su anatomía

Aristóteles: La mujer es un hombre incompleto.
Santo Tomás de Aquino: La mujer es un error de la naturaleza, nace de un esperma en mal estado.
Martín Lutero: Los hombres tienen hombros anchos y caderas estrechas. Están dotados de inteligencia. Las mujeres tienen hombros estrechos y caderas anchas, para tener hijos y quedarse en casa.

· Por su naturaleza

Francisco de Quevedo: Las gallinas ponen huevos y las mujeres cuernos.
San Juan Damasceno: La mujer es una burra tozuda.
Arthur Schopenhauer: La mujer es un animal de pelo largo y pensamiento corto.

· Por su destino

Dijo Yahvé a la mujer, según la Biblia: Tu marido te dominará.
Dijo Alá a Mahoma, según el Corán: Las buenas mujeres son obedientes.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Ellas, las mujeres que fueron borradas de los libros de Historia del Arte.

Autorretrato en Bugatti verde', Tamara de Lempicka (1925)
Desde Ende o Sofonisba Anguissola a Tamara de Lempicka o Maruja Mallo. Manuel Jesús Roldán recupera a las artistas olvidadas por la tradición androcéntica del arte

El Museo del Prado se marcó hace justo un año un tanto (con décadas de retraso, todo sea dicho) cuando dedicó por primera vez en sus dos siglos una exposición dedicada en exclusiva a una mujer. La pintora flamenca barroca Clara Peeters fue la encargada de romper el tabú del patriarcado artístico. Para muestra, un botón: en la pinacoteca nacional hay obra de más de 5.000 hombres y tan solo de 53 mujeres. De las cerca de 8.000 pinturas catalogadas (expuestas y en los almacenes), solo cuatro de artistas mujeres se exhiben.

La Historia del Arte la han protagonizado infinidad de féminas. Han sido las modelos y musas. Las protagonistas de algunos de los cuadros más importantes de todas las épocas. Ahí están las señoritas de Avignon, las majas, la Mona Lisa, las venus, las bailarinas de Degas o las prostitutas de Touluse-Lautrec. Son solo algunos ejemplos evidentes porque mientras las mujeres se dejan ver en las paredes de los museos, muy pocas son las que firman los lienzos que cuelgan de ellas.

Cuenta Manuel Jesús Roldán en ‘Eso no estaba en mi libro de Historia del Arte’ (Almuzara) que la concepción decimonónica de la mayoría de los manuales del tema las excluyeron aunque hubiera mujeres retratistas de Corte, escultoras de cámara o pintoras religiosas. “Han sido silenciadas y su rescate del olvido, afortunadamente recuperado en los últimos años, merece todos los empeños”, escribe en esta obra que recopila ‘anécdotas’ artísticas como aquellas obras cumbres del arte que en su momento fueron rechazadas y censuradas, los primeros selfis hechos al óleo, las facetas más escabrosas de algunos creadores y, sobre todo, recupera el nombre y la historia de varias de las artistas más importantes pero aún así olvidadas. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: elconfidencial.com

martes, 9 de mayo de 2017

Leeureka!, libros para niños y jóvenes con la mujer como protagonista.

Presentación de una nueva guía de lectura en la que aparecen mujeres que se dedican a la divulgación científica en diversos campos.

¡Leeureka!¡Mujer tenía que ser! es la nueva guía de lectura que, incluida en la Primavera Científica de la USAL (Universidad de Salamanca), ha sido presentada en la Casa de las Conchas, con la mujer como protagonista.

Tras las guías Leer la Ciencia (2015) y La Mirada Atenta (2016), Leeureka! presenta una nueva selección de 96 libros informativos, dirigidos a niños y jóvenes, con la mujer como protagonista. Se trata de un conjunto de biografías que presentan las vidas de mujeres que han destacado en diversos campos: el arte, la literatura, el cine, la política o la investigación. Esta guía es una muestra que deja ver todo lo que queda por hacer para convertir en visibles nombres de mujeres invisibles.

La guía reúne una selección de títulos en donde, bajo el nombre genérico de “autor e ilustrador”, están muchas mujeres que se dedican a la divulgación científica en diversos campos, desde las humanidades hasta las ciencias puras, y para distintas edades. Muchos de los libros reseñados están escritos desde la óptica del humor, ejemplos muy destacados sobre cómo abordar temas difíciles como la sexualidad, la reproducción o los excrementos, desde la risa y la ilustración humorística.

Además, hace un pequeño homenaje a Margarita Salas, con la propuesta de una biografía y la selección de varios libros escritos por mujeres en torno a su figura, como una invitación para iniciar a los más pequeños en la experimentación y en la investigación a través de juegos y propuestas didácticas. La guía ¡Mujer tenía que ser! se distribuirá gratuitamente en puntos habilitados del Festival Primavera Científica, en bibliotecas municipales y en librerías.   


domingo, 26 de marzo de 2017

“Las mujeres son esclavas de la maternidad”. Entrevista a Nawal al Saadawi, doctora, escritora y activista por los derechos de las mujeres.

¿Dios no cabe en un libro?
No, lo aprendí de mi abuela, que, siendo muy valiente, se enfrentó al alcalde del pueblo cuando este, mofándose de ella, le dijo: “Tú nunca conocerás a Dios porque no puedes leer el Corán”.
¿Una sabia analfabeta?
“¿Y quién te ha dicho a ti que Dios es el Corán? –le espetó–. Dios no cabe en un libro. Dios es justicia, libertad y amor”. Así descubrí que los textos sagrados son una cárcel para las mujeres.
A los 13 años le escribió una larga carta a Dios.
Intentaron prometerme varias veces, la primera a los 10 años, pero yo me portaba fatal con los pretendientes. Mis padres me pegaban y amonestaban sin resultado, y finalmente me enviaron lejos, a un internado. Allí escribí esa carta.
¿Qué le decía a Dios?
Que no creería en él si no era justo. Y que no era justo que mi hermano, mucho peor que yo en los estudios, fuera el preferido. Mi profesor, un musulmán fanático, se puso furioso, así que escondí esa carta, pero mi madre la encontró y me dio la razón, eso me hizo escritora.
¿Qué ha entendido de esencial en estos 86 años que lleva vividos?
Que la esencia de la vida es la vida misma, no tiene motivo ni razón. La vida es placer, amor, disfrute, libertad y creatividad.
¿Esa es su filosofía?
Sí, soy optimista y soy poderosa, porque la esperanza es poder. Incluso cuando Sadat me encarceló por ser crítica con su gobierno no perdí la esperanza.
Fue dueña de sí misma.
El cambio no emana de una única batalla, requiere toda una vida. Pero el paso fundamental es cambiarse a una misma, eso te convierte en poderosa.
¿De qué cambio me está hablando?
Tú te cuestionas y te construyes constantemente. Nos dicen que Eva trajo el pecado al mundo... ¿Alguna mujer siente eso? El día que superemos esas ideas viviremos todos mejor.
Luchar es su verbo.
Sí, escribir y luchar por la justicia y la igualdad. Sin igualdad no habrá amor verdadero entre hombres y mujeres, habrá sólo matrimonio; por eso me divorcié de tres maridos.
En su país eso es ser muy valiente.
No hay amor auténtico en un mundo construido sobre el patriarcado, el dominio del dinero y la religión. Dios entregó el poder al hombre. Dios es muy patriarcal.
...Nuestra interpretación de Dios.
Sí, el Dios macho, el que eligió al hombre para subyugar al mundo. Los dioses de todas las religiones monoteístas ordenan sacrificios y muertes. Y los políticos, con sus ejércitos, su policía, su organización económica al servicio de unos pocos, están llenando el mundo de sangre.
¿Por dónde pasa la conquista de la igualdad de la mujer?
Las mujeres terminan por oprimirse a sí mismas: muchas creen en el matrimonio para toda la vida, y aguantan; otras ejecutan la mutilación genital a sus hijas o, obedientes, cubren sus cabezas. Necesitamos ser conscientes de la opresión de la cultura, la política, la religión y la maternidad.
¿La maternidad?
Sí, las mujeres son esclavas de la maternidad. La maternidad es una cárcel. El padre es libre, pero la madre no. Las mujeres sacrifican sus vidas y su libertad por sus hijos.
Es que son tus hijos.
Debemos ser psicológicamente independientes de nuestros hijos. Las madres hacen que los hijos sean dependientes de ellas, les imponen su autoridad, reproducen lo que padecen.
Hay verdad en sus palabras, aunque sean radicales.
Se nos ha criado hasta llegar al sacrificio, sacrificio por la familia, por los hijos, por el país. Pero ni el país ni el marido ni los hijos se sacrifican por las mujeres. Aun así, nosotras lo toleramos. Tenemos que erradicar esta psicología de la ­esclavitud.
Nacemos con ella.
Yo me desprendí de todo lo que se supone que debe ser una mujer, de todo lo que me hacía ser esclava. Y con mis hijos la relación mejoró muchísimo cuando estuve desprendida, alejada de esa dependencia psicológica que me oprimía y les oprimía.
Entonces, la gran rebeldía sería que las mujeres no tuvieran hijos.
Sin duda, pero eso no es natural. Para cambiar las cosas debemos conversar, crear conciencia y ser solidarias entre nosotras.
Amenazada de muerte por sus ideas, tuvo que refugiarse en EE.UU. ¿Qué vio allí?
La autoridad del marido es superior a la de la esposa, y esto es algo universal. Y los seres más oprimidos del mundo son las mujeres pobres. Necesitamos justicia, vivir en igualdad de condiciones, entonces nos podremos casar felizmente y tener hijos libres.
Pero eso no existe en el mundo.
Ese cambio vendrá, el mundo no puede seguir sangrando. Pero tendremos que pagar el precio de la libertad y el de la igualdad.
¿Y cuál es ese precio?
A veces vamos a la cárcel, o nos matan, o la rebeldía nos condena a ser pobres o arrinconadas. Personalmente no me importa perder mi vida, llevo años en una lista de condenados a muerte, pero nuestra vida es horrible, no queda otra que luchar.
Fuente: lavanguardia.com

viernes, 17 de marzo de 2017

"Para ti mujer escribo". Un poema de la peruana Margarita Carrete de Tafur.



Escribo para ti mujer,
mujer de mil ropajes,
mujer joven o vieja
de esta dura tierra.

Escribo para ti
sin saber cómo eres,
hoy hablo para decirte
que no aceptes la suerte

¡Escúchame ahora!
Obrera de los tiempos
si hoy borras tu sonrisa
a cambio de tristeza,
no hay vida mala o buena
ni infiernos tan temidos
ni paraísos soñados,
la vida es una sola,
la vida se conjuga
de dolor y alegría,
la vida mujer hay que amasarla,
¡con nuestras propias manos!

¡Basta ya mujer!
de dolores callados,
despierta, anda y ve
que hay tiempos no sembrados 
¡Basta ya mujer!
Arroja tu alma esclava
de los prejuicios vanos.
¡Mira el sol cómo brilla,
no te tapes los ojos
al resplandor del día!

Mujer del siglo XX
que luchas, trabajas y amas,
descubre y aprovecha los caminos,
recoge las mañanas,
entierra los silencios,
desátate las manos,
rompe ya esas cadenas
que la vida es empinada
y a fuerza de subirla
se hace mejor vida.


miércoles, 8 de marzo de 2017

Foreges y la mujer.


8 de Marzo. EVA Y LA LIBERTAD. Miguel Loza Aguirre.

EVA Y LA LIBERTAD
 
Recuerdo que cuando me contaron por primera vez la historia de Adán y Eva me quedé fascinado con tanto poderío. Allí aparecía la mano de un Dios que finalizaba su creación dando vida a un trozo de barro, del que nacería el hombre, hecho a su imagen y semejanza. Pero al verlo tan solo, y viendo que necesitaba compañía, lo durmió, le extrajo una costilla y con ella vio el mundo la primera mujer. No se especifica si en este caso fue hecha a su imagen y semejanza. Pudiera ser, pienso yo, que quien escribió el relato tuviese claro que Dios era hombre. ¡Ya empezamos!

También me cautivaba la fábula, con perdón, del Paraíso Terrenal. Aquel lugar idílico en que Dios puso a Adán y a Eva a fin de que llevasen una existencia sin ningún tipo de sobresalto. Allí había de todo lo que uno podía desear. Bueno, de casi todo. Pero eso ya lo veremos más adelante. Ahora bien, poco o nada sabemos de cómo era la relación entre Adán y Eva, a excepción de los diarios que Mark Twain logró rescatar y que nos presentan una situación un poco diferente al relato oficial. Según estas fuentes, las oficiales, es de suponer que se llevarían bien, que todo entre ambos sería paz y armonía. Eso sí, para que todo esto se prolongase en el tiempo, lo único que NO podían hacer era comer los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal. Algo que no parecía muy difícil de cumplir.

Así, en medio de este mar de abundancia, transcurría la existencia de la pareja. Sin hijos, sin amigos, sin paro, sin hipotecas, sin políticos, sin enfados, sin envidias, sin violencia, sin enemigos, sin… futuro, sin vida. Pero un día, apareció el diablo -es una forma de llamar al pensamiento-, en forma de serpiente y le tentó a Eva. Pero, ¿por qué a Eva y no a Adán? Hay distintas versiones, aunque las voy a sintetizar en dos. La primera, que podemos considerar como la políticamente correcta, nos indica que la elección se produjo porque la veía más fácil de convencer o engañar. Pero hay otra que dice que la eligió porque veía en ella una criatura con mayor curiosidad que Adán, así como con un espíritu más crítico y con menos miedo que el de este. Y así fue. Habló, a modo de diálogo interno, con ella un buen rato, pero no conseguía que Eva desobedeciese. Fue al preguntarle acerca del porqué no podían comer de ese árbol, cuando quedó desarmada. Eso, ¿por qué? 

Pensó preguntárselo a Adán, pero le pareció que allí no iba a encontrar ninguna respuesta; que si había que dar algún paso hacia el conocimiento, lo tendría que dar ella. Y lo hizo. Mordió la manzana y fue a ofrecérsela a su pareja. Le habló de lo que había sentido, de sus ganas de conocer, de sus deseos de avanzar sin miedo y de llegar a ser plenamente humana. Pero Adán no era como ella. Tenía miedo. Prefería conservar lo que tenía a exponerse a la ira de Dios, al tiempo, al futuro. Pero al fin, su débil carácter, su pusilanimidad, su comodidad, su falta de criterio propio le llevaron a comer de la manzana. Y ya sabéis lo que pasó: la expulsión del paraíso, el trabajo, las enfermedades, el parto, los políticos, los banqueros, Trump, etc. 

Ahora bien, lo que no me quedó claro fue cuál era la moraleja de la fábula. Y aquí también creo que sigue habiendo dos versiones. Una, la oficial, y otra, la incorrecta políticamente, y que es la que pretendo plasmar en este texto. Según la primera, Eva fue la que por su debilidad, por su forma de ser, cayó en la tentación del demonio. Y no contenta con esto fue a convencer a Adán de que hiciera lo mismo.  Y este, por contentarla, por el cariño (¿?) que la profesaba, dio su brazo a torcer. Y aquí viene la moraleja: ¡CUIDADO CON LAS MUJERES! 

Precaución, porque la mujer, aunque puede ser, además de necesaria, adorable, es voluble, sin voluntad, qual piuma al vento, fantasiosa, despegada de la realidad y lo que es peor: lo contagia a todos los de su entorno y, a veces, si se la deja, va más allá. Hay que tener cuidado con ella, sobre todo, porque domina las artes de la seducción. Una mujer sin freno puede enloquecer al hombre, puede desnortarle, quebrar su voluntad, y lo que es más terrible, no sólo a un hombre, sino a los hombres. Ella es capaz, aunque sea sin pretenderlo, de sembrar la cizaña entre ellos y llevarlos al enfrentamiento. CONCLUSIÓN: ¡Ojo con ellas! Atémoslas corto, alejémoslas del poder, del conocimiento, de los puestos de responsabilidad, de los espacios públicos, de los sacerdocios. Tapémoslas, escondámoslas, hagámoslas invisibles socialmente. Y, si es preciso, deshumanicémoslas, cosifiquémoslas. Todo por el bien de la humanidad. Y esta moraleja, esta visión es la que ha regido y sigue rigiendo en el mundo y es la que da lugar a la discriminación de la mujer y justifica simbólicamente la violencia hacia ellas.

Sin embargo, mi visión es totalmente distinta. Para mí, la pregunta que se hace acerca de por qué no puede comer del árbol es el primer paso que se da en la Historia hacia el conocimiento. Y ese primer paso lo da una mujer. La curiosidad no mató al gato, lo mató el desconocimiento. Por otra parte, es esa curiosidad, ese deseo de conocimiento, lo que la lleva a comer la manzana, a pesar del riesgo que podía suponer. Eva intuye, que es una forma de conocer, que la manzana es la libertad. Y tiene miedo. Pero quiere volar, quiere sentir, quiere emocionarse, quiere amar, en una palabra: quiere vivir. Y la elige. Y la come aun sabiendo que es un fruto que en ocasiones puede ser amargo, que con ella van a venir todo lo que apocalípticamente les dijo Dios, incluida la muerte. Y con ese acto inicia el proceso de humanización de la especie. Ya no hay vuelta atrás. Y se la ofrece a Adán. Quiere compartir con él la libertad. Pero Adán tiene miedo, más miedo que ella. Le aterra la libertad, prefiere que se equivoque el obispo, que decida, que se responsabilice ella. Así que al final, sin estar convencido, sin criterio, decide seguirla, aunque guarda en su corazón la acusación que se convertirá en revancha para el caso de que las cosas salgan mal. Y así fue. Y así el hombre llegó, por otro camino, a las mismas conclusiones que las de la versión oficial. Conclusiones que han venido falseando la auténtica feminidad, y digo auténtica, porque se basa en la libertad.  

Mi conclusión es distinta. Pienso que Eva, la primera mujer, y no el hombre, fue la que apostó por la libertad y la  que nos hizo humanos. A ella, pues, le debemos la libertad. Y ya es hora de proclamar a los cuatro vientos que fue una mujer la que dio este gran paso sin el que no hubiésemos conocido la felicidad, porque sin libertad no es posible ser feliz. No es la verdad la que nos hará libres, sino que será la libertad la que nos hará verdaderos.

Pero el hombre sigue temiendo a la mujer, porque sigue teniendo miedo a la libertad. Algo de lo que nos habla en profundidad Erich Fromm en su libro Miedo a la libertad. Y por eso quiere controlarla, acotarla, desvalorizarla, invisivilizarla, dejarla en casa, que no salga, que es peligrosa…, que a ella no le da miedo el futuro, que no teme a la felicidad. Además, tiene el poder de la procreación. Algo que la hace todavía más temible. Este es el terrible drama que desde la literatura nos plasma Dostoeivski en El Gran Inquisidor.

Pienso, por tanto, que ya va siendo hora de que de una vez por todas los hombres maduremos y reconozcamos que la mujer es el origen del conocimiento y de la libertad; que ya es hora de que dejemos de temer a la mujer; que, como consecuencia de ese miedo, la discriminemos, cosifiquemos y ejerzamos la violencia real o simbólica sobre ella. En una palabra, que, aunque sea tarde, ya es hora de que nos demos cuenta de que el gesto que hizo Eva por la libertad es el único camino que nos puede llevar juntos por el sendero de la igualdad, del amor y de la felicidad.

Miguel Loza Aguirre