Para empezar a desentrañar esta cuestión retomaré la voz de una de nuestras grandes escritoras, Graciela Montes. Hace ya unos años, la autora explicaba que la literatura pertenece al orden del arte, el arte hecho con palabras. Y que como las palabras, específicamente la lectura y la escritura, son cuestiones de la escuela, esto suele provocar un malentendido. Decía Montes: “Ambas se ocupan de las letras y, sin embargo, la literatura es sapo de otro pozo. No es una especie natural de la escuela, aunque sea bueno, y hasta extraordinariamente bueno que la escuela le haga un sitio. En el fondo, la literatura es una extraña, una forastera, una rara, nativa de otros campos. […] A la escuela la sorprende y la sobresalta la literatura, no sabe bien dónde ponerla, qué hacer con ella; a veces parece que la llevara en brazos como un paquete engorroso, trastabillando con él, dejándolo caer en cualquier sitio” (Montes 1997). ACCEDER AL ARTÍCULO
Fuente: Revista había una vez
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