Érase una vez un rico campesino que no tenía ningún hijo con su mujer. A menudo cuando iba con los demás campesinos a la ciudad éstos se burlaban de él y le preguntaban por qué no tenía hijos. Una vez se puso muy furioso y cuando llegó a su casa dijo:
-¡Yo quiero tener un hijo! ¡Aunque sea un erizo!
Su mujer entonces tuvo un hijo que era de mitad para arriba un erizo y de mitad para abajo un niño, y cuando vio a su hijo se asustó mucho y dijo:
-¿Lo ves? ¡Nos has echado encima una maldición! SEGUIR LEYENDO
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