Hoy en día, la calibración monetaria ha alcanzado proporciones insensatas y no solo se alarman los escritores próximos al surrealismo. Drew Faust, la presidenta de Harvard, también se preocupa por la caída brutal del porcentaje de estudiantes que eligen las “artes liberales” y las ciencias como disciplina principal.
Recuerda que la apuesta de la enseñanza va mucho mas allá de una utilidad mensurable: “Los seres humanos necesitan sentido, comprensión, perspectiva tanto como trabajo. La cuestión no debería ser si podemos permitirnos creer en esos objetivos en los tiempos que corren, sino si podemos permitirnos no hacerlo”.
No se le puede objetar que se ubique en posiciones románticas o pasadistas: la institución que preside esta a la cabeza del ranking mundial establecido por la Universidad Jiao Tong de Shanghai. Martha Nussbaum, profesora de la Law School de la University of Chicago, se inquieta, por su parte, con el hecho de que “en casi todos los países del mundo, las artes y las humanidades son amputadas a la vez en el ciclo primario, en el secundario y en la universidad.
Los responsables políticos ven en ellas florituras inútiles en un momento en que los países deben sacarse de encima todos los elementos inútiles para seguir siendo competitivos en el mercado mundial”.
Sin embargo, de acuerdo con ella, solo una cierta practica de las artes y las humanidades estaría en condiciones de responder a preguntas muy actuales de las sociedades democráticas, en particular por el desarrollo de las capacidades emocionales, imaginativas y narrativas. Estas, precisa, deben cultivarse también en la familia, desde el comienzo de la vida.
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