lunes, 24 de julio de 2017

"El triunfo de Tzvetan Todorov". Un artículo de Alberto Ruy Sánchez, publicado en la revista Nexos.


A la semana de su muerte comenzó a circular el libro póstumo de Tzvetan Todorov, El triunfo del artista. Un ensayo histórico y filosófico relativamente breve en el que confluyen las ideas fundamentales de la mayoría de sus libros. Más que una síntesis es, literalmente, una conclusión.

Ahí están sus dos grandes épocas de investigador: la primera en la que se ocupaba de la arquitectura de las obras artísticas, como le gustaba describir a su etapa de semiólogo, y la segunda, donde se vuelve un pensador con preocupaciones sociales, un historiador de las ideas con un interés especial en el pensamiento político, en la experiencia totalitaria, en la insumisión y en la relación del arte con su momento histórico. Aunque su último libro se ocupa de un periodo histórico muy preciso, tanto las preguntas que propone como las ideas que explora y nos presenta son pertinentes hoy y apuntan hacia un futuro inmediato. Por eso, El triunfo del artista, escrito finalmente durante los años en el que el autor sabía de la gravedad de su enfermedad, adquiere el valor de testamento intelectual y moral.

En él estudia las relaciones complejas y disparejas entre el poder y algunos creadores excepcionales durante los primeros años de la revolución soviética. Se subtitula La Revolución y los artistas. Rusia 1917-1941. El epígrafe es una cita de Pascal, que adelanta la idea principal del libro: “La grandeza de la gente de espíritu es invisible para los reyes, los ricos, los capitanes…”. Todorov relatará y analizará varios combates entre el poder de Lenin y de Stalin y creadores que, de diferentes maneras, quisieron creer en la Revolución. Aunque sus actividades pertenecen a dos ámbitos humanos muy distintos, a la hora en que se enfrentan el poder aniquila meticulosamente a cada uno. A medio libro asegura: “El régimen gana cada batalla puntual pero perderá la guerra. A la larga, los artistas prevalecen sobre los líderes políticos”. Al final del libro aclara la naturaleza de ese triunfo: “Los detentores del poder son capaces de destruir a aquellos a quienes quieren someter. Pero no tienen ningún dominio sobre los valores estéticos, éticos y espirituales que hay en las obras producidas por ciertos artistas. Antes como ahora, sin esas obras la humanidad no podría sobrevivir. Y en eso reside el triunfo de los héroes frágiles de nuestro relato”. CONTINUAR LEYENDO

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