viernes, 7 de julio de 2017

"El cazador Gracchus". Un cuento de Franz Kafka

Sentados en el muelle, dos muchachos jugaban a los dados. Un hombre leía un diario en las escalinatas de un monumento, a la sombra del héroe que blandía la espada. Una muchacha junto a la fuente llenaba su cántaro. Un vendedor de fruta, apoyado en su mercancía, miraba hacia el mar. A través de la puerta y ventanas de una taberna se veía en el fondo a dos hombres bebiendo vino. Al frente, sentado a una mesa, el tabernero dormitaba. Una barca que se deslizaba silenciosa, como llevada por el agua, entró al pequeño puerto. Un hombre de azul, saltó a tierra y pasó las amarras a través de las argollas. Otros dos hombres, de ropa oscura con botones plateados, seguían al contramaestre sosteniendo una camilla sobre la que, cubierto con un lienzo de seda floreada, yacía ostensiblemente un hombre.

En el muelle nadie parecía ocuparse de los que recién llegaban; nadie se les acercó cuando descendieron la camilla a tierra, esperando al contramaestre, que todavía se empeñaba con las amarras; nadie les dirigió una pregunta, nadie se detuvo a observarlos siquiera.

A causa de una mujer que, con un niño de pecho, apareció en cubierta, con el cabello suelto, el conductor se demoró todavía un poco; luego, señaló a la izquierda, hacia una casa amarillenta de dos pisos, que se levantaba junto al agua. Los portadores levantaron la carga y la condujeron por el portal, entre esbeltas columnas. Un muchachito abrió una ventana, alcanzó a observar cómo el grupo desaparecía dentro de la casa y volvió a cerrarla de inmediato. También se cerró el portal de roble oscuro cuidadosamente trabajado. Una bandada de palomas que había revoloteado alrededor del campanario descendió frente a la casa, delante del portal, como si allí se guardara su alimento. Una de ellas se elevó hasta el primer piso y picoteó el cristal de la ventana. Eran palomas vivaces, de plumaje claro; parecían bien cuidadas. La mujer de la barca, con un marcado ademán, les arrojaba granos. Ellas descendían y después de recogerlos, volaban hacia ella.CONTINUAR LEYENDO

Nota: Kafka no llegó a acabar “El cazador Gracchus”, ni siquiera le dio un título. Fue Max Brod el que conformó el núcleo esencial de esta historia escrita entre enero y abril de 1917. Los esbozos, en el orden en el que aparecen en los cuadernos de Kafka, se encuentran recogidos en el tercer volumen de sus obras completas y en una entrada de los Diarios, el 6 de abril de 1917. Como la mayor parte de la obra de Kafka, “El cazador Gracchus” posee un carácter fragmentario e inacabado. Buscamos las piezas hasta componer un relato y lo hacemos con un ligero temblor reverencial, como quien camina por el borde de un abismo. Al cazador Gracchus hay que cazarlo entre otros escritos. Así, el esbozo que aparece en el llamado “cuaderno D”, está precedido por dos textos sobre corridas de toros en España: “Adelante héroes de la plaza, / que empiece la corrida”. 
(http://denadapuedovereltodo.blogspot.com.es/2012/01/demasiado-tarde.html)

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