Existe en el Reino Unido una preocupación social relacionada con los valores democráticos que los nuevos tiempos están poniendo en peligro a causa de los cambios tecnológicos, políticos, económicos y demográficos, entre otros. Para volver a poner en valor los servicios públicos y el sistema del bienestar que ha caracterizado a la sociedad británica, es preciso que el Gobierno actúe. En este contexto se propone la lectura como poder transformador de la sociedad.
Durante el verano de 2018 se realizó, en el Reino Unido, un estudio para evaluar el impacto potencial de la lectura en relación con una serie de problemas (la soledad, la salud mental, la demencia y la movilidad social), que afectan actualmente a la sociedad británica, y que en una proyección hasta el 2030 se prevé que se convertirán en un lastre que condicionará (¡e imposibilitará!) su desarrollo como país si no se actúa de manera urgente y con los recursos necesarios.
Este estudio lo lideró el laboratorio de ideas (think tank) Demos con la colaboración de la organización The Reading Agency. Es imprescindible tener presente quién hay detrás de este trabajo para entender el porqué de la elección de los problemas estudiados, el análisis que se hace desde la lectura como elemento de transformación social, las propuestas o recomendaciones de actuación que proponen y el tono y la manera en que se desarrolla el estudio.
Los problemas analizados y su relación con la lectura son los siguientes:
- La soledad: descrita como una epidemia que en 2030 afectará a más de 7 millones de personas de las que 2 millones pueden llegar a morir antes por este motivo (teniendo en cuenta solamente a los mayores de 60 años aunque se prevé que también implicará colectivos más jóvenes). Leer reduce la soledad porque los lectores se sienten menos solos y los libros facilitan la interrelación social.
- Los problemas relacionados con la salud mental (depresión, ansiedad, TDAH o el aislamiento fruto de otras patologías) crecen y afectan a toda la población, independientemente de la edad (casi 3 millones de niños y adolescentes menores de 17 años necesitan servicios de salud mental). La lectura mantiene la mente activa, por una parte y, por otra, ayuda a entender la enfermedad a los que la sufren, a los cuidadores y a los que conviven con ella.
- La demencia, vinculada al envejecimiento de la población, demandará más centros de atención, más cuidadores informales y, sobre todo, si se quieren mantener los mismos servicios que hay a día de hoy, aumentar en un 58 % el actual gasto del Gobierno para este problema. No hay estudios concluyentes sobre una relación causal entre lectura y mejora de la demencia pero apuntan a un alivio de los síntomas.
- La movilidad social está muy condicionada por los resultados educativos; una competencia lectora baja implica formar parte de un colectivo vulnerable y en riesgo de exclusión. La alfabetización por sí misma no garantiza la movilidad social pero no tenerla la hace imposible. Leer por placer se ha revelado como la mejor alternativa a este aprendizaje (más que la lectura en el entorno escolar). SEGUIR LEYENDO
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