Después de escuchar en el programa "A vivir que son dos días" de la Cadena SER, una entrevista con el autor, me sentí atraído por el libro y, una vez que estuvo a mi alcance, me puse a leerlo y no paré hasta que di con él.
Es un libro unido a la vida del autor. Un libro que en el que nos hace partícipes de su experiencia de cambio de género. Thomas, desde muy pequeño, se dio cuenta de que había nacido en un cuerpo de mujer, en un cuerpo equivocado. Pero hasta los 30 años no empezó a inyectarse testosterona.
Thomas ha vivido dos géneros y dos universos que los acompañan: la feminidad y la masculinidad. En el texto nos da noticias de esas vivencias, de lo que las une y las diferencia. De los privilegios de una frente a la otra, privilegios que ahora disfruta por ser un hombre. De ahí una de las grandes aportaciones del libro, ya que los hombres, por mucho que empaticemos, no tenemos la vivencia de ser mujer. La otra viene de la construcción que hace de su masculinidad. No tiene nada que ver el nacer y desarrollarse dentro de un género dado, que el llegar a él al cabo de bastantes años. Y ese es el dilema para Thomas: masculinidad sí, ¿pero cuál?. Cómo elegir y cómo construirla desde la igualdad. Es decir, ¿cómo dar sentido igualitario a eso que se califica, según la sociedad, la cultura, la tradición... como ser "un hombre de verdad"?
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