domingo, 22 de marzo de 2020

El chuico y la damajuana,un poema de Nicanor Parra.

El chuico y la damajuana
después de muchos percances
para acabar con los chismes
deciden matrimoniarse.

Subieron a una carreta,
tirada por bueyes verdes
uno se llamaba ¡Chicha!
y el compañero ¡Aguardiente!

Como era pleno invierno
y había llovido tanto
tuvieron que atravesar
un río de vino blanco.

Tan bien se sentía el Chuico
juntito a su damajuana
que el sauce llorón reía
y el cactus acariciaba.

En la puerta de la Iglesia
hallaron al señor cura
que estaba rezando un credo
con un rosario de uvas.

Como no invitaron más
que gente de la familia
el padrino fue un barril
y la madrina una pipa.

Cuando volvieron del pueblo
salieron a recibirlos
un odre de vino blanco
y un fudre de vino tinto.

Todo estaba preparado
y para empezar a la gresca
un vaso salió a bailar
un vals con una botella.

La fiesta fue tan movida
y tuvo tal duración
que según cuenta un embudo
duró hasta que se acabó.


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