La poeta uruguaya Idea Vilariño vivió una terrible y apasionada historia de amor y dolor con Juan Carlos Onetti. Se quisieron y odiaron a partes iguales. Rompieron y se reconciliaron muchas veces. El escritor finalmente la dejó por Dorothea Muhr, con quien se casó, y le dedicó a Vilariño Los adioses en 1954, a lo que ella le respondió en 1957 con Poemas de amor. «Es el último hombre de quien debí enamorarme —llegó a confesar Vilariño—. Nunca me entendió como ser humano, como persona. Todavía me pregunto por qué aguanté tanto, por qué volví tantas veces. No conoce a las mujeres y a mí no me conoció nunca. No nos conocimos como dos seres humanos...» Del dolor de Vilariño nació «Ya no», uno de los poemas de desamor más desgarrador que jamás se ha escrito y que termina con estos versos: «No me abrazarás nunca / como esa noche / nunca. / No volveré a tocarte. / No te veré morir». (Karmele Jaio, Amor capital)
YA NO
Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.
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