Este libro nació de a pocos, sin proponérmelo, como una idea que se fue instalando en mí, sutil y tenaz. ¿Cómo nos describen los hombres? ¿Cómo nos ven? Cada vez que leía y leo un libro siempre termino preguntándome – al margen de si se trata de una ensayo histórico ó de ficción literaria - cómo se relaciona ese hombre con la otredad femenina, cómo vive su propia subjetividad y cómo la expresa?. Quizá constituya una manera de explicarme esa incomunicación cada vez más extendida, ese silencio que a veces impide el natural acercamiento entre un hombre y una mujer.
Fue también la lectura del libro de Raúl Fornet-Betancourt, Mujer y filosofía en el pensamiento iberoamericano, donde un párrafo me acercó a mis propios pensamientos, cuando señala que su perspectiva no es la de hablar de la mujer ni por la mujer sino la de “ver cómo se ha hablado masculinamente de ella para hacer que el monólogo masculino se escuche a sí mismo y ello como un primer paso de interrupción discursiva en vista de su enmienda”.
Eso terminó de convencerme de la idea de un libro que seguramente habrá que completar en el futuro, pero que significa un punto de partida de una reflexión necesaria. El primer capítulo, Los Clásicos, está dedicado al Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), y a Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), ambos hijos del siglo XVI, de distintas culturas y filiaciones, máximas figuras de la literatura universal. Seguidos de Manuel González Prada (1844–1918) y José Carlos Mariátegui (1894–1930), los más importantes y significativos escritores y políticos peruanos de todos los tiempos.
El segundo capítulo, Siguiendo la mirada, comprende dos estudios dedicados a la incorporación de las mujeres a la educación y a la literatura: Una nueva conciencia femenina. Identidad y educación, y La escritura femenina, un difícil camino. Todo lo cual guarda relación con nuestro derecho a la educación, y por consiguiente a pensar y escribir con cabeza propia.
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