La diferente comprensión lectora forjada en el entorno familiar sobre los ocho o nueve años va abriendo una brecha que estalla en secundaria, advierten los expertos
Los niños de cuarto de primaria, de ocho y nueve años, cuyos padres leen con ellos en casa llevan medio curso de ventaja en comprensión lectora respecto a los que no lo hacen. El acompañamiento familiar abre una brecha entre el alumnado en materia de comprensión lectora similar (de hecho, un poco superior) al que generan las diferencias en el nivel socioeconómico de los progenitores, aunque ambos factores están frecuentemente relacionados. De las intervenciones que pueden realizarse en el hogar, la implicación de los padres en la lectura es una de las que tiene efectos más positivos. Se sitúa por detrás, en eficacia, de otra más sutil, las expectativas académicas que los progenitores tienen en sus hijos. Pero muy por delante, por ejemplo, de la supervisión de los deberes de los hijos, una actuación que parece dar pocos frutos, y que no hay que confundir con otra, que según las evidencias disponibles sí es más útil, que consiste en “establecer reglas y rutinas sobre dónde, cuándo y cómo han de realizar los deberes”, todo ello según la recopilación de datos, procedentes entre otras fuentes de las evaluaciones internacionales de Pisa y Pirls, realizada recientemente por la Fundación Bofill.
La entidad, con sede en Barcelona y dedicada al estudio de las políticas educativas desde la perspectiva de la equidad, acaba de lanzar un programa para incrementar el acompañamiento lector en casa, con la advertencia de que se trata de un problema grave. Entre el 20% y el 23,2% de los alumnos españoles tienen bajos niveles de comprensión lectora en cuarto de primaria y cuarto de secundaria respectivamente, lo cual suele ser un predictor de fracaso escolar. Las investigaciones apuntan a que los niños de entornos desfavorecidos que consiguen un alto rendimiento escolar son buenos lectores, con competencias lectoras por encima de la media, lo que según la fundación indica que estas pueden “resultar cruciales para superar el riesgo de exclusión social y generar un alumnado resiliente”. Su campaña Las familias, aliadas de la lectura se dirige a ofrecer a centros educativos, bibliotecas y entidades sociales metodología y recursos prácticos para que puedan llevar a cabo sus propias “acciones de capacitación” de las familias en acompañamiento lector. CONTINUAR LEYENDO
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