La tradición de suprimir libros es tan vieja y persistente como los libros mismos, y tiende a resurgir con la aparición de líderes iluminados.
Savonarola programaba sus hogueras para los martes de carnaval, día en el que la iglesia toleraba cierto desenfreno antes de entrar en la cuaresma. Los niños recorrían Florencia recolectando objetos inmorales: arte, joyas, vestidos, espejos, manuscritos y por supuesto, libros, que amontonaban en piras gigantescas. Las masas, ebrias y saciadas de los banquetes, se congregaban en la plaza mayor donde el ritual purificador, amenizado con trompetas y tambores, se sellaba con fuego. Quemar libros era una ocasión festiva.
Acabo de ver en YouTube la quema de libros más reciente de occidente. La organizó el año pasado Gregory Duane Locke, un pastor cristiano de Tennessee. Allí suenan las mismas trompetas y gritan las mismas masas enardecidas de la Florencia del siglo XV, solo que esta vez el fuego consume al bueno de Harry Potter.
Que se quemen libros en el siglo XXI no debería sorprendernos. La tradición es tan vieja y persistente como los libros mismos y tiende a resurgir con la aparición de líderes iluminados. Savonarola, Mao y el pastor Locke de Tennessee siempre han estado entre nosotros.
Tengo la fortuna de vivir en Florida, el epicentro de una nueva cruzada moral liderada por el gobernador y candidato a las primarias republicanas, Ron DeSantis, un político que se presenta a sí mismo como un guerrero creado por dios para proteger su reino. Su retórica raya en el delirio: “Si vistes la armadura de dios y resistes las trampas de la izquierda, entonces te atacarán con flechas encendidas, pero si cuentas con el escudo de la fe, podrás evitarlas”, le dijo en una ocasión, parafraseando a la Biblia, a una audiencia de niños. CONTINUAR LEYENDO
Tengo la fortuna de vivir en Florida, el epicentro de una nueva cruzada moral liderada por el gobernador y candidato a las primarias republicanas, Ron DeSantis, un político que se presenta a sí mismo como un guerrero creado por dios para proteger su reino. Su retórica raya en el delirio: “Si vistes la armadura de dios y resistes las trampas de la izquierda, entonces te atacarán con flechas encendidas, pero si cuentas con el escudo de la fe, podrás evitarlas”, le dijo en una ocasión, parafraseando a la Biblia, a una audiencia de niños. CONTINUAR LEYENDO
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