La cultura siempre se ha encontrado con casos en los que el comportamiento privado de los artistas pone muy difícil para el espectador valorar su trabajo. Los últimos episodios han sido los del recientemente fallecido Alain Delon, icono del cine, pero reconocido homófobo y extremista, y la revelación de que Alice Munro, premio Nobel de literatura fallecida en mayo, ocultó los abusos que sufrió su hija a manos de su marido.
Aportan su punto de vista sobre este asunto los escritores Carmen Domingo y Alejandro Palomas. Domingo considera que imaginar un mundo construido por personas de bien no solo resulta ingenuo, sino que puede ser “nefasto para la creación” porque la ética no es garantía de calidad. Por su parte, Palomas cree que los artistas “no pueden desgajarse” de sus obras, ni al revés: “Los artistas somos nuestra obra, nos guste o no”. CONTINUAR LEYENDO
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