Mostrando entradas con la etiqueta Lectura literaria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lectura literaria. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de febrero de 2024

Liliana Bodoc: “En defensa de la lectura literaria”

¿Por qué la escuela separa arte de literatura? ¿No es acaso la literatura un arte hecho en base al lenguaje, a silencios y palabras? ¿Y cómo es que no lloramos frente a un noticiero pero si lo hacemos con un personaje de una historia de ficción? Con estos y otros interrogantes se presentó la escritora Liliana Bodoc, en el segundo encuentro de “Leer con todo” que se realizó esta semana.

“Somos seres poéticos, todos, todos nosotros. Mucho más de lo que nos imaginamos. Lo que más nos duele, lo que nos sangra, o dicho de otro modo, nuestra condición mortal, ni más ni menos, es aquello que sólo podemos expresar a través de la poesía. Por eso es tan importante que un chico lea literatura, que lea una metáfora”, aseguró Liliana Bodoc en la conferencia que dio el martes pasado en el auditorío de la Fundación Osde, en el marco del segundo encuentro de “Leer con todo” impulsado por la Dirección de Primaria del Ministerio de Educación, con el apoyo del Plan Nacional de Lectura.

“Es muy importante defender el lugar de la lectura literaria en la escuela y el rol que los mediadores cumplen en este sentido”, precisó la autora de “Los días del venado”, “El espejo africano” y “Presagio de carnaval” entre otros títulos y cuestionó: “No se entiende por qué todavía en las escuela se separa arte de literatura, ¿acaso la literatura no es arte hecho a base de silencios y palabras, un arte que utiliza el lenguaje como materia prima?”

“¿Por qué no lloramos frente a las noticias pero sí lo hacemos en el cine o leyendo una novela? ¿Por qué nos conmueve tanto la muerte de un personaje de ficción? Es un fenómeno sociológico que no tengo del todo claro; pero lo que sí puedo decir es que como seres humanos no podemos darnos el lujo de perder la ficción, de perder la literatura, porque es ese espacio artístico el que nos permite más fácilmente conectarnos con la emoción y con la empatía”.

“Cuando me preguntan sobre la calidad de lo que se lee, de lo que lee un niño, siempre respondo que prefiero que sea un buen cuento, aunque sea uno solo, a montones de páginas de un texto no literario. Es que en este punto, cantidad no es calidad, así como cien hamburguesas no hacen un plato de sopa de la abuela. Y sé que es difícil sacar a los chicos de la computadora y de los jueguitos, seguramente lo es, pero también sé que lo que devuelven los ojos de un niño que atravesó por primera vez una experiencia artística no tiene parangones, con nada de nada”; enfatizó Bodoc.

Sobre los valores que puede transmitir un texto y en relación al abanico de temas que puede tratar la literatura infantil; la escritora santafesina ahora radicada en San Luis, señaló: “lo opuesto a la obviedad, lo opuesto al panfleto es el arte; y esa sí que es la transmisión de valores que me interesa. No la de la moraleja o la enseñanza final que, muchas veces, provoca en el lector el efecto contrario”.

“Con respecto a los temas que puede abarcar la literatura infantil, yo diría que todos. Sí. Se los decimos todos. La muerte, las pérdidas, el dolor del prójimo, todo; porque ese prójimo de ficción, ese prójimo “de mentiritas” que está ahí en las páginas de un libro que puede cerrarse si se quiere, ese prójimo siempre enseña”, puntualizó Bodoc y recomendó a la escritora brasileña Lygia Bojunga “porque no le tiembla el pulso para escribir” y porque según ella misma dijo, escribe para los chicos de las favelas “sobre situaciones que a ellos les suceden”.

“Por supuesto que también hablamos del juego, las mascotas, los amigos, nos reímos; en fin, no quiero hacer de esto una apología de la literatura del dolor para la infancia, ni mucho menos. Pero sí me refiero a este asunto porque muchas veces surge el dilema sobre si dar a leer o no ciertos temas a los chicos”, explicó.

A la hora del intercambio y mediante la videoconferencia, llegaron preguntas de docentes de Salta, Chaco, Mendoza y Santiago del Estero. En este espacio, uno de los temas que se planteó fue el de la regionalización de la literatura porque uno de los maestros comentó lo difícil que se le hacía leer un texto que hablaba de los subtes con chicos de zonas rurales de Santiago del Estero.

Sobre esta cuestión, Bodoc respondió: “Cuando se abre el debate sobre si universalizar la literatura o regionalizarla, yo siempre digo que es necesario que los chicos tengan una literatura que hable como ellos, de sus lugares, de sus costumbres. Una literatura que los referencie. Pero así como es importante que exista una literatura “espejo” también debería, en la medida de lo posible y de los tiempos con los que se cuentan, que haya una literatura “ventana”, que les permite ver o pensar otras realidades. Desde mi punto de vista, entiendo que siempre hay que priorizar la literatura regional, los autores propios; pero a su vez, dejar el espacio al otro, a la diversidad. Al fin de cuentas la literatura también es eso, la aceptación de otros mundos posibles”, finalizó.-

martes, 20 de octubre de 2015

Marcela Carranza: “La lectura literaria es una actividad que se da en libertad o no se da”

La cordobesa (Argentina) Marcela Carranza (1968) es maestra, licenciada en letras y máster en libros y literatura para niños por la Universidad Autónoma de Barcelona. Colaboradora frecuente de revista Imaginaria, dicta talleres de escritura para docentes en formación y dirige coordina la Biblioteca Infantil y Juvenil Juanito Laguna. Entre los días 27 y 28 de octubre será una de las expositoras del simposio de Troquel: Libros y lecturas para la infancia y dictará la charla “La mirada poética y la resurrección del mundo”. En esta entrevista dialogamos, entre varios temas, sobre poesía infantil, ideología y humor.
"El hablar del “niño-que-juega” es comprender que el arte, la literatura (que es el arte de las palabras) está muy cercano al juego. Como el juego, la lectura literaria es un fin en sí misma. El juego, dice Johan Huizinga en Homo ludens, nunca puede darse por mandato. El arte, el juego, la lectura literaria son actividades que se dan en libertad o no se dan. Juan José Saer dice que la experiencia estética (y la lectura literaria lo es, o debería serlo) es un modo radical de libertad. El problema es si el adulto puede aceptar esto cuando se trata de un niño. ¿Está dispuesto a otorgar esa libertad al niño lector? El arte, la literatura, el juego exigen aceptar lo imprevisible, lo que está fuera de control. Dejar alzar la voz del otro, dejar libertad a sus lecturas personales y únicas, saber escuchar a los lectores. Todo esto exige pensar la literatura para el “niño-que-juega” y no para el “niño-alumno”. Son formas muy diferentes de concebir los libros, de comprender el acto de la lectura y de relacionarse con los niños concretos en el día a día. Un lector que juega, es un lector que crea, explora e interpreta en libertad. Para algunos adultos es muy difícil aceptar esto."
"La literatura, entonces, no sirve para transmitir verdades de ningún tipo, ni siquiera las más “progresistas” o aceptadas como más valiosas en un momento social dado. La literatura desarma, descompone, mueve el piso, es un continuo poner en entredicho, desmantelar verdades y dogmas. Por lo tanto, no resulta útil en el sentido de instalar una verdad o reforzar una certeza, sea del color que sea. Querer dejar una enseñanza con un texto artístico es relegar al arte a un segundo plano, el de un vehículo atractivo para la transmisión de lo que realmente importa: el mensaje en cuestión. No es que esté mal enseñar cosas a los niños, pero la literatura, el arte no están para eso."
"Si tomo un buen libro (no hablemos de elegir un libro de esos hechos ad hoc para el tratamiento de un tema de moda) y lo utilizo para resolver alguna problemática psicosocial (lo que podríamos llamar “autoayuda”) estoy actuando en dos sentidos: el libro es reducido a una lectura unívoca impuesta por el adulto y por lo tanto es ignorado en su multiplicidad de sentidos, en su riqueza literaria; y por otro lado, coarto la libertad del lector, no escucho al otro, lo manipulo para que supuestamente (porque los lectores a veces ejercen su libertad en silencio) lea en aquel texto lo que yo quiero que lea. Este, aunque las intenciones sean buenas, no deja de ser un gesto autoritario por parte del docente, del padre, del bibliotecario o quien sea el adulto que acompaña al niño."
"los libros no están hechos para enseñar a pensar tal o cual cosa, sino que nos ofrecen la posibilidad de pensar por nosotros mismos."
"Por la literatura, por el arte, vivimos la vacilación de todo aquello que creemos conocer y saber. Es un camino a lo posible, y allí radica su incomodidad y su libertad. Esa forma extrema de libertad que es la experiencia estética."
Fuente: TROQUEL, Centro de Estudios. Fundación Lafuente (troquel.cl/blog/)