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martes, 21 de junio de 2016

La luna - Poemas de Jaime Sabines.

Van Gogh. La Noche Estrellada
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

La luna - Poemas de Jaime Sabines

martes, 1 de diciembre de 2015

Tertulia artísitico-literaria: "El viejo". Un poema de Constantino Cavafis

Pintura de Van Gogh

El viejo

En una esquina del café sonoro de murmullos confusos
un anciano sentado se inclina sobre la mesa,
leyendo un periódico, sin compañía.

Y en el ocaso de su miserable senectud
piensa cuán poco gozó en los años
cuando tuvo la fuerza y el verbo y la belleza.

Sabe que está muy viejo, y lo siente, y lo ve.

Y, sin embargo, le parece que la juventud
fue ayer. ¡Corto intervalo, corto!

Y piensa en qué forma lo embaucó la prudencia,
cómo de ella se fió y qué locura
cuando la engañadora le decía: «Mañana.
Tienes todo tu tiempo».

Se acuerda de los impulsos que detuvo y cuántas
delicias sacrificó. Ocasiones perdidas
que burla ahora su prudencia insensata.

...A fuerza de rumiar pensamientos y recuerdos
el vértigo lo invade. Y se duerme
inclinado sobre la mesa del café.

Constantino Cavafis.

viernes, 12 de junio de 2015

ARTE PARA NIÑOS Y NIÑAS: Vicent van Gogh al alcance de los más pequeños


En el año 2000 el animador coreano Sukyong Hong firmó un corto de apenas cinco minutos que puede servir muy bien para introducir el universo pictórico de Vicent van gogh. 

La idea es muy sencilla. A la caída de la noche un viejo coche con sus faros encendidos se detiene frente a una nave solitaria. No vemos descender a nadie, solamente una puerta azul que al abrirse nos muestra el interior de una galería de arte cuyo nombre ya se nos ha anunciado: Vicent van Gogh. Las luces se encienden y la cámara empieza a vagar por la sala hasta que por fin se detiene frente un cuadro.

La cámara, el ojo se acerca. Es El dormitorio en Arlés (1888) y tras él la recreación de la misma habitación, su habitación, ésa que en el espacio de apenas un año Van Gogh pinta en tres ocasiones y que nos muestra cómo era su mundo en ese pueblecito de la Provenza en el sur de Francia. Un mundo pintado sin sombras, con pincelada gruesa y colores intensos, planos donde un grueso contorno oscuro delimita los objetos. Una cama comprada con el dinero que su hermano Theo le ha prestado, una mesa, dos sillas, una ventana entreabierta y cuadros. La cámara se acerca a uno de ellos, es la excusa para mostrarnos La noche estrellada sobre el Ródano (1888) y nuevamente su recreación. Un cuadro preludio de esa otra Noche estrellada, probablemente la más famosa de todas, llena de nubes con movimiento giratorio rápido, estrellas ardiendo con su propia luminosidad, y una luna creciente.
Fuente: Cuentos de boca