martes, 12 de febrero de 2013

Lectura Dialógica y TLD en alfabetización. Centro Público de EpA Plus Ultra de Logroño

Ayer lunes estuve en el Centro Público de Educación de Personas Adultas "Plus Ultra" de Logroño. Por la mañana realicé una sesión práctica de TLD con el profesorado. El texto elegido fue "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry. Durante dos horas estuvimos trabajando y resolviendo algunas de las dudas que surgían. Eso sí, de nuevo quedaron patentes las potencialidades de las TLD y de lo que es posible aprender compartiendo palabras.

Después de comer, tiempo que también aprovechamos para seguir hablando de diferentes cuestiones relacionadas con la educación, participé en una sesión de lectura dialógica y de TLD que realizan con varios grupos de alfabetización a los que también acuden extranjeras que están en los primeros pasos del aprendizaje del español. Y esto es lo que quisiera destacar en primer lugar: los diferentes grupos se juntan en un aula y con ellos sus profesoras y una persona que está de prácticas. De esta forma se aprovechan mejor los recursos (varios profesores en un aula: inclusión) y se puede atender mejor al alumnado. La sesión de dos horas se divide en dos partes: en la primera se lee por parejas y de forma dialógica los capítulos que se han acordado para la tertulia. Previamente, el texto para la sesión, en este caso dos capítulos de "Pinocho", se ha repartido y se lo han llevado a casa para realizar una primera lectura. Se procura que la lectura que se haga en casa también sea acompañada, aunque no es tarea fácil por las circunstancias que rodean la vida de algunas de estas mujeres. De esta forma, y con la primera parte de la sesión, se responde a lo que es la "lectura dialógica": la multiplicación de espacios, tiempos y de personas con las que leemos. Es magnífico ver cómo las personas se ayudan unas a otras. Cómo las personas "autóctonas" ayudan a las extranjeras y cómo éstas también colaboran con las otras. También es muy enriquecedor el hecho de que las mujeres de aquí son personas de edad, mientras que las extranjeras son bastante jóvenes. Así pues, nos encontramos, con toda la riqueza que aporta una actividad intergeneracional. En ese tiempo, las profesoras recorren las diferentes parejas para ir resolviendo las dificultades que van surgiendo y para, algo muy importante en estos casos, dar ánimos, ilusionar e ir dando seguridad para que todas intervengan en la sesión de TLD. Esos ánimos, ilusiones y seguridades sólo pueden darse cuando se tienen altas expectativas sobre el alumnado. Y estas expectativas no son un acto de fe -algo que no engañaría al alumnado-, sino que están sustentadas en el conocimiento que ha ido acumulando la comunidad científica internacional.



La segunda parte la compone la TLD. Las participantes en la misma van leyendo los párrafos que han elegido y los van comentando. Han sido dos capítulos del libro de Pinocho, pero la hora se nos queda corta para compartir todo aquello que nos ha sugerido el texto: las relaciones familiares, la educación de los hijos e hijas, el juzgar por las apariencias, el poder de los medios de comunicación y la postura crítica ante ellos, entre otros, son asuntos que han aparecido en la sesión. Ya es la hora y me despido de todas dándoles las gracias por haberme permitido participar y compartir palabras con ellas. Les digo que he aprendido mucho y, como casi siempre, me miran con ojos de extrañeza e incredulidad. ¡Qué le vamos hacer! Con el tiempo se irán dando cuenta de que lo que yo pueda saber, y hasta el de la comunidad científica internacional, no existiría sin ellas y sin otras muchas personas como ellas que lo han hecho posible.

En cuanto al progreso del grupo, las profesoras me comentan que desde que han puesto en marcha estrategias dialógicas para el aprendizaje de la lectura -algo que ha tenido lugar en este curso-, el aprendizaje y la convivencia entre las personas ha mejorado notablemente. También me dicen que no entienden cómo personas que llevan varios cursos en enseñanzas de adultos no han avanzado prácticamente nada en su aprendizaje de la lecto-escritura. Yo tampoco lo entiendo, aunque creo conocer la respuesta: son las evidencias y no las ocurrencias las que hacen posible la mejora de los aprendizajes y de la convivencia.

Quedan dos retos pendientes: el primero es el realizar una tertulia virtual con otro grupo del CEPA Paulo Freire de Vitoria-Gasteiz, el otro es el de participar en el I Encuentro de TLD y Clubes de Lectura de la Rioja, sin olvidar que el VI Congreso de TLD está a la vuelta de la esquina. Para finalizar, tan sólo comentar que si queréis más información podéis poneros en contacto con Ana, profesora del centro, a través de su correo: anademuguerza@gmail.com



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